Federico Madrazo y Kuntz, Detalle del Retrato de Vicente Poleró 1873 MNP
La lectura de las memorias de Vicente Poleró con el título Recuerdos de Antaño que han sido legadas por sus descendientes a Patrimonio Nacional, nos han permitido conocer nuevos detalles de su vida personal y profesional. Interés especial teníamos en comprobar el relato original que dio lugar al artículo publicado por Francisco Alcántara (1854-1930) en la revista "Madrid Científico" (1902) que originó el llamado "Enigma Ramos-Zapetti" al que ya dedicamos un artículo en este blog.
Concluíamos entonces con la convicción de que que el mencionado artículo no encerraba una, sino dos historias que habían de ser separadas y tratadas de modo independiente para conseguir su total esclarecimiento. La primera historia relativa al apellido Zanetti, tenía que ver con el pintor-grabador José María Zanetti Paret (Lérida, 1797 - Roma, 1854), que realizó sus primeros estudios artísticos en Zaragoza y que se trasladó pensionado a Roma, donde se sitúa la narración relacionada con los inicios de la fotografía y su probable inclusión entre los pioneros inventores, cuya trayectoria ha investigado el profesor Hernández Latas de la Universidad de Zaragoza.
La segunda, que guarda relación con el apellido Ramos, deriva exclusivamente del retrato presentado en la revista con el supuesto nombre de José Ramos Zapetti y la búsqueda de la verdadera identidad del retratado. La investigación, en este caso, me condujo, a través de documentos de toda credibilidad, a su indudable identificación como el pintor madrileño Francisco Javier Ramos y Albertos (Madrid, 1746 – 1817).
El relato sobre el pintor-grabador Zanetti, aparece dos veces en los Recuerdos con ligeras variantes. Poleró dice haber intentado dar a conocer su historia en diversas ocasiones haciendo una crítica poco velada a su colega y amigo Ossorio y Bernard:
"Y a propósito de la fotografía voy a referirle a V. un episodio relativo a la misma y del cual nadie se ha ocupado hasta hoy a pesar de haberlo referido varias veces y especialmente hécholo notar a mi amigo D. Manuel Osorio y Bernal, [sic] cuando, con más entusiasmo que precisión, escribió el Diccionario Biográfico de Artistas Contemporáneos".
A la posibilidad de confrontar la historia contada por Alcántara con los Recuerdos de Antaño de Poleró, hay que unir también la aparición de una nueva fuente, el propio Federico Madrazo, que habla del mismo tema en una entrevista realizada en 1890 (dada a conocer por el profesor Hernandez Latas en El Heraldo 13.6.2019).
El primer relato de Poleró
Se inicia en el contexto de una charla con Federico Madrazo sobre la influencia de la fotografía en las Bellas Artes:
"Hablando un día con mi amigo D. Federico Madrazo sobre los adelantos de las Bellas Artes y muy especialmente los conquistados por la fotografía, a la vez que me dibujaba el carácter especial que distinguía a un condiscípulo suyo, en Roma, llamado José Zapetti, natural de Zaragoza y el que me dijo ser un ente sumamente raro, aunque de afable trato y que más bien que en el Arte, pudiera ser cualquiera cosa a que se hubiera dedicado llegando a ser notable y especialmente en lo que tenía relación con los estudios químicos. Hallábase en Roma escaso de recursos y bien fuera por esto, o porque su natural le empujase a la sobriedad, ello es, solo en su estudio se arreglaba su escasa comida que regularmente partía con un perro inseparable compañero suyo..."
El segundo relato de Poleró
Cambia el contexto de charla por el de una narración:
"En la época en la que Federico de Madrazo residió en Roma, estudiando, tuvo un compañero llamado Zapetti, natural de Zaragoza, que por las cualidades de su carácter se había hecho querer de todos sus condiscípulos. Como la pensión que tenía no alcanzaba mucho, vivía con grande economía, reuniendo en el cuarto que tenía alquilado, el estudio, la cama y la cocina y por único compañero, un perro al que llamaba Mambrino. .../... Más que el estudio del arte, se dedicaba Zapetti a experimentos químicos por lo cual sus compañeros le conocían como el nigromántico y siempre que iba a verle, Federico y D. Carlos Ribera a los cuales debo estos detalles, lo encontraban ocupado en hacer experimentos combinando unas sustancias con otras, asegurándoles que muy pronto les daría a conocer admirables resultados que vendrían a refluir en beneficio de todos y muy particularmente, en provecho de los artistas que no tendrían necesidad de alquilar modelos ni gastos en maniquís para el estudio de paños. "
El relato de Federico Madrazo
La fuente que debemos considerar más directa de esta historia por tratarse de un testigo directo, es la de Federico Madrazo quien habla del pintor Zanetti (D. José) en el reportaje monográfico que le dedicó La Ilustración Artística en 1890. El pintor recuerda bien el nombre del artista y centra las circunstancias y el tiempo de la anécdota y aunque imprecisa en algún aspecto, resulta la fuente primaria más fiable:
"El pintor Zanetti (D. José), un poco poeta y un poco músico y un poco mecánico, español, de Zaragoza (que vivía en Roma en Santiago de los Españoles, en Plaza Navona, donde tenía una sala inmensa y destartalada que le servía de estudio, de laboratorio, de todo, pues que todo hacía, hasta una máquina para volar), nos enseñó a varios amigos suyos, españoles, las primeras imágenes de la cámara oscura fijadas por él de un modo bastante imperfecto en verdad, no recuerdo sobre qué materia, pero sí que eran de un color violáceo y que eran dos o tres vistas de las casas y monumentos que tenía frente a sus ventanas; esto era por los años 40 o 41". (La Ilustración Artística 1.7.1890)
En sincronía con el recuerdo comentado, el retrato del pintor y litógrafo José Zanetti, hoy en el Museo del Prado, fue realizado por Federico Madrazo en 1842. Hay que señalar que el aspecto pulcro y conforme a la moda de los artistas de la época que presenta el modelo, no parece responder ni al comentario de Poleró: "Tan raro como en esto era en el vestir su siempre descuidada persona", ni a la interpretación de Alcántara: "Su traje era tan raro como sus costumbres".
