Antigua fotografía (IPCE) con un grupo de artistas amigos residentes en Roma, ciudad que constituía la meta de aquellos que buscaban mejorar su formación artística, adquirir experiencia y establecer relaciones con colegas y predecesores ya consagrados, en un ambiente de competencia estimulante y creativa.
De izquierda a derecha se encuentran en primera línea los pintores filipinos Juan Luna y Novicio, Pedro Alejandro Paterno, Félix Resurrección Hidalgo y Miguel Zaragoza y Aranquizna. En la segunda, podemos ver a los hermanos Benlliure y Gil, Mariano y Juan Antonio y entre ambos, a Juan Jose Puerto Villanueva.
Muchos fueron los artistas españoles que en el último tercio del siglo XIX buscaban en Roma ese aliento artístico que les llevaría a la fama, los honores y tal vez a la riqueza que solo algunos consiguieron convirtiéndose en modelos a seguir. El interés particular de este grupo de siete jóvenes españoles en Roma es que cuatro de ellos procedían de Filipinas, y alguno de ellos había conseguido una pensión pública para poder proseguir y enriquecer su formación en Europa. Ello les permitía competir en igualdad con los españoles peninsulares en las exposiciones nacionales y extranjeras que se celebraban en la época.
El epicentro del grupo de españoles en la Roma de la época era la céntrica vía Margutta, una calle de apenas 400 metros que tenía su entrada por la del Babuino, donde se encontraban los mejores estudios y academias, como la popular Chigi del antiguo modelo Luigi Talarici, en la que había clases nocturnas de desnudo y ropajes. En el número 33 se encontraban los estudios de varios de los pintores aquí fotografiados.
Nº 33 de la Via Margutta en la actualidad
La fecha de la fotografía
Para la datación de esta fotografía de grupo, que indudablemente fue tomada en Roma, se han apuntado diferentes fechas que deben confrontarse con las circunstancias personales de los retratados para que nos puedan aportar al menos la fecha post quem la imagen fue tomada.
Repasando los diferentes momentos en que los retratados del grupo llegan a Roma tenemos que el primero fue Juan Luna que, tras pasar un año en Madrid, se desplaza a Roma en 1878 acompañando a su mentor el pintor ya consagrado Alejo Vera.
Los hermanos Juan Antonio y Mariano Benlliure, acuden a principios de abril de 1881 a la llamada de su hermano mayor José que se había instalado en la ciudad eterna dos años antes.
También en 1881 se produce la llegada del pintor Juan José Puerto Villanueva, quien a los 29 años decide viajar a Roma por su cuenta, sin apoyos conocidos.
En cuanto a los filipinos Félix Resurrección y Miguel Zaragoza, habían llegado a Madrid en 1879 donde realizaron tres cursos en la Academia de Bellas Artes madrileña; después, no sabemos exactamente en qué fecha, se trasladan a Roma, pero conocemos por la prensa que las primeras obras que envían cumpliendo su obligación de pensionados son del mes de noviembre de 1883, lo que nos hace suponer que llevan varios meses de ese año ya instalados en Roma.
Pedro Paterno había llegado a España mucho antes, en 1871, con catorce años para estudiar primero en Salamanca y después en Madrid a donde llegan sus hermanos José, el mayor, Antonio y Maximino en 1877 tras un accidentado viaje en cuyo transcurso naufragó el vapor que los transportaba. Uno de los hermanos, Antonio al terminar la carrera de Medicina se matricula en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, según consta en los registros del curso 1882-83. Sabemos por una carta de José Rizal a su hermano Paciano que en Febrero de 1883 se celebra en la casa de los Paterno una comida "filipina" a la que también asiste Félix Resurrección:
"El martes de carnaval hemos tenido una comida y cena filipinas en casa de los Paternos mediante una contribución de a 1 duro, comimos con mano arroz, pesa de gallina, adobo, fritada y lechón. Éramos Félix Resurrección, Emilio y Esteban Villanueva, los dos Paternos, dos Llorentes, Figueroa,..." (13.2.1883)
Por tanto el lapso posible de tiempo en que pudo hacerse la fotografía puede corresponder al curso 83-84; y si además consideramos la cuestión de sus elegantes atuendos, sería probable que los componentes de este grupo aprovecharan la ocasión que les brindara alguna celebración para inmortalizar la ocasión posando ante el fotógrafo; me atrevería a señalar como momento más probable, los primeros meses de 1884 celebrando el éxito de la Exposición realizada en Roma para presentar las obras que iban a remitir a Madrid.
Recordemos que en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884 participan varios de los miembros del grupo consiguiendo diversos reconocimientos: Juan Luna, primera medalla de primera clase por Spoliarium; Félix Resurrección Hidalgo, medalla de segunda clase por Las vírgenes cristianas; Juan Antonio Benlliure, medalla de segunda clase a su obra Por la Patria y Mariano Benlliure, medalla de segunda clase por su escultura ¡Accidente!
Otro testimonio gráfico publicado en la página dedicada al pintor valenciano Vicente March Marco (https://www.vicentemarchmarco.es) sitúa a varios de los integrantes de esta fotografía en otra foto de grupo realizada probablemente poco tiempo después de su llegada a Roma con motivo del homenaje a Pradilla, que está sentado en el centro mirando a la cámara, junto a Alejo Vera, con traje claro, de perfil, que tuvo lugar el 3 de Abril de 1882.
Roma, Homenaje a Pradilla, 3.4.1882. (Arch. Vicente March)
Sentados al centro Pradilla (traje oscuro) y Vera (Traje claro). En el extremo izquierdo, en primer término, se encuentran los filipinos Resurrección (de pie) y Luna (agachado) que apoya su mano en el hombro de Mariano Benlliure. También puede verse a Juan Antonio Benlliure en la fila superior, el cuarto por la derecha.
