lunes, 22 de julio de 2019

DAMA SIN PAREJA EN EL MUSEO ROMÁNTICO

José Gutiérrez de la Vega Bocanegra. Retrato de Mª Antonia Muñoz Valdés. 1861

En las verdes paredes de la Sala del billar del Museo del Romanticismo cuelgan diversos retratos de damas de la época, entre los que se encuentra el de María Antonia Muñoz y Valdés, a la derecha de la entrada, pintado por el sevillano José Gutiérrez de la Vega Bocanegra (1791-1865).

La obra, de alrededor de un metro de ancho y metro y medio de alto, de mayor amplitud que las circundantes, presenta a la modelo de tres cuartos, como gran dama con un elegante fondo en el que puede verse una mesa con un jarrón de flores y un gran espejo con marco dorado y a la izquierda una terraza a través de la que se vislumbra el atardecer en un paisaje que llega hasta el horizonte y un amplio cielo.

La dama, con el pelo rizado peinado con raya al medio que enmarca la redondez de su cara y sus grandes ojos castaños, luce un vestido en raso azul, cubierto de lazos y volantes cuyo amplio escote le permite mostrar una lujosa cruz de oro y esmeraldas y en los brazos sendas pulseras de gruesas perlas de dos vueltas. Todo ello algo ostentoso lo que nos permite considerar que pueda tratarse de una dama no de clase alta pero si de alto nivel económico, más que rica, enriquecida. 

La investigación sobre el personaje y su origen ha resultado prácticamente infructuosa pero me ha conducido hacia su marido, también retratado por José Gutiérrez de la Vega, pintor a quien fueron encargados ambos retratos formando pendant. A pesar de que la obra también pertenece al Museo Romántico, este no ha considerado la posibilidad de exponerlo junto al de su esposa y por tanto se encuentra guardado en su almacén quedando por tanto frustrada la intención de los comitentes de figurar como una pareja.
José Gutiérrez de la Vega Bocanegra. Retrato de Felipe Micó Botín. 1861

Felipe Micó Botín, el marido, es el personaje retratado también de tres cuartos como su pareja, sobre un fondo neutro en el que solo se percibe una columna. Vestido de negro con levita desabrochada y chaleco en el que luce una lujosa leontina, corbata de lazo y camisa blanca, lleva el gabán sobre el brazo izquierdo, de forma elegante, todo ello a la moda de la época. En el rostro, cejas pobladas, gran mostacho y perilla, además de un pelo ondulado y repeinado. Sus características, a pesar de su aparente austeridad, refuerzan la impresión que habíamos tenido al observar el retrato de la dama "enriquecida".

A la vista de ambos retratos y a falta de información fehaciente sobre su origen familiar y social, nos atrevemos a imaginar que estamos ante una pareja que probablemente procedía de Valencia donde hemos podido constatar la existencia del apellido Micó, y nos permite aventurar que habiendo hecho fortuna se desplazan a la capital del reino donde puede resultar más fácil el desarrollo de sus negocios y de su economía familiar. 

Dada la naturaleza "romántica" del Museo, resulta sorprendente la decisión de separar a los miembros de esta pareja, ya que es mucho más completo el imaginario y el relato sobre las costumbres y la sociedad de la época que puede aportar la pareja como conjunto que lo que puede deducirse de sus retratos individuales.

A falta de información sobre su pasado, los datos sobre la llegada de las obras al Museo nos han permitido saber algo del futuro familiar de la pareja representada.

El ingreso de las obras en el Museo Romántico

Según el expediente de ingreso, las dos obras fueron adquiridas por el Museo el año 1974 por 215.000 pesetas a Fernando Ember, quien informa en el momento de la venta que los retratados son sus bisabuelos. 
José Gutierrez de la Vega Bocanegra. El Matrimonio Micó Muñoz. 1861. MROM

Siguiendo esta información he podido reconstruir la interesante aunque corta historia familiar que deriva de estos dos personajes y que podría parecer extraída de una novela romántica.

