lunes, 21 de diciembre de 2020

UNA JOYA DE FAMILIA

El retrato de la hija de Gaztambide del Museo Lázaro Galdiano

Raimundo de Madrazo. Retrato de la hija de Gaztambide del Museo Lázaro Galdiano

Se ha publicado en la revista Goya un artículo de Emiliano Cano Díaz en el que se establece la autoría de Raimundo de Madrazo del Retrato de la hija de Gaztambide del Museo Lázaro Galdiano, atribuido en los últimos años a su hermano menor Ricardo. La publicación se realiza coincidiendo con el centenario de la muerte de Raimundo de Madrazo (1841-1920) que ha pasado inadvertido en los medios culturales españoles.

La investigación  recoge que tanto el retrato del músico Joaquín Gaztambide y Garbayo (1822-1870), en paradero desconocido, como el de su hija Consuelo Gaztambide y Aguader (1850-1933), pudieron ser encargados al pintor Raimundo de Madrazo por Manuel Aguader, hermano de la esposa de Gaztambide, quien es nombrado frecuentemente en la correspondencia de los Madrazo como amigo de la familia. El encargo podría estar relacionado con la boda de Consuelo, la hija de Gaztambide con el periodista y poeta Juan Jiménez Delgado, que tuvo lugar el 11 de junio de 1868.

El periodista Eduardo Saco habla de los viajes Manuel Aguader, cuñado de Gaztambide que ejercía como correo de gabinete del exterior, en uno de los artículos dedicados a La Tertulia de la Zarzuela, publicados en el Heraldo de Madrid en 1891. en concreto el del 14 de diciembre: Sus viajes a Roma, a Berlín, a Paris y Londres, con exactitud reglamentaria, eran, para nosotros, venero de inagotable riqueza en todo genero de noticias, a cual más curiosa y trascendental .../...  El era nuestro Mentor, tan solícito como exacto, del movimiento de las artes y de las letras en Italia, en Francia, en Alemania y en Inglaterra .../... nos traía detallados informes del pugilato sostenido por Goupil y Stuart [por Stewart], disputándose las maravillas que engendraba el pincel de Fortuny, el Velázquez de nuestro siglo .../... nos hacía saber el éxito del último paisaje de Martin Rico, del último retrato de Raimundo Madrazo, del último drama de Sardón y de la última opereta de Melhiac y Halevy... 

Ambos retratos fueron realizados entre septiembre de 1867 y junio de 1868, durante los meses que Raimundo de Madrazo pasó en España con motivo de la boda de su hermana Cecilia con Mariano Fortuny, tiempo en el que se sabe que hizo varios retratos y realizó excursiones artísticas con su cuñado.

El retrato del músico y compositor en otro tiempo formó parte de la Colección José Lázaro pero en la actualidad se ignora su paradero. El autor del estudio ha podido localizar una imagen de esta obra en la fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España, Archivo Ruiz Vernacci, asignada a Raimundo de Madrazo.
Raimundo de Madrazo. Retrato de Joaquín Gaztambide
 IPCE Archivo Ruiz Vernacci,-VN-28514
Inscripción: Raimundo Madrazo sobre el negativo fotográfico

Eduardo Saco en el mismo artículo comentado anteriormente hace un retrato del músico que resulta bastante reconocible: Gaztambide fue de elevada estatura, de fisonomía franca y expresiva, de estrecha frente, en cuyos lados se apreciaba, á primera vista, el desarrollo de los órganos en que, de creer en los principios de Gall y Spurzheim, reside el sentido de la filarmonía: de espeso cabello, de pobladas cejas, de cerrada barba, de ojos pequeños, pero de penetrante mirada; cuidadosísimo de su persona y traje, seguidor de la moda; pero vestido siempre con tanto gusto como varonil elegancia.

Pero el curso de la investigación reservaba otra sorpresa y es la identificación de un tercer retrato que forma parte del grupo familiar. Gracias a la presencia de lo que se podría considerar una "joya de familia" se ha podido sacar a la luz la identidad del "Retrato de mujer joven" por Raimundo de Madrazo, que se conserva en la Fundación Rodríguez Acosta de Granada en los fondos del Instituto Gómez-Moreno, Se trata de María Allende (1844-1894), casada con Manuel Aguader, tía de Consuelo, que fue su madrina de boda. La identificación ha sido confirmada documentalmente gracias a la consulta del archivo de la institución granadina.
Raimundo de Madrazo. Retrato de María Allende. 1868
Fundación Rodríguez Acosta.  Granada

La joya de la familia

El retrato de María coincide con el de Consuelo en sus medidas y en la factura, pero el elemento que ha provocado esta última identificación al autor del estudio es el aderezo con el que ambas se adornan que es un precioso collar de cinco vueltas de granos de coral rematados con tres cuentas de oro. Probablemente se trate de una única línea de cuentas puesto que no hay coincidencia absoluta en el tamaño de cada vuelta, lo que parece indicar que cada una las ha colocado con mayor o menor amplitud, a su gusto.
Detalle de los collares

La utilización de joyas de coral no es un hecho inusual. Según Julio Cavestany (Industrias artísticas: El coral; su talla en España, “Arte Español”, 1931) a partir del segundo tercio del siglo XIX se pone de moda en España el uso del coral cuyos granos son tallados por joyeros madrileños, como vemos a menudo en los retratos de corte romántico, poniendo como ejemplo a Esquivel, Gutiérrez de la Vega, Carlos Ribera, Vicente López o el propio Federico Madrazo, que retratan con adornos de coral no solo a damas de la aristocracia sino de clases acomodadas o relacionadas con el medio artístico. La moda, según este especialista, se mantendrá hasta bien entrado el siglo XX.
Algunos ejemplos de Retratos en los que vemos diferentes modelos luciendo collares de coral. 
De Izquierda a derecha Vicente López (1842), Palmaroli (1873), Federico Madrazo (1873)

Del estudio realizado de los retratos de la familia Gaztambide, se deduce una primera curiosidad que no solo reside en la estética que pudiera coincidir con la moda del momento sino en el hecho de que las dos mujeres lucen exactamente el mismo collar, lo que nos puede dar una idea de su valor simbólico como elemento de tradición familiar. Dado que no se trata de una joya de altísimo valor, no tendría sentido su lucimiento si no obedeciera a razones sentimentales, de recuerdo o de afinidad entre ambas mujeres.

