viernes, 23 de febrero de 2024

FRANCISCO DOMINGO Y JOSÉ MORILLO - PARÍS 1880

La historia de la pintura española de la segunda mitad del siglo XIX está plagada de nombres de cientos de pintores, pero también de pintoras, de estudios y talleres, de pensiones, de viajes, de exposiciones y premios, de triunfos y fracasos y de relaciones de amistad, de amor, de compañerismo, de competición, de rivalidad... entre artistas jóvenes y con otros ya consagrados. Son frecuentes las relaciones de pupilaje entre maestro y discípulo, que establecen lazos artísticos, personales, vitales e inquebrantables. Esa estrecha relación de admiración y amistad es la que hubo entre el pintor gaditano José Morillo y Ferradas con su maestro el valenciano Francisco Domingo Marqués, recordada muchos años después por el hijo de este, Roberto Domingo Fallola, como veremos más adelante.

Un curioso expediente del último cuarto del siglo XIX que relaciona a estos dos pintores en el París de la época me llegó accidentalmente en el curso de una investigación en el Archivo de Protocolos de la Comunidad de Madrid donde, como sucede a menudo, buscando una cosa se encuentra otra. También he podido conocer recientemente una magnífica fotografía de profesor y discípulo del Museo de Cádiz y finalmente he podido identificar a Elvira Fallola, la mujer de Domingo, en el Retrato de Señora del Museo del Prado pintado por Morillo en tributo a su maestro. Pero antes de entrar en estas historias situadas en el París de 1880, echaremos una ojeada a las trayectorias de ambos pintores. 

José Morillo y Ferradas (1853 - 1920)
  Jose Morillo, 
 
Autorretrato. 1904 Museo de Cádiz, en depósito en el Museo de Vejer.

José Morillo nació en Vejer de la Frontera en el seno de una familia acomodada, estudió en la Escuela de Bellas Artes de Cádiz desde 1871 a 1877, años en los que aprovechó la docencia de su maestro Ramón Rodríguez Barcaza de quien recibía clases de Colorido y composición y que tuvo especial importancia en la vida profesional y personal de Morillo. Tras la correspondiente oposición le fue concedida en 1877 la pensión de la Diputación Provincial de Cádiz que había quedado liberada por la renuncia de Germán Álvarez Algeciras (Acta de la Academia de Cádiz 24.7.1876), lo que le permitió continuar sus estudios de pintura en el extranjero.
Retrato del pintor Ramón Rodriguez Barcaza 
Realizado en París (1869) por  J. Cecilio Montes y Sanoja

Siguiendo los pasos y el consejo de su maestro Rodriguez Barcaza que conocía la vida artística parisina por haberla vivido y haber asistido durante su pensionado al taller de Cogniet, José Morillo también eligió continuar sus estudios en la ciudad del Sena, asistiendo al estudio de Léon Bonnat, y tuvo además una especial relación con el maestro valenciano Francisco Domingo Marqués, instalado en París desde 1875, de quien el gaditano recibió una gran influencia, definiendo el estilo que caracterizaría posteriormente su pintura. 

A su regreso de París, en 1885, Morillo fue nombrado profesor de la Escuela de Bellas Artes de Cádiz en Colorido y Composición y al año siguiente se convirtió en el conservador del Museo gaditano, uno de los museos provinciales más antiguos de España, abierto desde 1852, del que su suegro era director. Académico correspondiente de la de San Fernando desde 1892, en 1897 fue nombrado académico de la de Bellas Artes de Cádiz, en cuya Escuela se convirtió en el pintor y docente más destacado y apreciado, contando entre sus discípulos Federico Godoy Castro (1869-1939) y Felipe Abárzuza (1871-1948)ambos con interesantes obras en el Museo del Prado, quienes completaron sus estudios en Madrid asistiendo al estudio de Sorolla por consejo del propio Morillo.
Federico Godoy, (Det. fotografía 1890) y Felipe Abárzuza, retratado por Sorolla en 1908 MS (Madrid)

Morillo no solía concurrir a exposiciones nacionales, pero se presentó ocasionalmente a los concursos organizados por la Academia de Cádiz. En el de 1894 alcanzó el primer premio con una de sus obras más conocidas, que representa la visita de Julio Cesar al templo de Hércules en Cádiz. Se trata de una pintura historicista cuya temática, ligada a la historia local, era exigida en las bases el concurso gaditano en un momento en que en el ámbito nacional este estilo estaba siendo desplazado por una pintura de género de tipo costumbrista y social. Este sería el último de los concursos celebrados en Cádiz dedicados a conmemorar y enaltecer los hechos y valores gaditanos.

José Morillo y Ferradas, Julio Cesar ante la estatua de Alejandro en el templo de Hércules en Cádiz. 1894, Museo de Cádiz

Una vez asentado en Cádiz, Morillo se casó con Carmen, hija de su maestro Rodriguez Barcaza; ella padeció una enfermedad mental que el pintor atendió con total dedicación lo que le acarreó cierta fama de taciturno y retraído. Tuvo su vivienda y estudio en la Alameda gaditana, frente al mar de la bahía, donde falleció el 3 de enero de 1920 a los 67 años. 

Francisco Domingo Marqués (1842 - 1920)

Francisco Domingo Marqués Autorretrato 1883. RABASF 

Nacido en Valencia en un hogar humilde, inició su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos y tuvo como maestros a Rafael Montesinos, paisajista valenciano especializado en miniatura quien le contagió su admiración por Ribera, y a Plácido Francés. En el curso 1863-1864  se traslada a Madrid con el objetivo de continuar sus estudios en la Real Academia de San Fernando de Madrid, y en 1868 obtiene la pensión para Roma gracias, en parte, a la tercera medalla conseguida en la Exposición Nacional de 1866 por el cuadro Un lance en el siglo XVII

En Roma acudió al taller de Eduardo Rosales y se relacionó con Mariano Fortuny, que tanta importancia tuvo, como para tantos otros, en el desarrollo de su pintura posterior. De él hizo un retrato póstumo hacia 1884. Tuvo ocasión de conocer la pintura de género y el casacón con los que Fortuny alcanzó fama y fortuna, lo que le hizo orientar su evolución hacia ese estilo. Después de poco más de un año contrajo unas fiebres palúdicas que le hicieron abandonar Italia y regresar a Valencia donde montó un estudio, la gallera, que pronto se convirtió en el centro de la vida artística valenciana. También daba clase en la Escuela de Pintura de la Academia de San Carlos, a la que acudían los hermanos Benlliure, renunciando a su salario como docente a cambio de mantener su asignación como pensionado. Su fama se consolida tras la Exposición Nacional de 1871 en la que participó con El último día de Sagunto y sobre todo con su Santa Clara con la que consiguió una Primera medalla y fue muy alabada por la crítica española.

