El Museo del Prado ha abierto sus puertas este verano en la Casa Iberoamericana de Cádiz, con la exposición "Los objetos hablan. Colecciones del Museo del Prado", dando la posibilidad de disfrutar de un conjunto notable de obras, en su gran mayoría pinturas que van del siglo XVI hasta principios del XX, algunas de las cuales ni se han visto ni probablemente se verán en muchos años en la "casa madre". El conjunto de obras proceden en su mayoría de una exposición del mismo título realizada en otras localidades como Zaragoza y más recientemente en Tarragona.
Joaquín Sorolla y Bastida: El pintor Antonio Gomar y Gomar, det.
Organizada conjuntamente por el Museo del Prado, Cajasol y la Obra Social la Caixa, la muestra explora el significado de los objetos y su papel en la pintura europea de los últimos cinco siglos. En total se presentan 61 obras de las que algunas son objetos relacionados de algún modo con las pinturas expuestas. Las obras tienen un origen diverso, algunas forman parte de la exposición permanente, otras -la mayor parte- proceden de los almacenes del Museo y finalmente otras forman parte del denominado Prado Disperso por lo que se han incorporado a la exposición desde distintas instituciones en las que habitualmente se encuentran depositadas. El conjunto de obras, algunas de notable valor, es heterogéneo, sin otra conexión que el hecho de que en ellas aparecen representados objetos.
A continuación se muestran algunas de las obras de más interés y aquellas en las que mejor se puede ver la relación con los objetos expuestos.
LA PINTURA MÁS VIAJERA
En primer lugar hay que destacar la presencia en Cádiz del Felipe II de Sofonisba Anguissola que, como he comentado en alguna ocasión, es probablemente la obra más viajera de la Colección. Hace ya muchos meses que está ausente de la Sala 56 del Museo pues encadena largos periodos de estancia en distintas exposiciones, lo que no deja de sorprender dada la importancia del personaje como elemento nuclear de la Sala en torno al cual giran todos los retratos que se exponen en la misma, por lo que su ausencia resta sentido a una de las pocas salas temáticas del Museo.
Por otra parte su presencia tampoco responde a la filosofía que subyace en esta exposición itinerante que pretende dar a conocer obras que habitualmente no están expuestas. En la presentación institucional podemos leer: “Los objetos hablan” ofrece a sus visitantes la posibilidad de disfrutar de una cuidada selección de pinturas y también de objetos de artes decorativas, piezas de primer orden que tradicionalmente han quedado relegadas o ensombrecidas por las creaciones y los nombres de los principales pintores y escultores europeos". Es evidente que no es el caso del Felipe II de Sofonisba Anguissola que es una de las imágenes mas reproducidas de este rey que habitualmente puede verse colgada en el Museo.
Sofonisba Anguissola: Retrato de Felipe II, 1565
Su lugar, como sucede habitualmente en sus ausencias, está ocupado por el magnífico Retrato del Doctor Pietro Manna pintado por Lucía Anguissola, hermana de Sofonisba, que aunque no concuerda temáticamente con el resto de obras que la rodean, al menos nos permite admirar esa obra singular que de otro modo estaría en el almacén. Sería, por otra parte una buena candidata para ser mostrada en estas exposiciones itinerantes pues sería la ocasión de muchas personas de poder conocerla.
De los objetos presentes en la exposición el más directamente relacionado con esta imagen es la Medalla conmemorativa del tercer matrimonio de Felipe II realizada por el italiano Giampaolo Poggini al servicio de la corte filipina desde 1557, con la efigies de Felipe II y la de Isabel de Valois en el reverso.
De los objetos presentes en la exposición el más directamente relacionado con esta imagen es la Medalla conmemorativa del tercer matrimonio de Felipe II realizada por el italiano Giampaolo Poggini al servicio de la corte filipina desde 1557, con la efigies de Felipe II y la de Isabel de Valois en el reverso.