De MICÓ MUÑOZ a EMBER

Sabemos que la familia Micó Muñoz se encuentra instalada en Madrid al menos desde 1861, año en que se realizan los retratos. Podemos suponer que su buena posición económica les permite moverse en círculos de alto nivel. Ello se constata por el mismo hecho de encargar su retrato a José Gutiérrez de la Vega, retratista de la clase alta madrileña solo por detrás de Federico Madrazo.

Hemos podido saber que el matrimonio tuvo al menos dos hijos, uno de ellos Antonio Micó Muñoz, que con el tiempo se casará con Carmen España Gargollo, quienes tienen varios hijos que garantizarán la continuidad de la familia. 

Teresa Micó Muñoz,  la hija de la que tenemos noticia, es la que interesa a esta historia y quien tendrá una vida digna del mejor folletín. Podemos suponer, con poco riesgo a equivocarnos, que la joven Teresa se mueve en el elegante ambiente social que le permiten su belleza, su juventud y su posición, acudiendo a fiestas, estrenos, recepciones y todo tipo de actos donde se relaciona con jóvenes de la clase alta madrileña. En el curso de estas relaciones conocerá a Luis María Téllez-Girón y Fernández de Córdoba, personaje del más rancio abolengo de la nobleza española, quien había heredado de su padre en 1897, entre otros, los títulos de duque de Uceda, marqués de Villena, duque de Escalona y conde de Ureña y que en 1902 heredará de su tío el título de Duque de Osuna.

La estrecha relación entre ambos va a desembocar en el nacimiento de una niña a quien pondrán el nombre de Mª Luisa y que llevará el apellido de su padre y de su madre, Téllez de Girón y Micó a pesar de que no se formalizaron las relaciones entre el Duque y la joven Teresa.

No tenemos elementos para saber si se trataba de una relación puntual o estable y la desgracia quiso que el año 1909 el duque muriera prematuramente, con 39 años, de tifus exantemático, cuando la pequeña Mª Luisa tenía tan solo 7 años. Las crónicas cuentan que su fortuna, importante aunque muy mermada por sus antecesores, la heredaron por mitades su madre, Ángela Mª Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas, hija mayor de los duques de Medinaceli y su hija Mª Luisa Téllez-Girón Micó. (Se habla de que la niña heredó unas 350.000 pesetas, cantidad considerable para la época).

A pesar de ello, en las esquelas que podemos encontrar en los periódicos de entonces no se mencionan los nombres de la hija ni por supuesto, el de su madre, lo que significa que el reconocimiento de la niña no fue hecho público.
Esquela publicada el 15.4.1909 en La Correspondencia de España


Luis María Téllez Girón, el duque de Osuna

El padre de María Luisa, Luis María de Constantinopla Téllez de Girón y Fernández de Córdoba, duque de Osuna y Uceda, conde de Ureña, etc., varias veces grande de España, había nacido en Madrid el 5 de marzo de 1870. Los testimonios de la época dicen que era de trato agradabilísimo y caballeroso, una persona de  extraordinaria modestia, muy aficionado a hacer por sí mismo obras de caridad. "Un joven de claro talento que ha seguido con aprovechamiento la carrera de leyes y ha representado a su país en Cortes y es presidente efectivo del Tiro Nacional" (Los Osuna. La Ilustración Artística 22.8.1904).

El Correo español, en su necrológica del día 2 de abril de 1909 no escatima los elogios haciendo especiales consideraciones a sus cualidades religiosas y caballerescas: "...cumplidísimo caballero y verdadero creyente, como lo ha demostrado en su enfermedad, contraída, a lo que parece, al visitar a un enfermo, como individuo de la Hermandad del Refugio. Pertenecía también a la Adoración Nocturna, era presidente de la Congregación de la Purísima e individuo de varias congregaciones religiosas".