Después de un año en Valencia la Diputación le retiró la pensión por no volver a Roma y entonces decide instalarse en Madrid con su hermano Agustín. Allí conocerá a la que dos años después (1874) se convertirá en su esposa, Elvira Fallola de Montellano, de familia acomodada italiana afincada en España. Los garibaldinos hermanos Fallola, eran dueños de varios establecimientos hoteleros, destacando el famoso Hotel París de la Puerta del Sol madrileña (actual edificio Apple). Su suegro, José Fallola, era además un entusiasta coleccionista de Arte cuya huella en forma de legado se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional y en otros museos. 
La Puerta del Sol, al fondo el Hotel París (h. 1870). Fotografía de J. Laurent  
FPH VN-02871 Archivo Ruiz Vernacci

Durante el tiempo que está en la capital Domingo llevó a cabo la decoración al fresco de los palacios los duques de Fernán Núñez y de Bailén, pero en 1875, con treinta y tres años, decide trasladarse a París, donde imperaba el estilo de Meissonier y donde había triunfado Fortuny. Buen conocedor del fortunysmo, allí comenzó a pintar cuadros de estilo colorista y minucioso abandonando el realismo de sus obras premiadas hasta entonces en favor de una pintura de género, como "La Merienda" (1899) o “Un alto en la montería” (1901). Se trata de un tipo de pintura efectista siguiendo las demandas de sus marchantes, Haro, Goupil o el catalán José Artal, quienes vendían ventajosamente todo lo que sus pinceles producían. No presentaba obras en las exposiciones pues tenía tal demanda que vendía sus obras antes de pintarlas. 
Francisco Domingo, "La merienda" (1899) y "Un alto en la montería" (1901)

Francisco Domingo vuelve a España en 1914 al inicio de la Primera Guerra, rodeado de prestigio, con la aureola de gran maestro en buena parte difundida por Sorolla quien, según José Francés, "puso todo su empeño en que el regreso de quien consideró siempre como su maestro no pasase inadvertido". Sorolla sentía gran admiración por su maestro, a quien recuerda en su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en el año de su retorno: «Domingo fue el faro que iluminó la juventud de mi tiempo no sólo en Valencia, sino en toda España. Reunía todas las cualidades del artista soñado.../...¡Tanto amé al hombre, cuanto admiré al artista!». Domingo ingresó en la Academia en 1917. Falleció en Madrid en julio de 1920.

JOSÉ MORILLO EN PARÍS - 1880 
  
Arriba: Dedico esta fotografía a mi amigo Luis Siravegne tan amante de Cádiz por figurar en ella el famoso pintor gaditano D. José Morillo, discípulo más aventajado de mi padre. Firmado: Roberto Domingo. Madrid 1946 
Abajo: "Francisco Domingo Marqués en París, con su señora y su discípulo Morillo". 
H.1880 Museo de Cádiz. Legado Siravegne.*

*Los hermanos Luis y Félix Siravegne tenían un conocido negocio de Antigüedades y Objetos de Arte en el nº 19 de la Calle del Prado de Madrid, junto al Ateneo. En 1935 Luis dona al Museo de Cádiz un conjunto de dibujos, gouaches y fotografías que habían recibido de Roberto Domingo Fallola, hijo del pintor.

De alrededor de 1880 es la magnífica fotografía anterior que conserva el Museo de Cádiz, en la que podemos ver a José Morillo en el ámbito doméstico y familiar del matrimonio Domingo Fallola mostrando una relación de confianza más allá de la profesional que podría haberse establecido entre maestro y discípulo. El comentario sobre Morillo como el "discípulo más aventajado de mi padre" que hace Roberto Domingo, que en la fecha de la fotografía no había nacido, tuvo que habérselo oído a su padre, lo que contribuye a esta sensación de familiaridad que debió existir entre ambos pintores. En todo caso, sabemos que la casa de Domingo en París fue punto de encuentro de pintores españoles que visitaban la ciudad, especialmente sus paisanos Mariano Benlliure y Joaquín Sorolla con quienes mantuvo siempre una estrecha amistad.

El expediente de enfermedad de MORILLO

 José Morillo tomado de la fotografía de grupo del legado Siravegne del Museo de Cádiz. H.1880

Como hemos comentado José Morillo una vez conseguida la pensión de doce mil reales anuales que le permitió residir en París alrededor de siete años, mantuvo siempre relación con el maestro valenciano Francisco Domingo, de quien el gaditano siempre se considerará deudor ya que gracias a él pudo definir su propio estilo de pintura. 

Un expediente del Archivo de Protocolos de la Comunidad de Madrid del año 1880 promovido por José Morillo ante el Consulado español en París, le sirve al pintor para certificar su estado de enfermedad y la necesidad de mantener en la ciudad del Sena el tratamiento iniciado por facultativos franceses. Ignoramos qué esperaba obtener el pintor con la presentación de tal certificación con tan numerosos testimonios, si era para justificar una prórroga para el regreso a Cádiz o simplemente dar a conocer a la Diputación benefactora la situación de falta de salud en que se encontraba por lo que eventualmente no podría cumplir sus obligaciones de pensionado. La razón, en todo caso, debía ser importante si nos atenemos a la naturaleza y amplitud del expediente presentado. Lo interesante, además de adentrarnos en el burocrático mundo de la Administración Pública de la época, es que nos permite conocer las relaciones que Morillo había establecido en París con amigos o colegas que se prestaron a ser testigos fidedignos de su situación, entre los que curiosamente se encontraban personas ligadas al ámbito filipino.

Los firmantes 

 Interesado: José Morillo y Ferradas, de 27 años, pintor pensionado por la Diputación de Cádiz para continuar estudios en París.

 Cónsul de España en París: Teodoro Ponte de la Hoz. (Vicecónsul en Comisión), además de jefe de Administración de Hacienda en París, era pintor paisajista y académico de la RABASF desde 1859 cuando ocupaba el negociado de Bellas Artes del Ministerio de Fomento.

-  Secretario del Consulado: José Trigueros y Leli 

Promotor Fiscal: Doctor Joaquín Pardo de Tavera, (1829-1884) de origen español, era juez de la Corte Suprema de Manila, fue uno de los detenidos tras el Motín de Cavite (1872) por ser miembro del Comité de Reformadores. Destituido de su cargo y enviado al exilio a las islas Marianas después de dos años consiguió el perdón real y se estableció en París donde residió hasta su muerte en 1884. Joaquín estaba casado al igual que su hermano Félix, con Gertrudis, una de las hermanas Gorricho. Félix, que había fallecido en 1863 en el terremoto de Manila, que era el padre Paz Pardo de Tavera esposa del pintor Juan Luna. La familia de Paz, con su madre, Juliana Gorricho, y sus dos hermanos Trinidad y Félix, también se instalaron en París bajo la tutela de su tío.

Testigo 1: Francisco Domingo y Marqués, artista pintor, natural de Valencia, de treinta y seis años, casado, residente en París desde 1875.