Otra idea de interés que nos abre este estudio  reside en el hecho de que se ha ampliado la visión de los retratos que antes eran considerados individualidades y que ahora pasan a formar parte de un grupo familiar. Nos queda la duda de si estará completo o faltará algún otro retrato para cerrar el grupo: ¿Susana Aguader, la madre de Consuelo? o su tío, Manuel Aguader? ¿o quizás el padrino de la boda, el senador Antonio Vinent? Habrá que seguir investigando... 

Raimundo Madrazo. 1868. Grupo Familiar Gaztambide-Allende

domingo, 13 de diciembre de 2020

LAS PIEDRAS DE FILIPINAS

Desde hace tiempo vengo publicando artículos relacionados con las Islas Filipinas, especialmente con sus Bellas Artes; en la búsqueda de información han ido surgiendo otras historias que no he incorporado por no separarme demasiado del itinerario temático trazado en cada uno de ellos. A diferencia del ámbito de la flora que es el objeto de bellas creaciones artísticas a causa de su efímera existencia (al que dedicamos un artículo), el mundo de las rocas y los minerales es perdurable y se muestra en toda su belleza por sí mismo, por lo que no requiere de representaciones. Este artículo se refiere a la presencia de este mundo mineral procedente de Filipinas en museos nacionales.
Crocoita de la Colección de Minerales de Filipinas MHMFBG

La Exposición de Filipinas en Madrid de 1887 se componía de ocho Secciones, según se explica en su Catálogo-Guía, (BNE), tantas veces comentado en este blog. La Sección Primera, cuya organización corrió a cargo del biólogo-malacólogo Joaquín González-Hidalgo (1839-1923), estaba dedicada a la Naturaleza de los Territorios Españoles en Oceanía y prestaba especial atención a la Geología  mostrando un importante número de ejemplares de rocas y minerales. Su importancia numérica solamente era comparable con la dedicada a la Flora y Fauna del Archipiélago que constituían la Sección Quinta de la Exposición. 

La presencia de objetos y muestras presentados en esta Sección Primera, al igual que el conjunto de la Exposición, fue fruto de una gran tarea colectiva con aportaciones heterogéneas a las que contribuyeron además de un importante número de personas individuales, aficionados y coleccionistas, todo tipo de instituciones privadas y públicas en representación de localidades y provincias, destacando entre las de la Administración el Servicio facultativo de la Inspección de Minas del Archipiélago que recibió el Diploma de Honor por sus aportaciones.

Aspecto de un área de la Sección Primera de la Exposición de Filipinas en la que pueden verse 
los grandes muebles mostradores de las colecciones de minerales y rocas. 
Las panoplias de las paredes contienen útiles usados para la obtención de minerales. 1887

La Inspección General de Minas de las Islas Filipinas que se había creado en 1837 tuvo como primer responsable al ingeniero de minas Isidro Sainz de Baranda San Juan (1806-1878), hijo del famoso alcalde madrileño, que se hará cargo de ella a finales de 1838 y realizará el primer estudio geológico sobre el archipiélago. En 1876, se establece la vinculación de los trabajos geológicos de la Inspección de Minas de Filipinas con la Comisión del Mapa Geológico de España, lo que impulsara un gran desarrollo de la investigación geológica en el archipiélago. 

Los facultativos de la Inspección de Minas de Filipinas habían ido formando una numerosa colección de minerales y rocas con la que habían participado en las exposiciones internacionales de Viena (1970), Filadelfia (1876), y Amsterdam (1883) y en las nacionales de la Minería en Madrid (1883), la de Filipinas en Madrid (1887) y, finalmente en la Regional de Manila (1895)

La Inspección desarrolla su función en las Islas durante sesenta años aunque no siempre mantuvo su rango inicial ya que un año antes de la exposición, en 1886, fue suprimida por falta de presupuesto y reducida a un negociado de la D.G. de Administración Civil del Gobierno General de las Islas, en el que se mantuvo al ingeniero de Minas Enrique Abella y Casariego (1847-1913), con su auxiliar Enrique d’Almonte (1858-1917). facultativo de Minas, naturalista, geógrafo y dibujante, que fueron los encargados de realizar su cierre definitivo en 1898.

Dibujos de Enrique D'Almonte del Álbum de Paisajes y Tipos Populares.  Arriba Volcan de Arayat (Isla de Luzón) Abajo: Detalle de una Fundición de hierro en Bulacán. (BNE) y Retrato del Autor realizado por Van Camp en 1886. (BNF)

Volviendo a la Guía de la Exposición de la Exposición de Filipinas de 1887, sabemos que su redacción le fue encargada al periodista y escritor asturiano Antonio Balbín de Unquera (1842–1919) en colaboración con el ingeniero de Montes Ramón Jordana y Morera (1839-1900), que había formado parte de la Inspección de Montes de Filipinas hasta 1885. 

   Antonio Balbín                  Ramón Jordana

Antes de enumerar los objetos presentados en la Sección Primera, la Guía señala en su introducción: "La riqueza del reino mineral en Filipinas es muy grande y como muestra de esas riquezas naturales hay en la sección ejemplares de cobre, hierro, azufre, cuarzo aurífero, mármoles, plomo y otros minerales, y á primera vista se comprende el partido extraordinario que en un día, con el esfuerzo del capital y el trabajo aunados, puede sacarse de esta riqueza del subsuelo".  

