sábado, 19 de enero de 2019

LA PRIMERA ESCUELA DE PINTURA DE MANILA, 1821-1834

Academia de Dibujo, Manila 1887 BNE

La enseñanza de la pintura en Filipinas en la primera mitad del siglo XIX

La posibilidad de crear una escuela de pintura en Filipinas era una idea que había surgido desde finales del siglo XVIII entre los responsables de la administración de las islas. En este sentido, del Gobernador Rafael Mª Aguilar y Ponce de León se conserva una carta dirigida al Príncipe de la Paz, Manuel Godoy, en la que se expone la necesidad de crear en las Islas un Hospital, una Escuela de Pilotos, un Observatorio Astronómico y una Academia de Dibujo, afirmando que "...crecería el buen gusto en las Artes y Oficios y los indios uniendo las reglas a su facilidad en toda suerte de trabajos, podrían hacer competir y aun exceder la perfección de sus obras a las mejor pensadas y ejecutadas en Europa..."

A pesar de estas consideraciones, la primera Escuela de la que se tiene noticia fue fundada en 1821, y no por iniciativa publica sino gracias a un joven pintor filipino, Damián Domingo (Manila, 1796 - 1834).

La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Manila, consciente de que el dibujo y la pintura constituyen un ámbito profesional ocupado en ese momento por aficionados que no han recibido la capacitación que les permita ejercer tal actividad como una profesión auténtica, también se plantea la necesidad de establecer una Escuela de Pintura que ofrezca la posibilidad de otorgar títulos oficiales. En 1823 se abre una segunda Escuela pero, tras unos comienzos poco exitosos, la Asociación decide unir fuerzas ofreciendo a Damián Domingo el puesto de profesor único de la escuela oficial y poco después la dirección de la misma.

Este artículo repasa la actividad de este pintor filipino, destacando su importancia como pionero de la enseñanza de la pintura en el Archipiélago y la trascendencia que tuvo su escuela, primera de las Islas, que continuó siendo conocida hasta su desaparición en 1834 como "la Escuela de Damián Domingo".

El creador de la Escuela: Damián Domingo, Pintor retratista

Como pintor, Domingo comienza haciendo retratos, como el comentado de su esposa Lucía Casas o su propio Autorretrato. El jesuita Jose Mª Clotet, que en 1916 publicó una semblanza de Damián Domingo, cuenta que Rafael Enríquez (1850-1937), otro pintor hispano-filipino, le contó que los jóvenes de Manila encargaban a Damián pintar retratos en miniatura de sus enamoradas. Debido a que la costumbre no permitía a los pretendientes y pintores hacer visitas formales, tenían que contentarse con desfilar frente a las casas donde las jóvenes se mostraban en las ventanas tras sus abanicos de encaje. Después de dos o tres paseos, Damián les sorprendía con una imagen perfecta de la dama en cuestión. Por cada retrato, le pagaban siete u ocho pesos.

Según el mismo Clotet en el palacio del gobierno en Malacañang se encontraban diversos retratos de gobernadores generales que llevaban la firma de Domingo y comenta que "en este género de pintura, la fama que disfrutó era indiscutible, por lo que no solo las familias más destacadas de Manila y las provincias, sino también las principales autoridades eclesiásticas, civiles y militares le encargaron pintar sus retratos." 

Miguel Zaragoza también dice en su biografía que "tal fue su fama como artista que incluso los Gobernadores Generales hicieron sus retratos, trabajos que aún se conservan en la galería de retratos de Gobernadores que existen en el palacio de nuestro principal funcionario". 