-  Testigo 2: Rafael Enríquez y Villanueva, (1850-1937) pintor, soltero de treinta años, natural de Nueva Cáceres (Filipinas) hijo de emigrantes españoles, su padre Antonio Enríquez y Sequera era descendiente de Colón. Realizó sus primeros estudios artísticos en la Academia de Dibujo y Pintura  de Manila. Entre 1869 y 1872 estudió Derecho en la Universidad Central de Madrid y tras obtener su licenciatura se inscribió en la Academia de Bellas Artes de San Fernando obteniendo pensión para continuar sus estudios artísticos en 1874. En 1879 se trasladó a Paris, estableciéndose allí durante 8 años, en que se especializó en pintar retratos. Su obra más famosa, La Muerte de Don Simón de Anda, se expuso en la Exposición General de Filipinas de 1887. Se casó con Elvira Chacón y Enríquez, hija del Marqués de Zela. Rafael fue el primer director de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Filipinas (1909).

Testigo 3:  Carlos José Lemoine, Natural de Cádiz. Comerciante, residente en Paris.

Los documentos
El expediente se inicia con una solicitud del pintor para que le sea expedido un certificado con la información que resulte de los documentos y testigos presentados:
Solicitud inicial de José Morillo y Ferradas. París, 3 de abril de 1880

JOSÉ Mª MORILLO FERRADAS, natural de Bejer, artista pintor, pensionado por la Diputación Provincial de Cádiz, residente en esta capital, ante V.I. como mejor prueba en derecho comparezco y digo: que, encontrándome, por desgracia, enfermo según les compruebo con el certificado que presento suscrito por el médico que me asiste y conviniendo a mis intereses justificar en España mi estado de salud, de modo que no deje ningún género de duda, ofrezco información de testigos a fin de acreditar este extremo y en su virtud.
A V.I. SUPLICO: se sirva tener por presentado este escrito con el documento que lo acompaña y aceptar dicha información para que probado que quede lo que me propongo, tenga a bien ordenar V.I. me sea expedido certificado de lo que de ella resulta, pues así procede en justicia que pido en París, tres de abril de mil ochocientos ochenta.
José Mª Morillo (Firma)

Presentada en este día doy cuenta a V.I. París tres de Abril de mil ochocientos ochenta.
(Firma) El secretario
Al expediente se adjuntan tres informes médicos:

1: Dr. Charles Belot, doctor en Medicina y Cirugía de la Facultad de Ciencias Médicas de Madrid, Universidad de Leipzig y Facultad de París, quien declara haber examinado detenidamente al pintor que padece de una irritación crónica de faringe complicada de una anemia general, cuyo estado requiere de una esmerada asistencia y tratamiento especial local para impedir que el mal progrese y se haga incurable.

2: Dr. Sinel, docteur en medicine de la Faculté de París, quien declara que Monsieur Joseph Morello a été atteint d'une angine granuleur grave del 10 de diciembre de 1878 a 5 de enero de 1879, que les changements de saisons determinent une dispositión a recidive intermittente qui l'empeche de pouvoir se livrer à des occupations de nature suivie et continue.

3: Dr. Martín quien declara haber atendido durante el mes de marzo de 1878 a Monsieur Morillo pour une angine schumatismale [sic] qui a duré environ une huitième de jours.

A continuación diversas Providencias y Diligencias de tramitación, que no se reproducen por reiterativas, firmadas por los distintos intervinientes en el proceso, destinadas a poner en conocimiento del interesado y del promotor fiscal los diferentes testimonios según iban siendo incorporados al expediente.

Finalmente figuran las Declaraciones de los testigos:

Francisco Domingo y Marqués, declaró que conocía a Morillo «a quien viene tratando hace algunos años y sabe y le consta que padece hace tiempo de una afección a la garganta que le obliga a seguir tratamiento en esta capital; que lo dicho es la verdad bajo el juramento que tiene prestado...». 

Rafael Enríquez y Villanueva, declara que "puede asegurar que Morillo sigue en esta capital un tratamiento especial para impedir que progrese la afección a la garganta que viene sufriendo hace algún tiempo."

Carlos José Lemoine, declaró conocer a Morillo desde hacía muchos años y "le consta que padece una afección a la garganta que le obligaba a continuar en París un tratamiento especial."

El expediente finaliza con la aprobación de todas las diligencias y testimonios y la firma por todas las partes, certificando el Secretario que "queda protocolizada la información de testigos practicada en el Registro de Documentos Públicos del Consulado". Firmado en París a siete de abril de mil ochocientos ochenta, por el Secretario «José Trigueros Leli»

La huella de la estancia de Morillo en París

Suponemos que el expediente enviado a la Diputación de Cádiz surtiría los efectos esperados por el pintor en orden a pausar o dilatar su pensionado. Morillo, que llegó a París a principios de 1878, permaneció allí alrededor de siete años, en lugar de los cinco que estaban establecidos reglamentariamente para la pensión, hasta su vuelta a Cádiz en 1885. Lo que si conocemos es que en la misma época del expediente el discípulo está trabajando en una obra que sin duda pretende ser un tributo a su maestro. Se trata del Retrato de Elvira Fallola de Montellano, la mujer de Domingo, que es una de las obras más bellas del artista gaditano.

Retrato de Elvira Fallola, hacia 1880  MNP[P006567] 
Depositado en el MBA de Granada
Firmado: «J. Morillo/Paris», en el ángulo inferior derecho.

La obra, un óleo sobre tabla de pequeñas dimensiones, 48 x 39 cm, que el Museo del Prado tiene depositado en el Museo de Bellas Artes de Granada, representa a la mujer de Domingo,  Elvira Fallola de Montellano, sentada sobre un mullido sillón de color rojo oscuro sobre el que destaca una falda de terciopelo negro con un elegante sobrevestido de raso en tonos grises y negros, con guantes largos de color ocre amarillento, sosteniendo un abanico de largas varillas. Peinada con un moño alto que le da un aspecto distinguido no lleva más joya que un broche que resalta sobre el cuello oscuro del vestido algo levantado. 

La similitud con las imágenes que se conocen de ella y en concreto con el busto algo abocetado que realiza el propio Domingo Marqués, además de las circunstancias y el momento de su realización hacen que la identificación de la retratada sea segura.

Francisco Domingo Marqués. Retrato de mi mujer. 1879.

De acuerdo con la información que proporciona A. Colorado, en el estudio sobre "Las obras incautadas durante la guerra civil y la posguerra en los fondos del Museo del Prado", el Retrato de señora procede de la incautación realizada en 1936 por la Caja General de Reparaciones, de donde pasó a la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico. De allí fue enviada al Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional que en 1941 la deposita en el Museo de Arte Moderno. 

La adscripción de la obra continúa en dicha institución hasta el año 1971 en que se asigna al Museo de Arte Contemporáneo y de ahí  al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (a pesar de tratarse de una obra del Siglo XIX que debería haberse asignado al Museo del Prado). Esta situación no se corrige hasta 2016, en que la obra pasa al Prado en el marco de la Reordenación de las Colecciones estables entre los Museos del Prado y Reina Sofía por tratarse de un artista nacido antes de 1881. 

