La anterior entrada del blog referida a la actual exposición del Museo del Prado, "Tesoros de la Hispanic Society of America", esbozaba la interesante relación que Archer M. Huntington mantuvo con los pintores Sorolla y Zuloaga, pero también con muchos otros. Es poco conocida la que tuvo con Ramon Casas y sobre ese tema habla el artículo de Emiliano Cano (www.mots.tv), especialista en este pintor, que incluyo a continuación.
Ramon Casas en Nueva York. Sorolla, Zuloaga y Huntington.
Emiliano Cano Díaz. Abril 2017
Al hilo de la exposición “Tesoros de la Hispanic Society of America” que se celebra actualmente en el Museo del Prado, es oportuno recordar el primer viaje a EEUU del pintor Ramon Casas, y sobre todo su estancia en Nueva York desde mediados de febrero hasta el 20 de Abril de 1909, coincidiendo con las exposiciones individuales de Joaquín Sorolla (8 de febrero al 8 de marzo) e Ignacio Zuloaga (21 de marzo al 11 de abril) en la Hispanic Society de Archer M. Huntington.
El viaje de Ramon Casas, que había comenzado el 28 de octubre del año anterior partiendo en barco desde Cherburgo (Francia) se debió, en palabras de su amigo Miquel Utrillo, “a la muerte de su novia, con que duraba desde hacía 16 años, de modo que el disgusto ha sido mayúsculo” (Carta a Francisco Valladar. 18/1/1909).
La novia de Casas, Emilia Huet i Bas, había fallecido el 10 de septiembre de 1908, y la invitación al viaje provenía de Charles S. Deering, hombre de negocios, coleccionista de arte, admirador de Casas, y amigo también de los afamados pintores John Singer Sargent y Anders Zorn. Así, aunque el viaje supusiera por una parte una válvula de escape para el pintor después de una importante pérdida personal, también presentaba a priori una buena oportunidad profesional en la que darse a conocer al público americano, con la ayuda y complicidad de Deering.
Ramon Casas, Charles Deering y James Deering. 1909
Atendiendo a la abundante correspondencia conservada (principalmente en el Fondo Sala Parés del MNAC), durante los seis meses de aventura americana Casas pintó once retratos al óleo, que ordenamos cronológicamente: Grace Thaxter Howe (tía de Richard Flint Howe, cuñado de Charles Deering); Richard Flint Howe con su hijo William (retrato doble del cuñado de Charles Deering y su hijo); Marion Deering (esposa de Charles); Roger Deering (hijo de Charles); William Deering (padre de Charles); Clara Cumming (esposa de William Deering); Señor Keep; Señora Keep; Virginia Bacon (amiga de los Deering); James Deering (hermano de Charles); y finalmente el de su anfitrión, Charles Deering. Asímismo Casas realizó una treintena de retratos al carboncillo, entre ellos los de Gonzalo Quesada (ministro cubano en Washington), Lady Johnston, el del Comandante de Marina del barco Alabama, su autorretrato y diversos retratos de miembros del clan Deering. Y por último también retocó al pastel un centenar de reproducciones fotográficas de dibujos propios, de las que solo hemos identificado un retrato de Miquel Utrillo (copia del original del MNAC) que se encuentra en el Deering Estate en Cutler, Miami (reproducido, junto con varias de las obras citadas anteriormente, en Isabel Coll, Charles Deering and Ramon Casas, Northwestern University, 2012).
“Retrato de Charles Deering”, por Ramon Casas. Nueva York, 1909
Durante el viaje, intensos periodos de actividad pictórica se fueron mezclando con otros de entretenimiento, espectáculos y fiestas, igualmente intensos. En cuanto a los primeros, si bien Casas manifestaba en sus cartas que “Aquí se está muy bien pero tengo ganas de descansar en casa porque me he hecho un hartón de trabajar y pienso que ya he hecho bastante dinero" (28/3/1909, a Josep Meifrén), e incluso que “después de pintar tengo que echarme un rato porque me entra como una especie de mareo que es el resultado de haber trabajado todo este tiempo sin descanso ni los domingos” (6/4/1909, a Utrillo), lo cierto es que sus pinturas al óleo (a excepción de los retratos para el matrimonio Keep, de Washington, a los que conoció en la travesía transatlántica), quedaron circunscritas al estricto ámbito privado de la familia Deering, y por tanto no tuvieron repercusión alguna en los círculos artísticos americanos.