Se desconoce el paradero de esos retratos de gobernadores que mencionan sus biógrafos ya que en la actualidad solo conocemos en Filipinas dos retratos de personajes que formaban parte del gobierno, en ambos casos se trata de personas directamente relacionadas con el gobernador Pascual Enrile y Alcedo, uno de ellos, su sobrino, Nicolás Enrile y Mendez*, (Cádiz, 1804), alférez de navío de la Armada y el otro su ayudante el capitán José Mª Peñaranda (1806-1849) ingeniero militar y cartógrafo. Ambos continuarán su carrera en Filipinas llegando a ser Secretarios del Gobierno.
  *Alguna información filipina  considera que se trata del propio gobernador, lo que no es compatible si se compara con otros retratos seguros del personaje, como el existente en el Museo Naval)

Damián Domingo. Retratos de Nicolás Enrile y Mendez (Det.) y José Mª Peñaranda (Det.) 1832

Los retratos de medio cuerpo se realizan sobre placa de marfil con una técnica propia de la miniatura y revelan una cierta ingenuidad en su ejecución. Al examinarlos vemos las mismas características de las miniaturas dando la impresión de que la base está preparada de la misma manera, usa los mismos colores y los mismos trazos de pincel, o, mejor dicho, la misma ausencia de ellos ya que es imposible distinguir una pincelada.

Recientemente he localizado en el Museo Nacional de Artes Decorativas, en Madrid, una miniatura realizada por el propio Domingo que evidencia la relación comentada entre su técnica retratística con la miniatura. Se trata del retrato de un joven en el que figura la inscripción: Damián Domingo lo pintó 1832, en el lateral derecho, en posición vertical ascendente, siguiendo la misma disposición que la inscripción que vemos en el Retrato de Peñaranda que fue realizado el mismo año y es de similares características.
Retrato de muchacho. 13,50 cm. x 10 cm.
Museo Nacional de Artes Decorativas CE05755

Tenemos la suerte de poder identificar al retratado por la nota que aparece sobre la mesa, en la que claramente podemos leer:
A la Sra. Dª / Gestrudis Seque/ra de Enriquez / S.H.  R.
Detalle de la nota en el retrato

De acuerdo con la nota el personaje retratado pertenece al mismo rango social que los personajes anteriormente comentados. Se trata del  joven Rafael Enriquez Sequera, nacido en 1817, en Poitiers (FR), cuarto de los siete hijos que tuvieron el alicantino Francisco Enriquez y Girón, (1776-1845). coronel de infantería, Intendente General del Ejército y Hacienda en Filipinas entre 1828 y 1836, y su esposa Gertrudis Sequera Carvajal (Granada +1864) perteneciente a una de la líneas familiares descendientes de Colón (1).

Entendemos que se trata de su hijo Rafael, y no de alguno de los otros cuatro hermanos varones, tanto por la edad que representa, unos 15 años, como por las iniciales que aparecen al pie de la nota que hacen alusión a S[u] H[ijo] R[afael] que fue empleado de Hacienda hasta su temprana muerte en 1849).

(1) Información obtenida del Índice de personas nobles y otras de calidad que han estado en Filipinas, 1521-1898. W.E. Retana y de Los descendientes de Cristóbal Colón. Rafael Nieto y Cortadellas 1952) 

Los "Tipos del País"

La especialidad que ha dado mayor notoriedad a Domingo es la de las ilustraciones sobre temas nativos que se conocen como Tipos del País. Se trata de dibujos coloreados a la acuarela que representan personas que viven en las islas recorriendo todas las clases sociales y la diversidad de tipos étnicos existentes. Aunque no fue el primero en hacer este tipo de representaciones, su forma de hacer tuvo mucho éxito a juzgar por sus notables seguidores. Inició esta actividad por encargo del comerciante en telas Rafael Babom, un católico de Calcuta que llegó a Manila hacia 1820. Damián realizó varios de esos álbumes de los que se conservan cinco. El que se encuentra la Biblioteca Newberry de Chicago, con 29 láminas, está datado entre 1827 y 1832 y es el único en el que aparecen todas las ilustraciones firmadas por él, como "Damianus Dominicus pinxit".

 Damián Domingo. Mestizos de Manila. "Colección de Trajes Manila..."

