Hace ya algún tiempo compartí en este blog el resultado de una de esas búsquedas que culminan con éxito, lo que produce no poca satisfacción a quienes como yo disfrutamos indagando y recuperando obras y artistas que, a pesar de su calidad y el reconocimiento de que disfrutaron en vida, han ido quedando relegados al olvido en el tiempo presente.
Se trataba de la identificación de un "Personaje desconocido" del pintor Alejandro Ferrant, que el Museo del Prado presentaba en una exposición itinerante. El personaje resultó ser el músico de cámara Urbano Aspa y Arnau, pero para mi, el descubrimiento fue el propio pintor a quien desde aquel momento he estudiado y quien constituye el motivo de esta entrada.
Como a tantos otros artistas del siglo XIX a Alejandro Ferrant y Fischermans la pasión por la pintura le viene de familia, abarcando en su caso al menos a cuatro generaciones a las que vamos a dedicar una amplia mirada a fin de conocer, en la medida de lo posible, su evolución, vivencias y realizaciones.
PRIMERAS NOTICIAS DE LA SAGA
LOS FERRÁN VALLÉS
El matrimonio formado por Josep Ferrán y Theresa Vallés, que vive a mediados del siglo XVIII en Vilafranca del Penedés, encabeza la saga familiar artística que va a ser continuada en las tres generaciones siguientes.
Josep y Theresa tuvieron cinco hijos y una hija que serán los FERRÁN VALLÉS. La hija se llamaría como su madre y los hijos, Josep, Joan, Salvador, Adriá y Luis. Serán estos dos últimos a los que seguiremos porque cada uno de ellos va a ser cabeza de sendas familias artísticas: Adriá dará lugar a la línea FERRÁN ANDRÉS y Luis a la de los FERRANT LLAUSÁS.
Como vemos en el esquema, las dos ramas de la familia que nos interesan tienen una pequeña diferencia en su apellido: una va a mantener el apellido original FERRÁN y la otra, no sabemos en qué momento después de su llegada a Madrid incorpora una "T" al mismo, momento a partir del cual sus miembros serán conocidos como FERRANT.
Aunque inicié este estudio familiar por el interés que me suscitaba la línea de los Ferrant (Llausás) por ser la que consideraba más ligada al mundo de la pintura y en la que se encontraba el pintor de más relieve del grupo, Alejandro Ferrant y Fischermans, por el camino he podido valorar también la línea Ferrán Andrés, encabezada por el escultor Adriá Ferrán, que culminará con su nieto el escritor, poeta y periodista Augusto Ferrán y Forniés por lo que he considerado de interés hacer un breve recorrido por ella.
LA RAMA DE LOS FERRÁN (Sin "T")
Adriá Ferrán Vallés
(V. Penedés 1774 - Barcelona h.1842)
De Adriá Ferrán Vallés, cabeza de familia de esta línea familiar, tenemos muchas noticias, sobre todo a través de su biógrafo mallorquín, Vicens Furió ("Dels anys que visque a Mallorca l'esculptor Adriá Ferran" publicado en el Bolletí de la Societat Arqueológica Luliana en 1923) quien aporta los datos de su nacimiento en Vilafranca del Penedés según consta en la partida de bautismo de la Parroquia Vilafranquina. Por ella sabemos que nace el 19 de Octubre de 1774 y es bautizado al día siguiente con los nombres de Adrià Félix Pere y que sus padres fueron Josep Ferran, criado del señor Barón de la Barra, y Teresa Vallés. Sabemos que se formó en el taller de Josep Cabanyeres, tallista ebanista. En 1795 con poco más de 20 años, fue aceptado en el gremio de tallistas lo que le permitió abrir su propio taller y poco después se casa con la cartagenera Ana Andrés.
Tras el comienzo de la Guerra de la Independencia, la isla de Mallorca fue de los pocos lugares a donde no llegó la ocupación francesa, lo que la convirtió en refugio de peninsulares que no querían someterse al régimen invasor, Una gran parte de ese "exilio" lo constituían personas venidas de Cataluña, hasta tal punto que se conoce el año de mayor flujo migratorio como "l'any dels catalans", momento en que se enmarca la llegada de la familia Ferrán a Palma, seguramente a finales del año 1808.
Adriá que a los 20 años (1794) tenía taller propio en la ciudad condal, había estudiado en la Escola de Dibuix de la Junta de Comerç instalada en la Llotja con cuyo director el escultor Jaume Folc i Costa va a refugiarse en la isla de Mallorca a donde llegará con 32 años y establecerá su primer taller en una esquina de la calle del Carmen y más tarde en el carrer dels Moliners en una casa que figura a su nombre en 1812 donde instalará un taller de escultura y ebanistería que va a alcanzar gran renombre. Allí será conocido como "Mestre Adriá" o simplemente "El Adriá" (En la actualidad una calle de la ciudad lleva su nombre).
Según Vicente Furió, El Adriá era hombre de pocos amigos, con sus trabajadores no iba de verbos. En cuanto tomaba uno nuevo y le veía coger la gubia o la piedra de bruñir, ya sabía qué número calzaba, y si no era de su gusto, sin solfa, en seco, le decía que se podía ir por allí donde había venido, que podía tomar el portal, y no tenía que recapitular.
