jueves, 26 de abril de 2018

LORENZO ROCHA - PINTOR FILIPINO EN EL MUSEO DEL PRADO

Lorenzo Rocha y de Ycaza (Manila, 1837-1898) 
(Detalle de la fotografía cedida por los bisnietos del pintor)

La Pintura en Filipinas en el siglo XIX

En la segunda mitad del siglo XIX florecen en Filipinas un grupo de pintores en torno a la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado de Manila creada por el gobierno español. Esta institución había dado continuidad a una primera escuela de enseñanzas artísticas fundada en 1821 por el pintor chino-filipino Damián Domingo (1796 - 1834), considerado el precursor en la enseñanza de la pintura en las islas, era especialista en la realización de retratos en miniatura, imaginería religiosa y en ilustraciones sobre temas nativos e influyó de forma notable en la siguiente generación de pintores que floreció en las Islas. Conocemos la imagen del pintor a través del retrato que de él realizó su hijo. el pintor José Domingo, basado en un autorretrato en miniatura realizado por su padre.
Retrato de Damián Domingo realizado por su hijo José Domingo

La escuela tuvo una vida efímera ya que la escasez de recursos económicos, junto a la prematura muerte de Domingo en 1834, supuso su decadencia y el cierre.  La nueva Academia, fue aprobada en 1846 a semejanza de las existentes en la península, aunque su apertura no se produjo hasta 1850. Dirigida en sus primeros años por diferentes funcionarios del gobierno que ejercían el puesto hasta el momento en que se cumplía el tiempo de sus servicios y se producía su retorno a la Península.

Ante esta situación de inestabilidad que no permitía el diseño de proyectos a largo plazo, la Junta de Comercio pide autorización para buscar un director especializado en España. Entre tanto convocan una oposición para cubrir la plaza de forma interina, para la que fue elegido el pintor Lorenzo Rocha y de Ycaza que era el alumno más aventajado de la renovada escuela, declarándole, con derecho al goce de sueldo total que tenía asignada la plaza, hasta que se produjera la llegada de su titular. Se nombra también como colaborador al joven alumno Lorenzo Guerrero (1835-1904)que va a ser un personaje fundamental para la historia de la Escuela, cuyo puesto, dedicado a la enseñanza de los nativos, lo desempeñaba gratuitamente. Las gestiones para encontrar un director dieron sus frutos en la persona del pintor español Agustín Sáez Glanadell que se incorpora al puesto en 1857 acabando así el periodo de interinidad de Lorenzo Rocha a quien se le agradecen los servicios prestados.

Lorenzo Rocha y de Icaza (1837-1898) 

El Tribunal de Comercio buscando compensar los servicios prestados por Lorenzo Rocha y conscientes de que para dirigir la Academia era necesario poseer una formación especializada, le propuso para una pensión a fin de que siguiese los estudios de pintura en la Península por cuatro años, inaugurando una práctica que pocos años más tarde se establecerá con carácter periódico.

Con el soporte económico de la pensión concedida, Rocha se embarca hacia España tal como recoge el diario El Mallorquín del sábado  29 de mayo de 1858: "La fragata Magnolia salió para Cádiz el día 12; Vienen en este buque de pasaje .../... D. Lorenzo Rocha que pasa pensionado por la Junta de Comercio de Manila para estudiar el Arte en Madrid". 

Es probable que pudiera hacer un periplo por Roma o París pero sabemos que en 1860 se encuentra instalado en Madrid continuando sus estudios en la Escuela Especial de Pintura. Es posible que en ese tiempo realizara alguna obra para la casa real ya alcanza el privilegio de ser nombrado pintor honorario de Cámara de la corona española.

Cuando en 1862, finaliza el tiempo para el que se le había concedido la pensión, Rocha solicita su reincorporación a la plaza de director de la Escuela de Manila (AHN: ULTRAMAR, 603, Exp.6), pero se le deniega la petición por seguir ocupado el puesto por el español Agustín Sáez, que había sido  precisamente confirmado ese mismo año. 

