jueves, 19 de noviembre de 2020

ROBERTO MICHEL EN LA CASA DE LA MONEDA

Pocas veces se tiene la oportunidad de poder observar el conjunto de trabajos preparatorios de un artista, un escultor en este caso, que permiten analizar sus logros artísticos a partir de las ideas que los sustentan. 

A pesar de su origen y aprendizaje francés, Roberto Michel realiza su carrera artística en España desde los veinte (1740) a los sesenta y seis años (1786). La exposición muestra buena parte de su extensa colección privada de dibujos, academias, bocetos y modelos de esculturas que forman parte del patrimonio histórico del Museo de la Casa de la Moneda y se completa con piezas singulares procedentes de otras instituciones como la Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Museo del Prado, o la Biblioteca Nacional entre otras.
Luis Egidio Meléndez. Retrato de Roberto Michel, (Det.) regalado por su hermano
Pedro a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1808

Su origen y primera formación - Francia

Robert o Roberto Michel nace en 1720 en Puy-en-Velay, en el Languedoc. Hijo de Joseph Michel y Francisca Reimond. Según la biografía de  Ceán Bermúdez, completada con las Nuevas Aportaciones de Lorente y Tascón (UCM, 1995), sabemos que inició su formación en escultura siendo un niño, pasando por varios talleres, primero con los escultores Bonfili Perrache en Lyon, pasando después a Montpellier llamado por el escultor Dupont, para terminar en Toulouse en el taller del flamenco Luquet. Es este último quien le anima para que le acompañe a la corte española donde había sido llamado para trabajar en las obras de construcción del nuevo Palacio Real de Madrid, destruido por el que algunos consideran sospechoso incendio de 1734. Muchos artistas y artífices franceses fueron contratados para estas tareas no solo por su buena formación académica sino también por la sintonía existente gracias a la coincidencia de la misma dinastía reinante en ambos países. 

Su vida - España

Michel aprovecha la oportunidad que le brinda su maestro y viaja con él a España donde vivirá el resto de su vida. Enseguida empieza a trabajar para la corona al servicio del arquitecto Josef Pérez y también para la iglesia compaginando sus trabajos con su asistencia a los estudios nocturnos de las Bellas Artes. Poco después se incorpora al grupo de artistas que realiza la decoración del Palacio Real dirigidos por Juan Domingo Olivieri y por Felipe de Castro.

Se casa en 1769 con la alavesa Rosa Antonia Ballerna, proveniente de una familia de artesanos plateros y "filigraneros" lo que le hace mantener cierto contacto con Álava a lo largo de su carrera donde también se encuentran huellas de su obra. Siguiendo sus pasos su hermano Pedro Michel llega a España en 1748 donde continuará su aprendizaje incorporándose a la Junta Preparatoria de la futura Real Academia de San Fernando en la que ya participaba su hermano como miembro de pleno derecho desde sus comienzos. Pedro que inicia su carrera profesional bajo la guía de su predecesor, también parece seguirle en el terreno personal ya que contrajo matrimonio con Bárbara, hija del platero Raphael Ballerna, sobrina de Rosa y Roberto Michel

Tras la creación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1752, Roberto Michel es nombrado Teniente Director de escultura y en 1757 a propuesta de Francisco Sabatini, con el apoyo de Antonio Rafael Mengs, arquitecto y pintor reales respectivamente, es nombrado Escultor de Cámara por Fernando VI cobrando 9.000 reales al año. En 1763 alcanza el cargo de Director de Escultura de la Academia. En 1775 tras la muerte de su maestro y antecesor en el cargo, el escultor coruñés Felipe de Castro, ocupa su plaza con la misión de dirigir todas las obras de escultura de los palacios reales. 

En 1785 es nombrado Director General de la Real Academia de Bellas Artes, máximo cargo en la institución a la que había estado ligado casi toda su vida, que solo pudo disfrutar un año, pues fallece en 1786, con 66 años. Al no tener hijos, en su testamento el artista lega a su hermano todo aquello que estuviese en su taller "que no pueda servir para otro efecto que el de la Escultura”. Fue enterrado en la madrileña iglesia de Santa María de la Almudena, pero se pierde la pista de sus restos tras el derribo de la iglesia en 1869. 