Sobre la empresa continua Furió: Su taller tuvo gran importancia, llegó a tener 22 hornos en los que trabajaban algunos catalanes y entre ellos su hija Ramundeta. También tenía un hijo que pintaba miniaturas y después de unos años ayudaba a su padre. Además de escultura trabajaban la ebanistería.
Es necesario precisar y ordenar alguna de estas estas informaciones, que por una parte nos hacen pensar que si su hija tenía edad de colaborar, es que probablemente había nacido en Barcelona antes de llegar a la isla. Otras afirmaciones nos hacen dudar de su exactitud pues si bien son ciertas, no son coetáneas ni completas; efectivamente uno de los hijos de Adriá se dedicará a la miniatura pero esa será la especialidad precisamente su´hijo menor, Adriano que nace en 1813 por lo que en los años que vivió en la isla hasta 1821 seguía siendo un niño. Por otra parte, es un hecho que el hermano menor de Adriá, de nombre Luis (o Luis Alejandro) también se instala en Mallorca y aunque su nombre no haya quedado recogido en la historia de Furió sabemos que también estuvo en Mallorca que era de oficio ebanista y probablemente trabajaría en el taller familiar. A él entre otros pudiera referirse Furió cuando comenta que en su taller trabajaban "algunos catalanes". De este hermano Luis y sus hijos hablaremos más adelante.
En la isla los Ferrán trabajan sobre todo para la iglesia, realizando retablos e imágenes para las catedrales de Palma de Mallorca e Ibiza. También realizan obras para la Cartuja de Valldemosa, como las imágenes de San Bruno y San Juan Bautista. Son numerosas las obras, tanto retablos como imágenes que realizaron para otras parroquias mallorquinas.
Sobre la imagen de San Bruno de la Cartuja (actualmente en la Catedral de Palma), tenemos un testimonio escrito por Amandine Aurore Dupin, más conocida como George Sand, en su "Invierno en Mallorca" (1838-1839), ya que tuvo ocasión de verla en la Cartuja de Valldemosa en donde estuvo alojada junto al compositor y pianista polaco Frédéric Chopin:
"...el único objeto artístico que encontramos en la Cartuja... era una estatua de San Bruno, de madera pintada, colocada en la iglesia. El dibujo y el colorido eran notables; sus manos admirablemente estudiadas tenían un movimiento de invocación piadosa y desgarradora; la expresión de la cabeza era verdaderamente sublime de fe y de dolor. .../... [el artista] había tenido al crear a San Bruno un rayo de inspiración, un arranque de exaltación religiosa, que le había elevado sobre sí mismo. Dudo que jamás el santo fanático de Grenoble haya sido comprendido y representado con un sentimiento tan profundo y tan ardiente."
Lo cierto es que la a imagen del Santo con la cruz, sigue el modelo creado por el escultor portugués Manuel Pereira hacia 1630 poco después de su canonización, que puede verse en la cartuja burgalesa de Miraflores. Es una de las imágenes más populares del santo de Grenoble ampliamente difundida a través de grabados, que bien pudo haber conocido Ferrán aunque éste dispone al santo sujetando la cruz con ambas manos mientras Pereira lo hace solamente con su mano derecha.
En la actualidad en la Cartuja se conservan, además de las réplicas de San Bruno y San Juan, algunas de sus obras como el curioso Mueble de Oficios que se encuentra en la sacristía, realizado en el taller de Adriá Ferrán que presenta una escena de la vida de San Francisco en relieve.
Existe en las Islas una tradición religiosa que se remonta al siglo VII que consiste en exponer en las iglesias, cada 15 de agosto, un túmulo que representa la Dormición de la Virgen, que recibe el nombre de Llit de la Mare de Deu. Adrià Ferrán realiza algunos de ellos como el de la parroquia de San Jaume, considerado por muchos su máxima creación, que será modelo de otros realizados posteriormente.
Dice Furió: Adriá va a reunir un ramillete de mozos de primera que le seguían; así se comprende que las obras que salían de su casa, parecían todas hechas de la misma mano del maestro. Entre los trabajadores mallorquines que se distinguieron trabajando con él, estaban José Lladó y Miquel Bornis. Estos fueron conocidos como discípulos de Adriá, y cuanto este se fue de Mallorca, pusieron
taller propio. Durante sus años de estancia en Mallorca firmaba sus documentos como "Adriá Ferrán, Profesor de Escultura y Estatuaria, Expatriado, residente en esta Ciudad".
Sabemos que sus dos primeros hijos nacen en Barcelona Raimunda, "Ramundeta" y Adriano, antes de que sus padres se trasladasen a la isla; el tercero, Augusto nacerá en Mallorca en 1813. Desconocemos el lugar de nacimiento y el nombre de una segunda hija que en 1859 vivía en Gracia, Barcelona, con su hermana. Todos ellos van a iniciar su aprendizaje en el taller de su padre.
Tras abandonar el exilio mallorquín la familia vuelve a Barcelona. Todo hace pensar que en 1821 ya se ha producido el regreso pues a pesar de que deja algunos asuntos pendientes en Mallorca, encontramos publicada una carta suya, firmada en Barcelona el 5 de mayo de ese año, dirigida al coronel de las Milicias Nacionales y Voluntarios de Barcelona, de las que dice formar parte, en la que propone realizar una suscripción en favor de un grupo de de Napolitanos y Piamonteses que se encuentran refugiados en la ciudad en una situación precaria. Esta carta nos permite ubicarle geográfica y políticamente pues pone de manifiesto su talante liberal y humanista.