En los Grupos en que se divide la Sección Primera dedicados a la Geología, se describen las publicaciones del Servicio Facultativo de Minas, una amplia muestra de rocas, instrumentos, herramientas, fósiles, mármoles, productos volcánicos, aguas termales y vistas de volcanes, incluyendo dos interesantes maquetas de volcanes.  Otros Grupos se destinan a la exposición de objetos relativos a la Minería (técnicas) y a la Mineralogía (minerales), presentando útiles, herramientas, colecciones de minerales, piedras preciosas y substancias minerales con un total de 108 expositores que presentan más de 300 muestras, destacando por su número, de nuevo, la aportación del Servicio Facultativo de Minas.

Antes de seguir hablando del camino que pudieron seguir estas colecciones de minerales y rocas que formaron parte de la Exposición hablaremos de los dos Museos Mineros que se encuentran en el histórico edificio de la Escuela de Ingenieros de Minas de la calle Ríos Rosas de Madrid y sus colecciones filipinas.

El Museo Histórico Minero y su colección de Minerales de Filipinas 

El Museo Histórico Minero de la de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) fue creado en 1831 y recibió sus primeras colecciones de minerales y rocas procedentes Freiberg (Sajonia, Alemania) enviadas por los pensionados españoles como Lorenzo Gómez-Pardo o Isidro Sáinz de Baranda que realizaban allí sus estudios de minería. 

Museo Histórico Minero, situado en la calle Ríos Rosas, 21 de Madrid.

La colección de minerales llamada "de Filipinas" que en la actualidad subsiste en este Museo fue enviada a España en 1897, en la época del inicio de las revueltas que darían lugar a la pérdida de la Islas. El conjunto de minerales enviado ha sido estudiado en fechas recientes por Jesús Villar Endrino (La Colección de Filipinas. 2018).

Los minerales enviados formaban parte de la colección de la Inspección de Minas de Filipinas como la presentada en la Exposición Regional de Manila (1895) con la que parece coincidir pieza por pieza. El estudio de Villar, de gran interés, (disponible, generosamente, a través de internet) aporta una visión de conjunto con una amplia panorámica histórica, biográfica y científica de la colección y sus protagonistas.

De acuerdo con la información que proporciona este especialista, la actual Colección de Minerales de Filipinas la integran 236 ejemplares procedentes del envío realizado por el ingeniero de minas, Sr. Abella, documentado mediante decreto de 8 de julio de 1897, firmado por el Gobernador General de la Islas, Fernando Primo de Rivera y Sobremonte. La colección se completa con algunos ejemplares procedentes de donaciones anteriores de los propios ingenieros de Montes, que son los que se encuentran expuestos. 

Detalle de la Colección "Filipinas"  en el Museo Histórico Minero. Foto Jesús Villar


El Museo Geominero y la colección de Rocas de Filipinas

El Museo Geominero del Instituto Geológico y Minero de España es un centro de investigación adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación, cuyas colecciones tienen su origen en los trabajos de la "Comisión del Mapa Geológico de España", creada por Isabel II y promovida en 1849 por el entonces ministro de Obras Públicas, Juan Bravo Murillo. Sobre sus colecciones y su historia he acudido a las múltiples publicaciones de la que ha sido hasta hace poco su directora, Isabel Rábano.

Museo Geominero situado en la calle Ríos Rosas, 23 de Madrid. 

La colección de rocas Filipinas del Museo Geominero está compuesta por  un total de 361 ejemplares y al parecer es la única de esta índole conservada en museos españoles, formada por los facultativos destinados en la Inspección General de Minas de aquel archipiélago. Considera Jesús Villar que podría tener un origen similar al de la colección de minerales del Museo Histórico aunque, en este caso, no se han encontrado los documentos que lo acrediten.

De acuerdo con el estudio publicado por el Instituto (Rábano, González-Laguna & Torres-Matilla, 2019), "...la naturaleza de la mayoría de las rocas de la colección es eruptiva (basalto, toba volcánica, traquita, etc.), es decir, formadas como consecuencia de la actividad volcánica en el fondo marino de hace millones de años. Cuenta también con rocas sedimentarias, como areniscas o calizas. Todas provienen de la isla de Luzón, y nueve de ellas fueron recogidas en la isla de Talim, una pequeña elevación dentro de la Laguna de Bay... Del inventario de esta colección se puede deducir que el objetivo de la recolección de rocas comunes era el conocimiento geológico del territorio."

Pedernal de la colección del Museo Geominero 
Procedente de la localidad de Peñaranda. Nueva Écija - Isla de Luzón.

Al igual que la de Minerales del Museo Histórico, la colección de Rocas procedentes del archipiélago que el Museo Geominero conserva desde hace más de un siglo, no ha sido objeto de estudio hasta fechas recientes y son valoradas en la actualidad como colecciones históricas y singulares.

Una vez mencionadas las dos colecciones, de minerales y rocas, almacenadas en los dos museos mineros madrileños y con la convicción de que en ambos casos estamos hablando de ejemplares directamente enviados desde Filipinas, coincidiendo con la finalización de la presencia de la Administración española en las Islas en las postrimerías del siglo XIX, volvemos a plantearnos el destino dado a las colecciones presentadas en 1887 en la Exposición de Filipinas en Madrid.


A la búsqueda de los minerales y rocas de la Exposición Filipina en Madrid de 1887. El Museo-Biblioteca de Ultramar

Como es conocido, en el solemne acto de inauguración de la Exposición madrileña el 30 de junio de 1887, (que fue perpetuada en un cuadro de Amérigo), el Ministro de Ultramar, Victor Balaguer terminaba su discurso anunciando: "y declaro igualmente inaugurado este pabellón que servirá en lo futuro de Museo  Ultramarino permanente". 