Para hacer las láminas Domingo usaba cinco pinceles chinos de marta cibelina, alguno de una sola cerda. Sus ilustraciones hacen un recorrido por todos los personajes de la sociedad isleña con la finalidad de dar a conocer las telas que vendía el Sr. Babom. Se dice que entre los personajes Domingo pudo haber pintado a su esposa y una de sus hijas de camino a la iglesia.
Damián Domingo. Posible retrato de Lucía Casas con su hija (tipos del País)

La Pintura Religiosa

Domingo también realiza por encargo una serie de pinturas para las iglesias y conventos locales, de las que se han conservado pocas y solo de cuatro se afirma con seguridad su autoría: “Nuestra Señora entregando el Rosario a Santo Domingo y Santa Catalina”, (c1815), "La Sagrada Familia" (c1830), "La Cátedra de San Pedro" (c1825) y “La Inmaculada Concepción”. Las tres primeras pertenecen a sus descendientes, y la última al Museo de la Universidad Xavier. 

  
Damián Domingo. La Virgen del Rosario entre Santo Domingo y Santa Catalina. 
Col. Herederos Luis Ongping

No sería extraño que con el tiempo se le atribuyan otras obras, inseguras en la actualidad, dado el importante nivel de investigación que en las últimas décadas se ha dirigido a la historia de la pintura en Filipinas en el siglo XIX. Sus obras religiosas recuerdan la pintura española del XVII lo que sugiere que podría haber utilizado como modelos las obras llevadas Manila por las cinco grandes órdenes religiosas.

Un posible maestro: Faustino Quiotan

A pesar de que probablemente Domingo no tuvo una enseñanza formal, se piensa que además de inspirarse en las obras religiosas que pudo contemplar en conventos e iglesias de Filipinas debió tener algún buen maestro, con el que aprendería no solo a pintar sino también a enseñar y gracias a ello pudo llevar a cabo la tarea docente en su escuela. Se ha considerado que su maestro pudo ser Faustino Quiotan (c1779-1825), el más antiguo pintor mestizo-chino conocido, especializado en pintura religiosa y activo en el distrito de Santa Cruz de Manila.
 Faustino Quiotán, S. Basilio y la Virgen del Caracol de Cavite
  
Tampoco es descartable que Domingo hubiera podido aprender alguna de sus técnicas de dibujantes o pintores foráneos que formaran parte de alguna de las diversas expediciones de naturalistas que estuvieron en Filipinas desde finales del siglo XVII hasta primer tercio del XIX. Esta actividad propició en las islas la existencia de una amplia tradición de pintores, dibujantes y grabadores de temas naturalísticos dada la demanda para publicaciones científicas.

La creación de la Primera Escuela

Como hemos comentado, en 1821, 
cuando Damián Domingo ya se había hecho un nombre como pintor de retratos, decidió establecer una Escuela para artistas en su residencia en Tondo. Fue la primera creada en las Islas Filipinas y seguramente la primera de toda Asia, que atrajo enseguida no solo a los jóvenes que buscaban instrucción artística, sino también a los miembros de familias influyentes en la ciudad. La implantación de la Escuela y el hecho de instruir a los jóvenes en el dibujo y la pintura suponía elevar a la categoría de arte mejorando en gran medida el status del pintor que empieza a ser considerado un artista en lugar de un artesano.

Es probable que la necesidad de atender la demanda de dibujantes o pintores que pudieran participar en la realización de obras de las que existía una considerable demanda llevara a la Sociedad Económica de Amigos del País a plantearse  la posibilidad de establecer en Filipinas los estudios adecuados para esta disciplina. Este proyecto quedaría en suspenso por causa de la inactividad de la institución en los primeros años del siglo, pero una vez restablecida, en 1822 una de sus primeras iniciativas fue proponer al gobernador general de las islas D. Juan Antonio Martínez Alcobendas (1769-1825), heredero de una artística familia encabezada por el arquitecto madrileño Juan de Villanueva, la apertura de una Academia de Dibujo. 