La historia contada por Alcántara sobre el inventor de la fotografía
Francisco Alcántara en 1911, Fotografía de Kaulak
El artículo que dio origen a esta historia, se publicó en 1902 en el nº 398 de la revista "Madrid Científico", a pesar de que su autor se había comprometido a enviarlo a la revista "La Fotografía" dirigida por el célebre Antonio Cánovas, quien la publicaría en Marzo de 1903 con una disculpa previa de Francisco Alcántara:
"Amigo, Cánovas; no es mía la culpa. Yo le había escrito á usted un artículo para su Revista, pero precisamente cuando se lo llevaba, tropecé con mi también querido amigo el Director del Madrid Cientifico, hablamos, y se me escapó el asunto de mis cuartillas ... ¡Tuve que dárselas!. .. La noticia era de interés y quiso ser el primero en divulgarla. Ya se ha publicado. Le autorizo á usted. para que reproduzca el artículo en La Fotografía."
El artículo publicado introduce desde el inicio de su narración detalles que no se encuentran en las memorias de Poleró que ahora hemos podido conocer, a pesar de que Alcántara inicia su narración diciendo: "Copio de las memorias de Poleró cuanto se refiere al que parece ser inventor de la fotografía en España":
«Por los años de 1834 al 40, hallándose don Federico de Madrazo estudiando en Roma, había un joven pintor llamado José Ramos Zapetti, natural de Zaragoza, pensionado por un paisano suyo. Más que para artista pintor, Ramos Zapetti había nacido para químico. Por las cualidades de su carácter se había hecho querer de todos sus condiscípulos... »
Como vemos, Alcántara, a pesar del entrecomillado, no transcribe literalmente ninguno de los dos relatos de Poleró e introduce en la historia un nuevo apellido, "Ramos", que no figura en los Recuerdos, incluyendo a continuación una imagen del presunto retrato del protagonista con esa recién creada identidad.
¿Por qué incorpora F. Alcántara el apellido Ramos que no aparece en los Recuerdos de Poleró?
La lectura de los relatos contenidos en los "Recuerdos de Antaño" de Poleró, así como de las anotaciones directas de Federico Madrazo, ponen en evidencia que la única causa de relacionar al pintor José Zanetti con el retrato mostrado en el artículo periodístico se debe exclusivamente a la intervención directa del escritor Francisco Alcántara, que incorpora el apellido Ramos, que no figura en ninguno de los apuntes mencionados. Si retirásemos el apellido Ramos de la historia, se eliminaría automáticamente el retrato asociado a él, con lo que desaparecería la duda que se había planteado al intentar ligar el conocido autorretrato del pintor Francisco Javier Ramos con las vivencias del presunto iniciador de la fotografía, el aragonés José Zanetti.
A falta de otra explicación tenemos que pensar que el Sr. Alcántara introduce de forma consciente elementos ajenos a la narración con el único objeto de "redondearla" y darle una visibilidad con la imagen de su presunto protagonista.
Pero, como ya sabemos, Alcántara reproduce en su artículo el retrato de un conocido pintor, Francisco Ramos (1746 - 1817), anterior en medio siglo a José Zanetti, como atestigua además su modo de vestir, y sabedor de la falta de coincidencia entre la imagen y el personaje de la historia, modifica el apellido del artista aragonés incorporándole el apellido Ramos y, en consecuencia, cambia la identidad del retratado añadiéndole el apellido Zapetti. Que el articulista conoce la identidad de la persona retratada se pone en evidencia cuando añade al final del relato: "...el retrato del pintor y químico de Zaragoza fué adquirido á Poleró por el marqués de Santa Marta y hoy debe figurar en las galerías de sus herederos...", ya que el retrato había sido efectivamente catalogado por el propio Poleró como Retrato de D. Francisco Ramos, pintado por él mismo.- en la colección de dicho marqués en 1875, (en la actualidad en la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno). La amplia descripción e historia del personaje que aparece en el Catálogo de la colección del marqués de Santa Marta indica que Poleró lo investigó a fondo, lo que formaba parte de su práctica habitual, incorporando la información al catálogo.