"...En todo país culto debe mirarse la humanidad como la primera base de las virtudes sociales y jamás llega el caso de que los hombres se arrepientan de haber hecho bien a sus semejantes, pues aún cuando estos se lo agradeciesen mal, les quedaría la satisfacción de haber obrado conforme á las leyes de la naturaleza..."
De vuelta en Barcelona, continuará con su actividad escultórica; hacia 1821 lleva a cabo el grupo de los patronos de la iglesia de San Justo y Pastor .
De 1826 es la Fuente de Neptuno, situada en la actualidad en la plaza de la Mercè, para la que realiza la figura principal y en la que tuvo la colaboración del escultor Celdoni Guixà i Alsina (1787-1848) para la realización de los ornamentos de la basa y de las cuatro esfinges que se encuentran al pie del monumento.
No se conoce con exactitud en qué momento los hijos deciden trasladarse a Madrid en busca de su desarrollo artístico y personal, aunque debió ser al principio de la década de los 30, mientras el padre, Adriá, se queda en Barcelona. Sabemos que él se desplaza a Madrid en 1835 con motivo del nacimiento de su nieto, Augusto, ya que figura como padrino de su bautizo. En sus últimos años trabajaba en su obrador del carrer de Jerusalem y todavía en 1842 figuraba trabajando en el carrer del Carme. La fecha más probable de su muerte, debe producirse hacia 1842, lo que sí indican las fuentes, aunque no sabemos el grado de verosimilitud de la información, es que murió solo en un hospital y además loco, lo que resulta extraño sabiendo que sus hijas viven en Barcelona.
De los cuatro hijos del matrimonio la continuidad artística la van a constituir los dos varones Augusto y Adriano que van a tener una vida artística y personal no exenta de aventura y vicisitudes.
Augusto Ferrán y Andrés
(Mallorca, 1814 – La Habana, 1879)
Augusto es el más joven de los hermanos Ferrán Andrés. Nacido durante el exilio en Mallorca, inició su aprendizaje en el taller de su padre y aunque se especializó en escultura también era pintor y dibujante. Continuó sus estudios en Madrid en la Academia de San Fernando donde consta estar matriculado entre 1834 y 1837, siendo nombrado Académico de Mérito en la cátedra de Escultura el 8 de julio de 1838. Perteneció a la Junta directiva del Liceo Artístico y Literario, y en 1837 fue colaborador del Semanario Pintoresco Español y redactor de El Observatorio Pintoresco, donde publicó diversas estampas muchas de las cuales se conservan en la BNE.
Como escultor adquiere cierto renombre, presentó en la Exposición de la Academia de San Fernando de 1835 el grupo de Psiquis y Cupido y en la de 1836 la figura de Un mendigo con dos niños que reprodujo El Semanario Pintoresco que fue adquirida por la Reina. La Academia de Bellas Artes de Sant Jordi posee una escultura suya representando a un héroe clásico, Ayax.
En julio de 1838 fue nombrado académico de mérito de la Academia de Bellas Artes de San Fernando por la escultura y ese mismo año presentó a la Exposición de Madrid el bajorrelieve Príamo pidiendo a Aquiles el cadáver de su hijo y Orfeo. Sobre él comenta el escritor Basilio Sebastíán Castellanos (que más tarde sería director del Museo Arqueológico):
"Sin una dirección científica hasta la perfección, ni enriquecer la imaginación con las bellezas que decoran a la soberbia Roma, se ha creado el joven escultor D. Augusto Ferrán, cuyo talento se ha desenvuelto por puro genio, lo cual hace doblemente su elogio. (el escritor parece desconocer que su padre era escultor y que fue su primer maestro). Conocida su suficiencia en el bello grupo del pobre, que vio el pueblo de Madrid en la exposición del año pasado, y el cual posee hoy la Reina Gobernadora protectora de las Artes, hizo concebir de su talento grandes obras, y háse visto este año empezada a confirmar aquella esperanza en el famoso bajorrelieve que ha presentado antes de marcharse a París, donde ha ido en pos de la gloria, que es su norte.
Como indica la crónica, a finales de 1838 se va a París; estando allí le ofrecen el puesto de director de la Academia de Bellas Artes mejicana. Pero el azar le tenía reservado otro destino. Tal como cuenta Sebastián Gelabert, Ferrán "embarcó rumbo a América, tal vez, más que por el puesto que iba a desempeñar, en busca de novedades; pero en la travesía sufrió los embates de un furioso temporal, ¡tan pavoroso! que al verse libre del peligro decidió no volver a embarcarse jamás, quedándose en la primera tierra a que arribara; esta fue Cuba, y aquí se quedó para siempre". En La Habana, conocedores de sus méritos, le ofrecen el puesto de profesor de Dibujo de Antiguo Griego y Escultura de la Academia de San Alejandro.
El mencionado Gelabert traza una semblanza de Ferrán en “Una familia de artistas: Los Melero” donde cuenta que Augusto era un hombre raro; tenía extravagancias incomprensibles para los que no conocían los secretos de su vida íntima. Baste decir, para comprenderlo un poco, que nadie le conoció nunca mujer ni novia, sin que esto signifique que aborreciera al bello sexo. Causas reservadas motivaron las que parecían excentricidades de su carácter especial y severo, aunque siempre muy pulcro y muy correcto en todo. En La Habana sus necesidades eran muy pocas, y sus ocupaciones: atender su clase de dibujo y de escultura en la Escuela, tirar al sable y al florete con su profesor Galletti, y fumar. ¡Muchos tabacos!.