El 11 de abril de 1909 aparece en el periódico The Sun un amplio reportaje sobre Casas que comenzaba así: “Al contrario que el Señor Sorolla, que trajo en persona sus lienzos por valor de 100.000$ a América, o del Señor Zuloaga, que permaneció en París mientras enviaba sus cuadros a esta nación, Ramon Casas ha venido sin un solo lienzo, a pesar de ser conocido en España como uno de los retratistas con más éxito”. Esta falta de previsión de la exhibición pública de su obra, puesta en relieve por el periodista de The Sun, explica en parte la poca repercusión de su trabajo, aunque sospechamos que el mayor inconveniente pudo deberse precisamente a la presencia de Sorolla en Nueva York, que coparía para sí mismo el espacio de novedad y exotismo por “lo español” que los aficionados americanos pudieran manifestar.
"Autorretrato de Casas dedicado a la Sra. Bacon". Nueva York, 1909
El 11 de abril de 1909 aparece en el periódico The Sun un amplio reportaje sobre Casas que comenzaba así: “Al contrario que el Señor Sorolla, que trajo en persona sus lienzos por valor de 100.000$ a América, o del Señor Zuloaga, que permaneció en París mientras enviaba sus cuadros a esta nación, Ramon Casas ha venido sin un solo lienzo, a pesar de ser conocido en España como uno de los retratistas con más éxito”. Esta falta de previsión de la exhibición pública de su obra, puesta en relieve por el periodista de The Sun, explica en parte la poca repercusión de su trabajo, aunque sospechamos que el mayor inconveniente pudo deberse precisamente a la presencia de Sorolla en Nueva York, que coparía para sí mismo el espacio de novedad y exotismo por “lo español” que los aficionados americanos pudieran manifestar.
“Retrato al carboncillo de Grace Thaxter Howe”, por Ramon Casas. Colorado Springs, 1908
Casas fue testigo directo del creciente éxito del pintor valenciano. Así, después de su periplo por el continente norteamericano (de Nueva York hasta Los Ángeles, pasando por Colorado Springs, y después Miami, La Habana y Washington), regresa de nuevo a Nueva York a mediados de febrero de 1909, instalándose en unas habitaciones del Waldorf Astoria (quizá el hotel más exclusivo de la ciudad) desde donde escribe a Utrillo (11/3/1909): “Sorolla ya ha hecho la exposición y parece que ha hecho muchos cuartos: ha tenido éxito sobre todo por los cuadros: los retratos no han gustado nada y por eso sólo está haciendo dos”. Nótese el cierto tinte de rivalidad en esta primera impresión sobre los retratos, que sin embargo cambiará rápidamente en su carta del 28 de Marzo: “En cambio [por comparación a Zuloaga] todos hablan de Sorolla y encuentran que sus retratos estaban muy bien”. Para terminar concluyendo el 6 de abril: “Sorolla lo ha reventado”.
Automóviles aparcados frente a la HSA durante la Exposición de Sorolla, 1909
Al contrario que otros pintores e intelectuales de su generación, Casas había sentido siempre un aprecio sincero por la pintura de Sorolla. Es muy reveladora su crónica en Pel i Ploma (1/7/1900) de la Exposición Universal de París de 1900, en la que “La Carga” (por la que más adelante obtuviera tantas recompensas), había sido rechazada por la comisión después de un cambio de normas en las fechas de envío. Fiel a su carácter noble, Casas reconocía sin ambages que “el mejor envío es el de Joaquín Sorolla, al que el jurado ha concedido en justicia la medalla de honor española”. Al año siguiente apareció también en Pel i Ploma (Junio de 1901) una primera Cabeza al carboncillo de Sorolla, dibujada por Casas, junto a un texto muy elogioso firmado por Utrillo. Y más adelante, en 1904, Casas le hizo un segundo retrato de medio cuerpo durante su estancia en Madrid, que fue a su vez reproducido en el nr.12 de Forma, donde se fueron publicando hasta el cierre de la revista en 1908 dibujos y nuevos artículos laudatorios hacia la obra del pintor valenciano.
