lunes, 21 de diciembre de 2020

UNA JOYA DE FAMILIA

El retrato de la hija de Gaztambide del Museo Lázaro Galdiano

Raimundo de Madrazo. Retrato de la hija de Gaztambide del Museo Lázaro Galdiano

Se ha publicado en la revista Goya un artículo de Emiliano Cano Díaz en el que se establece la autoría de Raimundo de Madrazo del Retrato de la hija de Gaztambide del Museo Lázaro Galdiano, atribuido en los últimos años a su hermano menor Ricardo. La publicación se realiza coincidiendo con el centenario de la muerte de Raimundo de Madrazo (1841-1920) que ha pasado inadvertido en los medios culturales españoles.

La investigación  recoge que tanto el retrato del músico Joaquín Gaztambide y Garbayo (1822-1870), en paradero desconocido, como el de su hija Consuelo Gaztambide y Aguader (1850-1933), pudieron ser encargados al pintor Raimundo de Madrazo por Manuel Aguader, hermano de la esposa de Gaztambide, quien es nombrado frecuentemente en la correspondencia de los Madrazo como amigo de la familia. El encargo podría estar relacionado con la boda de Consuelo, la hija de Gaztambide con el periodista y poeta Juan Jiménez Delgado, que tuvo lugar el 11 de junio de 1868.

El periodista Eduardo Saco habla de los viajes Manuel Aguader, cuñado de Gaztambide que ejercía como correo de gabinete del exterior, en uno de los artículos dedicados a La Tertulia de la Zarzuela, publicados en el Heraldo de Madrid en 1891. en concreto el del 14 de diciembre: Sus viajes a Roma, a Berlín, a Paris y Londres, con exactitud reglamentaria, eran, para nosotros, venero de inagotable riqueza en todo genero de noticias, a cual más curiosa y trascendental .../...  El era nuestro Mentor, tan solícito como exacto, del movimiento de las artes y de las letras en Italia, en Francia, en Alemania y en Inglaterra .../... nos traía detallados informes del pugilato sostenido por Goupil y Stuart [por Stewart], disputándose las maravillas que engendraba el pincel de Fortuny, el Velázquez de nuestro siglo .../... nos hacía saber el éxito del último paisaje de Martin Rico, del último retrato de Raimundo Madrazo, del último drama de Sardón y de la última opereta de Melhiac y Halevy... 

Ambos retratos fueron realizados entre septiembre de 1867 y junio de 1868, durante los meses que Raimundo de Madrazo pasó en España con motivo de la boda de su hermana Cecilia con Mariano Fortuny, tiempo en el que se sabe que hizo varios retratos y realizó excursiones artísticas con su cuñado.

El retrato del músico y compositor en otro tiempo formó parte de la Colección José Lázaro pero en la actualidad se ignora su paradero. El autor del estudio ha podido localizar una imagen de esta obra en la fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España, Archivo Ruiz Vernacci, asignada a Raimundo de Madrazo.
Raimundo de Madrazo. Retrato de Joaquín Gaztambide
 IPCE Archivo Ruiz Vernacci,-VN-28514
Inscripción: Raimundo Madrazo sobre el negativo fotográfico

Eduardo Saco en el mismo artículo comentado anteriormente hace un retrato del músico que resulta bastante reconocible: Gaztambide fue de elevada estatura, de fisonomía franca y expresiva, de estrecha frente, en cuyos lados se apreciaba, á primera vista, el desarrollo de los órganos en que, de creer en los principios de Gall y Spurzheim, reside el sentido de la filarmonía: de espeso cabello, de pobladas cejas, de cerrada barba, de ojos pequeños, pero de penetrante mirada; cuidadosísimo de su persona y traje, seguidor de la moda; pero vestido siempre con tanto gusto como varonil elegancia.