Con independencia de sus cambios de adscripción, la obra ha estado depositada en el Museo de Bellas Artes de Granada desde 1958 (O.M. 16 mayo) de acuerdo con la información contenida en "El Prado disperso" Cuadros depositados en Granada. II.

¿A quién podía pertenecer esta obra antes de su incautación?

En una etiqueta al dorso de la tabla se lee la siguiente inscripción: "Caja General de Reparaciones. Objeto: Retrato de Sra, pintado en tabla R. Morillo (París); Perteneciente a Esparter 2; Ref. 639; Valorado en 500 ptas”.

La mención  a 'Esparter, 2' alude indudablemente al nombre de la madrileña calle Espalter, 2. Dicha dirección figura en el Recibo 500 del Museo de Arte Moderno, del expediente de devolución de la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Nacional (SDPAN) nº 753, lo que parece haber llevado a los investigadores a relacionar la obra de Morillo con el titular que aparece en dicho domicilio: Ramón Flores Mendeville a quien pertenecían las tres obras que se identifican en la relación aunque se añade entre paréntesis una referencia al Casino de Madrid.  
Expediente de devolución nº 753 de las obras depositadas en el Museo de Arte Moderno

Las obras de dicha relación fueron reclamadas y devueltas al finalizar la guerra. Existe constancia de la  devolución solicitada por parte de la viuda de Ramón Flores Mendeville, fallecido en 1937, Mª Luisa Pérez Caballero (1903-1995), y de su  autorización al oficial de correos Manuel Valle para retirar en su nombre las obras relacionadas en el mencionado expediente 753 que habían sido objeto de incautación, no de robo, como recoge la nota. 

IPCE. Archivo de Guerra. Servicio de Recuperación Artística. Expediente de devolución 753

El hecho de que sea esta la única relación de obras que reclaman en la que no figura referencia alguna al Retrato de Señora de Morillo Ferradas nos lleva a poner en duda esa posible asignación, aunque veremos que existen algunas otras coincidencias que resultan interesantes.

La mención a la obra de Morillo que estamos comentando sí podemos verla en la relación manual del Ministerio de Hacienda que se incorpora en el informe sobre Las obras incautadas durante la guerra civil... de A. Colorado, mencionado anteriormente, donde figura que las pinturas también proceden de la dirección de Espalter, 2.  En la relación aparecen dieciocho obras de diversa consideración entre las que se encuentra el "Retrato de Sra. pintado en tabla" por Murillo (sic) París, valorado en 500 pts. La relación incluye una segunda obra de Morillo, "Retrato de un niño con un perro" tasada en 400 pts., apareciendo en este caso como autor el nombre correcto de José Morillo y la fecha 1887". 
Arch. MH (Ministerio de Hacienda), Madrid: Libro “Almacén. Relación de cuadros de distinta procedencia. Distintos pintores y escuelas. Caja General de Reparaciones, Ministerio de Hacienda”, Exp. 25595. (Subrayados en rojo los dos cuadros de Morillo)

Creemos que el segundo cuadro de Morillo que aparece en la relación: "Retrato de un niño con un perro" es el que perteneció al bailarín, coreógrafo y director estadounidense Tony Charmoli (1921-2020) hasta su muerte, momento en que fue vendido en Los Ángeles por Abell Auction Co. por 1.700$.
Jose Morillo Retrato de un niño con un perro. Firmado y fechado en 1887 y
Fotografía de su propietario con la obra en 2009 antes de su venta. 

En el conjunto de obras que aparece en la relación de "Espalter, 2" figuran, quizás por coincidencia, obras de la pintora María Mendeville de Flores, madre de Ramón Flores Mendeville, titular de las obras mencionadas en el expediente 753 de Espalter, 2 (Casino de Madrid) anteriormente comentado.

Las obras de la pintora, que aparecen subrayadas en azul son: Retrato de Sra. con flores en la cabeza (M. de Mendeville), Retrato de mujer con mantón de Manila (M[aría] M[endeville] de Flores), además de un Retrato de Sra. sentada en un sillón con una careta en la mano (Época Madrazo) que aunque no se menciona a la autora coincide con una de las obras más conocidas de María Mendeville titulada "La vuelta del baile", premiada en el Salón de París de 1882 y presentada a la Exposición de Bellas Artes de Cádiz del mismo año.
María Mendeville de Flores. La vuelta del baile, 1882

Sabemos que la pintora María Mendeville, de nacionalidad uruguaya, se forma en París en el estudio del pintor francés Charles J. Chaplin (1825-1891) y también con el gaditano Ramón Rodriguez Barcaza, maestro y suegro de Morillo, lo que resulta otra curiosa coincidencia. Tambien conocemos que se instala en Cádiz donde en 1887 es nombrada académica supernumeraria de la Academia de Bellas Artes gaditana. 
Registro de Académicos RABAC desde 1875

Así pues, tanto la dirección de la calle Espalter como otras circunstancias de carácter personal podrían relacionar a Ramón Flores Mendeville con las posibles obras incautadas pero quedan cabos sueltos como la referencia al Casino de Madrid, o la falta de reclamación de las obras de la lista manual del Ministerio de Hacienda que permiten poner esa relación duda.

Otras posibilidades se abren en relación con otros moradores que en la época habitaban en la dirección de Espalter, 2, que conviene apuntar para que puedan ser tenidas en cuenta por los investigadores.

El 10 de abril de 1930 en el periódico La Voz se publica una entrevista al Marqués de Alhucemas en la que dicen ser su nueva casa: "Espalter, 2: Ya no vive D. Manuel en la cuesta de Santo Domingo, tan frecuentada por los reporteros políticos. El marqués de Alhucemas se ha trasladado a una nueva calle madrileña, aun casi sin urbanizar. Saltando barrizales llegamos a una casa de moderna construcción...". 

El artículo hace referencia al anciano político Manuel García Prieto, (1859-1938) Marqués de Alhucemas, que en esa época traslada su domicilio al nº 2 de la que se dice 'nueva calle' de  Espalter, a pesar de que figura ese nombre en el callejero desde 1887. Sabemos que la hija de García Prieto, María Victoria se casa en 1920 con el periodista, político y escritor Carlos Albert Despujol,  (1890–1962) que desde 1924 dirigió la Revista de Crédito de Madrid, que según figura en su cabecera, tenía sus oficinas en el mismo edificio de la calle Espalter nº 2. Se trataba de una publicación quincenal de economía que dejó de publicarse al estallar la guerra civil. 
Portada de la Revista de Crédito del 15 de mayo de 1933, BNE

Así pues cabría la posibilidad de ampliar la línea investigación iniciada en el sentido de que las obras incautadas que aparecen en la relación de Hacienda referidas a Espalter, 2, entre las que se encuentra el Retrato de Elvira Fallola realizado por José Morillo Ferradas, pudieran haber pertenecido al político Manuel García Prieto o a sus descendientes.