Ante esta situación Rocha solicita al Ministerio de Ultramar una ampliación de la pensión que venía disfrutando “… con objeto de terminar un cuadro de composición que tiene ya emprendido…”  
El ministerio realiza consulta al director del Museo Nacional de Pinturas sobre los avances del pintor, quien informa favorablemente la petición "...constándome los adelantos que con su constante aplicación ha conseguido adquirir el recurrente en tan difícil arte" y considerando entre sus méritos el haber merecido los honores de Pintor de Cámara. (Archivo MNP. Caja 353 / Legajo 18.12 / Exp. 6 / Doc. 4). Finalmente se le concede la ampliación de la pensión de 12.000 reales anuales de que disfrutaba, primero por dos años y después por otros dos. El periódico La Correspondencia de España se hace eco de la concesión de la segunda prórroga en 1864.

La Correspondencia de España, 14 de agosto de 1864

La Exposición Nacional de Bellas Artes de 1866

Como resultado del trabajo realizado durante el tiempo de la ampliación de la pensión Lorenzo Rocha y de Icaza presenta en la Exposición Nacional de 1866 (inaugurada el día 25 de enero de 1867) su obra El Sueño de Don Ramiro tal como se recoge en el Catálogo de la misma.

Páginas 38 y 39 del Catálogo de la Exposición de 1866 donde figura la obra presentada por Lorenzo Rocha con la descripción de su contenido. 

Por la información del Catálogo, sabemos que Rocha vivía en Madrid, en el número 3 de la céntrica calle del Clavel, perpendicular a la Gran Vía. A través de la consulta al Padrón madrileño de los años 1865 y 1866, conocemos de su puño y letra que había nacido en Manila el 10 de junio de 1837, habiendo sido bautizado en la parroquia de Binondo, que estaba soltero y que era uno de los inquilinos de la casa de Eusebio Sáiz, un cerrajero de la localidad de Mora de Toledo; también deducimos por las fechas de referencia que aporta, que había llegado a Europa en 1858 y que en 1860 se encuentra instalado en Madrid calificándose a sí mismo como "Pintor de Cámara y de Historia", añadiendo en el apartado de observaciones: "Comisionado por el Gobierno".

El Catálogo de la Exposición de 1866 describe con amplitud las características de la obra: 

362 - El sueño de D. Ramiro
          "Corrían los tiempos de la Monarquía española. El soberbio Abderramán exige del noble Ramiro un tributo abominable. Ramiro levanta su reino en armas; y aunque con hueste bisoña y escasa, cierra con la morisma en su propio campo, Albelda. La noche cubre con negro manto un cuadro fatídico y sangriento. Ramiro rehace su quebrantado ejército frente a Clavijo. Su esforzado espíritu no enflaquece: medita la venganza. El dolor y la fatiga llevan a sus párpados un sueño agitado, turbulento y convulsivo. Mil pensamientos cruzan por su mente, fíjase en una aparición mística, quizá fantástica, en la figura simbólica, viva y corpórea del Santo Apóstol Santiago que rompe raudo el éter, radiante y glorioso: imagen del genio de la guerra, penetra en la regia tienda inspirando y persuadiendo con el lábaro de la fe en la diestra y señalando con la siniestra al campo del triunfo. Ramiro con oír las sacrosantas palabras in hoc signo vinces, Ramiro sonríe soñando. Ramiro apresta de nuevo el combate. Ramiro vence. Ramiro realiza su sueño. Ramiro pasa a la posteridad glorificado; la cristiandad le venera, casi le exige altares." (Ortografía adaptada)

Lorenzo Rocha y de Icaza: El sueño de D. Ramiro. 1866.  Museo del Prado Nº de Catálogo P7869. Depositado en el MBA de Álava

Esta obra fue premiada en dicha exposición con una Mención honorífica de 2ª clase, y además del correspondiente premio en metálico fue seleccionada para su adquisición por el Gobierno al igual que otras obras presentadas al certamen. Con toda probabilidad fue destinada al recién creado Ministerio de Ultramar (1863), en donde quedó depositada.
 Revista de Bellas Artes. 17/2/1867, nº 20, BNE. Det. de la página 7.