En 1849 viaja a California atraído por el fenómeno de la fiebre del oro. Allí, junto a su colega José Baturone, subdirector del Liceo de La Habana, realizan una serie de dibujos que publican a su vuelta y los venden por entregas con el título "Álbum Californiano. Colección de Tipos Observados y Dibujados por Ferrán y Baturone". En él plasman una magnífica representación del aspecto de los mineros y buscadores de oro de San Francisco, que tiene mucho éxito por el interés que despertaba en ese momento el tema en todo el mundo.
En 1850 a su regreso a la Habana es ascendido y nombrado director de la cátedra de Escultura y de Dibujo Antiguo de la Escuela de Pintura y Escultura de la Habana, puesto que conservará toda su vida. En 1859 dirigirá accidentalmente la institución aunque no se postulará para mantenerse en el cargo. Además de su continua dedicación a la docencia, entre cuyos discípulos destaca el pintor Miguel Melero (1836-1907), primer director cubano de la Escuela, su actividad artística, es abundante y variada, pues realiza litografías y grabados para publicaciones y revistas; también continúa su actividad en escultura realizando entre otros el Retrato del Sr. Galleti, su maestro de esgrima. Pero quizás su actividad principal sea la que realiza tanto de escultura como de pintura para iglesias locales, San Vicente de Paul y La Santísima Trinidad para la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced y Una Gloria de Jesucristo para el monasterio de Santa Catalina de la Habana.
En pintura realiza retratos, como el de Pedro Téllez de Girón, Príncipe de Anglona protector de la Escuela de San Alejandro de la Habana que se encuentra en la actualidad en el Museo de Bellas Artes de dicha ciudad. Existe una réplica posterior del mismo que se encuentra en el Archivo General de Indias formando parte de la Galería de retratos de Gobernadores Capitanes Generales de Cuba, que a pesar de que no se encuentra firmado cabe pensar que corresponde al mismo autor.
Probablemente pintó varios de los retratos de los Gobernadores que forman parte de dicha Galería que no se firmaron pero el correspondiente a D. José Gutiérrez de la Concha, lleva su firma completa "Augusto Ferrán", mientras otro, el de D. Joaquín de Ezpeleta, aparece firmado únicamente como FERRÁN, con lo que cabe la duda de si hubiera sido realizado por él o por su hermano Adriano, pintor retratista, que en esa época también residía en la Habana.
Como hemos comentado, en aquel tiempo en La Habana Augusto Ferrán coincide con su hermano mayor, Adriano, miniaturista y pintor retratista que había llegado a Cuba hacia 1839 para montar una empresa de molduras junto con su cuñada Tomasa Forniés -de los que hablaremos a continuación-. También ejercía en la Habana como médico militar el hermano de Tomasa, Francisco Forniés .
Sabemos que Augusto Ferrán vuelve al menos una vez a España en 1873, a los sesenta años, con una licencia de seis meses que solicita "para atender al restablecimiento de su salud", (AHN. Ultramar,167, Exp.72) y que finalmente morirá en La Habana el 28 de junio de 1879.
Adriano Ferrán Andrés
(Barcelona, h.1808 - París, h.1866)
Según consta en la partida de nacimiento de su hijo, Adriano Ferrán había nacido en Barcelona, hacia 1808, justo antes de de producirse el traslado familiar a Mallorca. Como ya se ha comentado anteriormente, regresa con su familia a Barcelona en 1821 donde poco después figura como titular de una empresa de marcos dorados, recibiendo diversos reconocimientos por la calidad de su marcos presentados en las exposiciones industriales de los años 30. Se casa con Rosa Forniés de Pallazuelo, (Huesca) con la que se traslada a Madrid donde ponen en marcha un almacén de fabricación y venta de marcos dorados en la Travesía de la Ballesta que posteriormente, según leemos en anuncios de la prensa, se traslada a la Carrera de San Jerónimo.
En Madrid asiste a la Academia de Nobles Artes de San Fernando especializándose en pintura y miniatura, por lo que consigue ser nombrado académico de mérito en 1839. Son diversas las miniaturas que realiza en esta época, aunque se ignora el paradero de muchas de ellas.
En la crónica de la Exposición Nacional de 1836 que se publica en el Semanario Pintoresco del 9 de octubre del mismo año se mencionan dos de sus miniaturas, que por error se asignan a "José Ferrán", que representan a Heloisa y Abelardo y a Laura y Petrarca. Estos últimos personajes se mencionan en una carta que en 1892 envía su viuda a Federico de Madrazo: "Es posible que V.E. haya heredado de su señor padre los retratos de capricho de Petrarca y Laura que Ferrán, antes de marchar a América el año 39, dejó como recuerdo de amistad a su íntimo Jose de Madrazo".
PRIMERAS NOTICIAS DE LA SAGA
LOS FERRÁN VALLÉS
El matrimonio formado por Josep Ferrán y Theresa Vallés, que vive a mediados del siglo XVIII en Vilafranca del Penedés, encabeza la saga familiar artística que va a ser continuada en las tres generaciones siguientes.
