domingo, 6 de marzo de 2022

SARAH AFFONSO - PINTORA

Sarah Affonso es el nombre artístico de la pintora portuguesa Sara Sancha Afonso (1899 -1983). 

Sarah Affonso, O meu retrato 1927

Nacida en Lisboa, en Calçada do Duque de Lafões, en el seno de una familia trabajadora, Sarah fue la mayor de seis hermanos. Su padre, Francisco Marcelino Afonso nacido en Valença era sargento de infantería y su madre, Alexandrina Rosa Gomes Afonso, nacida en Lisboa de padre argentino, era empleada doméstica. En el año 1904 por cambio de destino de su padre la familia se traslada a Viana do Castelo, en el noroeste de Portugal, donde vivieron hasta 1915, es decir, entre los 5 y los 15 años de Sarah. Es el tiempo de adolescencia y primera juventud, en el que estudió en el Colégio de Nossa Senhora de Monserrate de monjas francesas ursulinas, donde aprendió pintura, bordados y lengua francesa como correspondía a la enseñanza femenina de la época. La vida en Viana dejó una impronta profunda en su carácter que más tarde expresará a través de su pintura.

    “Estos primeros años de su vida marcarán de forma indeleble su obra, desarrollada en la línea de esa memoria de los paisajes del Minho, los azules, los pinares y las playas, su vida cotidiana y sus tradiciones” (G.Verheij. «Sarah Affonso». Museu Calouste Gulbenkian).

A su regreso a Lisboa con sus padres en 1915, se matriculó en la Escola de Belas-Artes de Lisboa donde fue alumna del pintor ya jubilado Columbano Bordalo Pinheiro (1857-1929), formado en París y uno de los integrantes del Grupo do Leão, renovador de la estética artística portuguesa, a cuyos componentes retrató en su famosa obra.

Columbano Bordalo Pinheiro. Grupo do Leão. 1885 MNAC do Chiado 
(Columbano a la derecha, de pie, con sombrero de copa)

Después de graduarse, expuso en 1923, en el Belas-Artes, en una colectiva de estudiantes. De sus obras dice un crítico en la prensa: Os retratos que apresenta sao tecnicamente bem feitos, academicamente falando. Possuem, entretanto, um qué de impalpavel que só consegue fixar nas obras de arte quem tem alma para sentir. (Mário Domingues) El crítico, que ve en ella un no sé qué de impalpable que solo consigue expresar quien tiene alma para sentir, le aconseja continuar sus estudios en Paris, probablemente el mismo consejo que recibiera de su maestro Columbano; ella envía el recorte de prensa a su padre que estaba en África, y a vuelta de correo recibe el dinero para el viaje.

A pesar de las dificultades que tenía un viaje de esas características para una joven que a sus veinticuatro años nunca había abandonado el ámbito familiar, la ilusión por continuar sus estudios la llevó a Paris en 1924 donde pasó casi todo el año. Asistió a las clases de modelo en vivo de la Académie de la Grande Chaumière, escuela innovadora fundada por la suiza Martha Stettler (1870-1945) y la rusa Alice Dannenberg (1861-1948), que impulsaban una docencia que se apartaba de las reglas pictóricas oficiales de la Ecole-des-Beaux-Arts. 

        "Nesses oito meses frequentei uma Academia, livre, não tive professores e vi coisas que não sabia que existiam na pintura. Certos movimentos do Impressionismo para cá, eram completamente ignorados em Portugal. Aqui, dizia-se até, que em França estavam todos loucos." (Entrevista Soledade Marinho Costa. 1979)


 Mãe e filha (1924)

Al regresar a Portugal, participó en exposiciones colectivas, en el “Salão de Outono” (1925, 1926), o en la Sociedade Nacional de Belas Artes (SNBA), pero tuvo que alternar la pintura con la realización de bordados, una de las destrezas que había aprendido en el colegio.