Este hecho se materializó meses más tarde, al finalizar la Exposición, con la creación  del Museo Biblioteca de Ultramar. MBU (1887-1908) que fue bautizado como Museo María Cristina, en testimonio de la alta protección dispensada por la soberana. Instalado en el llamado Palacio de la Minería del Parque del Retiro de Madrid, hoy Palacio de Velázquez, al que sirvieron de base los objetos que habían constituido la Exposición,  que fueron ampliándose paulatinamente.

Aunque no disponemos del Catálogo detallado del MBU, conocemos por la descripción recogida por Antonio García Llansó en su libro "El Museo-Biblioteca de Ultramar" (1897) que existía en él un "primer grupo" en el que se exponían los objetos procedentes de la Sección Primera de la Exposición, de los que comenta: 

   "Llaman la atención en el primer grupo algunos planos de las islas y provincias del archipiélago, singularmente los que atañen á las islas do Luzón, Panay, Cebú y Mindanao, así como los ejemplares de rocas y un cono de sílice concrecionada de las termas de Naglagbong en Albay y los modelos en relieve de los volcanes de Nayong y Taal.". 

Estas dos maquetas que también figuraban en el Catálogo de la Exposición Filipina han llegado hasta nosotros y se encuentran en la actualidad  en el Museo Nacional de Ciencias Naturales -MNCN-CSIC.

Maqueta del volcán Taal. Escala 1/10.000, MNCN y Vista actual

Maqueta del volcán Mayón. Albay. Escala 1/25.000, MNCN  y Vista actual

Continúa Llansó: "Digna representación tiene la mineralogía, conforme lo demuestran los notables ejemplares de carbón, que se extiende por todo el archipiélago en espera de capitales y brazos que quieran beneficiarlo, de cuarzos auríferos, que allí existen, los de oro nativo, que no hay monte que no oculte y río que no lo arrastre en sus arenas, hierro oligisto, magnético, feldespático, hidroxidado, caliza marmórea, selenita, cobre, galena y toba volcánica, descollando un cristal de cuarzo hialino de la Paragua y algunos ejemplares de xilópalo ó madera petrificada...". 

A pesar de lo escueto de la descripción de Llansó, deducimos que si no toda, al menos parte de la colección de Rocas y Minerales presentados se mantuvieron en la exposición permanente del Museo Biblioteca de Ultramar. 

Cuando se produce la disolución del Museo, en 1908, ese contenido, al igual que el resto de obras, objetos libros, mapas... fue repartido en las instituciones especializadas que se consideraban relacionadas con los objetos expuestos. La Real Orden firmada por el ministro Faustino Rodriguez San Pedro encarga al Presidente del Patronato del Museo-Biblioteca de Ultramar que forme una Comisión, compuesta por Marcelino Menéndez y Pelayo, Director de la Biblioteca Nacional; Juan Catalina García, Director del Museo Arqueológico Nacional; Ignacio Bolívar y de Urrutia, Director del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, y Manuel Antón y Ferrándiz*, Director del Museo Antropológico, que determine los libros y objetos que deben pasar a cada uno de los establecimientos mencionados. 

*A la fecha de la Real Orden, 4 de Febrero de 1908, el Museo de Antropología formaba parte del de Ciencias Naturales. No será hasta 1910 que se haga autónomo. Dentro de sus colecciones, en la actualidad, se conserva un gran número de objetos de antropología de Filipinas procedentes del Museo de Ultramar.

La urgencia de vaciar el recinto del Museo para liberar el espacio en el que se iba a montar la Exposición de Bellas Artes del año siguiente debió dar lugar a una distribución algo precipitada de la que no parece haberse dejado constancia. En palabras del senador Tirso Rodrigañez Sagasta (anteriormente miembro de la Junta del Museo) "al día siguiente de conocerla [la orden de disolución], estaban los carros de mudanza recibiendo a montones toda aquella riqueza atesorada en el trascurso de tantos años”. (Diario de Sesiones, Senado 22.2.1908). Debido probablemente a esta premura, fue necesario hacer numerosos "ajustes" posteriores entre los museos mencionados e incluso envíos hacia otros no consignados en la orden.

Conocemos el destino de  los 20.000 volúmenes de la Biblioteca de Ultramar, catalogados en 1900 antes de la disolución y destinados en su mayor parte a la Biblioteca Nacional. Las pinturas y esculturas que pasaron al Museo de Arte Moderno, el conjunto de objetos de indumentaria, trajes y costumbres que quedaron adscritos en 1910 al Museo de Antropología, y el probable retorno a sus institutos de origen de los objetos de Marina y Guerra (secciones 3 y 4) y los elementos no perecederos de la Flora (Sección 5) pasaron al Jardín Botánico. No se conoce en cambio el destino final dado a las secciones de Geología y Mineralogía que consideramos que no podía ser otro que el Museo de Ciencias Naturales.

Entre los muchos autores que han escrito sobre la historia de las colecciones del actual Museo de Ciencias Naturales, Ordaz, García Guinea, Sánchez Pérez y Gutiérrez Blanco, Lobón-Cerviá y Morales no he encontrado mención alguna de las aportaciones que sin duda recibieron del Museo Ultramarino a pesar de que la Orden por la que se produce el desmantelamiento del mismo es taxativa al respecto. Además, la presencia de las dos maquetas de los volcanes  de Nayong y Taal estudiados por Carmen Martínez (MNCN-2018), mencionados anteriormente, demuestra que los objetos del MBU llegaron al MNCN. 

El Museo Nacional de Ciencias Naturales atesora una gran  colección de Geología compuesta por minerales, (16.000 ejemplares), rocas (1583 ejemplares); meteoritos (319);  y lapidarios (800). Estos datos, tomados del estudio "Las colecciones de Geología del MNCN" (Sánchez-Almazán, Alcalá y Sánchez Chillón), que hace un recorrido por la historia de sus colecciones, en el que no se menciona ninguna aportación del Museo Biblioteca de Ultramar. Siendo el organismo más importante entre los beneficiarios de su disolución habría alguna huella del importante ingreso que en 1908 hubiera debido suponer la entrada de las colecciones filipinas en dicho Museo. 