Josep y Theresa tuvieron cinco hijos y una hija que serán los FERRÁN VALLÉS. La hija se llamaría como su madre y los hijos, Josep, Joan, Salvador, Adriá y Luis. Serán estos dos últimos a los que seguiremos porque cada uno de ellos va a ser cabeza de sendas familias artísticas: Adriá dará lugar a la línea FERRÁN ANDRÉS y Luis a la de los FERRANT LLAUSÁS.
Como vemos en el esquema, las dos ramas de la familia que nos interesan tienen una pequeña diferencia en su apellido: una va a mantener el apellido original FERRÁN y la otra, no sabemos en qué momento después de su llegada a Madrid incorpora una "T" al mismo, momento a partir del cual sus miembros serán conocidos como FERRANT.
Aunque inicié este estudio familiar por el interés que me suscitaba la línea de los Ferrant (Llausás) por ser la que consideraba más ligada al mundo de la pintura y en la que se encontraba el pintor de más relieve del grupo, Alejandro Ferrant y Fischermans, por el camino he podido valorar también la línea Ferrán Andrés, encabezada por el escultor Adriá Ferrán, que culminará con su nieto el escritor, poeta y periodista Augusto Ferrán y Forniés por lo que he considerado de interés hacer un breve recorrido por ella.
LA RAMA DE LOS FERRÁN (Sin "T")
(V. Penedés 1774 - Barcelona h.1842)
De Adriá Ferrán Vallés, cabeza de familia de esta línea familiar, tenemos muchas noticias, sobre todo a través de su biógrafo mallorquín, Vicens Furió ("Dels anys que visque a Mallorca l'esculptor Adriá Ferran" publicado en el Bolletí de la Societat Arqueológica Luliana en 1923) quien aporta los datos de su nacimiento en Vilafranca del Penedés según consta en la partida de bautismo de la Parroquia Vilafranquina. Por ella sabemos que nace el 19 de Octubre de 1774 y es bautizado al día siguiente con los nombres de Adrià Félix Pere y que sus padres fueron Josep Ferran, criado del señor Barón de la Barra, y Teresa Vallés. Sabemos que se formó en el taller de Josep Cabanyeres, tallista ebanista. En 1795 con poco más de 20 años, fue aceptado en el gremio de tallistas lo que le permitió abrir su propio taller y poco después se casa con la cartagenera Ana Andrés.
Tras el comienzo de la Guerra de la Independencia, la isla de Mallorca fue de los pocos lugares a donde no llegó la ocupación francesa, lo que la convirtió en refugio de peninsulares que no querían someterse al régimen invasor, Una gran parte de ese "exilio" lo constituían personas venidas de Cataluña, hasta tal punto que se conoce el año de mayor flujo migratorio como "l'any dels catalans", momento en que se enmarca la llegada de la familia Ferrán a Palma, seguramente a finales del año 1808.
Adriá que a los 20 años (1794) tenía taller propio en la ciudad condal, había estudiado en la Escola de Dibuix de la Junta de Comerç instalada en la Llotja con cuyo director el escultor Jaume Folc i Costa va a refugiarse en la isla de Mallorca a donde llegará con 32 años y establecerá su primer taller en una esquina de la calle del Carmen y más tarde en el carrer dels Moliners en una casa que figura a su nombre en 1812 donde instalará un taller de escultura y ebanistería que va a alcanzar gran renombre. Allí será conocido como "Mestre Adriá" o simplemente "El Adriá" (En la actualidad una calle de la ciudad lleva su nombre).
Según Vicente Furió, El Adriá era hombre de pocos amigos, con sus trabajadores no iba de verbos. En cuanto tomaba uno nuevo y le veía coger la gubia o la piedra de bruñir, ya sabía qué número calzaba, y si no era de su gusto, sin solfa, en seco, le decía que se podía ir por allí donde había venido, que podía tomar el portal, y no tenía que recapitular.
Sobre la empresa continua Furió: Su taller tuvo gran importancia, llegó a tener 22 hornos en los que trabajaban algunos catalanes y entre ellos su hija Ramundeta. También tenía un hijo que pintaba miniaturas y después de unos años ayudaba a su padre. Además de escultura trabajaban la ebanistería.
Es necesario precisar y ordenar alguna de estas estas informaciones, que por una parte nos hacen pensar que si su hija tenía edad de colaborar, es que probablemente había nacido en Barcelona antes de llegar a la isla. Otras afirmaciones nos hacen dudar de su exactitud pues si bien son ciertas, no son coetáneas ni completas; efectivamente uno de los hijos de Adriá se dedicará a la miniatura pero esa será la especialidad precisamente su´hijo menor, Adriano que nace en 1813 por lo que en los años que vivió en la isla hasta 1821 seguía siendo un niño. Por otra parte, es un hecho que el hermano menor de Adriá, de nombre Luis (o Luis Alejandro) también se instala en Mallorca y aunque su nombre no haya quedado recogido en la historia de Furió sabemos que también estuvo en Mallorca que era de oficio ebanista y probablemente trabajaría en el taller familiar. A él entre otros pudiera referirse Furió cuando comenta que en su taller trabajaban "algunos catalanes". De este hermano Luis y sus hijos hablaremos más adelante.
En la isla los Ferrán trabajan sobre todo para la iglesia, realizando retablos e imágenes para las catedrales de Palma de Mallorca e Ibiza. También realizan obras para la Cartuja de Valldemosa, como las imágenes de San Bruno y San Juan Bautista. Son numerosas las obras, tanto retablos como imágenes que realizaron para otras parroquias mallorquinas.