En 1927, despues de cuatro años ahorrando, de nuevo con el apoyo de su padre, vuelve a París, donde se mantiene con su trabajo de diseñadora en un taller de costura, pinta en el estudio de Sónia Delaunay y expone en el Salon d’Automne (1928) el cuadro “Meninas”, una de sus obras mas conocidas. En aquel ambiente parisino de nuevos horizontes y tendencias artísticas conoció la obra de Matisse según cuenta en una entrevista: 

        "Una exposición de quince cuadros pequeños, con esas flores primaverales, que son blancas, azules y rojas, que se llaman anémonas. Vi esta exposición y me quedé tan maravillada que, como había unos puestos con estas flores en la calle, compré un ramo y me fui a casa a hacer un cuadro. A pintura dele era uma pintura por camadas, para tirar um tom, por exemplo roxo, ele dava uma camada de encarnado transparente e depois por cima uma camada de azul, mas de um azul flou. Uma técnica criada por ele. Com duas cores, dava uma terceira. O que se aprende a ver um quadro! O que eu aprendi com Matisse! ". 

La obra de Matisse cambió su forma de entender la pintura y su impronta se refleja en alguna de sus obras de ese momento. 
                Anemonas (1924)                                                        Meninas  (1928)                     
Figuras num jardin (1926)                                      A menina do cachecol (1927)

La muerte de su madre provoca su regreso a Portugal, "Quando regressei a Portugal, senti a necessidade, a obrigação de trabalhar. Meu pai tinha-me dado o dinheiro para eu ir a Paris essas duas vezes – todas as suas economias – e eu sentia-me na obrigação de corresponder". (S. Marinho Costa.1979)

En 1928, realizó e Lisboa su primera exposición individual, en el Salón Bobonne, cuyo catálogo muestra en la portada el bello retrato del natural que le hace en talla directa el escultor bejarano Mateo Hernández con el que probablemente tuvo relación durante su estancia en París. 

Mateo Hernández, Retrato de Sarah Affonso, talla directa, 1927 MNCARS
       
Decidida a contnuar su vida en Lisboa Sarah comenzó a frecuentar A Brasileira do Chiado, lo que resultaba poco habitual en una mujer de la época, participando en las tertulias con sus amigos, Jorge Segurado, Bernardo Marques, Abel Manta, Mário Eloy y Carlos Botelho. También continua realizando ilustraciones de libros infantiles de su amiga la escritora Fernanda de CastroMariazinha em África (1925), y Tesouro da casa amarela (1932), y otros como S. João subiu ao trono, de Carlos Amaro (1927).

Ilustraciones de Sarah Affonso

Aunque no consigue ningún encargo, ni vende ningún cuadro, Sarah continuó pintando y participando en exposiciones colectivas en el “Salón de Artistas Independientes” (1930, 1931 );“Salón de Invierno” (1932); en la “Exposición de Arte Moderno” (1936, 1940, 1942, 1944, 1945). Tambien expone en 1929 con José Tagarro (1902-1931) e individualmente en la Galeria do Século (1932, 1939). La crítica, siempre amable con ella, ponía de relieve la feminidad de su pintura, utilizando para describirla calificativos como tierna, infantil e ingenua, de colores frescos y vibrantes, caracteres que habitualmente contraponían al carácter fuerte, realista y vigoroso de la pintura realizada por hombres.

     La escritora Fernanda de Castro (1928)      Los pintores José Tagarro y Waldemar da Costa (1929)  
          
        "Yo era un poco rara, no era enamoradiza ni coqueta y tuve suerte porque mis compañeros eran muy amigos y me admiraban, pensaban que tenía cualidades y eran los únicos que me animaban a trabajar, no fue el público. Y pinturas que después de 50 años todavía se pueden ver revelan algún valor. El cuadro que es malo se puede ver, pero luego, después de 10 años, ya no gusta en absoluto. Y los mios ganaron con el tiempo, en aquel momento nadie pintaba así. Y nunca gané nada con eso. ¡Nunca tuve un pedido, nunca vendí una pintura y realmente necesitaba dinero!"
Conversas com Sarah Affonso. JL Jornal de Letras, Artes e Ideias, 8-21-12-1981. 