Pero el curso de la investigación reservaba otra sorpresa y es la identificación de un tercer retrato que forma parte del grupo familiar. Gracias a la presencia de lo que se podría considerar una "joya de familia" se ha podido sacar a la luz la identidad del "Retrato de mujer joven" por Raimundo de Madrazo, que se conserva en la Fundación Rodríguez Acosta de Granada en los fondos del Instituto Gómez-Moreno, Se trata de María Allende (1844-1894), casada con Manuel Aguader, tía de Consuelo, que fue su madrina de boda. La identificación ha sido confirmada documentalmente gracias a la consulta del archivo de la institución granadina.
Raimundo de Madrazo. Retrato de María Allende. 1868
Fundación Rodríguez Acosta.  Granada

La joya de la familia

El retrato de María coincide con el de Consuelo en sus medidas y en la factura, pero el elemento que ha provocado esta última identificación al autor del estudio es el aderezo con el que ambas se adornan que es un precioso collar de cinco vueltas de granos de coral rematados con tres cuentas de oro. Probablemente se trate de una única línea de cuentas puesto que no hay coincidencia absoluta en el tamaño de cada vuelta, lo que parece indicar que cada una las ha colocado con mayor o menor amplitud, a su gusto.
Detalle de los collares

La utilización de joyas de coral no es un hecho inusual. Según Julio Cavestany (Industrias artísticas: El coral; su talla en España, “Arte Español”, 1931) a partir del segundo tercio del siglo XIX se pone de moda en España el uso del coral cuyos granos son tallados por joyeros madrileños, como vemos a menudo en los retratos de corte romántico, poniendo como ejemplo a Esquivel, Gutiérrez de la Vega, Carlos Ribera, Vicente López o el propio Federico Madrazo, que retratan con adornos de coral no solo a damas de la aristocracia sino de clases acomodadas o relacionadas con el medio artístico. La moda, según este especialista, se mantendrá hasta bien entrado el siglo XX.
Algunos ejemplos de Retratos en los que vemos diferentes modelos luciendo collares de coral. 
De Izquierda a derecha Vicente López (1842), Palmaroli (1873), Federico Madrazo (1873)

Del estudio realizado de los retratos de la familia Gaztambide, se deduce una primera curiosidad que no solo reside en la estética que pudiera coincidir con la moda del momento sino en el hecho de que las dos mujeres lucen exactamente el mismo collar, lo que nos puede dar una idea de su valor simbólico como elemento de tradición familiar. Dado que no se trata de una joya de altísimo valor, no tendría sentido su lucimiento si no obedeciera a razones sentimentales, de recuerdo o de afinidad entre ambas mujeres.

Otra idea de interés que nos abre este estudio  reside en el hecho de que se ha ampliado la visión de los retratos que antes eran considerados individualidades y que ahora pasan a formar parte de un grupo familiar. Nos queda la duda de si estará completo o faltará algún otro retrato para cerrar el grupo: ¿Susana Aguader, la madre de Consuelo? o su tío, Manuel Aguader? ¿o quizás el padrino de la boda, el senador Antonio Vinent? Habrá que seguir investigando... 

Raimundo Madrazo. 1868. Grupo Familiar Gaztambide-Allende

domingo, 13 de diciembre de 2020

LAS PIEDRAS DE FILIPINAS

Desde hace tiempo vengo publicando artículos relacionados con las Islas Filipinas, especialmente con sus Bellas Artes; en la búsqueda de información han ido surgiendo otras historias que no he incorporado por no separarme demasiado del itinerario temático trazado en cada uno de ellos. A diferencia del ámbito de la flora que es el objeto de bellas creaciones artísticas a causa de su efímera existencia (al que dedicamos un artículo), el mundo de las rocas y los minerales es perdurable y se muestra en toda su belleza por sí mismo, por lo que no requiere de representaciones. Este artículo se refiere a la presencia de este mundo mineral procedente de Filipinas en museos nacionales.
Crocoita de la Colección de Minerales de Filipinas MHMFBG

La Exposición de Filipinas en Madrid de 1887 se componía de ocho Secciones, según se explica en su Catálogo-Guía, (BNE), tantas veces comentado en este blog. La Sección Primera, cuya organización corrió a cargo del biólogo-malacólogo Joaquín González-Hidalgo (1839-1923), estaba dedicada a la Naturaleza de los Territorios Españoles en Oceanía y prestaba especial atención a la Geología  mostrando un importante número de ejemplares de rocas y minerales. Su importancia numérica solamente era comparable con la dedicada a la Flora y Fauna del Archipiélago que constituían la Sección Quinta de la Exposición. 