Sobre la imagen de San Bruno de la Cartuja (actualmente en la Catedral de Palma), tenemos un testimonio escrito por Amandine Aurore Dupin, más conocida como George Sand, en su "Invierno en Mallorca" (1838-1839), ya que tuvo ocasión de verla en la Cartuja de Valldemosa en donde estuvo alojada junto al compositor y pianista polaco Frédéric Chopin:
"...el único objeto artístico que encontramos en la Cartuja... era una estatua de San Bruno, de madera pintada, colocada en la iglesia. El dibujo y el colorido eran notables; sus manos admirablemente estudiadas tenían un movimiento de invocación piadosa y desgarradora; la expresión de la cabeza era verdaderamente sublime de fe y de dolor. .../... [el artista] había tenido al crear a San Bruno un rayo de inspiración, un arranque de exaltación religiosa, que le había elevado sobre sí mismo. Dudo que jamás el santo fanático de Grenoble haya sido comprendido y representado con un sentimiento tan profundo y tan ardiente."
Adriá Ferrán. S. Bruno. Capilla del Cristo de las Ánimas de la catedral de Palma
Lo cierto es que la a imagen del Santo con la cruz, sigue el modelo creado por el escultor portugués Manuel Pereira hacia 1630 poco después de su canonización, que puede verse en la cartuja burgalesa de Miraflores. Es una de las imágenes más populares del santo de Grenoble ampliamente difundida a través de grabados, que bien pudo haber conocido Ferrán aunque éste dispone al santo sujetando la cruz con ambas manos mientras Pereira lo hace solamente con su mano derecha.
S. Bruno. M. Pereira H.1630. Cartuja de Miraflores
En la actualidad en la Cartuja se conservan, además de las réplicas de San Bruno y San Juan, algunas de sus obras como el curioso Mueble de Oficios que se encuentra en la sacristía, realizado en el taller de Adriá Ferrán que presenta una escena de la vida de San Francisco en relieve.
Taller de Adriá Ferrán. Mueble de Oficios de la Cartuja de Valldemosa 1808-12 Det.
Existe en las Islas una tradición religiosa que se remonta al siglo VII que consiste en exponer en las iglesias, cada 15 de agosto, un túmulo que representa la Dormición de la Virgen, que recibe el nombre de Llit de la Mare de Deu. Adrià Ferrán realiza algunos de ellos como el de la parroquia de San Jaume, considerado por muchos su máxima creación, que será modelo de otros realizados posteriormente.
Adriá Ferrán. Detalle del Llit de la Mare de Deu d'Agost
Iglesia de Sant Jaume. Palma de Mallorca (1810)
Iglesia de Sant Jaume. Palma de Mallorca (1810)
Dice Furió: Adriá va a reunir un ramillete de mozos de primera que le seguían; así se comprende que las obras que salían de su casa, parecían todas hechas de la misma mano del maestro. Entre los trabajadores mallorquines que se distinguieron trabajando con él, estaban José Lladó y Miquel Bornis. Estos fueron conocidos como discípulos de Adriá, y cuanto este se fue de Mallorca, pusieron
taller propio. Durante sus años de estancia en Mallorca firmaba sus documentos como "Adriá Ferrán, Profesor de Escultura y Estatuaria, Expatriado, residente en esta Ciudad".
Sabemos que sus dos primeros hijos nacen en Barcelona Raimunda, "Ramundeta" y Adriano, antes de que sus padres se trasladasen a la isla; el tercero, Augusto nacerá en Mallorca en 1813. Desconocemos el lugar de nacimiento y el nombre de una segunda hija que en 1859 vivía en Gracia, Barcelona, con su hermana. Todos ellos van a iniciar su aprendizaje en el taller de su padre.
Tras abandonar el exilio mallorquín la familia vuelve a Barcelona. Todo hace pensar que en 1821 ya se ha producido el regreso pues a pesar de que deja algunos asuntos pendientes en Mallorca, encontramos publicada una carta suya, firmada en Barcelona el 5 de mayo de ese año, dirigida al coronel de las Milicias Nacionales y Voluntarios de Barcelona, de las que dice formar parte, en la que propone realizar una suscripción en favor de un grupo de de Napolitanos y Piamonteses que se encuentran refugiados en la ciudad en una situación precaria. Esta carta nos permite ubicarle geográfica y políticamente pues pone de manifiesto su talante liberal y humanista.
"...En todo país culto debe mirarse la humanidad como la primera base de las virtudes sociales y jamás llega el caso de que los hombres se arrepientan de haber hecho bien a sus semejantes, pues aún cuando estos se lo agradeciesen mal, les quedaría la satisfacción de haber obrado conforme á las leyes de la naturaleza..."
Diario Constitucional, Político y Mercantil de Barcelona. Domingo 6 de mayo de 1821
Imágenes de los santos Justo y Pastor en la Basílica barcelonesa del mismo nombre. H.1825
De 1826 es la Fuente de Neptuno, situada en la actualidad en la plaza de la Mercè, para la que realiza la figura principal y en la que tuvo la colaboración del escultor Celdoni Guixà i Alsina (1787-1848) para la realización de los ornamentos de la basa y de las cuatro esfinges que se encuentran al pie del monumento.