Los retratados
Siguiendo el orden de colocación, de izquierda a derecha y de delante atrás, repasaremos sin ánimo de exhaustividad algunos aspectos de las biografías de los personajes de la fotografía, todos artistas, la mayor parte, pintores.
Juan Luna de San Pedro y Novicio (Badoc, 1857 - Hong Kong, 1900)
"En Luna están las sombras, los contrastes, las luces moribundas, el misterio y lo terrible como resonancia de las oscuras tempestades del trópico, los relámpagos y las fragorosas irrupciones de sus volcanes". José Rizal, (1884)
Educado en los jesuitas del Ateneo de Manila, después de su graduación pasó a la Escuela de Náutica junto con su hermano Manuel (1855-1886). El joven Juan Luna, conocido entre sus compañeros como "el marino atrevido" recibió a los diecisiete años el título de Piloto de Altos Mares (1874). En una carta a Rizal (28.9.1891) menciona que hizo las prácticas en el bergantín Rivadavia capitaneado por el piloto J. Marqués del que guarda un buen recuerdo, yendo él como "pilotín" o agregado. Ninguno de los dos hermanos continuará en la actividad náutica pues ambos elegirán el camino artístico, Manuel, la música y Juan, la pintura, compaginando sus estudios durante un tiempo en Manila.
Manuel estudiaba el violín, su primer profesor fue un tal Nicacio del que no se tienen más noticias. Después, aunque se suele mencionar al español Remigio Ozcoz Calahorra como su profesor, es probable que lo fuera su hermano, el también violinista Apolinar Ozcoz Calahorra. Remigio, que había sido maestro de capilla de la catedral de Manila entre 1860 y 1867 se volvió a España por enfermedad y fue sustituido en sus funciones por Apolinar tanto como maestro de capilla en la catedral como ejerciendo de profesor de música en la C/ Real, 37, tal como consta en el Anuario del año 1877.
Por su parte Juan comenzó su aprendizaje asistiendo a la Escuela de Dibujo y Pintura de Manila de la que no sabemos con certeza si fue expulsado o si decidió abandonarla por voluntad propia por no estar de acuerdo con el método de enseñanza, por lo que decidió continuar su aprendizaje bajo la tutoría del maestro de naturales de la escuela, el artista filipino Lorenzo Guerrero. A la vista de sus progresos los profesores de ambos hermanos aconsejan a sus padres la continuación de sus estudios fuera de Manila por lo que deciden desplazarse a Madrid por su cuenta y riesgo, sin esperar a conseguir ningún tipo de ayuda o pensión.
Ambos viajan a España en 1877, Manuel estudia en el Conservatorio con el profesor de violín Jesús Monasterio y Agüero y dos años más tarde recibirá su Diploma de Profesor de Violín firmado por el director Emilio Arrieta; Juan, se matricula el curso 1877-1878 en tres asignaturas de la Academia de Bellas Artes siendo sus profesores Carlos Ribera en Dibujo del natural, Espalter en Dibujo antiguo, y Federico Madrazo en Colorido, recibiendo un sobresaliente del primero y accésit de los dos últimos. En la Academia conoce al pintor Alejo Vera, que se convierte en su mentor y a quien siempre considerará más que un maestro, quien habiendo obtenido la plaza de pensionado de mérito por la pintura de figura (R.O. de 19 de junio de 1878) ofrece al joven Luna viajar con él a Roma a donde llegan en otoño tras realizar un tour por diversas ciudades italianas.
A la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1881 su maestro Vera presentará Los últimos días de Numancia, que obtiene 1ª medalla y Luna se estrenará con La muerte de Cleopatra, por la que obtuvo una 2ª medalla y será adquirida por el gobierno (actualmente expuesta en el Museo del Prado). El maestro Vera se volvería a Madrid y Luna, a quien ahora se le concede una pensión del ayuntamiento de Manila tras el éxito obtenido, decide quedarse en Roma hasta realizar la que sería su gran obra, Spoliarium, que presentará en la Exposición Nacional de Bellas Artes del año siguiente, 1884.
El pintor Luis de Llanos que vivió en Roma como funcionario del cuerpo diplomático (1873-1884), narra en su libro "La Vida Artística, Memorias de un pensionado en Roma" las peripecias de los jóvenes pintores españoles allí desplazados usando seudónimos para evitar problemas y críticas a menudo bastante reconocibles y con no poca ironía. Respecto a los que aquí nos importan Juan Luna es nombrado con el seudónimo de "Diana", a los hermanos Benlliure se refiere como los "hermanos Zancadilla" y a Pedro Alejandro Paterno, como "Materno".
"El profeta de la clase es el gran Diana [Luna], joven, más moreno de lo necesario y si bien feo subido, extraordinariamente simpático. No es erudito ni presuntuoso; es buenamente un pintorazo que ejecuta mucho más que habla, y que sin ser rudo es más que rudo; debe tener sangre salvaje en las venas. Esta levadura le da un arranque descomunal. No parar en barras es su virtud dominante. La palabra imposible riza los extremos de su boca algo abultada, de labios gruesos en forma de sonrisa despreciativa. Luego añade:
- Pues ahora lo veredes, dijo Agrajes. - Y en efecto, según lo decía Agrajes, salían de su paleta, lo que allí llamamos mancha milagrosa ... vigorosa plasticidad y soberano relieve, cosas todas estupendas producidas con un nada, hechas con la intención más que por los medios naturales...