Cabe pensar que las colecciones de rocas y minerales que conservaba el MBU procedentes de la Exposición Filipina pudieran encontrarse en el almacén de este Museo y sería deseable que se pusieran los medios necesarios para su localización e identificación como ha ocurrido recientemente con las dos colecciones de los Museos Mineros comentadas.  

José Honorato. El volcán Mayón de Albay. Det. Álbum de Paisajes y Tipos del País. BNE

sábado, 21 de noviembre de 2020

FORTUNY - LA MUERTE DEL PINTOR

El pasado 21 de noviembre tuvimos la oportunidad de asistir al preestreno online del documental de Emiliano Cano Díaz titulado FORTUNY, La muerte del pintor.

Basado en su artículo "Los últimos días de Mariano Fortuny y Marsal", publicado en Cartas Hispánicas de la Fundación Lázaro Galdiano (2018), la película rememora un tiempo muy breve pero fundamental de la vida del artista, el final de un verano, desde los felices días de vacaciones con su familia en Portici, cerca de Nápoles, hasta su retorno a Roma y la prematura muerte acaecida el 21 de noviembre de 1874.



jueves, 19 de noviembre de 2020

ROBERTO MICHEL EN LA CASA DE LA MONEDA

Pocas veces se tiene la oportunidad de poder observar el conjunto de trabajos preparatorios de un artista, un escultor en este caso, que permiten analizar sus logros artísticos a partir de las ideas que los sustentan. 

A pesar de su origen y aprendizaje francés, Roberto Michel realiza su carrera artística en España desde los veinte (1740) a los sesenta y seis años (1786). La exposición muestra buena parte de su extensa colección privada de dibujos, academias, bocetos y modelos de esculturas que forman parte del patrimonio histórico del Museo de la Casa de la Moneda y se completa con piezas singulares procedentes de otras instituciones como la Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Museo del Prado, o la Biblioteca Nacional entre otras.
Luis Egidio Meléndez. Retrato de Roberto Michel, (Det.) regalado por su hermano
Pedro a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1808

Su origen y primera formación - Francia

Robert o Roberto Michel nace en 1720 en Puy-en-Velay, en el Languedoc. Hijo de Joseph Michel y Francisca Reimond. Según la biografía de  Ceán Bermúdez, completada con las Nuevas Aportaciones de Lorente y Tascón (UCM, 1995), sabemos que inició su formación en escultura siendo un niño, pasando por varios talleres, primero con los escultores Bonfili Perrache en Lyon, pasando después a Montpellier llamado por el escultor Dupont, para terminar en Toulouse en el taller del flamenco Luquet. Es este último quien le anima para que le acompañe a la corte española donde había sido llamado para trabajar en las obras de construcción del nuevo Palacio Real de Madrid, destruido por el que algunos consideran sospechoso incendio de 1734. Muchos artistas y artífices franceses fueron contratados para estas tareas no solo por su buena formación académica sino también por la sintonía existente gracias a la coincidencia de la misma dinastía reinante en ambos países. 

Su vida - España

Michel aprovecha la oportunidad que le brinda su maestro y viaja con él a España donde vivirá el resto de su vida. Enseguida empieza a trabajar para la corona al servicio del arquitecto Josef Pérez y también para la iglesia compaginando sus trabajos con su asistencia a los estudios nocturnos de las Bellas Artes. Poco después se incorpora al grupo de artistas que realiza la decoración del Palacio Real dirigidos por Juan Domingo Olivieri y por Felipe de Castro.

Se casa en 1769 con la alavesa Rosa Antonia Ballerna, proveniente de una familia de artesanos plateros y "filigraneros" lo que le hace mantener cierto contacto con Álava a lo largo de su carrera donde también se encuentran huellas de su obra. Siguiendo sus pasos su hermano Pedro Michel llega a España en 1748 donde continuará su aprendizaje incorporándose a la Junta Preparatoria de la futura Real Academia de San Fernando en la que ya participaba su hermano como miembro de pleno derecho desde sus comienzos. Pedro que inicia su carrera profesional bajo la guía de su predecesor, también parece seguirle en el terreno personal ya que contrajo matrimonio con Bárbara, hija del platero Raphael Ballerna, sobrina de Rosa y Roberto Michel

Tras la creación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1752, Roberto Michel es nombrado Teniente Director de escultura y en 1757 a propuesta de Francisco Sabatini, con el apoyo de Antonio Rafael Mengs, arquitecto y pintor reales respectivamente, es nombrado Escultor de Cámara por Fernando VI cobrando 9.000 reales al año. En 1763 alcanza el cargo de Director de Escultura de la Academia. En 1775 tras la muerte de su maestro y antecesor en el cargo, el escultor coruñés Felipe de Castro, ocupa su plaza con la misión de dirigir todas las obras de escultura de los palacios reales. 

En 1785 es nombrado Director General de la Real Academia de Bellas Artes, máximo cargo en la institución a la que había estado ligado casi toda su vida, que solo pudo disfrutar un año, pues fallece en 1786, con 66 años. Al no tener hijos, en su testamento el artista lega a su hermano todo aquello que estuviese en su taller "que no pueda servir para otro efecto que el de la Escultura”. Fue enterrado en la madrileña iglesia de Santa María de la Almudena, pero se pierde la pista de sus restos tras el derribo de la iglesia en 1869. 

El cargo de Escultor de Cámara lo heredó su hermano Pedro Michel, y lo mantuvo durante el reinado de Carlos IV, ampliando así la larga carrera de su hermano desde su llegada en 1840 hasta la muerte de este último en 1809, como escultores reales al servicio de cinco reyes, desde Felipe V hasta Carlos IV.