Adriá Ferrán. Fuente de Neptuno. Plaza de la Mercè. Barcelona
No se conoce con exactitud en qué momento los hijos deciden trasladarse a Madrid en busca de su desarrollo artístico y personal, aunque debió ser al principio de la década de los 30, mientras el padre, Adriá, se queda en Barcelona. Sabemos que él se desplaza a Madrid en 1835 con motivo del nacimiento de su nieto, Augusto, ya que figura como padrino de su bautizo. En sus últimos años trabajaba en su obrador del carrer de Jerusalem y todavía en 1842 figuraba trabajando en el carrer del Carme. La fecha más probable de su muerte, debe producirse hacia 1842, lo que sí indican las fuentes, aunque no sabemos el grado de verosimilitud de la información, es que murió solo en un hospital y además loco, lo que resulta extraño sabiendo que sus hijas viven en Barcelona.
De los cuatro hijos del matrimonio la continuidad artística la van a constituir los dos varones Augusto y Adriano que van a tener una vida artística y personal no exenta de aventura y vicisitudes.
Augusto Ferrán y Andrés
(Mallorca, 1814 – La Habana, 1879)
Augusto es el más joven de los hermanos Ferrán Andrés. Nacido durante el exilio en Mallorca, inició su aprendizaje en el taller de su padre y aunque se especializó en escultura también era pintor y dibujante. Continuó sus estudios en Madrid en la Academia de San Fernando donde consta estar matriculado entre 1834 y 1837, siendo nombrado Académico de Mérito en la cátedra de Escultura el 8 de julio de 1838. Perteneció a la Junta directiva del Liceo Artístico y Literario, y en 1837 fue colaborador del Semanario Pintoresco Español y redactor de El Observatorio Pintoresco, donde publicó diversas estampas muchas de las cuales se conservan en la BNE.
Augusto Ferrán. Estudio de cabezas. BDH. Invent/27907 BNE
Como escultor adquiere cierto renombre, presentó en la Exposición de la Academia de San Fernando de 1835 el grupo de Psiquis y Cupido y en la de 1836 la figura de Un mendigo con dos niños que reprodujo El Semanario Pintoresco que fue adquirida por la Reina. La Academia de Bellas Artes de Sant Jordi posee una escultura suya representando a un héroe clásico, Ayax.
Izq.: Un mendigo con dos niños - Exposición de 1836. Semanario Pintoresco Español, 9-10-1836.
Der.: Escultura titulada Ajax, 1838 en la RABASJ
"Sin una dirección científica hasta la perfección, ni enriquecer la imaginación con las bellezas que decoran a la soberbia Roma, se ha creado el joven escultor D. Augusto Ferrán, cuyo talento se ha desenvuelto por puro genio, lo cual hace doblemente su elogio. (el escritor parece desconocer que su padre era escultor y que fue su primer maestro). Conocida su suficiencia en el bello grupo del pobre, que vio el pueblo de Madrid en la exposición del año pasado, y el cual posee hoy la Reina Gobernadora protectora de las Artes, hizo concebir de su talento grandes obras, y háse visto este año empezada a confirmar aquella esperanza en el famoso bajorrelieve que ha presentado antes de marcharse a París, donde ha ido en pos de la gloria, que es su norte.
B. S. Castellanos, El Panorama 1/11/1838,
Como indica la crónica, a finales de 1838 se va a París; estando allí le ofrecen el puesto de director de la Academia de Bellas Artes mejicana. Pero el azar le tenía reservado otro destino. Tal como cuenta Sebastián Gelabert, Ferrán "embarcó rumbo a América, tal vez, más que por el puesto que iba a desempeñar, en busca de novedades; pero en la travesía sufrió los embates de un furioso temporal, ¡tan pavoroso! que al verse libre del peligro decidió no volver a embarcarse jamás, quedándose en la primera tierra a que arribara; esta fue Cuba, y aquí se quedó para siempre". En La Habana, conocedores de sus méritos, le ofrecen el puesto de profesor de Dibujo de Antiguo Griego y Escultura de la Academia de San Alejandro.
El mencionado Gelabert traza una semblanza de Ferrán en “Una familia de artistas: Los Melero” donde cuenta que Augusto era un hombre raro; tenía extravagancias incomprensibles para los que no conocían los secretos de su vida íntima. Baste decir, para comprenderlo un poco, que nadie le conoció nunca mujer ni novia, sin que esto signifique que aborreciera al bello sexo. Causas reservadas motivaron las que parecían excentricidades de su carácter especial y severo, aunque siempre muy pulcro y muy correcto en todo. En La Habana sus necesidades eran muy pocas, y sus ocupaciones: atender su clase de dibujo y de escultura en la Escuela, tirar al sable y al florete con su profesor Galletti, y fumar. ¡Muchos tabacos!.
En 1849 viaja a California atraído por el fenómeno de la fiebre del oro. Allí, junto a su colega José Baturone, subdirector del Liceo de La Habana, realizan una serie de dibujos que publican a su vuelta y los venden por entregas con el título "Álbum Californiano. Colección de Tipos Observados y Dibujados por Ferrán y Baturone". En él plasman una magnífica representación del aspecto de los mineros y buscadores de oro de San Francisco, que tiene mucho éxito por el interés que despertaba en ese momento el tema en todo el mundo.