Cuando por primera vez llegué al estudio de Diana [Luna], fue un día de jarana extraordinaria, ... Se celebraba el éxito colosal del cuadro ídem de Diana ... Señores, ¡qué descomunal creación! ¡Daba vértigo mirarla! Era un lienzo de unos nueve metros de ancho, que cuando son de tela blanca parecen diez y seis, y desde el techo hasta el suelo del inmenso estudio y de pared a pared, todo lo ocupaba la tela ... Diana hacía los honores con el mayor agrado, y sus piernas, como patas de águila de escudo austriaco, no se daban punto de reposo..."
Especial interés tiene la descripción de su peculiar forma de pintar donde se mezcla la admiración con algunas notas sarcásticas:
Diana pintaba siempre alguna cosa, ¡pero Dios de Dios, de qué manera! A cada pincelada se echaba atrás muchos pasos, y como el estudio estaba literalmente lleno, tenía que abrirse paso á puros codazos. Llegado al punto de vista, se encaramaba sobre un mueble y miraba por cima de los sombreros de los amigos cuadro y modelo; descendía de nuevo y gritando como los mozos de café:
- ¡Señores ! ¡que mancho! - pasaba entre el grupo y llegaba á poner su pincelada en la tela. ... Usaba por paleta una especie de velador del tamaño y forma de corazón de valiente, por lo grande, y sobre ella se veían verdaderas cordilleras de colores de muchas épocas, amontonados los unos sobre los otros, no obstante, de allí salían, no sé por qué extraño milagro, tonos transparentes, brillantes y simpáticos; escasamente se notaba un poco de suciedad general en todos sus cuadros.
Su sistema de producir era pasmoso.... Sobre un lienzo, donde entre humo y vapores se divisaba como el interior de un ábside con columnas de un salón romano, dice mi hombre en alta voz:
- Aquí una nota blanca; y ¡zás! la pone.
- Aquí una nota roja, ¡y sopla en la tela un parchazo de bermellón puro!
- De este lado masas obscuras y venga negro de hueso y asfalto.
- ... Pero transparente... y atiza carmines.
- ... Para que aquí venga un claro vigoroso y pone gris en gordo...
- ... y aquí una nota fría que me aleje ... y con azul, negro y blanco, se empuerca media tela.
¡Señores! ¡qué resultado! Allí no hay figuras ni asunto pero ya hay color y armonía.
- Pues ahora, concluye, vamos á dibujar. Y aquí un obscurito producido con una sola pincelada y allá un esbatimento, y luego una silueta sobre un claro, y después un claro entre unas columnas... y ya hay atmósfera y movimiento ¡sólo falta saber qué es lo que se mueve, si figuras humanas ó trapos que se están secando¡"
Izq. Busto de Juan Luna por Mariano Benlliure 1884 - Museo Ayala. Makati (Filipinas)
Der. Retrato de Juan Luna Por Félix Resurrección. 1886
Pedro Alejandro Paterno y Devera Ignacio (Sta. Cruz - Manila, 1857 - 1911)
No es posible hablar de Pedro Alejandro Paterno, el único que no es pintor del grupo, sin situarlo en su rica familia de mestizos chinos de Manila formada por Carmen Devera Ignacio y Maximino Paterno, de quien se decía ser descendiente por línea materna del Rajah Lakandula, el Gran Maguinoó, o Príncipe de Luzón, título hereditario, según la tradición, de la realeza malaya prehispánica. Tres de los hermanos, Pedro Alejandro (1857-1911), Antonio (1860-1895) y Maximino (1863-1925) se trasladaron a Madrid por sus propios medios a fin de completar su formación. El primero en venir, a los catorce años, fue Pedro Alejandro que estudió Teología y Cánones en la Universidad de Salamanca y después Derecho Civil y Canónico en la de Madrid (AHN. Universidades 4652 Exp.1); siendo protegido del Marqués de Heredia mantuvo buenas relaciones con miembros de la nobleza, políticos e ilustrados madrileños; fue un hombre polifacético, viajero, amante del arte, poeta y escritor ensayista. Publicó una colección de versos, Sampaguitas, en 1880, una novela titulada Ninay en 1885, además de una serie de ensayos de tipo jurídico, histórico y antropológico.
Pedro Alejandro que se nombrará a sí mismo Maguinoó Paterno, incorporando el título familiar que ostentaba por tradición, actúa como cabeza de familia respecto a sus hermanos que llegan a Madrid en 1877 después de un accidentado viaje en el vapor Gloria que quedó varado en el banco de Natunas y hubieron de ser trasladados a otro vapor para continuar la travesía hasta Barcelona. En la lista de pasaje figuran Antonio, Maximino y José Timoteo (1855-1929), este último, el hermano mayor, abogado de profesión, ya situado en Manila solo los acompañaba. (El Comercio, 16.8.1877).
Los Paterno vivían en Madrid en el número 16 de la calle Sauco, donde organizaban veladas culturales, en las se cantaba, se tocaba el piano, se entonaban el cundiman y el balitao, cantos populares del país, y se recitaba poesía. Las reuniones, a las que no asistían mujeres, se hicieron famosas y eran concurridas por literatos, políticos, poetas o periodistas como Cánovas, Balaguer, Nuñez de Arce, Castelar o Campoamor. (La Correspondencia de España, 27.4.1880; El Demócrata, 11.5.1880;...).
"...frecuentaban la casa artistas de mérito; entre otros recuerdo al genial escultor Benlliure, que obsequió a los dueños de aquella casa con dos figuras de barro representando al fraile que va a Filipinas y al que viene, el primero flaco, anémico, con expresión de ascetismo en todo su ser; el segundo gordo, satisfecho, respirando el contento por todos sus poros: era una sátira en barro, más acerba que muchas declamaciones cursis que acerca de las mal comprendidas órdenes religiosas se han escrito por muchos de sus injustos enemigos." (Dr. Calatraveño. Paterno y sus Sampaguitas” Revista Contemporánea 1898).
