domingo, 6 de octubre de 2013

LAS MENINAS DORSET EN EL PRADO Y SOFONISBA ANGUISSOLA

LAS MENINAS DE DORSET 

Las meninas, Juan Bautista Martínez del Mazo. 142,2 x 121,9 cm, ca. 1660, Dorset-Kingston Lacy, The Bankes Collection (The National Trust).

El día 8 de octubre se abre una nueva exposición en el Prado dedicada a Velázquez y la Familia de Felipe IV que nos va a permitir, entre otras, la curiosidad de ver “Las Meninas de Dorset”, obra tradicionalmente atribuida a su discípulo y yerno Juan Bautista Martínez del Mazo.

Los prolegómenos de la exposición se han centrado en buena parte en resaltar la presencia de estas pequeñas meninas que causarán sorpresa a muchos y que vienen acompañadas de la controversia de si se trata de una obra de Martinez del Mazo o si, por el contrario, tal como afirma Matías Díaz Padrón, se trata de un boceto, o "modeletto" realizado por el propio Diego Velázquez.

Las comparaciones que se muestran inducen a un cierto error pues presentan las imágenes comparadas de ambas obras o partes de ellas como si fueran del mismo tamaño cuando, en realidad la superficie de las Meninas de Martínez del Mazo por sus dimensiones [142,2 x 121,9] no llegan ni a una cuarta parte del tamaño de las del Prado [318 x 276]. Una comparación más ajustada debería respetar esta proporción, que sería aproximadamente la que se muestra a continuación.


La controversia sobre la autoría de esta obra es sostenida fundamentalmente por el especialista Matías Díaz Padrón, "viejo lobo solitario" que tantos hallazgos ha incorporado a la Historia del Arte en los últimos cincuenta años, enriqueciendo el patrimonio y el debate con sus argumentos no exentos de pequeños subterfugios a través de los que convierte la información de que dispone en pieza de convicción: si dispone de documentos, los valora como única fuente fiable de información, si no dispone de ellos, minimiza su importancia enfatizando la precisión de la pincelada, el estudio de la luz o los colores. Además, desconsidera de forma casi sistemática los procedimientos químicos aplicados al análisis de las obras. No hace mucho tiempo recogía en este blog la noticia de un Van Dyck recuperado: La Virgen y el niño con los pecadores arrepentidos, gracias a la investigación realizada por este profesor en la que consideraba fundamentales los documentos encontrados por encima de cualquier otro análisis. (Ver: Van Dyck recuperado)  

Los interesantes argumentos que el profesor ha ido desgranando sobre las Meninas de Dorset en una intervención realizada en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y que recogen en buena parte los que ya habían sido presentados en las Jornadas sobre Arte Español fuera de España organizadas por el Instituto de Historia del CSIC en 2002, serán objeto de una publicación específica de próxima aparición. En ella suponemos que Díaz Padrón volcará toda la información que ha ido acumulando sobre la obra en los últimos quince años.

No parece sin embargo que se vayan a despejar ciertas dudas que los más avisados señalan, como es la presencia de la cruz de Santiago en el presunto boceto preparatorio cuando es sabido que tal distinción fue añadida al cuadro principal después de su terminación (1656), una vez que Velázquez consiguió por fin su anhelado título de Caballero de la Orden, en noviembre de 1659 pocos meses antes de su muerte. Cuenta Palomino que después de muerto, mandó el Rey que en su figura del cuadro de Las Meninas se le pintase sobre el pecho la cruz de Santiago(Una información completa sobre este tema en Atenas-Diario de a bordo)

Autorretrato de Velázquez en las Meninas

En todo caso, la apuesta del profesor Díaz Padrón hace lógicamente feliz al modesto Museo de Dorset que se declara orgulloso de poseer un cuadro de Velázquez, aceptando una autoría que siempre será beneficiosa para la institución. El Museo del Prado, por su parte, no entra en la discusión, pero también se beneficia de esta polémica que, al igual que ocurrió con la "Mona Lisa española", atraerá visitantes a una exposición que, a pesar de su gran calidad, no tiene muchos alicientes para animar al gran público a visitarla.

Al margen de la polémica, lo cierto es que Las Meninas de Velázquez, sin estar en las salas de la exposición, van a constituir el centro neurálgico de la misma.