Después de recibir este galardón Lorenzo Rocha considera finalizado su trabajo de pensionado y decide volver a Filipinas, con el reconocimiento de haber recibido el honor de pintor de Cámara y la mención honorífica por esta obra, que no debió ser la primera ya que un documento conservado en el AHN (Ultramar, 5221-Exp. 17-1874) menciona que le es otorgado el título de Comendador de la Orden de Carlos III, honor que se adjudicaba tras la recepción de una segunda mención honorífica conseguida por un pintor en exposiciones nacionales. 

Esta historia es resumida por Gervasio Memije, de la Comisión Central de Manila, en la Memoria que se publica en 1887 con motivo de la Exposición General de las Islas Filipinas en Madrid:

Exposición General de las Islas Filipinas en Madrid 1887
Memoria correspondiente a la Sección 8ª. Grupos 72 Y 73 . P.86 
Tipografía del Colegio de Sto. Tomás. Manila

La prensa de las islas se hizo eco de su retorno.
 La Correspondencia de España 17 de diciembre de 1867 1ª pág.

La Exposición General de Filipinas de 1887

Años más tarde la obra El Sueño de D. Ramiro fue presentada por el propio Ministerio de Ultramar a la Exposición General de Filipinas de 1887, tal como consta en el Catálogo publicado en el que no figura, quizás nadie se acordara, ni su autor ni su título, pero la descripción: Cuadro con la leyenda "in hoc signo vincis", no deja lugar a dudas de que se trataba de la obra de Rocha.

Recorte del Catálogo de la Exposición de Filipinas pág. 597(1887) BNE. 

El retorno a Filipinas

Tras su vuelta a Manila, Lorenzo Rocha se incorpora a la Academia de Pintura, Escultura y Grabado, dirigida por el español Agustín Sáez, donde ejercerá la función de profesor, cargo que complementa con el de catedrático de dibujo en el Colegio de San José. Tras la desaparición de este último Rocha propone la creación de una cátedra de Dibujo en la Escuela Normal de Maestras de Manila de la que será titular una vez que es aceptada. (AHN Ultramar, 604, Exp.6). Pocos años después el Tribunal de Cuentas de las Islas planteará la incompatibilidad de ambos puestos, lo que desembocará en un expediente administrativo y en el planteamiento del correspondiente incidente (lo que hoy sería un recurso) por parte de Rocha para evitar tener que devolver los haberes recibidos durante los seis años que ejerció la docencia en la mencionada Escuela. (AHN. Ultramar, 604, Exp.6)

De acuerdo con la información recogida en la Memoria -sección 8ª, grupos 72 y 73- de la Exposición General de las Islas Filipinas de 1887 (BNE HA/17688), en 1876 se declara honorífico y gratuito el cargo de director que a partir de entonces recaerá en el Inspector general de Obras públicas en las Islas, y el hasta entonces director, Agustín Sáez, pasa a ser exclusivamente Profesor aunque con el mismo sueldo de 1.200 pesos anuales, "para atender más ventajosamente a la instrucción de los alumnos". Al mismo tiempo se crea una segunda plaza de Profesor con idéntico sueldo, para la que se nombra a Lorenzo Rocha, como recompensa al resultado de sus estudios en la Península, el desempeño  interino de la Dirección ganado por oposición en 1856 y la obtención de distinciones en su etapa de estudio.
Retrato de Lorenzo Rocha y de Icaza
(Fotografía cedida por los bisnietos del pintor a quienes agradecemos su contribución 
al conocimiento del personaje y su época)

Como consecuencia de estas nuevas previsiones existirá en la práctica una doble dirección en la Academia con dos profesores del mismo nivel repartiendo entre ellos las distintas enseñanzas; Agustín Sáez se ocupará de la superior de pintura y la elemental de paisaje, ornamentación, lineal y topográfico y Lorenzo Rocha de las clases superiores de dibujo natural y yeso y las elementales del dibujo de figura.