La presencia de objetos y muestras presentados en esta Sección Primera, al igual que el conjunto de la Exposición, fue fruto de una gran tarea colectiva con aportaciones heterogéneas a las que contribuyeron además de un importante número de personas individuales, aficionados y coleccionistas, todo tipo de instituciones privadas y públicas en representación de localidades y provincias, destacando entre las de la Administración el Servicio facultativo de la Inspección de Minas del Archipiélago que recibió el Diploma de Honor por sus aportaciones.

Aspecto de un área de la Sección Primera de la Exposición de Filipinas en la que pueden verse 
los grandes muebles mostradores de las colecciones de minerales y rocas. 
Las panoplias de las paredes contienen útiles usados para la obtención de minerales. 1887

La Inspección General de Minas de las Islas Filipinas que se había creado en 1837 tuvo como primer responsable al ingeniero de minas Isidro Sainz de Baranda San Juan (1806-1878), hijo del famoso alcalde madrileño, que se hará cargo de ella a finales de 1838 y realizará el primer estudio geológico sobre el archipiélago. En 1876, se establece la vinculación de los trabajos geológicos de la Inspección de Minas de Filipinas con la Comisión del Mapa Geológico de España, lo que impulsara un gran desarrollo de la investigación geológica en el archipiélago. 

Los facultativos de la Inspección de Minas de Filipinas habían ido formando una numerosa colección de minerales y rocas con la que habían participado en las exposiciones internacionales de Viena (1970), Filadelfia (1876), y Amsterdam (1883) y en las nacionales de la Minería en Madrid (1883), la de Filipinas en Madrid (1887) y, finalmente en la Regional de Manila (1895)

La Inspección desarrolla su función en las Islas durante sesenta años aunque no siempre mantuvo su rango inicial ya que un año antes de la exposición, en 1886, fue suprimida por falta de presupuesto y reducida a un negociado de la D.G. de Administración Civil del Gobierno General de las Islas, en el que se mantuvo al ingeniero de Minas Enrique Abella y Casariego (1847-1913), con su auxiliar Enrique d’Almonte (1858-1917). facultativo de Minas, naturalista, geógrafo y dibujante, que fueron los encargados de realizar su cierre definitivo en 1898.

Dibujos de Enrique D'Almonte del Álbum de Paisajes y Tipos Populares.  Arriba Volcan de Arayat (Isla de Luzón) Abajo: Detalle de una Fundición de hierro en Bulacán. (BNE) y Retrato del Autor realizado por Van Camp en 1886. (BNF)

Volviendo a la Guía de la Exposición de la Exposición de Filipinas de 1887, sabemos que su redacción le fue encargada al periodista y escritor asturiano Antonio Balbín de Unquera (1842–1919) en colaboración con el ingeniero de Montes Ramón Jordana y Morera (1839-1900), que había formado parte de la Inspección de Montes de Filipinas hasta 1885. 

   Antonio Balbín                  Ramón Jordana

Antes de enumerar los objetos presentados en la Sección Primera, la Guía señala en su introducción: "La riqueza del reino mineral en Filipinas es muy grande y como muestra de esas riquezas naturales hay en la sección ejemplares de cobre, hierro, azufre, cuarzo aurífero, mármoles, plomo y otros minerales, y á primera vista se comprende el partido extraordinario que en un día, con el esfuerzo del capital y el trabajo aunados, puede sacarse de esta riqueza del subsuelo".  