En la época de la fotografía suponemos a Pedro Alejandro haciendo escala en Roma al final del periplo por Asia y Europa que recoge la prensa de la época: "El señor Paterno emprendió después un viaje, que ha durado más de dos años por los principales países de Asia, Oceanía América y Europa y al volver se propone reanudar aquellas veladas de las que tan agradables recuerdos han quedado." (Lau-Buru, 26.1.1884). Luis de Llanos en su libro de Memorias... ya comentado, le sitúa en Roma bajo el pseudónimo "Materno": "Mientras Diana [Luna] pintaba, sobre un lienzo de borrasca deshecha, ... un amigo tocaba la guitarra, otro cantaba, ... Luque [Zaragoza?], otro impresionista, y el poeta Materno [Paterno], tiraban al sable, con gran estrépito de patadas y taconazos..."
Por una carta que Pedro Paterno dirige a su amigo Rizal en 1890, conocemos que se casa con la española Luisa Piñeyro y Merino en A Rañoa, en Santa María de Vilar, parroquia rural del concello de Sarria en la provincia de Lugo. En 1893 fue nombrado caballero de la Orden de Isabel la Católica y al año siguiente regresa a Filipinas donde le nombran Director del Museo-Biblioteca del archipiélago.
Llegará a alcanzar relieve en los sucesos previos a la independencia y será considerado traidor por unos y héroe por otros, por su mediación ante el gobierno español para llegar a un acuerdo de paz en Biak-na-Bató, que implicaba la rendición del jefe de la insurrección, Aguinaldo, su exilio a Hong Kong junto a sus partidarios además de una compensación económica; pacto que después de firmado fue incumplido y abandonado debido a las sospechas de ambos lados por lo que la lucha se reanudó en mayo de 1898.
Participantes en el Pacto de Biak-na-Bató (Por parte del gobierno español, señalado con una cruz, un joven Miguel Primo de Rivera, que negoció en nombre de su tío, el Gobernador de las Islas, Fernando Primo de Rivera Sobremonte. A su derecha, de pie, Pedro Alejandro Paterno y a su izquierda, sentado, Emilio Aguinaldo) 1897
Cuando empieza la guerra entre España y los Estados Unidos se proclama por los insurrectos la República Filipina, no reconocida, que termina derivando en un estado de guerra entre Filipinas y la nueva nación ocupante -la independencia del archipiélago no llegará hasta la la derrota de Japón en la segunda guerra mundial- Paterno, que llegó a integrar la primera Asamblea Nacional Filipina, es hecho prisionero en 1900 por los norteamericanos y no es es liberado hasta la amnistía de 1907. Fallece en Manila durante una epidemia de cólera en 1911.
Félix Eduardo Resurrección Hidalgo y Padilla
(Binondo, Manila, 21.2.1853 - Sarriá, Barcelona, 13.3.1913)
"Hidalgo es todo luz, colores, armonía, sentimiento, limpidez, como Filipinas en sus noches de luna, en sus días tranquilos con sus horizontes, que convidan a la meditación y en donde se mece el infinito". José Rizal, (1884)
La obra que le hizo famoso: Vírgenes cristianas expuestas al populacho, que en 1884 ganó una segunda medalla de la Exposición de Bellas Artes de Madrid, tras su adquisición fue depositada por el Museo del Prado en la Universidad de Valladolid y se destruyó en un incendio en 1936.
La vida en París para los jóvenes artistas filipinos que allí se instalaron fue feliz a juzgar por los testimonios escritos y las fotografías de la época. Rizal, Luna e Hidalgo comparten sus experiencias artísticas y literarias, sus reuniones se amenizan con su propia música, eran invitados frecuentes de la familia Pardo de Tavera Gorricho que residían en París. Como hemos comentado Luna cortejaba a la hija, Paz Pardo de Tavera, con la que se finalmente se casará en 1886 venciendo la resistencia de su madre gracias a la ayuda de sus futuros cuñados. Rizal se relacionaba con la joven Nelly Bustead que también vivía en la capital francesa y Félix Resurrección siempre iba acompañado de su modelo María Iritia, con la que compartió toda su vida.
París h.1886 Fotografía de grupo en la que distinguimos a Paz Tavera y María Iritia, haciendo música con Félix Resurrección al violín, José Rizal a la flauta, Juan Luna al contrabajo, uno de los hermanos Paterno a la guitarra, un amigo al acordeón y otro al violín en primer término.
Lamina XI de la Biografía de Rizal por Rafael Palma
A diferencia del carácter explosivo de Juan Luna, Félix Resurrección se caracteriza por su discreción que puede de algún modo aplicarse a su vida y a su pintura. A pesar de sus éxitos continuados mantiene un modo de vida sin sobresaltos. En Francia seguirá con la pintura de paisaje, que había practicado en Galicia invitado por su protector Francisco Yriarte (1821-1892), desplazándose también a los alrededores de París para pintar las hermosas playas de Normandía.
En 1912, después de treinta años de ausencia, atendiendo a la llamada de su madre, el pintor regresa a Manila acompañado por María Iritia para que conociera a su familia. Parece que no hubo una buena sintonía entre María y la madre de Félix, Doña Barbara Padilla, viuda, empresaria, propietaria de una gran flota naviera y comercial heredada de su padre Narciso Padilla. La visita de la pareja concluyó a los seis meses, antes del tiempo previsto, probablemente por esa falta de entendimiento entre ambas mujeres. Félix y María se volvieron desde Japón en el Transiberiano y desde París prosiguieron el viaje hacia Barcelona, para reponerse de una enfermedad que arrastraba del viaje sin sospechar el poco tiempo que le quedaba de vida ya que estando en Sarriá morirá en 1913. Ella acompañará al año siguiente sus restos a Manila para que pudieran ser enterrados en su tierra, en el Cementerio del Norte.