“Joaquín Sorolla, pintor”, por Ramon Casas. Pel i Ploma n.77. Junio 1901
En cuanto a la recepción de la exposición de Zuloaga en la Hispanic Society, también son muy interesantes los comentarios de Casas que contiene su epistolario, habiendo de tener presente que Casas y Zuloaga eran amigos entrañables desde que coincidieran viviendo en París hacia 1890. Escribe a Utrillo el 11 de marzo de 1909: “Zuloaga creo que llega un día de estos y sus cuadros ya están aquí”, y después el 28 de marzo: “Ayer fui a ver la exposición de Zuloaga y nada menos que con señoras de las más entendidas aquí (una de ellas tiene casa en Versalles y conoce mucho a Lobre). Pues bien aquí no ha gustado nada y ha tenido la mala ocurrencia de poner algunos retratos como cebo, y chico, no pican: lo encuentran ordinario y en eso tienen un poco de razón porque ha pintado un señor de aquí que parece un pordiosero bien vestido [quizá el retrato de Mr. F, n.16 del catálogo]. Él no ha venido y con eso ha hecho santiamén.” Y por último escribe el 6 de abril: “La exposición de Zuloaga cada día gusta menos y me parece que no hará ningún dinero”. De nuevo hay que subrayar que la crítica de Casas se centra en los retratos (su especialidad), ámbito en el que era (y quizá se sabía) superior a sus dos colegas españoles.
“Retrato de Mr. F.”, por Ignacio Zuloaga. Catalogue of paintings by Ignacio Zuloaga. The Hispanic Society of America, 1909
Volviendo a la fortuna de Casas en América, diversos datos indican que las circunstancias bien pudieron haber sido otras, en las que su arte hubiera gozado de una proyección mayor. Para ello el pintor tendría que haber realizado retratos de personalidades influyentes, cosa que intentó, según leemos en una carta dirigida a Utrillo el 21 de enero de 1909: “Después estoy trabajando para hacer un retrato al carbón del presidente [probablemente William Howard Taft, que sí fue retratado por Sorolla], y por ahora una hija suya, muy amiga de la señora Keep (de quien hago el retrato), dice que se encarga.” También, según el artículo citado de The Sun, “El Señor Casas está ansioso por subsanar un error aparente [venir a EEUU sin cuadros que mostrar] y está haciendo preparativos para una exposición temprana de su obra”, en la que figurarían algunos retratos pintados en América junto a otros que tenía ya encargados y que realizaría en Barcelona con la ayuda de dibujos preparatorios (el de Lady Johnston, y quizá también los de Gonzalo de Quesada, Mr. Pinchot, y los cantantes de ópera Mary Garden y Florencio Constantino). Asimismo figurarían en la exposición “muchos de los retratos por los que ha obtenido honores, el más notable el del Rey Alfonso XIII, que obtuvo premios en Berlín, Munich, Madrid, Barcelona y Zaragoza.” (Se trata del retrato ecuestre de Alfonso XIII, perteneciente en la actualidad a Patrimonio Nacional, en el Palacio Real de Río Frío).