En los Grupos en que se divide la Sección Primera dedicados a la Geología, se describen las publicaciones del Servicio Facultativo de Minas, una amplia muestra de rocas, instrumentos, herramientas, fósiles, mármoles, productos volcánicos, aguas termales y vistas de volcanes, incluyendo dos interesantes maquetas de volcanes.  Otros Grupos se destinan a la exposición de objetos relativos a la Minería (técnicas) y a la Mineralogía (minerales), presentando útiles, herramientas, colecciones de minerales, piedras preciosas y substancias minerales con un total de 108 expositores que presentan más de 300 muestras, destacando por su número, de nuevo, la aportación del Servicio Facultativo de Minas.

Antes de seguir hablando del camino que pudieron seguir estas colecciones de minerales y rocas que formaron parte de la Exposición hablaremos de los dos Museos Mineros que se encuentran en el histórico edificio de la Escuela de Ingenieros de Minas de la calle Ríos Rosas de Madrid y sus colecciones filipinas.

El Museo Histórico Minero y su colección de Minerales de Filipinas 

El Museo Histórico Minero de la de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) fue creado en 1831 y recibió sus primeras colecciones de minerales y rocas procedentes Freiberg (Sajonia, Alemania) enviadas por los pensionados españoles como Lorenzo Gómez-Pardo o Isidro Sáinz de Baranda que realizaban allí sus estudios de minería. 

Museo Histórico Minero, situado en la calle Ríos Rosas, 21 de Madrid.

La colección de minerales llamada "de Filipinas" que en la actualidad subsiste en este Museo fue enviada a España en 1897, en la época del inicio de las revueltas que darían lugar a la pérdida de la Islas. El conjunto de minerales enviado ha sido estudiado en fechas recientes por Jesús Villar Endrino (La Colección de Filipinas. 2018).

Los minerales enviados formaban parte de la colección de la Inspección de Minas de Filipinas como la presentada en la Exposición Regional de Manila (1895) con la que parece coincidir pieza por pieza. El estudio de Villar, de gran interés, (disponible, generosamente, a través de internet) aporta una visión de conjunto con una amplia panorámica histórica, biográfica y científica de la colección y sus protagonistas.

De acuerdo con la información que proporciona este especialista, la actual Colección de Minerales de Filipinas la integran 236 ejemplares procedentes del envío realizado por el ingeniero de minas, Sr. Abella, documentado mediante decreto de 8 de julio de 1897, firmado por el Gobernador General de la Islas, Fernando Primo de Rivera y Sobremonte. La colección se completa con algunos ejemplares procedentes de donaciones anteriores de los propios ingenieros de Montes, que son los que se encuentran expuestos. 

Detalle de la Colección "Filipinas"  en el Museo Histórico Minero. Foto Jesús Villar


El Museo Geominero y la colección de Rocas de Filipinas

El Museo Geominero del Instituto Geológico y Minero de España es un centro de investigación adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación, cuyas colecciones tienen su origen en los trabajos de la "Comisión del Mapa Geológico de España", creada por Isabel II y promovida en 1849 por el entonces ministro de Obras Públicas, Juan Bravo Murillo. Sobre sus colecciones y su historia he acudido a las múltiples publicaciones de la que ha sido hasta hace poco su directora, Isabel Rábano.

Museo Geominero situado en la calle Ríos Rosas, 23 de Madrid. 

La colección de rocas Filipinas del Museo Geominero está compuesta por  un total de 361 ejemplares y al parecer es la única de esta índole conservada en museos españoles, formada por los facultativos destinados en la Inspección General de Minas de aquel archipiélago. Considera Jesús Villar que podría tener un origen similar al de la colección de minerales del Museo Histórico aunque, en este caso, no se han encontrado los documentos que lo acrediten.

De acuerdo con el estudio publicado por el Instituto (Rábano, González-Laguna & Torres-Matilla, 2019), "...la naturaleza de la mayoría de las rocas de la colección es eruptiva (basalto, toba volcánica, traquita, etc.), es decir, formadas como consecuencia de la actividad volcánica en el fondo marino de hace millones de años. Cuenta también con rocas sedimentarias, como areniscas o calizas. Todas provienen de la isla de Luzón, y nueve de ellas fueron recogidas en la isla de Talim, una pequeña elevación dentro de la Laguna de Bay... Del inventario de esta colección se puede deducir que el objetivo de la recolección de rocas comunes era el conocimiento geológico del territorio."