El acuerdo fue casi inmediato y así, tras los trámites oportunos, el 2 de diciembre de 1823 se inaugura la Academia oficial de Arte en las Islas.
Detalle del Retrato del Gobernador Martínez Alcobendas. (1822-1824)
de Emilia Carmena Monaldi. MNP

Pero transcurre el tiempo y la Academia, quizás por la escasez de medios o por la falta de una figura docente  no consigue realizar sus objetivos, en contraposición al éxito de la escuela de Damián Domingo, por lo que la Sociedad toma la decisión de unir esfuerzos y apoyarse en la iniciativa del pintor, convirtiendo su taller en la verdadera primera Academia oficial de Dibujo de las Islas. 

La principal fuente de información sobre la creación de esta escuela oficial es el acuerdo firmado entre la Sociedad Económica y el pintor Damián Domingo de 5 de marzo de 1827, en el que se le ofrece el puesto de profesor único y la utilización de su domicilio como sede de la misma mediante el pago de 300 pesos mensuales, incluyendo el pago del alquiler por el uso de su domicilio familiar como sede. Posteriormente le nombrarán director de la misma. El acuerdo fue publicado por primera vez en La Ilustración Filipina del 7 de mayo de 1894 por Miguel Zaragoza quien afirma: "fundó D. Damián Domingo una Academia de dibujo y pintura, siendo la primera que se estableció, y tan próspera fue, que al poco tiempo acudían a ella hijos de principales familias de esta capital."

El contenido del acuerdo que se hizo público decía lo siguiente:

"¡Saludos a todos! 
     La Real Sociedad Económica de estas Islas, bien informada sobre la conducta, habilidad, talento y dedicación al arte de pintar de Don Damián Domingo, residente de Tondo, acordó en una reunión celebrada el 13 de junio del año pasado [1826] para nombrarlo, de hecho ha sido nombrado, profesor de la Escuela de Dibujo y este debe ser pagado por la misma Sociedad, ... se espera de su celo patriótico que trate a los estudiantes bajo su cuidado con la moderación y el gusto que le son propios; que no permitirá ningún tipo de desorden en la escuela, en la economía del papel y los lápices, que no se debe utilizar para fines distintos de aquellos para los que está destinado; que tendrá una lista con los nombres de los estudiantes, el de sus padres, el país, la edad y el día de su ingreso; que todos los equipos de la Academia se mantengan en las mejores condiciones posibles, .... que todos los que se presenten para la admisión sean inscritos, ya sean españoles, mestizos o indios, siempre que haya espacio en la Academia y se presenten con decencia y en los momentos correspondientes, tolerando tanto como sea posible todas las faltas debidas a la distancia que no pueden ser fácilmente superadas por criaturas delicadas y por la fuerza del sol o el agua, y por su propia enfermedad, o la de sus padres; y, por último, que no permitirá que se distraigan con otros objetivos que no sean los que propondrá la Sociedad, ni les permitirá pinturas ya sean iluminadas o no, que presenten indecencia al público, y que tienen que limitarse precisamente a los modelos proporcionados por la Academia; permitiendo de esta manera la entrada de cualquier persona decente que desee visitarla.
 Sociedad Económica de la Ciudad de Manila. 5 de marzo de 1827".

Uno de los aspectos de mayor interés de la nueva Academia es que estaba prohibida toda discriminación de raza gozando todos los alumnos –eso sí, siempre varones– españoles, mestizos y filipinos, de los mismos derechos y obligaciones. En ella se realizaron los primeros exámenes oficiales en 1828, el mismo año en que la Sociedad, consciente de su buen funcionamiento, nombra finalmente a Domingo director de su propia Escuela.

