Marcela de Valencia Codallos procede de una importante familia española asentada en Colombia, su abuelo, Pedro de Valencia (1710-1788) fue un empresario y filántropo que fundó la Casa de la Moneda de Popayán (Colombia). Casado en 1740 con Gerónima Sáenz del Pontón (1725-1803), tuvieron diecisiete hijos, entre ellos Francisco de Valencia y Sáenz del Pontón, Primer Conde de Casa Valencia, título otorgado por Carlos IV en 1789, que ocupó diversos cargos relacionados con la administración de Indias y contrajo matrimonio en Madrid, en 1767, con María Josefa de Codallos, siendo padres de un hijo y cinco hijas, entre ellas, Marcela, la pintora.
El título de II conde de Casa-Valencia lo hereda su único hijo, Pedro de Valencia y Codallos (1767- 1816), casado en Madrid (1808) con Antonia del Junco Pimentel y Rosales. Tras los acontecimientos de 1808, Pedro de Valencia abrazó la causa francesa y fue nombrado secretario general de gobierno por el mariscal Murat.
En 1814 viaja a América para evitar posibles represalias por su actuación y allí se une a la causa independentista, renunciando incluso a su titulo. Su oposición al plan de reconquista de los territorios sublevados dirigido por el general español Pablo Morillo le llevó a un consejo de guerra y su inmediato fusilamiento en Bogotá, el 15 de octubre de 1816. Dentro de la campaña de terror dirigida por Morillo en la que se denominó "expedición pacificadora" fueron ajusticiados ilustrados como el botánico Francisco José de Caldas, científicos como Miguel de Pombo y Jorge Tadeo Lozano y decenas de políticos independentistas que fueron ahorcados y sus cabezas expuestas, para advertencia y escarnio, en un siniestro recordatorio de lo que tres siglos antes ocurrió a los Comuneros de Castilla.
A pesar de su renuncia al título, una cláusula en su concesión hizo posible su recuperación y pudo sucederle en él su hija Teresa, casada con Juan Alcalá Galiano.
La pintora, Marcela de Valencia Codallos (Madrid, 1775 - d.1833), por tanto, no ostentará título alguno y vivirá al amparo de sus padres y a falta de estos, de su hermano Pedro, II conde de Casa Valencia cuya prematura muerte, como veremos, la dejará en una situación apurada.
En 1805 Marcela presenta a la exposición del año de la Academia de Bellas Artes de San Fernando un San Sebastián atendido por santa Irene, en miniatura, que se conserva en la institución con el número de inventario 455. Con ella la artista obtuvo el nombramiento de Académica de Mérito en la Pintura (25.7.1805), título que mantendrá, al menos hasta 1° de Enero de 1833, ya que en esa fecha sigue figurando en el Catálogo de los señores individuos de la Real Academia de San Fernando.
Se trata de una pequeña obra (12,8 x 16,5 cm) realizada con técnica de miniatura, aguada sobre marfil, algo ingenua en su desarrollo pero con una buena ejecución de dibujo y colorido. Se dice que es copia de Luca Giordano pero no he localizado la obra original presuntamente copiada. Actualmente expuesta en el Museo de la Academia en una vitrina junto con otras miniaturas.
En la parte posterior, además del conjunto de etiquetas e las que figura el título y diferentes numeraciones asignadas a lo largo del tiempo, aparece la inscripción: "Por la Srª Dª Marcela De Valencia, Académica de Honor y de Mérito".
A pesar del doble título de Honor y de Mérito reseñado tanto en la inscripción de la obra como en el Inventario, sorprende que en la información de la Academia Marcela solo figure entre las Académicas de Mérito (23) y no entre las de Honor (12) de las que la mayoría (11) lo son de ambas categorías.
Su nombramiento de Académica de Mérito por la Pintura coincide en la fecha, 25 de Julio de 1805, con el de Tomasa Palafox y Portocarrero, (1780-1835) hija de la condesa de Montijo, a quien conocemos por el retrato de Goya que la representa pintando a su marido, así como por el retrato en miniatura que de ella hace Rivero Sacades destacando su faceta musical. Ambas obras se exponen actualmente en las nuevas salas del XIX del Museo del Prado.
Como informa la Academia, estos títulos de Académica de Mérito se otorgaban en base a trabajos presentados y fueron creados para fomentar la educación estética de los ciudadanos. A ellos concurrían artistas y aficionadas cuyas obras se han conservado en la Academia. Ello se explica porque dada la imposibilidad de que las mujeres pudiesen concurrir a la formación en la institución el título otorgado les habilitaba por ejemplo para ejercer la enseñanza con niñas. En general la mayoría de las académicas pertenecían a la alta sociedad, cultivaban la miniatura con gran éxito y habilidad pero siempre como aficionadas. Marcela de Valencia encajaba a la perfección en este tipo de artistas que por su condición solían ser admitidas a pintar en la Sala de Distinguidos de la Academia, reservada a personalidades.