Sus obras

Dentro del programa de obras de Carlos III que supuso una amplia renovación urbanística de la capital, Roberto Michel hizo diversas colaboraciones. Para el arquitecto real Ventura Rodríguez que había diseñado la fuente de La Cibeles, modeló los dos leones que tiran del carro de la diosa.
Hipómenes y Atalanta. los leones de la diosa Cibeles

Con el Arquitecto Regio Francesco Sabatini colaboró en la decoración escultórica de la sede de la Real Aduana, actual Ministerio de Hacienda, y realizó igualmente la decoración de figuras y trofeos para el lado oeste de la Puerta de Alcalá. Para este mismo arquitecto realizó los niños tritón con delfín que rematan dos de las fuentes del Salón del Prado.  

Vista actual de las fuentes del Salón del Prado

Realizó algunas de las estatuas de los reyes hispanos que deberían decorar el Palacio Real, iniciadas alrededor de 1743, en tiempos de Fernando VI, que se encuentran en la actualidad repartidas por muchas ciudades. Entre las que llevó a cabo Michel se encuentra la del rey godo Teudis, que se encuentra en Vitoria, ciudad a la que, como hemos comentado, el escultor estuvo vinculado por la familia de su esposa, y las de Alfonso IX, Bermudo III, Sancho I el Craso y Fernando II, además de la del rey Teodomiro, para el piso principal, una de las mejores.
R. Michel. Estatua de Teodomiro en la fachada oeste del Palacio Real H.1850

Los Dibujos y "Academias"

Uno de los alicientes de la exposición es poder observar la amplia colección de dibujos que componen su legado, de los que dice su amigo Ceán "parecen estar diseñados más bien por pintor que por escultor, tal es la gracia y espíritu pintoresco con que están hechos".

Roberto Michel realiza "academias" a lo largo de toda su vida. Se trata de estudios de anatomía que presenta la figura humana con virtuosismo y delicadeza, suelen ser desnudos masculinos en diferentes posiciones, estáticas y en movimiento, en los que utiliza las sombras para conseguir el modelado preciso. Entre los dibujos y bocetos de gran variedad que se presentan vemos algunos retratos, figuras de mujeres y hombres, escenas cotidianas y animales y, en especial leones, motivo recurrente en sus obras de escultura.


Colaboradores necesarios: Los González de Sepúlveda

Si la obra de Roberto Michel se encuentra en el Museo de la Casa de la Moneda es gracias a su discípulo Pedro González de Sepúlveda (Badajoz, 1744 - Madrid, 1815), que llegó a ser Grabador General de las Casas de la Moneda y Director de su Escuela de Grabado. Al igual que su maestro, González de Sepúlveda recibió clases de dibujo y modelado en la Academia de San Fernando que lo becó para estudiar bajo la dirección del grabador de cámara Tomás Francisco Prieto con cuya hija, María Loreto, contrajo matrimonio. Fallecida a los pocos meses, casó en segundas nupcias con Teodora Salazar Ballerna, sobrina de Michel.  

Pedro compartió con su maestro su afición al coleccionismo de piezas artísticas relacionadas con su actividad; afición y colección que heredó su hijo Mariano, fruto de su segundo matrimonio, que también le sucedió en el puesto de Grabador General, tras los avatares derivados de los vaivenes ocasionados por la guerra. Será por tanto Mariano González Sepúlveda (Madrid, 1774-1842) quien realice la cesión de de la colección de su padre al Museo de la Casa de la Moneda, incluyendo las obras de Roberto Michel, en 1841, un año antes de su muerte, a los 67 años.
Retrato litográfico de Mariano González Sepúlveda

La visita a la exposición nos brinda la oportunidad de adentrarnos en un interesante periodo no muy conocido de la Historia del Arte Español y en un artista especialmente importante para la ciudad de Madrid, en la que encontramos al paso muchas de las obras por él realizadas.
Roberto Michel, Hombre saltando de un balcón

viernes, 6 de noviembre de 2020

LOS PINTORES DE LA FAMILIA AMÉRIGO

Cuando estudiaba la biografía del pintor Francisco Javier Amérigo Aparicio para escribir el artículo sobre  "La Inauguración de la Exposición Filipina en Madrid - 1887" y buscaba su relación con otros artistas alicantinos del mismo apellido tuve la suerte de encontrar el trabajo de Gerardo Muñoz: "AmérigoUna estirpe de joyeros y pintores" publicado por el diario Información de Alicante el 20.12.2015 (www.gerardomuñoz.com).  Por él sabemos que los Amérigo alicantinos descienden de dos hermanos italianos, naturales de Portoferraio en la isla de Elba que llegaron a la ciudad de Alicante a principios del siglo XVIII. 

Vista de Portoferraio en la isla de Elba

Para ver el lugar que ocupaba nuestro pintor en la saga familiar, que comenzó siendo de plateros y terminó siendo de pintores, debemos situarnos a principios del XIX y detenernos en los tres hermanos Amérigo Morales, hijos de Tomás Amérigo Ortiza y Ramona Morales Carreros. Uno de ellos, Ramón, el mediano, fue pintor y grabador de cierto renombre que trabajó en Madrid con José Madrazo; los otros dos hermanos, Francisco y Jose Gabriel, que fue alcalde de Alicante, aquí nos interesan por ser los respectivos padres de Francisco Javier Amérigo Aparici, el primero; y de Federico Amérigo Rouvière, el segundoambos pintores, como su tío Ramón. Hablaremos siguiendo el orden cronológico, primero del tio y después de los sobrinos

Ramón Amérigo Morales  (1806-1878)

Ramón Amérigo, realizó sus primeros estudios artísticos en Alicante donde fue discípulo de Peyret, y después los continuó en Valencia en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Participó en las exposiciones regionales alicantinas de los años 1845 al 1847 con diversos retratos, incluyendo el suyo, varios paisajes y una horchatería valenciana. Çontinuó durante un tiempo sus estudios en Madrid hasta que decide completar su formación en Italia, trasladándose a Florencia y posteriormente a Génova. 
      