Pedernal de la colección del Museo Geominero 
Procedente de la localidad de Peñaranda. Nueva Écija - Isla de Luzón.

Al igual que la de Minerales del Museo Histórico, la colección de Rocas procedentes del archipiélago que el Museo Geominero conserva desde hace más de un siglo, no ha sido objeto de estudio hasta fechas recientes y son valoradas en la actualidad como colecciones históricas y singulares.

Una vez mencionadas las dos colecciones, de minerales y rocas, almacenadas en los dos museos mineros madrileños y con la convicción de que en ambos casos estamos hablando de ejemplares directamente enviados desde Filipinas, coincidiendo con la finalización de la presencia de la Administración española en las Islas en las postrimerías del siglo XIX, volvemos a plantearnos el destino dado a las colecciones presentadas en 1887 en la Exposición de Filipinas en Madrid.


A la búsqueda de los minerales y rocas de la Exposición Filipina en Madrid de 1887. El Museo-Biblioteca de Ultramar

Como es conocido, en el solemne acto de inauguración de la Exposición madrileña el 30 de junio de 1887, (que fue perpetuada en un cuadro de Amérigo), el Ministro de Ultramar, Victor Balaguer terminaba su discurso anunciando: "y declaro igualmente inaugurado este pabellón que servirá en lo futuro de Museo  Ultramarino permanente". 

Este hecho se materializó meses más tarde, al finalizar la Exposición, con la creación  del Museo Biblioteca de Ultramar. MBU (1887-1908) que fue bautizado como Museo María Cristina, en testimonio de la alta protección dispensada por la soberana. Instalado en el llamado Palacio de la Minería del Parque del Retiro de Madrid, hoy Palacio de Velázquez, al que sirvieron de base los objetos que habían constituido la Exposición,  que fueron ampliándose paulatinamente.

Aunque no disponemos del Catálogo detallado del MBU, conocemos por la descripción recogida por Antonio García Llansó en su libro "El Museo-Biblioteca de Ultramar" (1897) que existía en él un "primer grupo" en el que se exponían los objetos procedentes de la Sección Primera de la Exposición, de los que comenta: 

   "Llaman la atención en el primer grupo algunos planos de las islas y provincias del archipiélago, singularmente los que atañen á las islas do Luzón, Panay, Cebú y Mindanao, así como los ejemplares de rocas y un cono de sílice concrecionada de las termas de Naglagbong en Albay y los modelos en relieve de los volcanes de Nayong y Taal.". 

Estas dos maquetas que también figuraban en el Catálogo de la Exposición Filipina han llegado hasta nosotros y se encuentran en la actualidad  en el Museo Nacional de Ciencias Naturales -MNCN-CSIC.

Maqueta del volcán Taal. Escala 1/10.000, MNCN y Vista actual

Maqueta del volcán Mayón. Albay. Escala 1/25.000, MNCN  y Vista actual

Continúa Llansó: "Digna representación tiene la mineralogía, conforme lo demuestran los notables ejemplares de carbón, que se extiende por todo el archipiélago en espera de capitales y brazos que quieran beneficiarlo, de cuarzos auríferos, que allí existen, los de oro nativo, que no hay monte que no oculte y río que no lo arrastre en sus arenas, hierro oligisto, magnético, feldespático, hidroxidado, caliza marmórea, selenita, cobre, galena y toba volcánica, descollando un cristal de cuarzo hialino de la Paragua y algunos ejemplares de xilópalo ó madera petrificada...". 

A pesar de lo escueto de la descripción de Llansó, deducimos que si no toda, al menos parte de la colección de Rocas y Minerales presentados se mantuvieron en la exposición permanente del Museo Biblioteca de Ultramar. 