En 1891 tras el fallecimiento de Agustín Sáez se produce una nueva reforma de la Escuela y se vuelve a crear el puesto de director-profesor que es solicitado por Rocha para el que será nombrado en 1893. Esta reforma había sido auspiciada por Ángel Avilés Merino que desde 1892 estaba destinado en las islas como Director General  de Administración Civil.
Retrato de Ángel Avilés Merino por Nicolás García Márquez
Legado Ángel Avilés. MBA Córdoba

Avilés que además de pintor acuarelista formado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, era gran aficionado y coleccionista de pintura, recibió como recuerdo de su estancia en Filipinas una serie de obras de pintores locales entre las que se encontraba una especialmente relevante del propio Rocha. Se trata de una bellísima Mujer Filipina, (1895) que se conserva en la actualidad en el Museo de Bellas Artes de Córdoba, formando parte del legado artístico que este político dejó a su ciudad junto con su biblioteca y archivo personal depositado en la Biblioteca Pública Municipal de Córdoba.
Lorenzo Rocha. Mujer filipina. 1895 MBA Córdoba

Lorenzo Rocha y de Ycaza por tanto ya ostentaba la dirección de la Academia cuando oficialmente pasó a llamarse Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado, y fue ampliada incorporando más profesores, incluyendo algunos españoles. No obstante este sería el último periodo no solo de su vida profesional sino también personal, que duró desde 1893 hasta su muerte en 1898. 

Tras su desaparición, a pesar del nombramiento de un nuevo director de la escuela, Eusebio Santos González, el triunfo de la revolución con el consiguiente cambio de colonizadores, hizo que esta fuera decayendo lentamente hasta su práctica desaparición y posterior conversión en Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Filipinas, que fue inaugurada en 1909 siendo su primer director  Rafael Villanueva Enriquez (1850-1937).

De Hidalgo a Rocha: El Sueño de Ramiro en el Museo del Prado

Hasta ahora hemos visto cómo la obra El sueño de Ramiro de Lorenzo Rocha y de Ycaza presentada a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1866 fue adquirida por el gobierno con destino al Ministerio de Ultramar, desde donde consta que fue presentada veinte años después a la Exposición General de Filipinas (1887), tal como figura en el Catálogo de la misma en el que se menciona la obra por la inscripción que contiene: "In hoc signo vinces" sin que figure título ni autor. Al cierre de la Exposición la obra quedó adscrita al Museo Biblioteca de Ultramar (MBU) creado a partir de los contenidos de la mencionada Exposición.

Tras la pérdida de las últimas colonias, en 1899 cerrará definitivamente sus puertas el Ministerio de Ultramar; por su parte el MBU será también clausurado pocos años después; una Real Orden de 4 de febrero de 1908 dispone el desalojo inmediato del edificio del Museo y la distribución de sus colecciones entre instituciones especializadas en las diferentes materias expuestas: Museo de Ciencias Naturales, Museo Arqueológico, Museo de Antropología, Biblioteca Nacional y Museo de Arte Moderno. 

La mayor parte de las pinturas y esculturas que formaron parte de la exposición, realizadas por artistas autóctonos que se mantuvieron en el Museo Biblioteca de Ultramar mientras duró, fueron enviadas tras su desmantelamiento al Museo de Arte Moderno que ocupaba en ese tiempo parte del edificio de la Biblioteca Nacional, aunque muchas de ellas, por falta de espacio, fueron depositadas directamente  en otras instituciones. Finalmente, tras el cierre definitivo del Museo de Arte Moderno, en 1971, las pinturas del siglo XIX pasan al Museo del Prado, aunque la mayoría de las realizadas por artistas filipinos ya se encontraban depositadas en distintos museos e instituciones, destacando por su número las enviadas a las islas Canarias.