En los años siguientes Marcela sigue concurriendo a las exposiciones de la Academia: en 1806 con tres miniaturas de mujeres; en 1806 se documenta una copia del retrato de "la Chenchi" [Beatrice Cenci] de Guido Reni. En 1807 presentó de nuevo una Cabeza de mujer en miniatura.
Probablemente también pueda tratarse de una obra suya y relacionarse con alguno de los retratos de mujeres que realizó, la miniatura cuya imagen se conserva en en la fototeca del Instituto de Patrimonio Cultural Español (IPCE) en la que aparece la firma de "Marcela" y la fecha 1810, perteneciente a la colección del Marqués de la Torrecilla,
Sabemos por una carta que se conserva en el Archivo de la Universidad de La Sabana (Bogotá) que Marcela es la única de las cinco hermanas que permaneció soltera y que tras la muerte de su hermano (1816) se encontró en una situación económica apurada, por ello se dirige a sus tías tías Paula y María Manuela Valencia y Sáenz del Pontón, que viven en Bogotá, de quienes constan múltiples documentos en el mismo Archivo acerca de sus propiedades, entre los que figuran con frecuencia listas de compra o venta de esclavos; Marcela les pide que le ayuden a gestionar su pensión de orfandad, a la que ella denomina "viudedad" a pesar de tratarse de la de su padre, pues se encuentra, según dice, en la mayor indigencia:
"Mis veneradas tías y Señoras:
Muy señoras mías de todo mi respeto y aprecio, por el fallecimiento de mi padre y Señor y posteriormente por el de mi hermano, los dos condes de Casa-Valencia, he quedado sola, pobre y en el mayor desamparo sin otro recurso que las viudedades de América y la de España de Montepío de Ministerio que debían ser 12 mil r. anuales; pero como no se cobra ni lo de América, ni lo de España, resulta que estoy pereciendo y en la más horrible miseria..." (Granada, 21 de Marzo de 1818).
En el mismo año y desde la misma ciudad de Granada, lo que podría indicar convivencia, su cuñada, Mª Antonia Junco, ahora viuda de su hermano, también inicia el procedimiento para obtener la pensión de viudedad que le corresponde para lo que debe aportar información bastante "sobre la conducta que observó en esta ciudad durante la dominación enemiga." demostrando que se mantuvo fiel a la causa real española y no compartió la deriva francesa y después independentista de su marido.
Tenemos que suponer que tales peticiones fueron consideradas puesto que la viuda y su única hija, Teresa, no solo recuperan el título, sino también sus bienes, lo que les va a permitir mantener su nivel de vida y relacionarse con la mejor sociedad, y contraer matrimonio con Juan Alcalá Galiano, familia a la que desde entonces estuvo ligado el título de Casa-Valencia.
La obra de Marcela Valencia que ahora expone en la vitrina de miniaturas de la sala 62, fue adquirida por el Museo del Prado en abril de este mismo año a la conocida Galería José de la Mano de Madrid. Lleva por título La amabilidad, [O3688] realizada en 1806 en aguada sobre marfil, representa una elegante dama vestida, en lo que puede verse, al modo clásico, según la moda imperio de finales del XVIII y principios del XIX, lo que recuerdr al estilo de Anna Escher Von Muralt pintada por Angelica Kauffmann, también expuesta actualmente en el Museo del Prado.
En el anverso figura la firma y la fecha: Marcela V. ft. 1806; y en el reverso en una etiqueta manuscrita a tinta negra. figura el título y una dedicatoria: La Amabilidad / Dedicada al Exmo. Sr. Príncipe de la Paz / por su mas reconocida servidora / Marcela de Valencia. La obra figuró en el Inventario de Godoy de 1808.
MARCELA, NO MARCELO
Como tantas otras veces ha ocurrido a lo largo de la Historia del Arte, la pintora Marcela de Valencia, fue considerada como un hombre por el periodista y escritor, generalmente bien informado, Manuel Osorio y Bernard, en su Galería Biográfica de Pintores Españoles del Siglo XIX. (Madrid, 1883-1884)
Damos la bienvenida a esta nueva artista al elenco de pintoras del Museo del Prado, en la especialidad de Miniaturistas, que además nos lleva a conocer un poco más el papel de las mujeres en el arte y en la Academia en un momento, el paso del siglo XVIII al XIX, que ha sido poco estudiado y quizás por esa causa poco valorado.
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