Efectivamente el duque era un hombre de cultura, doctor en Derecho y aunque había sido diputado por Talavera pronto dejó la política para ocuparse de asuntos que más le interesaban. Era correspondiente de la Real Academia de Historia y presidía el Cuerpo colegiado de la Nobleza de Madrid, pero todos los elogios mencionados y especialmente lo relacionado con su faceta religiosa no parecen encajar con el hecho de haber tenido una hija en secreto y, contra todo criterio moral de la época, no haber formalizado su relación con la madre.

La hija: Mª Luisa Téllez de Girón y Micó

A pesar de la situación irregular en la que queda su madre, María Luisa, que heredó de su padre el nombre, el apellido y parte de su fortuna, siempre vivirá como la hija del duque y mantendrá vivo su recuerdo a través de los años publicando esquelas en los aniversarios de la muerte de su padre, reivindicando de este modo su propia naturaleza.
Esquela publicada por su hija Mª Luisa en el aniversario de la muerte del duque. 
La Correspondencia de España, 1 abril 1922 

De Teresa Micó Muñoz, la madre de la niña, solo sabemos que muere el 25 de enero de 1924. El mismo año, poco tiempo después -30 de mayo- su hija María Luisa, con 22 años, contraerá matrimonio con el pianista húngaro Fernando Ember de 27. El matrimonio alterna su vida entre Budapest y Madrid y es en esta ciudad donde nacerá su primer y único hijo, Fernando Ember Téllez-Girón en 1930. De acuerdo con el padrón municipal en 1935 la familia vivía en la calle Hermosilla.


El marido de Mª Luisa: Fernando Ember Bosko

Fernando Ember Bosko, también conocido como Ember Nandor (Nandor es la forma húngara para Fernando), nace en 1897 en Budapest, era hijo del periodista Lajos Engländer y de la profesora Terézia Boskovitz. Realizó sus estudios en la Academia de Música de Budapest graduándose en 1916 como estudiante de Ernő Dohnányi de quien interpretó sus composiciones a lo largo de su vida. El 21 de marzo de 1919, realizó su primer concierto en la Academia de Música y luego realizó una gira por el extranjero, Ámsterdam, La Haya y Rotterdam, y se  establece en Madrid en agosto de 1921, donde se convirtió en un representante de la escena musical española. En 1924 se casa con Mª Luisa Téllez de Girón Micó y ese mismo año es nombrado profesor de lengua y literatura húngaras en la Universidad de Madrid. Fundó su propia escuela integral de música.

Además de su actividad docente que realiza entre Budapest y Madrid, también actúa como concertista en giras europeas y con frecuencia en Madrid, hecho que encontramos a menudo reflejado en la prensa de la época. Se da la circunstancia de que introducirá en España obras de compositores húngaros y en Budapest las de autores españoles, y por esta tarea es nombrado en 1931 profesor honorario de la prestigiosa Academia Superior de Música Ferenc Liszt de Budapest.


Fue amigo de Rodolfo, el mayor de los Halffter de quien interpretó diversas composiciones en sus conciertos de Madrid. Durante la Guerra Civil Española la familia se volvió a Hungría donde continuó sus tareas de profesor de la Escuela Superior de Música de Budapest hasta 1944. Después de 10 años, en 1946 volvió a realizar una gira europea que terminó instalándose de nuevo en Madrid aunque no por mucho tiempo ya que fallece el 30 de Noviembre de 1948.
Lápida de Fernando Ember (1948) en la Sacramental de Santa María en Madrid
En el sepulcro también se encuentran su mujer Mª Luisa Téllez-Girón Micó (+1970) y su suegra Teresa Micó Muñoz (+1924)

El hijo: Fernando Ember Téllez - Girón

Fernando Ember Téllez-Girón (1930-2001) va a seguir en el mundo de la música los pasos de su padre con quien estudiará composición y piano.
Fernando Ember Téllez-Girón. 1966