En la Academia se daban cursos completos de dibujo y de pintura tanto a la acuarela como al óleo, se enseñaba a los alumnos a dibujar la naturaleza muerta y la forma humana, así como la perspectiva. También se concedía mucha importancia a la preparación de colores y lienzos en lo que Domingo era muy exigente y dedicaba mucho tiempo pues de ello dependía en gran medida el éxito y la permanencia de las obras, cuya base podía ser de lienzo, tablas de madera, placas de marfil, láminas de cobre, plata e incluso de oro.  Los temas favoritos eran los religiosos, que eran los más demandados para las iglesias y conventos de las ciudades más grandes: Vidas y milagros de los santos, la pasión de Cristo y representaciones de la Virgen María. También estaba de moda la pintura de miniaturas, pequeños retratos usados como recuerdos o amuletos hasta la introducción de la fotografía en la década de los 70. El tercer ámbito era el de tipos del país más enfocado al dibujo de costumbres.
  
La Academia gozó de gran reconocimiento y mantuvo buenas relaciones con el gobierno español de las islas, especialmente en los años 30 siendo gobernador Pascual Enrile y Alcedo. Pero a pesar de su éxito tuvo una vida efímera, debido a la escasez de recursos económicos que, junto a la enfermedad y prematura muerte de Domingo, supuso su decadencia y cierre definitivo.

Según las memorias de la Real Sociedad Económica, la Academia cerró oficialmente el 16 de mayo de 1834 "por falta de fondos", es decir, dos meses antes de que Domingo escribiera su testamento, por lo que es probable que no fuera su muerte sino la enfermedad lo que causó su declive. Puede que la enfermedad apareciera ya en 1832 pues cuenta el periodista Díaz Arenas en sus Memorias históricas y estadísticas de Filipinas (1850) que ese año "los Padres Dominicos ofrecieron una de las salas del colegio de Sto. Tomás para la Academia". Ello nos lleva a suponer que la salud del maestro debió hacer inviable la continuación de las clases en su domicilio y su ausencia como único profesor debió reducir su alumnado y sus ingresos provocando su cierre.

Habrán de pasar doce años, hasta 1846, para que se apruebe el proyecto de abrir una nueva Escuela Oficial de Dibujo Natural y Pintura a semejanza de las existentes en la península, y pasarán otros cuatro años más –a causa de la intensa burocracia existente– antes de su apertura definitiva. En todo caso no puede olvidarse que Damián Domingo fue quien puso los cimientos de la enseñanza del arte de la pintura en Filipinas.

Discípulos y colegas 

Justiniano Asunción (1816-1901) 

Justiniano Asunción de Sta. Cruz, Manila, también conocido como "Capitán Ting", fue uno de los principales discípulos de Domingo. Era el hijo más joven de los doce de la gran familia Asunción, que tenían una tienda de esculturas y realizaban figuras de tamaño natural para la iglesia. Cuando Justiniano empieza a estudiar además de haber aprendido las habilidades artísticas de sus hermanos, también pudo asistir a la recién creada Escuela de Don Damián para completar su formación. Su adelantamiento le brindó la posibilidad de hacerse cargo de la continuación de los álbumes de trajes filipinos de su maestro cuando este empezó a estar enfermo. Asunción seguirá los pasos de Domingo en todas las temáticas, tipos del país. cuadros religiosos y retratos, aunque en estos últimos refleja un mayor carácter.
Justiniano Asunción, Tipo del país y Retrato de Romana Carillo (1875)

En la Escuela de Damián Domingo a Justiniano le precedieron otros miembros de la gran familia Asunción, sus hermanos Antonio, Mariano Leoncio, todos ellos artistas, hijos del patriarca Mariano Kagalitan Asunción y su esposa Mª de la Paz Molo Paterno cuyo matrimonio supuso la unión de dos importantes clanes los Asunción y los Paterno de tanta importancia social, económica y artística en las Islas.
El Patriarca, Mariano Kagalitan (Asunción) y su esposa Mª de la Paz Molo (Paterno)