Un último apunte relacionado únicamente con la propiedad de la finca del número 2 de la calle Espalter, es que al parecer ninguno de sus moradores lo ha sido o lo es en calidad de propietario, dado que el edificio desde su construcción perteneció a la familia del empresario judío alemán Otto Bemberg, nacionalizado francés y afincado en Argentina en el último tercio del siglo XIX y ha continuado en su línea hereditaria hasta hoy en que figura gestionado por la empresa Propiedades Millerty SL. 
Imagen actual edificio del nº 2 de la c/ Espalter
Detalle de la entrada con la fecha de construcción, 1929




domingo, 26 de noviembre de 2023

FERRANT EN LOS CONCURSOS DE PINTURA DE CÁDIZ

Puerta de entrada al Museo de Cádiz en la plaza de la Mina

En la segunda mitad del siglo XIX, la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz presidida entre 1860 y 1867 por Juan Valverde, quien también sería alcalde del municipio, promovió la convocatoria de certámenes artísticos de carácter histórico con periodicidad bianual para promocionar la ciudad, su historia y su arte. Para ello se elegiría en cada convocatoria un acontecimiento vinculado a la historia de Cádiz a desarrollar por los pintores concursantes, teniendo además como objetivo enriquecer con nuevas obras la colección de pinturas de su Museo provincial. Según de la Banda y Vargas en la Academia gaditana estos certámenes se añadían a las exposiciones que ya se venían organizando en Cádiz desde 1840, adelantándose a las nacionales que no comenzaron hasta 1856. (Anales de la Academia gaditana nº 3-1985) 

En esta entrada vamos a hablar de los tres primeros concursos consecutivos de tema histórico, 1862, 1864 y 1866, en los que el entonces joven pintor madrileño Alejandro Ferrant y Fischermans se presentó logrando el primer premio en cada una de ellos.

EL PRIMER CERTAMEN DE PINTURA HISTÓRICA. CÁDIZ 1862. 

Tema: La caída de Murillo 

Para el primer certamen de pintura histórica, convocado el 20 de octubre 1861, la Academia gaditana elige como asunto a tratar el Acto en que los religiosos y otras personas dan auxilio a Murillo tras su caída en la Iglesia de los Capuchinos de Cádiz mientras pintaba su obra los Desposorios de Santa Catalina considerada la última de su vida, pues del accidente salió malherido y murió pocas fechas después de haber sido trasladado a Sevilla. (La historia del suceso puede consultarse en este mismo Blog. )

Según las bases de la convocatoria publicadas, los artistas solo debían cumplir el requisito de ser españoles y residentes en España; las obras debían presentarse de manera anónima y sin mención de su procedencia; los datos personales debían ir en un sobre adherido en el reverso de la obra con un lema escrito en su exterior; la dimensión de las figuras debía ser superior a la mitad del natural y la obra en su conjunto no debía ser inferior al metro y medio en su lado más corto. Se establecía un primer premio de diez mil reales de vellón y un accésit de cinco mil.

Según las actas que se conservan del concurso comentadas por Nerea V. Pérez López de la Universidad de Sevilla en su artículo La caída de Murillo, primer concurso de pintura de la Academia de Cádiz, (Archivo Hispalense, 2012) al concurso se presentaron siete cuadros, que se expusieron bajo curiosos lemas:
      1. "Nada es tan hermoso como la Verdad",
     
2. "Ars longa, vita brevis",
     
3. "Abán protege a las Artes",
     
4. "El triunfo es siempre de quien se vence a sí mismo",
     
5. "Mes de Mayo",
     
6. "In magnis, satis est voluisse"
     
7. "Murillo siempre serás admirado". 

Adolfo de Castro, secretario en aquel momento de la Sección de Pintura de la Corporación, fue el encargado de realizar la memoria y la crítica de las siete obras presentadas a concurso cuyo ganador debía ser elegido por un jurado de académicos. De ellas en la actualidad únicamente conocemos tres.

El primer premio: Alejandro Ferrant
El galardón principal correspondió a un jovencísimo Alejandro Ferrant y Fischermans, de poco más de dieciocho años que obtuvo diez mil reales de vellón y además de la adquisición de su obra, tal como establecían las bases, por el Museo de Cádiz donde se encuentra en la actualidad, aunque guardada en su almacén. 
Primer premio:  Alejandro Ferrant Fishermans. Nº7. Lema: "Murillo siempre serás admirado".
(No ha sido posible obtener una imagen en color pues el Museo informa que la pintura se encuentra protegida para evitar su deterioro).

De la obra de Ferrant el crítico realiza la máxima ponderación y la describe minuciosamente, calificándola como "cuadro de gran composición". La escena se desenvuelve en un amplio espacio en el que el andamiaje crea el efecto de profundidad. En el centro se encuentra Murillo auxiliado por un grupo de monjes, un monaguillo y otros personajes que se han acercado al oír la caída. El pintor, en una postura un tanto teatral, está siendo atendido por un fraile que le ofrece una escudilla de agua y un joven a su costado derecho que parece sostenerle y que se identifica como un discípulo. La presencia de este joven es una constante en todas las obras presentadas. Castro considera que Ferrant incluye a su discípulo Meneses Osorio en la figura del joven que se encuentra en la escalera y que fue quien terminó el retablo incompleto a la muerte del maestro. El boceto de la obra fue presentado a la Exposición Nacional de de 1864.

El segundo premio: José Marcelo Contreras
El accésit, fue otorgado al pintor granadino José Marcelo Contreras Muñoz (1827-1890) que en esa época era catedrático de colorido y composición en la Escuela de Bellas Artes gaditana. Su obra fue adquirida por una sociedad local y luego pasó a la colección Bellver, perteneciente en la actualidad por donación a la ciudad de Sevilla.
Accésit: José Marcelo Contreras. Nº4. 
Lema:  "El triunfo es siempre de quien se vence a sí mismo"

En la Memoria de Castro se elogia esta obra en la que se destacan «detalles de ejecución felicísima, nobles aspiraciones, amor al arte y sentimiento de lo bello». En la escena, Murillo, que aparece sentado en unos escalones que le aportan profundidad, está siendo auxiliado por dos frailes y un joven que le toma la mano en una actitud de confianza que hace pensar en un discípulo. Detrás de ellos otro monje observa el andamio señalando el posible fallo, mientras otros llegan por una puerta que se abre a la derecha a los que un caballero con espada, que se encuentra en primer término, de espaldas, parece por su ademán relatarles el suceso. Al fondo, el lienzo de los Desposorios se encuentra tapado y en primer plano a la izquierda, caído en los escalones, un cartapacio sobre el que se encuentra el boceto de la obra así como la paleta rota del pintor.