En su carrera profesional a veces utilizó el nombre de su padre "Ember Nandor" o su segundo apellido "Boskovitz" y alguna otra variante, sin embargo prácticamente nunca utilizó el noble apellido Téllez de Girón de su madre y de su abuelo, el Duque de Osuna

Formó parte de la llamada generación del 51, compuesta por jóvenes heterogéneos que rondaban la veintena, que buscaban hacer visible el papel de la música en línea con las vanguardias europeas. En 1952 dirige las Juventudes Musicales de Madrid organización que apoyaba a compositores noveles, recién salidos del Conservatorio, facilitando sus ensayos y actuaciones públicas.

Fue profesor de composición y pianista del Ballet Lírico Nacional. Formó parte del grupo Nueva Música creado a impulso de Enrique Franco, que promocionaba las nuevas corrientes estéticas experimentales en la música junto con figuras como Luis de Pablo, Cristóbal Halffter, Carmelo Bernaola, o Manuel Carra, entre otros. Muchos de sus componentes fueron compositores de música para el cine y el teatro. Ember compuso las partituras de las películas "Vecinos" y "Opera Prima".

No existe mucha información sobre Fernando Ember, aunque todos los testimonios que hemos podido consultar muestran una gran consideración sobre su persona. Antón García Abril en una entrevista realizada en 2012 dice sobre él:
             "Le conocí y nos tratamos siempre cordialmente. Pero yo nunca tuve relación con él sabiendo que fue presidente de las juventudes musicales y que era un hombre muy apasionado por la música. Era una persona muy cercana de la música que se estaba haciendo entonces, de la que empezábamos a hacer todos y que silbaba muy bien. Era un gran silbador."
Tomada de la Tesis "Las vanguardias musicales en el Nuevo Cine Español" de Catalina Vesga. 

El enlace permite ver la interpretación de la famosa canción "Más", 
en la que se constatan las habilidades de  Ember como silbador. 

El año 1974 Fernando Ember Téllez-Girón tras la muerte de su madre vende al entonces Museo Romántico la pareja de retratos de sus bisabuelos, Mª Antonia Muñoz Valdés y Felipe Micó Botín, pintados por José Gutiérrez de la Vega Bocanegra. Sería interesante que el Museo encontrara el lugar adecuado para que la pareja, desde entonces separada, vuelva a mostrarse tal como fue pensada.

4 comentarios:

  1. Hola Concha,Felipe Micó era banquero, compañero del Marqués de Salamanca, según he visto en la prensa de la epoca. aparte de esos hijos que citas, tb he localizado a un Felipe Mico Muñoz, llamado a quintas en 1879 y a Elvira, nacida hacia 1859 que pleiteo contra los administradores concursales de la herencia de su padre, lo que me hace pensar que al señor Micó no le terminaron de ir bien las cosas.
    Sobre el testamento del XIV Duque de Osuna, sino recuerdo mal, es en este documento en el que reconoce a su hija María Luisa, legandole parte de sus bienes.

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  2. Y mi interés como en otras ocasiones, pasa otro cuadro de G. de V. de 1859 (colección particular) que rerata a una niña de unos doce años o catorce años en un fondo exacto al del retrato de la Sra de Micó

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    1. No identifico el retrato de niña al que te refieres. ¿Es uno de cuerpo entero con una niña de pelo muy largo? No sé si puedes facilitarme alguna referencia de donde pueda verlo... (Mi correo @ aparece a inicio del blog.)

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    2. Encontré diversos datos de Elvira (que a veces aparece como Eloísa) en relación con el tema concursal que comentas (Diario de avisos de Madrid 23/11/1915) y sobre una intoxicación por accidente (El Imparcial 19/2/1912). No la mencioné por la duda del nombre y la escasa relación con la historia que me interesaba. En todo caso, te agradezco las aportaciones.

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