La compañera de Félix Resurrección: María Iritia
Las informaciones sobre la que fue compañera de Félix Resurrección a lo largo de su vida son escasas, poco concretas y a menudo equívocas. Se la nombra como "María Yrritia", suponiéndola a veces de origen vasco, quizás por la sonoridad del apellido y a veces francesa pues es en París donde se conoce su convivencia; también se cuenta que sirvió de modelo al pintor y compartió con él su vida sin formalizar la relación.
Pero hasta ahora no se había conocido la verdad sobre el origen de esta mujer y su relación con el pintor que se documentan prácticamente al tiempo de su llegada a Madrid. Hemos comentado en otra ocasión que los tres pintores filipinos que coincidieron en su pensionado académico, Miguel Zaragoza, Esteban Villanueva y Félix Resurrección, habían alquilado un piso en común en el número 6 de la madrileña calle Olózaga, donde aparecen empadronados el 1 de diciembre de 1880, es decir, al año siguiente de su llegada. En el mismo domicilio, como jóvenes de buena familia que son, conviven con ellos dos sirvientas que se ocupan de las labores de mantenimiento y limpieza de la casa. Una de ellas es María Abad Hiritia (sic) y de ella se consigna la siguiente información: que es una joven de 27 años, nacida el 21 de enero de 1853 en la localidad de Selas en la provincia de Guadalajara; que estaba soltera; de profesión "criada"; que hacía 13 años que vivía en Madrid y que "no sabía leer."
Se da la circunstancia de que los dos años anteriores esa misma María Abad Iritia figura como criada en una casa de huéspedes de la céntrica Travesía de Moriana nº 7, principal-derecha, en la que se alojaban diversos huéspedes procedentes de Filipinas, entre ellos, los hermanos Luna y Novicio. El nombre de María aparece en los padrones correspondientes a este domicilio de los años 78 y 79 y todos sus datos coinciden con los ya mencionados de la calle Olózaga, con pequeñas variaciones como la "h" de su segundo apellido y una diferencia de un año en la fecha de nacimiento. A pesar de esas pequeñas diferencias detectadas no cabe duda de que estamos ante la misma persona a la que se menciona habitualmente como "María Yritia".
Félix Resurrección y sus colegas de pensión conocieron a María a su llegada a Madrid cuando se hospedaron durante unos meses en la misma pensión de la Travesía Moriana en la que se alojaban sus amigos los Luna Novicio y por ello también figuran como huéspedes en el Padrón realizado en Diciembre de 1879 en esa casa de huéspedes. Posteriormente los tres amigos pintores, Miguel, Esteban y Félix deciden alquilar su propia casa y es un hecho que proponen a María Abad Yritia ocuparse de su servicio lo que supondrá para Félix el comienzo de una relación que durará toda su vida.
Félix Resurrección Hidalgo. "La Modelo" Retrato de María Abad Yritia.
Colección Eugenio López Foundation
El concepto de "sirvienta" o "criada" utilizado en el el formulario de Padrón puede no coincidir exactamente con lo que hoy entendemos por esa ocupación, ya que en la época existe una figura a medio camino entre ama de llaves y criada que se ocupa del servicio doméstico y que puede incluso tener otra persona a su servicio, como ocurre en este caso, para realizar las tareas menores. Esa situación podría ser más acorde al papel que desempeña María en el domicilio de los pintores, aunque el hecho de no saber leer también resulta indicativo de su procedencia social.
La identificación de María Yrritia, con la María Abad Iritia del padrón madrileño se corrobora definitivamente con la última noticia que tenemos de ella que es la de su desaparición en el siniestro del vapor Eizaguirre que se dirigía a Manila, ocurrido la noche del 26 de Mayo de 1917 en las inmediaciones de Ciudad del Cabo. En la lista del pasaje que embarcó en Barcelona (difícil de encontrar en la prensa nacional) figura su nombre: María Abad Iritia, lo que supone la confirmación de la historia, contada pero no documentada, de su desaparición en el naufragio sufrido por el barco que la transportaba a Manila. Cabe suponer que ella tras ocuparse de los asuntos relativos al cierre del estudio parisino, volvía a Manila llevando "la herencia de Félix" que correspondía legalmente a sus familiares. Desgraciadamente, las obras, los bienes y los objetos personales del pintor se perdieron para siempre con ella en el mar.
Recorte de prensa del 30 de Mayo de 1917
El Restaurador - Tortosa
Resulta curioso confrontar las trayectorias vitales de los dos principales pintores filipinos de la época, Juan Luna y Félix Resurrección, que corrieron en gran parte paralelas. En especial resultan de interés las historias relativas a sus compañeras de vida que difícilmente podrían resultar más opuestas. Así mientras Luna, crecido por el éxito, se casa en París con la joven Paz Pardo de Tavera de una de las principales familias filipinas, para lo que contó con el apoyo de sus cuñados, venciendo la resistencia de su madre a que la joven se uniera con un indio filipino a pesar de que hubiera gozado de una esmerada educación y hubiera alcanzado el éxito en su profesión. Por su parte el joven Félix Resurrección procedente de una notable y pudiente familia, dueña de un imperio empresarial, cuando llega a Madrid se enamora de María Abad Iritia, la joven que se ocupa de las tareas domésticas en la casa en la que viven y no duda en visitarla durante su pensionado en Roma o llevarla consigo como modelo cuando decide establecerse en París, en 1884.