La atribución actual de la obra

Actualmente la obra, se encuentra depositada por el Museo del Prado en el Museo de Bellas Artes de Álava, en Vitoria, figurando en ambas instituciones la autoría del también pintor filipino Félix Resurrección Hidalgo y Padilla (Manila, 1855-Sarriá, Barcelona, 1913), presente con varias obras en la pinacoteca nacional. Es preciso señalar que Hidalgo no llegará a España hasta 1879, tras la obtención de la correspondiente beca, y que en ninguno de los catálogos de las diferentes Exposiciones Nacionales de Bellas Artes realizadas a partir de su llegada figura obra alguna de este autor que coincida con la temática de esta pintura.
Félix Resurrección Hidalgo Padilla. Autorretrato. 1901 

El título con el que la obra figura en ambas instituciones: "Aparición del Apóstol Santiago al rey don Ramiro I, antes de la Batalla de Clavijo"obedece más a una descripción del tema tratado que a un título propiamente dicho. 

Por la completa información que ofrece el Museo de Álava, en el que se encuentra expuesto El sueño de Ramiro en la actualidad, sabemos que la obra, aunque estuviera adscrita al Museo de Arte Moderno no llegó a incorporarse al mismo ya que en 1908, el mismo año de la disolución del Museo Biblioteca de Ultramar, fue depositada en el Instituto Ramiro de Maeztu de Vitoria (actual sede del Parlamento Vasco) y de allí en 1944 pasó al Museo Provincial, actual Museo de Bellas Artes de Álava. Probablemente este último traslado fuera desconocido por la especialista Mercedes Orihuela, ya que en el Boletín del Museo del Prado, que recoge las obras del "Prado disperso" depositadas en Vitoria (1989), informa que el cuadro depositado en el Instituto Ramiro de Maeztu está "Sin localizar".
 El "Prado disperso". Cuadros depositados en Vitoria. BMNP, 10, 1989. Det. de la pag. 107

Es difícil saber en qué momento se cambia el título a la obra y se produce su adjudicación a Félix Resurrección Hidalgo y Padilla (ver actualización al final de la página). Precisamente Hidalgo forma parte del grupo de pintores que tuvieron como profesores a Sáenz y a Rocha y que tantos éxitos cosecharon en Madrid y París en las dos últimas décadas del siglo, entre los que figuraban otros pintores notables como Juan Luna, Fabián de la Rosa, Miguel Zaragoza o Esteban Villanueva. 


Conclusión
La adjudicación de la obra "El Sueño de Ramiro" a Lorenzo Rocha y de Ycaza no solo viene a restablecer el nombre del pintor, lo que por justicia le corresponde, sino que además tiene el interés de adelantar en 20 años la constatación de la existencia de pensionados de la Escuela de Pintura y Escultura de Manila, ya que Rocha fue el primero de los pintores filipinos que tuvo la posibilidad de obtener una pensión para perfeccionar estudios en Europa. Su buen hacer le valió en España el honor de pintor de Cámara, siendo a su vuelta a Filipinas maestro de la mejor generación de pintores filipinos y posteriormente director de la Escuela de Manila hasta su muerte.

Actualización - Mayo 2019
El Museo del Prado ha aceptado la propuesta de autoría recogida en este blog, modificando el título de la obra y el autor de la misma, reconociendo a Lorenzo Rocha y de Icaza como su verdadero titular, tal como puede verse en la Galería Online del Museo del Prado.
Vista de la nueva ficha técnica de la obra en la Galería Online del Museo

En la nueva descripción de la obra recogida en la Galería Online, se alude al origen del error tanto del título como de atribución de autoría padecido hasta ahora:
         "En la Relación de los cuadros que pertenecientes al Museo Biblioteca de Ultramar son entregados con este mismo carácter al Museo de Arte Moderno según Real Orden de [4 de marzo de 1908] no figura esta obra pero sí una anotación que indica: “Se ha recibido fuera de relación el cuadro de D. Félix Resurrección Hidalgo titulado “Aparición del Apóstol Santiago al Rey D. Ramiro I antes de la batalla de Clavijo” Firmado: R. Hidalgo de Caviedes. Este es el origen del error en la autoría asignada a esta obra en el Catálogo de Pintura del siglo XIX en el Museo del Prado".