A su vuelta se instala en Madrid donde participa en la vida cultural del momento, es miembro de El Liceo Artístico y Literario Español y colabora en la Colección Litográfica que lleva a cabo José de Madrazo, para la que realiza litografías de reproducción, temas de género, sobre obras de Paul de Vos y F. Snyders, varias de las cuales se conservan en el Museo del Prado. 
Litografía de Ramón Amérigo Morales y original de Paul de Vos. Galgo al acecho. MNP

En 1860 Ramón participa  en la Exposición Regional Alicantina con diversas obras, tal como figura en su catálogo, recibiendo, al igual que su sobrino Francisco Javier, que también presentó varias obras, medalla de plata: "D. Ramon Amérigo: Alicante: cuatro bodegones, un florero, un paisaje, un cuadro de género y dos con animales."

Alterna su actividad de grabador de copias y retratos de personajes eclesiásticos de la época con la realización de obras originales, pricipalmente retratos bodegones y paisajes. 
Izq. Ramón Amérigo. Rto.de Trinitario "Trino" Glez. de Quijano. Dip. Alicante
Der. Ramón Amérigo - V. López, 1833 “Retrato exactísimo del Emmo.Sr. Dn. Pedro Quevedo y Quintano..."

 Grabados de R. Amerigo con dibujo de V. Lopez: Izq.: La Católica Reyna, ... guía á su nieta al templo de la gloria. BNE. 
Der.: El Milagro [de la curación del rey] MNROM.

Sus grabados se conservan en la actualidad en las más importantes instituciones, Biblioteca Nacional, Museo del Prado, Academia de Bellas Artes de San Fernando y Museo del Romanticismo, entre otras.

Una información poco conocida hasta ahora sobre este artista es que se suicidó en Madrid a los 72 años en su casa de la Ronda de Atocha nº 10, "disparándose un tiro en la cabeza con un cachorrillo", de acuerdo con la información aparecida el 3 noviembre 1878 en el diario La Iberia. Con la palabra cachorrillo, actualmente en desuso, se referían en la época a una pequeña pistola.

El Museo Lázaro Galdiano conserva el Retrato anónimo de un grabador de entre 1840-1845 a quien el especialista Camps Cazorla sitúa en la órbita valenciana, entre los seguidores más jóvenes de Vicente López, que bien podría tratarse de Ramón Amérigo Morales pintado por él mismo.
Anónimo. Retrato de un Grabador [Ramón Amérigo?] 1840-45. MLG


Federico Amérigo Rouvière (1841-1912)

El hermano menor de Ramón era José Gabriel Amérigo Morales (1807-1884),  a quien su vocación de empresario le llevó a emigrar a Estados Unidos donde hizo fortuna y se casó con Josefa Rouvière. La familia se trasladó a Cuba donde nació su hijo Federico y alli vivieron hasta 1853, año en que vuelven a España. En Alicante financió la edificación de las casas del llamado "Pasaje Amérigo", aun existente. Fue empresario y banquero y como miembro del Partido Moderado y llegó a ser alcalde de Alicante en dos ocasiones, en 1856 y en 1875.  
Federico Amérigo Rouvière, h.1910

Federico Amerigo Rouviere, su hijo, aunque muchos le tienen por alicantino, nació en Matanzas, y pasó sus primeros años en Cuba hasta su vuelta a España a la edad de 12 años. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y posteriormente hizo carrera diplomática. Destinado a Roma como secretario de la Legación Española en Italia, compatibilizó la tarea oficial con sus estudios de pintura y se casó con la italiana Enriqueta Puccinelli. 

En Roma coincidió con Mariano Fortuny y con Joaquin Agrasot, con los que mantuvo una relación de amistad. Especializado en paisajes y escenas de costumbres se conocen pocas de sus obras aunque en los últimos tiempos han aparecido algunas en el comercio.
Federico Amérigo Rouviere. La loza rota. Comercio
Federico Amérigo Rouviere. Paisaje MBA La Habana

Más tarde abandona la actividad diplomática y regresa a España en 1873 para dedicarse al teatro, como promotor y escenógrafo, actividades que realiza en Alicante donde pinta el telón de boca del Teatro Principal, del que era empresario gestor su propio padre, y algunos frescos en el mismo edificio, obras que quedaron destruidas en febrero de 1939, cuando una bomba cayó sobre el escenario principal del teatro, y lo destruyó parcialmente.
Antigua foto del Teatro Principal de Alicante. Fin XIX

Como empresario teatral llevó a Valencia a la célebre soprano Adelina Patti, realizó escenografías para el teatro de Alicante, para el teatro Iris de Valencia y el Teatro Español de Barcelona. Parece que también realizó alguna escenografía en Madrid, aunque hay que decir que la actividad de decorador de Federico en esa época a veces se confunde con la de su primo Francisco Javier que también trabajará esta especialidad. Alternaba su trabajo como decorador con la realización de retratos y pintura de costumbres o de historia como La muerte de Safo y Cristóbal Colón.

En 1890 viajó de nuevo a Cuba  donde fue nombrado pintor escenógrafo del Teatro Tacón de la Habana, despué fue a Méjico donde continuó con sus proyectos de empresario teatral y con la realización de escenografías como las del famoso Teatro-Circo Orrin. Regresó a Alicante en 1909 donde vivió hasta su muerte a los 72 años; la prensa local le calificó de "Nómada del Arte".

Francisco Javier Amérigo Aparici (1842-1912) 

Hijo de Francisco, (1805?- 1876) el mayor de los hermanos Amérigo Morales,  del que solamente sabemos que estaba casado con Petra Aparici, y que después de residir un tiempo la familia en Valencia, en 1859 se trasladan a Madrid. 