La obra no premiada que conserva el Museo de Cádiz: Manuel Cabral 
La tercera obra de la que conocemos su participación en este certamen fue presentada con el nº 6. Su autor, Manuel Cabral Aguado Bejarano, no obtuvo premio, pero su pintura fue reconocida y adquirida por la propia corporación municipal. Actualmente se encuentra expuesta en el Museo gaditano desde su restauración en 2012 (realizada por Pilar Morillo y Álvaro Domínguez Bernal). El tiempo le ha dado la relevancia que no obtuvo en el concurso postergando a la de Ferrant que, a pesar de haber conseguido el primer premio, permanece en el almacén pendiente de restauración.
Manuel Cabral Bejarano. Nº 6. 
Lema: "In magnis, satis est voluisse" (en lo grande es suficiente haber querido)

El pintor utiliza el mismo punto de vista de la obra anterior aunque acerca más la escena al espectador. Uno de los elementos de mayor interés de la obra es la reproducción que vemos al fondo del lienzo de los Desposorios de Santa Catalina de Murillo en el que, según Castro, el pintor no se atiene a la realidad del suceso pues ha incluido imágenes no realizadas por Murillo sino por Meneses Osorio, el discípulo que finalizó la obra al quedar incompleta tras la caída. También aparece en primer plano la paleta rota y el maestro se encuentra semirrecostado en el suelo apoyado en un ayudante que le sostiene por detrás; a su izquierda un joven aprendiz le sostiene la mano diestra. En su entorno diversos frailes en diferentes actitudes: ofreciendo agua, sorprendiéndose, mirando al lienzo con los dedos cruzados. La crítica que recibió la obra fue positiva destacando que la entonación del cuadro era muy agradable.

El resto de las obras
De las cuatro obras restantes, cuyo paradero en la actualidad se desconoce, se ocupa más ligeramente el autor de la Memoria, sobre la primera afirma que ha llevado demasiado lejos su lema "Nada es tan hermoso como la Verdad", al plasmar el sufrimiento sin embellecerlo, lo que refleja un semblante nada hermoso que no tiene el atractivo que debiera inspirar. Destaca de la presentada en segundo lugar, su "buena armonía" y su "agradable colorido", haciendo una escueta descripción de la tercera, sin entrar en juicios sobre su ejecución e indica sobre la quinta que tiene una composición tan sencilla aunque no encuentra en ella "nada que revele el suceso que el cuadro representa". Según la información que Nerea V. Pérez recoge de Elena Gómez Moreno del tomo XXXV del Summa Artis, hay constancia de que una de estas obras fue presentada por el pintor canario Isidoro González Romero (1823-1905) de quien se sabe que la vendió al Duque de Abrantes; otra, según la misma fuente, habría sido realizada por el asturiano Ignacio León y Escosura (1834-1901), hecho bastante improbable pues en esa fecha León y Escosura es un pintor famoso y consolidado que vive en Paris, por lo que pienso que puede existir confusión con el pintor contemporáneo José Álvarez de la Escosura, de ascendencia asturiana que vivió en Madrid y en Jerez de la Frontera y que fue retratista y pintor de obras de composición, que resulta sin duda un concursante mucho más probable. 


EL SEGUNDO CERTAMEN. CÁDIZ 1864
TemaLos mártires Servando y Germán

El siguiente certamen que iba a celebrarse en el verano de 1864 fue convocado en noviembre del año anterior y el tema elegido fue El martirio de los hermanos Servando y Germán patronos de Cádiz que aunque eran oriundos de Augusta Emérita (Mérida), fueron martirizados alrededor del año 305 en un cortijo de la actual San Fernando, llamado Ursiano. Las bases de la convocatoria, de las mismas características que la primera, daban de plazo hasta junio del año siguiente para la presentación de las obras. En cuanto a las medidas, se establecía que las figuras debían ser más de la mitad del natural, y se aumenta el tamaño del lienzo que no podía ser de menos de dos metros en su lado menor. En las bases se aconsejaba la consulta, entre otros, de la historia de dichos santos escrita por Agustín de Horozco.  

La redacción del informe sobre las obras presentadas correspondió en esta ocasión a Javier Urrutia, consiliario vicepresidente de la sección de Pintura de la Academia, quien dio cuenta del resultado de las votaciones en la reunión celebrada el catorce de agosto de 1864. Conocemos cuatro de las obras que se presentaron al concurso, aunque en este caso no por la Memoria realizada por Urrutia sino por las Actas de la Academia y en parte por deducción de su propia temática ya que después del concurso gaditano fueron enviadas a otras Exposiciones. 

El primer premio: Alejandro Ferrant
El galardón principal y los diez mil reales que llevaba aparejados, más otros diez mil de su adquisición, fueron de nuevo al joven Alejandro Ferrant Fischermans con su obra Martirio de los santos Servando y Germán que obtuvo dieciséis de los diecinueve votos emitidos en la votación para el primer premio. Al ser todavía menor de edad la Academia hubo de esperar hasta recibir las instrucciones de su padre para realizar el pago. La obra en la actualidad también se encuentra en el almacén del Museo de Cádiz y en este caso que hemos tenido la fortuna de poder verla a través de una imagen mostrada por el Museo en sus redes sociales (Facebook). (Animamos a la Institución a que muestre del mismo modo otras obras de su almacén).
1864, Alejandro Ferrant. Martirio de los santos Servando y Germán. Museo de Cádiz

La iconografía responde a la tradición gaditana de los jóvenes patronos de la ciudad. La escena se desarrolla en una zona de playa y muestra en el centro uno de los jóvenes arrodillado antes de recibir el golpe de espada del verdugo, mientras a su espalda otro personaje muestra la cabeza de su compañero cuyo cuerpo yace en tierra. La mitad superior del lienzo la ocupa una alegoría en la que se ve el alma del mártir muerto con alba vestidura, palma en la mano y coronado por ángeles, mientras otros traen la corona y palma que espera su compañero. (César Pemán, Catálogo del Museo de 1952) 

En la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada ese mismo año Ferrant presentó el boceto de esta obra junto al de la Caída de Murillo del certamen anterior, aunque el reconocimiento que obtuvo, una Medalla de tercera clase, fue por el retrato de su tío, mentor y un verdadero padre, Luis Ferrant Llausás.

El segundo premio: Manuel Cabral
Los cinco mil reales del accésit, fueron para la obra del pintor sevillano Manuel Cabral Aguado Bejarano, que también repetía su participación en este certamen, obteniendo dieciséis votos en la votación para el segundo galardón. A diferencia del primer premio, que según las bases de la convocatoria debía ser adquirido para el Museo, no existía ninguna previsión respecto al segundo. No obstante el pintor ofreció la obra a la Academia que aprobó un crédito extraordinario de cinco mil reales para su compra, tal como se recoge en el Acta de la Junta Académica de 22 de agosto de 1864. A pesar de ello esta transacción no llegó a realizarse pues el pintor Manuel Cabral manifestó haberlo vendido ya a José Moreno de Mora y Vitón (1825-1908), conocido político y benefactor gaditano. En la actualidad se desconoce su paradero. 