El futuro de ambas parejas tras una primera época de triunfos y felicidad no puede ser más diferente: el temperamental Luna tira por la borda todo lo conseguido cuando en un ataque de celos dispara a su mujer y a su suegra causándoles la muerte. A pesar de considerarle culpable sólo le imponen una pena leve que implicaba el pago de una indemnización a sus cuñados y el exilio de París por tratarse de un crimen pasional, la vida de Juan Luna se oscurece y sus obras perderán los destellos del genio con los que había brillado en la época anterior. Por su parte Félix Resurrección no llega a formalizar su relación con María a pesar de que se mantienen juntos a lo largo de su vida. No sabemos hasta qué punto los prejuicios por su modesto origen pesaron en el mantenimiento de esa situación, es probable -lo hemos visto en otros casos- que el respeto a su madre, la poderosa Bárbara Padilla de Resurrección conocida como "la reina del Pasig", que le sobrevivió sólo un año, fuera la causa de la indecisión del pintor.
Miguel Zaragoza y Aranquizna
San Fernando, Manila 29.9.1844 - Manila, 1923
"Miguel Zaragoza fue igualmente hábil con la pluma y el pincel, manejándolos con la delicadeza del arte estudiado en Roma". Rafael Roxas y Fernández
Miguel Zaragoza, pintor y escritor criollo, fue el segundo hijo del español Rafael Zaragoza Escalante y su primera esposa doña Gregoria Aranquizna que murió cuando Miguel aún era un niño. (D. Rafael tuvo 22 hijos de tres esposas). Cursó sus estudios en los jesuitas del Ateneo Municipal y asistía a las clases nocturnas en la Academia de Dibujo y Pintura. En 1862 se traslada por su cuenta a España donde se matriculó dos cursos consecutivos en la asignatura de Dibujo del Antiguo y Ropaje en la Academia de San Fernando, según consta en los archivos de la misma. En 1864 publicó un libro de poemas en español titulado Flores Filipinas, primer libro de poemas escrito y publicado en castellano por un filipino, en un estilo que refleja la sensibilidad romántica de la época. Su extrema juventud queda reflejada en la dedicatoria inicial del libro publicado: "Mi escaso ingenio y los veinte años que cuento tan solo de existencia..."
De vuelta a Manila continuó sus estudios en la Academia de Pintura, donde, según el historiador Luciano P.R. Santiago, fue uno de los alumnos preferidos del pintor español Agustín Sáez en la Escuela de Dibujo y Pintura de Manila. En 1868 ganó la oposición para obtener la pensión que le permitiría poder continuar sus estudios en Europa, pero la falta de recursos económicos de la institución hizo posponer su partida una década. Entre tanto pudo participar en la ilustración de la Flora del Padre Blanco para la que realizó una decena de láminas. En 1879 se desplaza finalmente a España acompañado de otros dos pensionados Félix Resurrección y Esteban Villanueva. En Madrid, se matricula durante tres cursos consecutivos, en seis asignaturas, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Por los datos del Padrón madrileño de 1879 y 1880 sabemos que junto con sus colegas de estudios Félix Resurrección Hidalgo y Esteban Villanueva y Vinará (sic) residieron a su llegada en una pensión de la Travesía de Moriana, nº 7, y, como hemos comentado anteriormente, al año siguiente los tres se trasladaron a la calle Olózaga, nº 6. Por los mismos datos del padrón sabemos que Miguel Zaragoza estaba "casado", tal como aparece en la casilla correspondiente al estado civil, hecho que no se menciona en ninguna biografía del pintor. La fecha de nacimiento que figura en ambos documentos de empadronamiento es el 29.9.1848*. En cuanto a la Profesión, al igual que sus amigos, indica que es "Pensionado para el Estudio de la Pintura" y que ejerce la actividad en la "Escuela de Bellas Artes". Tras su estancia en Madrid pasó a Roma por tres años, gracias a la obtención de una beca adicional de dos años. Regresó a España en 1885 donde permaneció hasta 1891. En ese tiempo no dejó de participar en exposiciones como la de Filipinas en Madrid en 1887, a la que presentó sus Cuadros de Costumbres, que ponían de manifiesto su nostalgia por las Islas y obtuvo una medalla de bronce por sus obras La curandera y Estanco nacional; también participó en la Exposición Universal de Barcelona en 1889.
*Existe una cierta confusión con la fecha de nacimiento que aparece en diferentes documentos que van de 1842 al 1848, fecha esta última que no parece encajar con el hecho de su primera estancia en España. Luciano P. R. Santiago, que no menciona esa primera estancia, sitúa su nacimiento en 1847 de acuerdo con el año que figura en una placa conmemorativa de su casa natal, pero si se cotejan los datos disponibles relativos a los años de nacimiento de los siete hijos nacidos de Gregoria Aranquinza, la fecha más probable es el año 1844.
Tras doce años en Europa, en 1891 su hermano mayor, José, le llama para poner en marcha de nuevo La Ilustración Filipina, de la que fue editor e ilustrador, cuyo primer número salió en noviembre de ese año. Luciano P. R. Santiago en "Miguel Zaragoza, the ageless master (1847-1923)" cuenta que a su vuelta a Manila se casa con Josefa Pérez de Tagle, prima de su madrastra, diez años mayor que él; el biógrafo parece ignorar que hubiera estado casado y hubiera enviudado de su primera esposa cuyo nombre desconocemos. El mismo Santiago informa que en pocos años volvió a enviudar, contrayendo de nuevo matrimonio hacia los 50 años con "Pepita, una filipina esbelta de ojos almendrados".
El año de su regreso a Filipinas murió su antiguo maestro, Agustín Sáez y Miguel le sustituyó en sus clases del Ateneo y posteriormente también comenzó a enseñar Anatomía Pictórica en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de la que luego fue nombrado director. La importancia de la estancia en Roma como mérito para ese nombramiento es mencionada por Juan Luna en una carta a Rizal; "A M. Zaragoza le han nombrado Director de la Escuela de Pintura de Manila. Yo apuesto á que han tenido en cuenta su estancia en Roma." (París, 8 de Agosto, 1891).