“Retrato ecuestre de Alfonso XIII”, por Ramon Casas. Madrid, 1904. (Foto IPCE. Archivo Moreno)
Aunque no se tienen noticias de la proyectada exposición, que quedó truncada por causas que desconocemos, el epistolario indica que pudo haber tenido lugar precisamente en la Hispanic Society. Escribe Casas a Utrillo el 28 de marzo de 1909: “Ayer cené con aquel señor que no me acuerdo cómo se llama (a quien tú ya conoces) que ha traído a Sorolla y Zuloaga y me parece que nos arreglaremos para hacer una exposición el año que viene”. El señor de la cena ha de ser Archer Milton Huntington. Desgraciadamente la Hispanic Society guarda muy poca documentación referente a su fundador, que “justo antes de su fallecimiento, destruyó cuanta correspondencia y documentación personal le fue posible” (P. Lenaghan en el Catálogo de la Exposición Tesoros de la Hispanic Society of America, Museo del Prado, 2017). Sin entrar ahora en las implicaciones para la historia de la colecciones de ese impulsivo acto, el hecho constituye una dificultad añadida a la hora de establecer las causas que impidieron la realización de la exposición (quizá una de ellas tuviera que ver con los recelos de Huntington hacia Deering, el protector de Casas, al que al parecer no encontraba méritos para ser miembro de la Hispanic Society). En cualquier caso, analizando los datos que nos han llegado, por una parte parece evidente que Casas tenía la idea de exponer su obra y volver a EEUU más adelante, tal como le escribe a Josep Meifrén (5/1/1909): “Con todo ya llevo ganados limpios cuatro mil duros y con los que me faltan por hacer ganaré 6 ó 7 mil más, para empezar me parece que no está mal, y si otra vez quiero volver (cosa muy probable) me queda trabajo para un año.” Y de nuevo a Meifrén (28/3/1909): “Cuando los termine [los cuadros a realizar en Barcelona] volveré, porque he dejado mucho trabajo por hacer”. Pero al mismo tiempo sabemos por una carta a Utrillo ya de regreso desde París que el agotamiento de las últimas semanas le había dejado una sensación amarga respecto a su estancia (23/4/1909): “Te escribo porque, como puedes deducir, tengo necesidad de ello. París no es USA. París es algo muy nuestro. Lo otro, para ver, y marcharse.”
Como hemos adelantado, al año siguiente Casas no volvió a América, sino que visitó París en mayo junto a Júlia Peraire, su modelo preferida desde 1905, con la que había entablado una relación sentimental tras su regreso de EEUU. Ese verano de 1910 viaja con Deering por centroeuropa, y a su vuelta a Barcelona pinta la segunda versión de “La Carga”, realizada para James Deering, el hermano de Charles (Carta de Casas a Deering, 26/10/1910). En el verano de 1911 vuelve a viajar con Deering por Bélgica y Holanda y para fin de año planea un nuevo viaje a EEUU (La Publicidad, 9/8/1911), que tampoco llega a producirse, aunque su amigo Pompeu Gener lo da por hecho en las páginas de La Mundial (febrero 1912): “En estos momentos y acompañado de Mr. Dyring [sic], un millonario americano, están recorriendo en dicho vehículo [se refiere al automóvil] la América del Norte, cual hizo ya [hace] dos años, pasando luego a Méjico, y trasladándose después a las Antillas en un yate de recreo.” De nuevo se desconoce la causa de la cancelación de esta segunda excursión americana (quizá tuviera que ver con el delicado estado de salud de su madre, que muere en noviembre de 1912), pero en cualquier caso sabemos que Casas no permaneció en Barcelona esos meses, sino que vuelve junto a su Júlia a París, donde reside entre noviembre de 1911 y marzo de 1912.
“Autorretrato con Júlia Peraire en una carta a Deering”. Barcelona, 5/6/1911. (Northwestern University Libary. Evanston, IL)
Por lo que respecta a su relación con la Hispanic Society, el 13 de enero de 1919 Ramon Casas es elegido miembro correspondiente de la Sociedad, reconocimiento reservado a “distinguidos artistas, hombres de letras, e hispanistas, cuyas contribuciones al arte y literatura de España, Portugal, y los países hispanos, representen la vida y cultura de sus naciones.” (The Hispanic Society of America, 1944). Sin embargo no fue hasta el 1 de diciembre de 1928 que, gracias a la intermediación del pintor José María López Mezquita, una obra suya, “La Santera” (c.1915), pasó a formar parte de la colección neoyorquina, en compañía de “Calvario en Sagunto”, de Santiago Rusiñol, y “Catedral de Tarragona”, de Joaquín Mir.
“La santera” es una obra poco característica de la producción del pintor catalán, pero vino a llenar un hueco en la colección de la Hispanic Society, y a subsanar, aunque fuera sólo en una pequeña parte, la frustración por una relación, la de Casas y Huntington, que lamentablemente nunca llegó a prosperar.
“La Santera”, por Ramon Casas. c.1915. Hispanic Society of America, New York
Interesante. J. Fauvey
ResponderEliminarDemasiado INTERESANTE
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