Giampaolo Poggini: Felipe II de España e Isabel de Valois,1559
Relacionadas con este periodo y temática
Se presentan otras pinturas entre las que cabe destacar El emperador Carlos V de Juan Pantoja de la Cruz; y del mismo autor, el Retrato de Isabel Clara Eugenia de finales del XVI que habitualmente se encuentra expuesto en el Monasterio de El Escorial; el Retrato de Agustín Profit, El Calabrés de autor anónimo, la magnífica Dama del Abanico atribuida a Sánchez Coello, o el Julián Romero y su santo patrono de El Greco .
J. Pantoja: Isabel Clara Eugenia. Anónimo: A. Profit, el Calabrés; S. Coello: La dama del abanico
Julián Romero y su santo patrono de El Greco .
UNA OBRA SINGULAR DE UN PINTOR GADITANO
Una de las obras más interesantes que se pueden admirar en la exposición de Cádiz es La cámara de Felipe IV en el Real Sitio del Buen Retiro, perteneciente al denominado Prado Disperso que se encuentra depositada en el Museo de Bellas Artes de Asturias en Oviedo. Se trata de una obra de Vicente Poleró (1824-1911), en la que rinde homenaje a los grandes pintores que retrataron la corte española desde Felipe III hasta Carlos II. En ella se reconocen una serie de obras que que evidencian el gran conocimiento que el autor tenía de las pinturas gracias a su trabajo en el Museo del Prado. (Por su interés dedicaré una entrada específica a esta obra).
Vicente Poleró, Cámara de Felipe IV en el Real Sitio del Buen Retiro
ALGUNAS OBRAS RELACIONADAS CON OBJETOS EXPUESTOS
El retrato de Sorolla, la paleta de Rosales y el Autorretrato de Carlos Mª Esquivel
Entre los objetos que se exponen se encuentra la Paleta del Pintor Eduardo Rosales, enmarcada, que se relaciona con dos pinturas que incluyen este elemento por representar a sendos pintores; por una parte podemos ver el Retrato de Joaquín Sorolla en actitud de pintar realizado por el sevillano José Jiménez Aranda en 1901 y por otra parte el Autorretrato del también sevillano aunque afincado en Madrid, Carlos María Esquivel, de 1856.
Paleta de Rosales
Autorretrato de C. Mª Esquivel J. Jiménez Aranda: Retrato de Sorolla
Un cuerpo de guardia y una armadura
La obra de Abraham Teniers, Un cuerpo de guardia, contiene diversos elementos de armaduras que el museo pone en relación con el cuerpo superior de una Armadura blanca de hierro del siglo XVIII, de autor anónimo.
A.Teniers: Un Cuerpo de guardia y Armadura blanca del S.XVIII
Antonio Ugarte y su esposa, María Antonia Larrazábal
En el doble retrato del matrimonio Ugarte de Vicente López Portaña podemos ver en traje de gala al político español Antonio Ugarte, que fue uno de los principales personajes de la camarilla de Fernando VII. Exiliado por causa de la revolución de 1820, a su vuelta a España tras la restauración del régimen absolutista fue nombrado secretario del Consejo de Estado, y poco después fue enviado como embajador a Cerdeña.
Su mujer, María Antonia Larrazábal, sentada en un sillón tapizado de terciopelo verde luce un rico vestido de raso blanco y gasa bordado en plata, a la moda Imperio, sosteniendo en las manos los guantes y un abanico.
Dos objetos expuestos en una vitrina cercana se relacionan con esta obra: un Sombrero de Gala de Justo Gómez de 1861 que concuerda con el estilo del que aparece sobre la mesa que vemos a la derecha del cuadro y un Abanico Siglo XVIII con varillaje de marfil de autor anónimo, realizado en papel pintado y marfil de 30 cm de alto, pintado por ambas caras.
.Dos objetos expuestos en una vitrina cercana se relacionan con esta obra: un Sombrero de Gala de Justo Gómez de 1861 que concuerda con el estilo del que aparece sobre la mesa que vemos a la derecha del cuadro y un Abanico Siglo XVIII con varillaje de marfil de autor anónimo, realizado en papel pintado y marfil de 30 cm de alto, pintado por ambas caras.