Antonio Malantic (Binondo 1820 - 1885) 

De Antonio Malantic y Arceo conocemos el retrato que realiza en 1855 al general Ramón Montero y Blandino, gobernador de Filipinas de forma intermitente, en tres ocasiones, entre 1853 y 1857 y es probable que pudiera ser también autor del retrato del gobernador Narciso Clavería (h.1849). Ambos retratos se encuentran depositados por el Museo del Prado en el Museo del Ejército (Toledo).
Antonio Malantic. Izq. Retrato del gobernador Ramón Montero, 1855  
Der. Retrato del gobernador Narciso Clavería (h.1849) Atrib.
MNP en depósito en el Museo del Ejército

También se tienen noticias de que asistieron a la escuela Juan Serapio Transfiguración Nepomuceno, quien también se especializó en pintar Tipos del País que se agrupaban en álbumes que le encargaba el Dr. Mallat; y Severino Flavier Pablo de San Fernando de Dilao (ahora Paco) de quien se conocen diversos retratos relacionados con las familias Paterno y Asunción.

La escasez de documentos de esta primera Escuela no nos permite afirmar con total seguridad que tal o cual pintor de la época pudiera haber estudiado con Damián Domingo, únicamente podemos constatar que fueron contemporáneos, convivieron en la pequeña sociedad manilense y deducir que entre ellos debió haber algún contacto. Destacaremos dos pintores singulares que pudieron ser discípulos, seguidores o solo colegas: Juan Arzeo y Esteban Villanueva. 

Juan Arzeo (c1785 - c1870) 

Pintor de San Fernando de Dilao (ahora Paco), Arzeo –así es como firmaba sus obras– fue contemporáneo de Damián Domingo, pero no sabemos si uno aprendió del otro o bebieron de las mismas fuentes. Aunque no se conocen muchos detalles de su vida, se sabe que se casó con Romualda Gonzaga y que su hijo, Isidro Arceo, también pintor, (cambió la ortografía del apellido), se casó con Isabel Pablo, hija de otro colega pintor, Severino Flavier Pablo, cuyo hijo, Hipólito (1864-1942), fue el primer chambelán papal filipino con el título de monseñor (1922).

Se conservan varias obras de Juan Arzeo, la más antigua es el retrato del arzobispo Fray Juan Antonio Zulaybar, (1820) en la Universidad de Santo Tomás; la más conocida, El Éxtasis de San Pascual Baylon, (1836) que es una obra de madurez de su arte en la que vemos al centro la figura del santo enmarcado por las viñetas de su vida, lo que evidencia su aprendizaje de técnicas miniaturistas. Pero probablemente su obra más reproducida sea el retrato del botánico agustino, Padre Manuel Blanco, cuyo grabado se realizó para su incorporación al libro de la Flora de Filipinas.
Juan Arzeo. Izq. Éxtasis de San Pascual Baylon (1836) Der. Padre Manuel Blanco. Agustino

Hay muchas otras obras firmadas por Arzeo, pero también se le atribuyen algunas sin firmar que se encuentran en iglesias y conventos. En el año 2015 salieron al mercado dos especialmente interesantes representando a la Familia Azcárraga, firmadas y fechadas en 1824 y 1827 respectivamente, figurando en una el Matrimonio Azcárraga-Palmero con dos hijas y la niñera filipina y en el otro los Hermanos José y Pilar Azcárraga con su niñera.
Juan Arzeo, dos retratos de la Familia Azcárraga (Comercio 2015)

Abundan las referencias de estos pintores que muestran que gozaban de gran fama; por citar algunas, el  diplomático y escritor español Sinibaldo de Mas (1842) llamó a Arzeo "el López de Manila" comparándolo con el pintor de corte español Vicente López. Por su parte el médico francés Jean Mallat, escribió en su libro Les Philippines (París, 1846):

          "El dibujo y la pintura son mucho más avanzados entre los indios de Filipinas de lo que uno hubiera pensado. ... las miniaturas de Damián [Domingo] y Soriano y las pinturas de las iglesias y los retratos al óleo de Arceo. Estas obras están lejos de ser perfectas, ya que los artistas a quienes se les deben nunca tuvieron un maestro, pero muestran una gran habilidad y los retratos son de una sorprendente semejanza”.