El cargo de Escultor de Cámara lo heredó su hermano Pedro Michel, y lo mantuvo durante el reinado de Carlos IV, ampliando así la larga carrera de su hermano desde su llegada en 1840 hasta la muerte de este último en 1809, como escultores reales al servicio de cinco reyes, desde Felipe V hasta Carlos IV.

Sus obras

Dentro del programa de obras de Carlos III que supuso una amplia renovación urbanística de la capital, Roberto Michel hizo diversas colaboraciones. Para el arquitecto real Ventura Rodríguez que había diseñado la fuente de La Cibeles, modeló los dos leones que tiran del carro de la diosa.
Hipómenes y Atalanta. los leones de la diosa Cibeles

Con el Arquitecto Regio Francesco Sabatini colaboró en la decoración escultórica de la sede de la Real Aduana, actual Ministerio de Hacienda, y realizó igualmente la decoración de figuras y trofeos para el lado oeste de la Puerta de Alcalá. Para este mismo arquitecto realizó los niños tritón con delfín que rematan dos de las fuentes del Salón del Prado.  

Vista actual de las fuentes del Salón del Prado

Realizó algunas de las estatuas de los reyes hispanos que deberían decorar el Palacio Real, iniciadas alrededor de 1743, en tiempos de Fernando VI, que se encuentran en la actualidad repartidas por muchas ciudades. Entre las que llevó a cabo Michel se encuentra la del rey godo Teudis, que se encuentra en Vitoria, ciudad a la que, como hemos comentado, el escultor estuvo vinculado por la familia de su esposa, y las de Alfonso IX, Bermudo III, Sancho I el Craso y Fernando II, además de la del rey Teodomiro, para el piso principal, una de las mejores.
R. Michel. Estatua de Teodomiro en la fachada oeste del Palacio Real H.1850

Los Dibujos y "Academias"

Uno de los alicientes de la exposición es poder observar la amplia colección de dibujos que componen su legado, de los que dice su amigo Ceán "parecen estar diseñados más bien por pintor que por escultor, tal es la gracia y espíritu pintoresco con que están hechos".

Roberto Michel realiza "academias" a lo largo de toda su vida. Se trata de estudios de anatomía que presenta la figura humana con virtuosismo y delicadeza, suelen ser desnudos masculinos en diferentes posiciones, estáticas y en movimiento, en los que utiliza las sombras para conseguir el modelado preciso. Entre los dibujos y bocetos de gran variedad que se presentan vemos algunos retratos, figuras de mujeres y hombres, escenas cotidianas y animales y, en especial leones, motivo recurrente en sus obras de escultura.


Colaboradores necesarios: Los González de Sepúlveda

Si la obra de Roberto Michel se encuentra en el Museo de la Casa de la Moneda es gracias a su discípulo Pedro González de Sepúlveda (Badajoz, 1744 - Madrid, 1815), que llegó a ser Grabador General de las Casas de la Moneda y Director de su Escuela de Grabado. Al igual que su maestro, González de Sepúlveda recibió clases de dibujo y modelado en la Academia de San Fernando que lo becó para estudiar bajo la dirección del grabador de cámara Tomás Francisco Prieto con cuya hija, María Loreto, contrajo matrimonio. Fallecida a los pocos meses, casó en segundas nupcias con Teodora Salazar Ballerna, sobrina de Michel.  

Pedro compartió con su maestro su afición al coleccionismo de piezas artísticas relacionadas con su actividad; afición y colección que heredó su hijo Mariano, fruto de su segundo matrimonio, que también le sucedió en el puesto de Grabador General, tras los avatares derivados de los vaivenes ocasionados por la guerra. Será por tanto Mariano González Sepúlveda (Madrid, 1774-1842) quien realice la cesión de de la colección de su padre al Museo de la Casa de la Moneda, incluyendo las obras de Roberto Michel, en 1841, un año antes de su muerte, a los 67 años.
Retrato litográfico de Mariano González Sepúlveda

La visita a la exposición nos brinda la oportunidad de adentrarnos en un interesante periodo no muy conocido de la Historia del Arte Español y en un artista especialmente importante para la ciudad de Madrid, en la que encontramos al paso muchas de las obras por él realizadas.
Roberto Michel, Hombre saltando de un balcón

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