Cuando se produce la disolución del Museo, en 1908, ese contenido, al igual que el resto de obras, objetos libros, mapas... fue repartido en las instituciones especializadas que se consideraban relacionadas con los objetos expuestos. La Real Orden firmada por el ministro Faustino Rodriguez San Pedro encarga al Presidente del Patronato del Museo-Biblioteca de Ultramar que forme una Comisión, compuesta por Marcelino Menéndez y Pelayo, Director de la Biblioteca Nacional; Juan Catalina García, Director del Museo Arqueológico Nacional; Ignacio Bolívar y de Urrutia, Director del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, y Manuel Antón y Ferrándiz*, Director del Museo Antropológico, que determine los libros y objetos que deben pasar a cada uno de los establecimientos mencionados. 

*A la fecha de la Real Orden, 4 de Febrero de 1908, el Museo de Antropología formaba parte del de Ciencias Naturales. No será hasta 1910 que se haga autónomo. Dentro de sus colecciones, en la actualidad, se conserva un gran número de objetos de antropología de Filipinas procedentes del Museo de Ultramar.

La urgencia de vaciar el recinto del Museo para liberar el espacio en el que se iba a montar la Exposición de Bellas Artes del año siguiente debió dar lugar a una distribución algo precipitada de la que no parece haberse dejado constancia. En palabras del senador Tirso Rodrigañez Sagasta (anteriormente miembro de la Junta del Museo) "al día siguiente de conocerla [la orden de disolución], estaban los carros de mudanza recibiendo a montones toda aquella riqueza atesorada en el trascurso de tantos años”. (Diario de Sesiones, Senado 22.2.1908). Debido probablemente a esta premura, fue necesario hacer numerosos "ajustes" posteriores entre los museos mencionados e incluso envíos hacia otros no consignados en la orden.

Conocemos el destino de  los 20.000 volúmenes de la Biblioteca de Ultramar, catalogados en 1900 antes de la disolución y destinados en su mayor parte a la Biblioteca Nacional. Las pinturas y esculturas que pasaron al Museo de Arte Moderno, el conjunto de objetos de indumentaria, trajes y costumbres que quedaron adscritos en 1910 al Museo de Antropología, y el probable retorno a sus institutos de origen de los objetos de Marina y Guerra (secciones 3 y 4) y los elementos no perecederos de la Flora (Sección 5) pasaron al Jardín Botánico. No se conoce en cambio el destino final dado a las secciones de Geología y Mineralogía que consideramos que no podía ser otro que el Museo de Ciencias Naturales.

Entre los muchos autores que han escrito sobre la historia de las colecciones del actual Museo de Ciencias Naturales, Ordaz, García Guinea, Sánchez Pérez y Gutiérrez Blanco, Lobón-Cerviá y Morales no he encontrado mención alguna de las aportaciones que sin duda recibieron del Museo Ultramarino a pesar de que la Orden por la que se produce el desmantelamiento del mismo es taxativa al respecto. Además, la presencia de las dos maquetas de los volcanes  de Nayong y Taal estudiados por Carmen Martínez (MNCN-2018), mencionados anteriormente, demuestra que los objetos del MBU llegaron al MNCN. 

El Museo Nacional de Ciencias Naturales atesora una gran  colección de Geología compuesta por minerales, (16.000 ejemplares), rocas (1583 ejemplares); meteoritos (319);  y lapidarios (800). Estos datos, tomados del estudio "Las colecciones de Geología del MNCN" (Sánchez-Almazán, Alcalá y Sánchez Chillón), que hace un recorrido por la historia de sus colecciones, en el que no se menciona ninguna aportación del Museo Biblioteca de Ultramar. Siendo el organismo más importante entre los beneficiarios de su disolución habría alguna huella del importante ingreso que en 1908 hubiera debido suponer la entrada de las colecciones filipinas en dicho Museo. 

Cabe pensar que las colecciones de rocas y minerales que conservaba el MBU procedentes de la Exposición Filipina pudieran encontrarse en el almacén de este Museo y sería deseable que se pusieran los medios necesarios para su localización e identificación como ha ocurrido recientemente con las dos colecciones de los Museos Mineros comentadas.  

José Honorato. El volcán Mayón de Albay. Det. Álbum de Paisajes y Tipos del País. BNE