Esteban Villanueva (Vigán, 1798-1878)

Para terminar, una breve reseña de otro probable seguidor de Damián Domingo –aunque algunos le consideran autodidacta–, se trata de su contemporáneo Esteban Villanueva Pichayhijo de Plácido Villanueva y Justa Pichay. Casado con Petrona Acosta con quien tuvo siete hijos, de los cuales Leona Villanueva (1828-1848) fue famosa como poeta.

Villanueva es conocido únicamente por su serie de Pinturas de la Revuelta Basi, que realizó en 1821 por encargo del gobierno para recordar el levantamiento de los ilocanos contra la prohibición del comercio de la bebida basi local (vino obtenido de la caña de azúcar) para no competir con el monopolio del vino establecido por el gobierno colonial español. Esta revuelta, ocurrida en septiembre de 1807 y que no ha sido bien estudiada, se debió, a juicio del especialista R. Blanco Andrés, no solo al vino sino a mayores y complejas motivaciones. Tuvo una duración de 13 días y terminó con la ejecución de los rebeldes en las orillas del río Bantaoay en la ciudad de San Ildefonso, al norte de Manila.

La historia está contada, como si de un Vía Crucis se tratara, a través de catorce paneles iguales, de algo menos de un metro cuadrado, que recorren los diferentes momentos de la rebelión desde el levantamiento hasta su extinción; son las pinturas más antiguas conservadas de un hecho histórico filipino. Tienen un estilo ingenuo muy descriptivo y todas tienen en la base una leyenda que describe el momento que representan. Parece que, a pesar de que fueron encargadas para desanimar nuevas insurrecciones, están hechas más bien para alentarlas.

Aunque los documentos no hablan de quién fue el que encargó este relato pictórico hay que pensar que se trata de Mariano Fernández de Folgueras (1766-1823), que en la fecha de la Revuelta era gobernador interino, y volvió a serlo de nuevo en 1816 hasta 1823, fecha en que murió brutalmente asesinado. Los catorce paneles aparecieron en la década de 1950 en una bodega de la familia Villanueva y en la actualidad se exponen en el Museo Ayala de Vigan que se encuentra en la antigua casa de Jose Burgos, uno de los tres religiosos mártires filipinos.

Esteban Villanueva, Dos paneles de la Rebelión Basi, 1821 Museo Ayala, Vigán

Una curiosidad es que en alguno de los paneles vemos un cometa, cuya aparición fue considerada por la creencia popular como la señal para el inicio de la revolución. Hay quien ha señalado que pudiera ser el cometa Halley, lo que no es posible pues los registros indican que fue visto en 1835, mucho después de los hechos y de su representación en 1821. En todo caso podría tratarse del Gran Cometa de 1811, que fue visible a simple vista durante aproximadamente 260 días, y que el pintor hubiera querido reflejar para alimentar o crear la leyenda.

    Hasta aquí la historia de la Academia de Dibujo y Pintura de Manila, creada por Damián Domingo en 1821, la primera fundada en las Islas Filipinas y probablemente de toda Asia, que se mantuvo activa hasta 1834 cuando la muerte de su fundador, único maestro y director, hizo inviable su continuidad. Tendrán que transcurrir doce años para que en 1846 se apruebe el proyecto de abrir una nueva Academia Oficial de Dibujo Natural y Pintura a semejanza de las existentes en la península, y otros cuatro años más para su apertura definitiva, en 1850 que permanecerá abierta hasta 1898, de la que nos ocupamos en una nueva entrada. 

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