Izq. Pag. del Catálogo de la Exposición de Pinturas Españolas de la primera mitad del siglo XIX. 1913. Nº 64.- Auto-retrato por D. Francisco Ramos. Propiedad del Excmo. Sr. Conde de Torre Arias
Der. Autorretrato de Francisco Ramos. Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno.
Sabemos que Poleró no conoció a Zanetti, por lo que su imagen le era desconocida. Solamente cabría la posibilidad de que hubiera visto el retrato pintado por Madrazo, que de ningún modo podría confundirse con el de Ramos. Por ello Poleró nos sorprende cuando indica al final de su relato:
"En el catálogo manuscrito y parte impreso que va unido, de todos los retratos que poseo adquiridos a fuerza de paciencia, de tiempo y de trabajo, todos ellos de personas notables, se encuentra el de Zapetti."
Ese catálogo de retratos que menciona no figura entre los Recuerdos de Antaño. Cabe la posibilidad de que esta información sobre el retrato pudiera haber sido añadida por la persona que transcribió o mecanografió las memorias en las que además incorporó la fotocopia del artículo de Alcántara publicado en Madrid Científico.
Es posible que el "octogenario" Poleró pudiera tener un lapsus de memoria y confundir el nombre del pintor Zanetti por Zapetti; incluso, aunque mucho más difícil, es que al cabo del tiempo atribuyera su personalidad a otro artista bien conocido por él por haber restaurado su retrato e investigado su identidad y su historia; pero no cabe la indulgencia de la edad o la falta de memoria para el Sr. Alcántara, quien, consciente de la falta de coincidencia entre la historia y el retrato, decide modificar el apellido del protagonista para conciliar la discrepancia.
En las conclusiones de su investigación el profesor Hernández Latas habla de una doble imprecisión de la historia: la del propio Poleró que registra un relato recibido por transmisión oral y la de su transcripción posterior por el crítico Francisco Alcántara, provocando entre ambos un error en la historiografía de la fotografía durante más de un siglo. La aparición del testimonio directo de Madrazo debería ser suficiente para poder situar a Zanetti en el lugar que le corresponde en esta historia e identificar su imagen, exclusivamente, con la captada por el maestro del retrato de la época Federico Madrazo.
Otras "intervenciones" de Alcántara en el relato
No fue esta la única licencia que se permitió el escritor del artículo, ya que introdujo ciertas informaciones que no aparecen en el texto de los Recuerdos, pero que figuran entrecomilladas como si de una transcripción textual se tratara. Aporta datos o comentarios que desvirtúan el relato y lejos de aportar claridad inducen a confusión.
Así Alcántara, a diferencia de Poleró que no menciona fecha alguna, sitúa la escena entre 1834 y 1840, periodo que no resulta coincidente con la trayectoria personal de Federico Madrazo, que databa cartas y diarios de tal modo que nos permiten hacer el seguimiento temporal de su vida con poco margen de error. Como ya indicábamos en el artículo del blog arriba citado, es un hecho que Madrazo no llega a Roma hasta octubre de 1839, habiendo conocido personalmente el invento de Daguerre antes de dejar París. Por su parte en su relato Madrazo dice: "esto era por los años 40 o 41".
Poleró comenta, dando un cierto toque dramático -probablemente infundado- al relato, que Zanetti "vivió en la miseria y murió en el olvido" y Alcántara añade de su propia cosecha que falleció "unos cuatro años después de realizar su descubrimiento". No parecen ser ciertas ninguna de estas afirmaciones ya que hoy sabemos que Zanetti falleció años más tarde en Roma, concretamente el 8 de julio de 1854, a los 57 años, teniendo propiedades, pues la Gaceta de Madrid, de 30.6.1865 publica un llamamiento de su testamentaria a posibles herederos del pintor en relación con las mismas.
Una curiosidad es que el nombre del perro no era Maestrino, como sin duda por error debió transcribir Alcántara, sino Mambrino; nombre mucho más castizo que lo relaciona con la famosa anécdota quijotesca.
Hemos de concluir tras la lectura de los Recuerdos de Antaño de Vicente Poleró que ya no podremos seguir hablando de enigmas en relación con los apellidos Ramos y Zanetti. Cada uno de los integrantes de este binomio tiene una personalidad y una historia propia distinta y distante en el tiempo, aunque la sorprendente manipulación de un escritor, generalmente bien considerado en el mundo de la cultura, los haya unido en una crónica periodística.
Puede leerse el artículo de Alcántara completo de la revista Madrid Científico núm. 398 de 1902, en la Hemeroteca digital de la BNE.
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