Francisco Javier Amérigo Aparici a pesar de su origen alicantino parece ser que nace en Valencia a causa del traslado de sus padres a dicha capital. Allí inicia sus estudios de pintura en la Academia de San Carlos, siendo discípulo de Francisco Martinez Yago.  Consigue temprano sus primeros premios como la medalla de plata que obtuvo en la Exposición regional en Alicante en 1860 donde presenta varias obras, entre ellas un cuadro inspirado en la guerra de África. En esta exposición, como hemos comentado, coincide con su tío Ramón, que también es premiado con el mismo galardón.  

Tenía diecisiete años cuando se trasladó con su familia a Madrid e ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando bajo la dirección de Madrazo y Ribera. Cuenta Alcántara que "en Alicante conoció a Fortuny cuando éste hizo su viaje a África, y el insigne artista, a quien le unió después una íntima amistad, desarrolló ante sus ojos la tentadora perspectiva de la bella Italia, paraíso de los pintores. Allá partió el 65 a los veintidós años sin pensión ni auxilio de ningún género, como ave viajera segura de hallar en todas partes lo necesario"
Francisco Javier Amérigo Aparici, h.1910

Desde Roma envía a la Exposición Nacional de 1867 Un retrato de un niño, por el que obtuvo mención honorífica de 1ª clase; pero su primer éxito de importancia no lo conseguirá hasta la Exposición de 1876 con su cuadro Un viernes en el Coliseo de Roma, por el que obtuvo medalla de tercera clase y fue adquirido por el Estado para el Museo Nacional. 

A su vuelta de Italia se instala en Madrid, se casa con Ángeles González y González, con quien tuvo tres hijos: Ángeles, Rosa y Francisco. Fue nombrado profesor ayudante de Dibujo de la Escuela Superior de Artes e Industrias de Madrid y durante un tiempo, quizás por motivaciones económicas, se dedica á la escenografía; dice Ossorio y Bernard que fue "notabilísimo en la pintura escenográfica, con la que decoró diversos teatros de Madrid". En la prensa de la época se mencionan sus éxitos por la pintura de los decorados de diversas obras del Teatro Martín de Madrid durante algo más de una  década de 1875 al 1986. 

Es curioso que la escenografía fuera la especialidad de su primo Federico, cuyas carreras corren en paralelo a lo largo de sus vidas que se inician en fechas muy cercanas y terminan el mismo mes del mismo año. Es posible que su primo le introdujera en esta actividad relacionada con el mundo del teatro, aunque realmente desconocemos qué tipo de relación personal había entre ellos, existe algún documento que nos hace pensar que mantienen el contacto, como la esquela de su padre fallecido en 1876 en la que figuran sus dos hermanos, los tíos de FranciscoRamón, el pintor-grabador y José Gabriel, en ese momento alcalde de Alicante.

También toma parte en la decoración de San Francisco el Grande, obra monumental en la que participan Carlos Luís de Ribera, Casado del Alisal, Plasencia, Martínez. Cubells, Domínguez, Ferrant, Moreno Carbonero y otros. Amérigo pinta en la Sacristía la Aparición del Divino Pastor a San Francisco, obra por la que le fue concedida una Encomienda de número de la Orden de Isabel la Católica.
Fco. Javier Amérigo. Aparición del divino pastor a S. Francisco
Sacristía de la basílica de S. Francisco el Grande. Madrid

A esta obra le seguirá una de las que le dio más renombre Del saqueo de Roma, alabada y criticada por su teatralidad, sublime para algunos y exagerada para otros. Por ella recibirá una medalla de primera clase tras su presentación en la Exposición de 1887. La obra fue adquirida al pintor por 8.000 pesetas y hoy forma parte de la colección del Museo del Prado, depositada en el Museo de Bellas Artes de Valencia. Su amistad con el ministro Victor Balaguer debía ser estrecha, como muestra el hecho de que también le regalara para su museo el boceto de la obra recién premiada en cuya base también figura su dedicatoria.
Francisco J. Amérigo. Boceto de la obra "Del saqueo de Roma", 1887 
Museo V. Balaguer, Vilanova i la Geltrú.

Ese mismo año recibe el encargo de realizar el cuadro de conmemoración de la Inauguración de Exposición de Filipinas de 1887, mencionado al principio, destinado al efímero Museo de Ultramar. 

Uno de sus últimos reconocimientos, con medalla de primera clase, lo recibe por otra obra de carácter histórico, de gran tamaño, el Derecho de Asilo (1892), obra en la que vuelve a mostrar su faceta más teatral. Depositada en la actualidad en el Colegio Cervantes de Jerez de la Frontera, al parecer cedida por el Instituto Padre Luis Coloma, a la espera de ser rescatada y restaurada por el Museo del Prado como lo fue su compañera, La Muerte de Lucano de Garnelo, felizmente rehabilitada antes de su deterioro fatal. 

La suerte que asiste al Derecho de Asilo de Amérigo en el enclave en que se encuentra, no es otra que el estar colgada en un sitio inaccesible al ataque despiadado de la chiquillería, aunque su estado era ya "regular" en 2001, según se recoge en el artículo sobre el Prado Disperso en el Boletín nº 40 del Museo del Prado. 

(Sorprende que el Museo del Prado siga teniendo la confianza en el mencionado instituto gaditano para mantener en depósito obras del Museo del Prado y alguna ahora del Reina Sofía, después de la experiencia sufrida con La muerte de Lucano recogida materialmente a trozos para su restauración).

Francisco Javier Amérigo Aparici. Derecho de Asilo. 1892. 
MNP. Depositado en el Colegio Cervantes de Jerez de la Frontera

Amérigo Aparici llegó a ser catedrático de la Escuela Central de Artes é Industrias y en 1900 fue nombrado académico de la Real de Bellas Artes de San Fernando, fue también director artístico de la Real Fábrica de tapices para la que diseñó cartones preparatorios. En 1910 accede a la dirección de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, puesto en el que únicamente estará dos años ya que fallece en 1912. 
Francisco Javier Amérigo. Detalle de la obra Derecho de Asilo. 1892