La Correspondencia de España 19.8.1864

Otros participantes 

Francisco Torras y Armengol 
Consideramos que Francisco Torras fue también concursante por la obra de la misma temática y fecha que las del certamen gaditano que hoy conserva el Museo del Prado. Al no obtener galardón en Cádiz Torras decidió enviarla a la Exposición Nacional de Bellas Artes del mismo año donde obtuvo Medalla de tercera clase por el género de Historia. 
Francisco Torras y Armengol, Martirio de los santos Servando y Germán. 1864, 
Biblioteca-Museo Victor Balaguer, Vilanova i la Geltrú
Referencia a la obra de Torras en el Catálogo de la Exposición Nacional de 1864

El cuadro fue adquirido por el Estado en los mismos diez mil reales del premio gaditano y fue depositado en 1866 en la Academia de Bellas Artes barcelonesa. En la actualidad se encuentra, también en calidad de depósito del Museo del Prado, en la Biblioteca-Museo Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú.
Detalle de la referencia a la obra de Torras en el Inventario de 1996 MNP

Francisco Vega y Muñoz 
La presencia del pintor Francisco Vega también en el certamen gaditano se evidencia en su Martirio de San Servando y San Germán (2,51 x 3,36 cm.). Al igual que Torras al no conseguir premio en Cádiz decide enviarlo a la Exposición Nacional de Bellas Artes del mismo año donde obtiene Mención Honorífica Especial por la Pintura de Historia. Resulta curioso que la Exposición Nacional premiara dos obras que representaban la misma temática de un modo tan diverso. 
Francisco Vega y Muñoz. Martirio santos Servando y Germán 1864, MBA Sevilla

En la obra vemos a los dos hermanos de rodillas mirando al cielo, esperando el martirio rodeados por algunos soldados y el verdugo detrás con el hacha apoyada en el suelo, todo ello con un aspecto estático y místico a modo de estampa religiosa. La escena se sitúa frente al mar en las playas del Collado Ursiano en San Fernando, hoy conocido como el Cerro de los Mártires.
Francisco Vega Muñoz en el Catálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1864

José María Rodriguez Losada
La última de las obras que hemos conocido y consideramos presentada al certamen por su coincidencia temática y temporal, es la del sevillano José María Rodríguez Losada, aparecida recientemente en el comercio. A pesar de competir con jóvenes pintores, de la fama que le precedía y del tratamiento original de su obra, no obtiene en esta ocasión ningún premio.
Jose María Rodriguez Losada. Martirio santos Servando y Germán (3,1 x 2,3 mts.) 1864 (Comercio)

La escena que presenta, al igual que Ferrant, muestra el momento exacto del martirio, con el verdugo de espaldas y uno de los hermanos sobre una mesa de piedra a punto de ser decapitado y el otro de pie cargado de cadenas, llevando colgado un cartel que muestra su nombre y su condición de cristiano, esperando su momento. En cambio, difiere totalmente el escenario en el que tiene lugar el suceso, pues Losada plantea un espacio de piedra que podría parecer una cueva que no coincide con las noticias históricas o legendarias que se tienen del suceso. 
Detalle del cartel del mártir: Servando Christiano

Un pintor fuera de concurso
Juan Rodriguez García
Las Actas de la Academia hablan de que el pintor Juan Rodriguez hijo del pintor homónimo conocido como 'tahonero', presentó también una obra sobre los Mártires Servando y Germán que no fue aceptada a concurso por haberse presentado fuera del plazo. A pesar de ello, Adolfo de Castro, consiliario de la Academia, abogó porque se aceptara su participación y al no conseguirlo propuso su adquisición por la Academia por tratarse de una obra de buenas cualidades y por tratarse además de un pintor gaditano. La Junta aceptó la propuesta y compró la obra que hoy se encuentra a la espera de restauración en el almacén del Museo de Cádiz donde se informa que desgraciadamente no es posible conocer su imagen por hallarse protegida por su mal estado.

EL TERCER CERTAMEN. CÁDIZ 1866
Tema: Acción de armas de los gaditanos contra los moros en 1574

En el concurso correspondiente al año 1866 convocado por la Academia de Bellas Artes de Cádiz, junto con el Ayuntamiento de la ciudad, que sufragaba los premios, se eligió el asunto de la Acción de armas de los gaditanos contra los moros en 1574 que representa un episodio de la historia local, en el que unos piratas berberiscos son sorprendidos por los gaditanos en la playa de Torregorda, cerca de Cádiz. Se trata del certamen del que hemos podido obtener menos información y en cambio es el único cuya obra ganadora se encuentra expuesta en la actualidad en el museo de Cádiz que la galardonó.

El primer premio: Alejandro Ferrant 
De nuevo el ganador del concurso fue el madrileño Alejandro Ferrant Fischermans, que conquistó  el favor del jurado con su obra de gran tamaño (2,66 x 4.87m.) Tras obtener el premio la obra fue presentada también en la Exposición Nacional de Bellas Artes del mismo año donde fue premiada con medalla de segunda  clase.
A. Ferrant. Acción de armas de los gaditanos contra los moros en 1574. Museo de Cádiz

La escena representa el momento en que los piratas son atacados por los gaditanos cuando después de haber saqueado el paraje se disponen a reembarcar el botín conseguido. El único personaje a caballo que se encuentra a la derecha es el corregidor de Cádiz, Don Pedro de Obregón, dirigiendo personalmente la acción. "El colorido es pesado y las luces violentas, pero es muy notable la composición de tantos grupos bien dibujados y resueltos". (César Pemán, Catálogo del Museo de 1952). 

Ricardo Balaca y Orejas Canseco 
Ignoramos quien consiguió en esta ocasión el accésit, pero la presencia de una obra con el mismo asunto en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1866 presentada por Ricardo Balaca, nos hace pensar en su participación en el concurso gaditano. No se conoce en la actualidad su paradero, pero dejamos constancia de la presencia de este joven pintor en el certamen gaditano.
Detalle de la referencia a la obra de Balaca en el catálogo de la Exposición de 1966

La Época, 27.1.1867

Sobre los pintores participantes
Alejandro Ferrant y Fishermans (1843 - 1917)
Fotografía de Alejandro Ferrant h.1905 

Vencedor indiscutible de los tres concursos comentados, Alejandro Ferrant ganó el primero con poco más de dieciocho años, representando esta primera victoria el punto de partida de una carrera plagada premios y reconocimientos. Por sus múltiples logros artísticos Ferrant consiguió en 1874 la plaza de pensionado de mérito en la Academia de Bellas Artes de Roma, estancia que duró tres años, hasta 1877, destacando entre sus trabajos allí realizados su San Sebastián extraído de la Cloaca Máxima, (MNP) por el que obtuvo medalla de primera clase en la Exposición Nacional de 1878. En 1880 fue elegido individuo de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y fue profesor de la Escuela Central de Artes y Oficios, así como Director del Museo de Arte Moderno. 