En 1904 obtuvo una medalla de oro en la Exposición Universal de Missouri y ya entrado el nuevo siglo fue miembro fundador de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Filipinas siendo uno de sus tres primeros profesores, con Enríquez Villanueva como director. Muere en marzo de 1923 siendo el último artista sobreviviente de su generación y descansa en el cementerio de La Loma.
Puerto Villanueva, Juan José.
Villarroya de los Pinares, Teruel, 1852 - Roma, 1906
Sorprende un poco la presencia en este grupo de este pintor del que apenas se conocían datos hasta ahora. Se trata de Juan José Puerto Villanueva, nacido en el pequeño pueblo turolense de Villarroya de los Pinares. Estudió pintura en la valenciana Academia de Bellas Artes de San Carlos y posteriormente se trasladó a Madrid donde continuó su carrera pictórica alcanzando cierto reconocimiento ya que se le menciona como "reputado pintor de la Escuela Valenciana" y figura en la prensa que es recibido por el rey a quien le hace entrega de un cuadro que representa La proclamación de D. Alfonso en Sagunto. (La Correspondencia de España 3 mayo 1876. p.2). En 1878 presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes la obra Iglesia de San Cayetano, después de la Misa, que no obtiene ningún reconocimiento.
Detalle del Catálogo de la Exposición Nacional. 1878
En 1881, a punto de cumplir los treinta años, decide viajar a Roma, ciudad en la que pasará el resto de su vida, donde se le conoce como retratista e ilustrador de la basílica de Asís. Es de suponer que mantiene relación con los pintores españoles que allí residen, tanto los pensionados como los que como él han decidido instalarse por su cuenta en la ciudad eterna bien de modo temporal o definitivo. Todas las referencias que conocemos de sus obras en Italia están relacionadas con la iglesia. En el catálogo de la Exposición de Múnich de 1888 figura un "San Mariano de Juan José Puerto", al igual que una pintura suya (sin título) aparece en la lista de obras que los pintores españoles de Roma envían a Múnich tal como recoge la prensa. (La Lucha de Gerona, 5.4.1888).
Juan José Puerto Villanueva - Retrato de Cardenal. Roma 1884 (Comercio)
Las noticias que hemos podido obtener sobre su vida en Roma provienen de La Correspondencia de Valencia, diario que le trata como valenciano por haber estudiado en esa ciudad, y que se hace eco de sus premios y condecoraciones en Italia. En 1904 recibió Medalla de oro en la Exposición de Perugia (Italia) por un cuadro de asunto religioso. Siempre vinculado a la iglesia realiza en 1905 el Retrato del papa León XIII por el que recibió la Gran Cruz de San Gregorio Magno, tal como informa el diario italiano La Vera Roma del 9 de Agosto de 1905; La Correspondencia de Valencia recoge la información sobre dicha concesión "como premio de su sincera adhesión a la santa Sede y del incremento que con sus obras pictóricas va dando al Arte cristiano" (19.8.1905), información que el diario valenciano amplía posteriormente en el momento de la recepción: "su eminencia el cardenal Macchi [que había recibido la Gran Cruz de San Silvestre en el mismo acto] le ha invitado a pasar una temporada en las posesiones que dicho purpurado tiene en Subiano" [se refiere a Subiaco, de cuya abadía de Santa Escolástica el cardenal Macchi era abad]. (23.11.1905)
Finalmente el diario se hace eco de su temprana muerte a los 54 años y cuenta que fue despedido en la iglesia nacional española de Santa María de Montserrat por representantes de la embajada cerca del Vaticano y de la Asociación Artística Internacional, además por sus amigos el guipuzcoano José Echenagusia conocido por la abreviatura "Echena" que le puso Villegas, y Vicente Poveda, pintores que como él habían fijado su residencia en Roma y que le acompañan a la última morada en el cementerio de Campo Verano. En la crónica se afirma que "ha muerto pobre y deja algunas obras de Arte y valor" y también señala que el cónsul español a petición de su amigo, el tenor Francisco Viñas, "ordena el sobresellado de su estudio de pintor" (La Correspondencia de Valencia 7.9.1906), sin que sepamos el resultado final de tal actuación.
Los hermanos Benlliure Gil
En 1881 los Hermanos Benlliure llegan a Roma donde ya está instalado su hermano mayor, José, y alquilan un estudio en Via Margutta, en el que trabajarán ambos hermanos y entrarán en contacto con el grupo de jóvenes pintores españoles que han elegido establecer sus estudios en la misma localización. Los hermanos mantendrán el estudio en Roma alrededor de veinte años.
Mariano Benlliure (Valencia, 1862–Madrid, 1947)
Mariano Benlliure
Al principio de su estancia en Roma Mariano se gana la vida pintando acuarelas aunque su actividad principal siempre será la escultura; allí entra en contacto con la fundición Crescenzi, donde adquiere el dominio de la técnica de fundición a la cera perdida. En la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1884, tan importante para varios miembros del grupo, presenta su obra "¡Accidente!", un monaguillo que se lleva los dedos a la boca tras quemarse con el incensario que aparece caído en el suelo, por la que obtiene la segunda medalla, lo que constituye su primer gran éxito expositivo.
Retratos de Mariano Benlliure. Izq. Por Juan Luna (h.1884); der. por Juan Antonio Benlliure.1889Luis Llanos en su mencionado libro "Memorias de un pensionado en Roma..." se declara admirador del escultor a quien define como un ser extraordinario aunque su descripción no está exenta de toques caricaturescos:
"En un tres por dos el contiguo estudio de [Benlliure] se transformó en palenque ó escenario flamenco... nos agrupábamos en tropel á la puerta de comunicación del estudio de [Luna] con el de [Benlliure]... Devanábame yo los sesos pensando cómo de dónde podía haber caído allí del cielo una chula deliciosa, cuando en un movimiento de la bailaora se ladeó el pañuelo de la cabeza y apareció la de murciélago del buen [Marianito Benlliure], con sus orejas descomunales, sus cejas de semifusa, sus ojillos de cochino y su sonrisa de puerta entreabierta..."