V. López Portañá: Retrato del matrimonio Ugarte y Abanico Siglo XVIII -dos caras.
Retrato de caballero y Escribanía
En el Retrato de Caballero realizado hacia 1875 por el retratista y pintor historicista Alejandro Ferrant y Fischermans (1843-1917) podemos observar sobre la mesa que se encuentra a su costado un juego de escritorio formado por dos tinteros y un recipiente para plumas sobre bandeja de plata, objetos que guardan relación con la Escribanía: juego de tres tinteros en bandeja de plata del Taller de los Martínez que se expone en la muestra, aunque he incorporado también la imagen de una escribanía casi idéntica expuesta en el Museo de Historia de Madrid.
Alejandro Ferrant: Retrato de Caballero con escribanía
(Sobre la identidad del retratado ver entrada siguiente.)
Escribanía del Museo de Historia de Madrid
Escribanía de la Exposición MNP
Las Mesas
El capítulo dedicado a mesas y bodegones, es uno de los más representados en la muestra lo que no es de extrañar por la gran cantidad de objetos que incorporan. En total se presentan ocho obras de estas características, y ello sin contar con la gran mesa que constituye el elemento principal de la obra de Luis Tristán, La última Cena, obra recién restaurada que hemos podido ver colgada en el Museo durante el "año grequiano" ya que como sabemos Tristán es el principal discípulo toledano de Domenico Theotocopuli. La mesa, que aparece repleta de alimentos y utensilios, es toda una lección de bodegón de la época. Esta Cena ha sustituido a la de Bartolomé Carducho expuesta en Tarragona.
Luis Tristán: La Última Cena. h.1620
De los bodegones y mesas presentados, todos de gran calidad, realizados en los siglos XVII y XVIII, incorporo como ejemplo el Bodegón con jarra de cerveza y naranja de Willem Claesz Heda y taller.
Willem Claesz Heda: Bodegón con jarra de cerveza y naranja
OTRAS OBRAS PRESENTADAS
Es preciso señalar que las obras presentadas forman un conjunto itinerante más o menos estable de una gran calidad. Según la información suministrada, en esta exposición de Cádiz se han incorporado cuatro pinturas "en exclusiva". Se trata de El cardenal don Luis María de Borbón y Vallabriga de Goya, (posiblemente en sustitución de la duquesa de Abrantes del mismo autor expuesta en Tarragona), el Retrato de Martín Antonio Álvarez de Sotomayor y Soto-Flores, conde de Colomera de Agustín Esteve, la Inmaculada Concepción del sevillano Bartolomé Esteban Murillo y Vanitas de Pietro Negri. Se trata de obras que han sustituido a otras anteriormente expuestas, probablemente por razones prácticas, ya que no parecen tener ninguna relación especial con Cádiz, salvo la de Agustín Esteve en la que aparece representada una imagen de la bahía de Algeciras.
Agustín Esteve: Martín Antonio Álvarez de Sotomayor y Soto-Flores
Es curiosa la presencia de un importante número de obras referidas específicamente al mundo de la pintura, los pintores o sus estudios, como el Retrato del pintor Antonio Gomar y Gomar de Joaquín Sorolla, quien a su vez aparece retratado por José Jiménez Aranda, el Estudio del pintor de Ignacio León y Escosura, la escena costumbrista de El pintor carlista y su familia de Valeriano Domínguez Bécquer, el Autorretrato antes comentado de Carlos María Esquivel, y la magnífica obra La Vista y el Olfato de Jan Brueghel el Viejo, Seghers, y Balen.
Ignacio León y Escosura: Estudio del pintor, 1888
Valeriano Domínguez. El pintor carlista y su familia
Según recogen los medios, la elección de Cádiz como sede se "debe en gran medida" al hecho de que el gaditano José Pedro Pérez-Llorca, padre de la Constitución, sea en la actualidad presidente del Real Patronato del Museo Nacional del Prado.
Aunque se quedan en el tintero muchas e interesantes obras de la exposición, para terminar incorporo una deliciosa obra, Niña con muñeca, de Ignacio Pinazo Camarlench, que con Sorolla o Cecilio Plá forma parte del grupo más moderno de pintores expuestos.
Ignacio Pinazo: Niña con muñeca, 1885
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¡Excelente trabajo! Esperando ya la parte II.
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