A pesar de este concepto de sí misma, Sarah Affonso conoce al hombre de su vida con el que se casa en 1934: el pintor José Sobral de Almada Negreiros, con quien tiene dos hijos: José Afonso, nacido en diciembre de ese año, y Ana Paula, en 1942. 
31 marzo 1934. Dia de su boda

La primera etapa que siguió a su matrimonio, en el plano artístico, es la más íntima y personal, realizando las obras que le han dado más fama por la incorporación de la cultura popular del Alto Miño, evocando las costumbres, fiestas y leyendas de su niñez y  adolescencia en Viana do Castelo. Ella comenta la importancia que tuvo su marido en su forma de pintar: 

        "Meu marido deu-me, principalmente, uma noção de liberdade que eu não tinha até então." (S. Marinho Costa. 1979)

   Andor (Procissão) 1938                                                        Casamento na Aldeia 1938
           Danza                                                                                         Músicos e Músicas

Las pinturas de esta época nos transportan a las fiestas del Minho, a las romerías de Nuestra Senhora da Agonia (patrona de los pescadores) de Viana, bailes y músicas junto a la expresión de la religiosidad que puede verse en procesiones e imágenes de vírgenes con niño y angelitos populares. Después de una visita al pueblo de su padre, cerca de Valença, escribe a su amiga Fernanda de Castro

        "Creo que me quedaría aquí este invierno para pintar y de este modo prolongar el estado de gracia en el que me encuentro. Esta región es un campo inédito en pintura. Todo son cuadros a la espera de ser pintados. Y siento eso profundamente". 

También muestra en pinturas su vida personal, como podemos ver en una de las más emblemáticas, en la que aparece con su marido y su primer hijo.

Sarah Affonso, Família, 1937, Museu Calouste Gulbekian 

A pesar de que su marido la animaba constantemente y de las buenas críticas que seguía obteniendo a su abundante producción de este tiempo, y a pesar de la obtención del Premio Souza-Cardoso en la Exposición de Arte Moderno de 1944, Sarah Affonso piensa que todo esto no basta para compensar las necesidades de la familia. El hecho de no haber tenido nunca un encargo y la dificultad para vender sus obras, le llevan a tomar la decisión de abandonar la pintura. Sarah cuenta en una de sus conversaciones que publica su nuera, que se vio obligada a interrumpir sus vacaciones en Moledo (cerca de Viana) para acompañar a su marido que debía volver a Lisboa por motivos profesionales: 

        “Hice las maletas, guardé los lienzos, lloré todo el día y José se dio cuenta de que no volvería a pintar…” 

Así se lo contó a su nuera quien grabó sus recuerdos que posteriormente publicó en su libro "Conversas con Sarah Affonso". Continuó, sin embargo, con una labor artística menos visible retomando su actividad de dibujo e ilustración y dando apoyo a Almada Negreiros. Transfirió su creatividad al espacio familiar en la Quinta de Bicesse, para donde fue realizando todo tipo de bordados, azulejos y elementos decorativos.

Elementos decorativos realizados por Sarah Affonso con azulejos y conchas 
Quinta da Lameirinha, Bicesse

Almada murió en 1970; en ese tiempo Sarah Affonso fue objeto de varias exposiciones retrospectivas que rindieron homenaje a su obra, la última, en 1978, en el Centro de Arte Contemporáneo del Museo Soares dos Reis, en Oporto. 

En junio de 1982, el presidente de la República António Ramalho Eanes la honró con la Orden de Santiago de la Espada y un año después murió en su Lisboa natal. Desde entonces, su obra se fue olvidando hasta que cuarenta años después, en el 120 aniversario de su nacimiento, fue redescubierta. 

Casi simultáneamente en 2019 y 2020 dos de los principales museos portugueses, el Calouste Gulbenkian y el Nacional de Arte Contemporáneo, coincidieron en realizar sendos proyectos expositivos sobre la vida y obra de esta pintora modernista. Ambas exposiciones han supuesto la ocasión de recuperar el conjunto de su obra e incorporarla a la primera línea de la Historia del Arte Portugués, dejando atrás la tenue imagen de quien era conocida como la esposa de Almada Negreiros, para ser vista como ella misma, en sus brillantes colores:  Sarah Affonso.
Sarah Affonso borda una reproducción del dibujo 'Bailarinos', de Almada Negreiros.


A mi hija Concha, que disfrute de Viana y que descubra la luz, los colores y la alegría que Sarah Affonso encontró en el Alto Minho

Castiçais (Palmatorias) modelo creado por Sarah Affonso





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