"[Mariano Benlliure], aún más que [Luna], era para mí objeto de profunda admiración, en el extraño sistema de hacer veinticinco cosas a un tiempo y todas bien. Se levanta tarde ó no se acuesta, empalmando un baile con una sesión fenomenal de escultura. ... Tiene novias y anda en mil líos, y es de todas las fiestas, y monta á caballo, y hace visitas, y dibuja caricaturas en las paredes de todos los estudios, y es el primero que se sienta á la mesa y el último que se levanta ... , y sin embargo produce más bustos, más estatuas, más bajos relieves que nadie; y pinta acuarelas como quien se bebe vasos de agua, y cuadros de toros con más movimiento que esas máquinas de fotografía instantánea que reproducen una bala de cañón en mitad de su trayectoria. Es muy joven, el más joven de los [Benlliure] que son todos muchachos y jamás estudia ni recuerda haber estudiado nunca. ¿Cómo y por que rara casualidad produce y tan bueno? Es un fenómeno que nadie se explica."
El éxito llama pronto a la puerta de Mariano Benlliure, que al igual que su amigo Luna, pone su vista en una joven de muy buena familia, Leopoldina Tuero O'Donnell, (Bayona, 1867 – Madrid, 1952), nada menos que la sobrina del insigne duque de Tetuán, con la que se casa y tiene dos hijos a pesar de la corta duración de su frustrado matrimonio (1886-1893). El pintor Viniegra, en una carta a su padre desde Roma, de 1892 que se conserva en el archivo del Museo del Prado, comenta que es "la comidilla de la colonia española" que "la mujer de Mariano Benlliure se ha escapado de casa con un marqués dejando abandonado al marido y a los hijos...". La fama conquistada por sus tempranos éxitos le abrió muchas puertas y recibió numerosos encargos de la aristocracia madrileña y de diversas instituciones y organismos madrileños y valencianos. Tras la separación de Leopoldina, en 1895 abrió un estudio en Madrid, en la glorieta de Quevedo sin dejar aún el romano.
La elegante Leopoldina Tuero O'Donnell (detalle) pintada por Juan Antonio Benlliure
Pero la vida le concede una segunda oportunidad de ser feliz tras conocer en 1897 a la primera tiple del Teatro de la Zarzuela, Lucrecia Arana (Haro, 1867 - Madrid, 1927), con quien mantuvo una estable relación, nunca formalizada, de la que nació su hijo José Luis Mariano (que fue adoptado por su primo Gerardo Benlliure en un extraño intento de salvaguardar las apariencias). En 1927 la muerte de Lucrecia le deja solo de nuevo, pero dos años después de su pérdida coincide con la portuguesa Carmen Quevedo Pessanha (1887-1974), viuda de su amigo, el escritor Juan Nogales Delicado, con quien se une en matrimonio civil en 1931. Carmen le acompaña hasta el final de su vida y escribe la biografía del escultor.
Después de una vida activa llena de éxitos y habiendo realizado innumerables esculturas, falleció a los 85 años, en su casa-estudio de la calle de Abascal en Madrid. Sus restos fueron trasladados a Valencia, donde fue enterrado junto a sus padres en el cementerio del Cabañal.
Juan Antonio fue un pintor realista, de gusto académico, destacando en la acuarela, en pintura histórica y, sobre todo, en retrato. A los seis años casi perdió la vista, problema que tuvo toda su vida, a pesar del cual se forma en pintura desde la niñez con su padre y su hermano José. Estudia en la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y posteriormente se traslada a Italia con sus hermanos.
"Ya en Roma empecé pintando algún cuadrito dentro de la especialidad de mi hermano (costumbre); pero como la vista seguía siendo escasa, me vi en la necesidad de componer figuras de tamaño natural. De ahí y de mi deseo de hacerme un estilo personal, data mi afición al retrato"
Reportaje-Entrevista a Juan Antonio Benlliure en Las Provincias, 30.3.1923.
Al igual que sus colegas participó en la Exposición nacional de Bellas Artes de Madrid de 1884, donde obtuvo una Segunda Medalla por su obra Por la patria (obra del Museo del Prado depositada actualmente en el Museo de Bellas Artes de Valencia) que narra la visita de un soldado a la familia de otro que ha muerto por la patria.
Detalle de la obra "Todo por la Patria" 1884. MNP
En depósito Museo de BBAA San Pío V de Valencia
Durante un tiempo residió en Asís, donde realizó diversas acuarelas relativas al complejo religioso. A los 47 años se casó con Edmunda León Mejías de diecinueve y se instaló definitivamente en Madrid. En su casa-estudio de la calle de Apodaca, continuaría realizando sus retratos, especialidad que le dio su mayor fama. Desde 1907 fue profesor de pintura en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, y conservador de los frescos de la ermita de San Antonio de la Florida. En 1920 fue condecorado en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid. Ese mismo año el gobierno de Filipinas le encargó hacer una reproducción exacta del famoso cuadro de Luna, Spoliarium, que estuvo colgado en el salón de mármol del antiguo Ayuntamiento de Manila, en donde le alcanzó la guerra, quedando destruido totalmente.
Si poguéssim parlar del genius sanguinis, els Benlliure serien sens dubte fidels representants, mantenint la seua presència activa en l'art valencià durant més d'un segle a través de diverses generacions. Felipe Garin
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