José Marcelo Contreras Muñoz (1827-1890)
El granadino José Marcelo Contreras, hijo del arquitecto José Contreras Osorio, estudió en la Escuela de Bellas Artes de Granada y en el taller de Francisco Enríquez y de Agapito López de San Román, recién llegado de Roma, y se dedicó a la pintura de retratos a fin de ayudar a su familia. En 1847 continuó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. En 1854 se trasladó a Córdoba, donde fue nombrado director del Museo de la ciudad. Casado con Francisca Vilches, trabajó asiduamente para el marqués de Cabriñana y el duque de Almodóvar. A partir de 1861, se dedicó a la enseñanza, en la Escuela de Bellas Artes de Cádiz y luego en la de Valencia. En 1864 presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes  La duda de san Pedro, con la que obtuvo medalla de segunda clase, hoy depositada por el Museo del Prado en la Universidad de Barcelona. Tras la muerte de su mujer en 1865, se trasladó a Madrid, donde fue profesor en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Manuel Cabral y Aguado Bejarano (1827 - 1891)
Manuel Cabral Aguado Bejarano. 1851 Autorretrato (det.) MºROM 

Procedente de una estirpe de pintores que comienza con su bisabuelo Diego Bejarano, el sevillano Manuel Cabral se inició en la pintura con su padre el pintor Antonio Cabral Bejarano y continuó sus estudios en la Escuela de la Academia de Nobles Artes de Santa Isabel de Sevilla, de la que posteriormente fue profesor y académico desde 1866. Obtuvo el reconocimiento de pintor honorario de cámara de la reina Isabel II, y trabajó habitualmente para los duques de Montpensier; la mayor parte de sus pinturas se enmarcan dentro del llamado costumbrismo andaluz, más concretamente del sevillano.

Francisco Torras y Armengol (1832 - 1878)

Francisco Torras y Armengol, Autorretrato MNAC

Pintor, escultor ocasional, fotógrafo, y grabador al aguafuerte de reproducciones. Nacido en Tarrasa, se formó inicialmente en Barcelona, en 1854 marchó a París donde amplió estudios en la Escuela Imperial y a su vuelta, en 1859, ingresó en la madrileña Academia de San Fernando donde en 1861 recibe el premio de estudios superiores por Dibujo del Natural, sustituyendo al año siguiente al fallecido pintor e ilustrador José Rubio de Villegas como profesor interino de Estudios elementales de Dibujo -Extremos, (Memoria acerca del estado de la enseñanza en la Universidad Central del curso 1862-1863). Participó en Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, en las que fue galardonado con terceras medallas, en la de 1864, precisamente con la obra de Los santos Servando y Germán presentada al certamen gaditano y en 1866 con una Sacra Familia, ambas hoy del Museo del Prado; y en 1871 formaba parte del grupo de pintores que recibió una condecoración por su trayectoria artística.  

Francisco Vega y Muñoz (1840-1868) 
Natural y vecino de Sevilla, en cuya Escuela de Bellas Artes hizo sus estudios junto a su hermano Antonio, escultor. Participó asiduamente en exposiciones tanto nacionales como locales logrando diferentes premios. En la Exposición Nacional de 1864 presentó el Martirio de los Santos Servando y Germán obteniendo mención honorífica especial. Su carrera y su vida quedaron truncadas prematuramente a los veintiocho años.

José María Rodríguez Losada (1826-1896) 

El jerezano José María Rodríguez de los Ríos Losada fue un pintor polifacético, historicista, costumbrista, de temas religiosos y retratista. Fue caballero de la Orden de Santiago y académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Jerez de la Frontera (Cádiz). Formado en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla amplió sus estudios en la madrileña Academia de San Fernando. Participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1858 con tres obras de carácter histórico y obtuvo Mención de Honor de 2ª clase por su Entrega de Sevilla y en la de 1866 con su obra Colecta para sepultar el cadáver de D. Álvaro de Luna, (hoy en el Senado) que fue premiada con Mención Honorífica de 1ª clase. Pintor ya consagrado, se encuentra en plena madurez cuando se presenta al concurso de Cádiz, donde había obtenido algunos galardones en exposiciones previas. 
En el estudio de Rodríguez de Losada colaboraban sus hijos, también pintores, José María, Alfonso y Julio, lo que según algunos especialistas explicaría la amplísima producción atribuida al padre de más de un millar de cuadros y la irregularidad en cuanto al estilo y la calidad de las obras. 

Ricardo Balaca y Orejas Canseco (1844 - 1880)
Autorretrato. h.1865. Ricardo Balaca. MNP

Nacido en Lisboa durante el exilio forzado de su padre el pintor cartagenero José Balaca Carrión, vuelve con la familia a Madrid en 1850 donde se formará junto con su hermano Eduardo en la Academia de Bellas Artes San Fernando en la que estuvo matriculado desde los trece años, desde 1857 a 1864. En ella fue compañero del joven Alejandro Ferrant, solo un año mayor que él. Cultivó géneros pictóricos afines al romanticismo, como el costumbrismo, el paisaje y el retrato. Su presencia en la famosa fotografía del curso de Bellas Artes 1857-1858, muestra a ambos y a Raimundo Madrazo cerca de sus profesores,  los tres hijos de pintores, que eran los más jóvenes del curso.

Detalle de la foto de Martínez del grupo del Curso 1857-1858 de la Academia de Bellas Artes de San Fernando (BNE). En torno a los profesores (Ribera, padre e hijo, Madrazo y Haes se sitúan, marcados con círculo rojo, los tres más jóvenes, de izquierda a derecha, Raimundo Madrazo (17 años), Alejandro Ferrant (15) y Ricardo Balaca (14)

Juan Rodriguez García (1816 - c.1880)
El pintor gaditano Juan Rodríguez García, «Tahonero hijo»,  aprendió con su padre Juan Rodríguez Jiménez, llamado «el Tahonero» y en la Escuela de Bellas Artes de CádizDesde 1836 vivía en Jerez de la Frontera dedicado a la enseñanza de dibujo y pintura y por la cantidad de artistas que reunió en su entorno suele ser considerado como el padre de la llamada “Escuela Jerezana”. En 1852 fue nombrado pintor de cámara de su Majestad. Se casó con la escultora jerezana María del Carmen Ponce de León y Villavicencio (1816-1866). Ambos presentaban sus obras a los concursos y exposiciones que se celebraban en Jerez, rivalizando en prestigio con las de Sevilla y Cádiz.

El Museo de Cádiz
Pionero en el ámbito de la promoción del Arte a través de sus tempranas Exposiciones y Certámenes artísticos, guarda en su almacén y archivo buena parte de su historia y de su memoria que podría darse a conocer para poder ser estudiada. Alejandro Ferrant y Fischermans, pintor de gran relieve, algo olvidado por la historia cuyo prestigio está siendo reconsiderado en los últimos años, fue reconocido por la Academia gaditana en el inicio de su carrera artística tres veces consecutivas; hoy el Museo expone una de las tres obras con las que logró alzarse triunfador sobre pintores ya establecidos, manteniendo las otras dos en el limbo del arte que es el almacén de los museos, sin permitir siquiera su conocimiento a través de la imagen. Sería de desear que esa institución museística diera a conocer su historia mostrando por cualquier medio sus contenidos, contribuyendo de esta forma a completar lagunas de la Historia del Arte que no deben quedar en el olvido.