LA DENOMINACIÓN DE LA OBRA

La obra aparece en los inventarios del Palacio Real como El cuadro de la familia. No será hasta 1843, año en que se publica el catálogo del Museo del Prado de Pedro de Madrazo, cuando se utiliza la denominación de Las Meninas, título que tuvo una gran repercusión y es el que se ha mantenido hasta hoy.

El título hace referencia a dos personajes que aparecen en la obra, tal como los describe el pintor y escritor Antonio Palomino en su obra Museo pictórico, donde denomina a las dos damas que acompañan a la infanta como “meninas” utilizando el término portugués con el que se refería a las hijas de nobles que estaban al servicio de las infantas, como doncellas de honor que se criaban y educaban con ellas y recibían ese nombre hasta que alcanzaban la mayoría de edad, momento en que pasaban a ser damas de honor.

LA RELACIÓN CON SOFONISBA ANGUISSOLA

Tras esta amplia introducción, llego al tema que aparece en la segunda parte del título de esta entrada que se refiere a la posible relación entre Velázquez y Sofonisba Anguissola.

Como sabemos, ambos pintores lo son de la corte de los Austrias, Sofonisba de Felipe II y Velázquez de Felipe IV y, aunque coinciden en el ámbito en el que realizan su actividad, media entre ambos un amplio espacio de tiempo: ella trabaja en la corte desde 1559 hasta 1573, y él cincuenta años después, desde 1623 hasta su muerte en 1660.

La relación entre ellos hay que buscarla dentro de la propia obra de las Meninas. Si observamos la parte central del cuadro, vemos que aparece la infanta Margarita rodeada por dos meninas. La de la izquierda, María Agustina Sarmiento, le ofrece, en una bandeja o azafate de plata con una pequeña base o pie central para mantenerlo elevado de la superficie, sobre la que se encuentra un búcaro de cerámica rojo probablemente con agua.


¿Cómo no recordar el cuadro de Sofonisba Anguissola, quien en 1595 pinta a la nieta de Felipe II, Margarita, hija de Catalina Micaela de Saboya, acompañada de un enano que le sirve con idéntica actitud un pequeño búcaro de cerámica roja sobre una pequeña fuente, en este caso de cerámica, con bordes irregulares y con un soporte o pie central para servirle de apoyo?

Margarita de Saboya con enano. 1595 Col Marqués de Griñón

La especialista Maria Kusche ya hizo notar esta similitud en su obra "Retratos y Retradores". 


La doctora Kusche no solo identifica al personaje como la hija de de la infanta Catalina Micaela, (Margarita, futura duquesa de Mantua y virreina de Portugal bajo Felipe IV), a quien hasta entonces había sido considerada como la duquesa de Béjar, sino que reatribuye en 1992 la obra, hasta ese momento asignada a Sánchez Coello, a su verdadera titular: Sofonisba Anguissola

Podemos apreciar el parecido de la niña con su madre y su abuela, ambas en el Museo del Prado. 


Piensa la doctora Kusche que el retrato debió ser enviado al abuelo y por alguna razón, al morir Felipe II en 1598, la propiedad debió pasar a la casa de don Iñigo Mendoza, V duque del Infantado, siendo probablemente colocado en algún palacio de sus descendientes accesible para Velázquez.

"No hay duda -dice Maria Kusche- que el retrato de Margarita, no solo en sus detalles, sino en todo su ambiente le sirvió de inspiración a Velázquez para una de sus pinturas más hermosas e inquietantes"


4 comentarios:

  1. Hola Concha,
    Felicidades por el artículo y la hipótesis que mantiene. La semejanza e influencia del de Sofonisba con el de Velázquez son indudables.
    Un abrazo

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  2. Un cuadro de Sofonisba en The Weiss Gallery
    http://www.weissgallery.com/Sofonisba-Anguissola-1532-1625-Unknown-Noblewoman-DesktopDefault.aspx?tabid=52&tabindex=51&objectid=517740&categoryid=2636

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    1. Gracias por la información sobre esta obra, muy interesante y nueva para mí.

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  3. La verdad es que el estilo del retrato sobre todo en lo delineado del rostro me recuerda más a lo pintado en Cremona que en España. En caso de haber sido pintado en España y pertenecer al Cardenal Fesch bien lo pudo haber conseguido de alguna colección española, en su colección había obras de procedencia española incluidas algunas salidas directamente de la colección Real por vías oscuras, cosas de Napoleón y familia.

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