Álbum Californiano. Portada de la primera entrega y
cuatro de las siete láminas dibujadas por Augusto Ferrán, 1849-1850
De ese mismo tiempo se le atribuyen dos Vistas de la bahía de San Francisco que se conservan en la colección de Robert B. Honeyman, de Estados Unidos. (The Bancroft Library Pictorial Collection), que recogemos a continuación aunque se encuentra pendiente su adjudicación definitiva.
Augusto Ferrán y Andrés. Vista del Puerto de San Francisco 1850.
The Bancroft Library Pictorial Collection.
Augusto Ferrán y Andrés. Vista de la bahía desde las colinas de San Francisco 1850.
The Bancroft Library Pictorial Collection.
Augusto Ferrán. Fresco de la iglesia Nra. Sra. de la Merced. La Habana
En pintura realiza retratos, como el de Pedro Téllez de Girón, Príncipe de Anglona protector de la Escuela de San Alejandro de la Habana que se encuentra en la actualidad en el Museo de Bellas Artes de dicha ciudad. Existe una réplica posterior del mismo que se encuentra en el Archivo General de Indias formando parte de la Galería de retratos de Gobernadores Capitanes Generales de Cuba, que a pesar de que no se encuentra firmado cabe pensar que corresponde al mismo autor.
Retrato de D. Pedro Téllez de Girón. Príncipe de Anglona (1840-1841)
Izq. Museo de BBAA de la Habana; dcha. Archivo General de Indias. Sevilla
Probablemente pintó varios de los retratos de los Gobernadores que forman parte de dicha Galería que no se firmaron pero el correspondiente a D. José Gutiérrez de la Concha, lleva su firma completa "Augusto Ferrán", mientras otro, el de D. Joaquín de Ezpeleta, aparece firmado únicamente como FERRÁN, con lo que cabe la duda de si hubiera sido realizado por él o por su hermano Adriano, pintor retratista, que en esa época también residía en la Habana.
José Gutiérrez de la Concha (1854-59) Firmado: Augusto Ferrán
Archivo General de Indias. Sevilla
Joaquín de Ezpeleta (1838-39) Firmado FERRÁN
Archivo General de Indias. Sevilla
Como hemos comentado, en aquel tiempo en La Habana Augusto Ferrán coincide con su hermano mayor, Adriano, miniaturista y pintor retratista que había llegado a Cuba hacia 1839 para montar una empresa de molduras junto con su cuñada Tomasa Forniés -de los que hablaremos a continuación-. También ejercía en la Habana como médico militar el hermano de Tomasa, Francisco Forniés .
Sabemos que Augusto Ferrán vuelve al menos una vez a España en 1873, a los sesenta años, con una licencia de seis meses que solicita "para atender al restablecimiento de su salud", (AHN. Ultramar,167, Exp.72) y que finalmente morirá en La Habana el 28 de junio de 1879.
Adriano Ferrán Andrés
(Barcelona, h.1808 - París, h.1866)
Según consta en la partida de nacimiento de su hijo, Adriano Ferrán había nacido en Barcelona, hacia 1808, justo antes de de producirse el traslado familiar a Mallorca. Como ya se ha comentado anteriormente, regresa con su familia a Barcelona en 1821 donde poco después figura como titular de una empresa de marcos dorados, recibiendo diversos reconocimientos por la calidad de su marcos presentados en las exposiciones industriales de los años 30. Se casa con Rosa Forniés de Pallazuelo, (Huesca) con la que se traslada a Madrid donde ponen en marcha un almacén de fabricación y venta de marcos dorados en la Travesía de la Ballesta que posteriormente, según leemos en anuncios de la prensa, se traslada a la Carrera de San Jerónimo.
En Madrid asiste a la Academia de Nobles Artes de San Fernando especializándose en pintura y miniatura, por lo que consigue ser nombrado académico de mérito en 1839. Son diversas las miniaturas que realiza en esta época, aunque se ignora el paradero de muchas de ellas.
En la crónica de la Exposición Nacional de 1836 que se publica en el Semanario Pintoresco del 9 de octubre del mismo año se mencionan dos de sus miniaturas, que por error se asignan a "José Ferrán", que representan a Heloisa y Abelardo y a Laura y Petrarca. Estos últimos personajes se mencionan en una carta que en 1892 envía su viuda a Federico de Madrazo: "Es posible que V.E. haya heredado de su señor padre los retratos de capricho de Petrarca y Laura que Ferrán, antes de marchar a América el año 39, dejó como recuerdo de amistad a su íntimo Jose de Madrazo".
Detalle de la Carta de Clotilde Sánchez (2ª mujer de Adriano) a Federico Madrazo. 29.1.1892
(Archivo MNP AP:10/Exp: 46)
Algunas de sus miniaturas se conocen por fotografías que se conservan en diferentes archivos y fototecas como la Amatller o la fototeca del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE). También se conserva un original en el Museo de la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid
Adriano Ferrán Andrés. Retratos en miniatura de José de Silva Wallstein
y Joaquina Téllez de Girón, Marqueses de Santa Cruz - 1835 - IPCE
Adriano Ferrán. Retrato en miniatura de Enrique Mª Fernando de Borbón
Museo Lázaro Galdiano H.1838
En 1839 decide probar fortuna ampliando el negocio de marcos, por entonces boyante, trasladándose a Cuba junto con su cuñada Tomasa Forniés, que estaba casada con un marino mercante, con la intención de montar un negocio similar al de Madrid, en el que él sería el empresario y representante y ella la encargada del dorado de marcos, técnica en la que, al igual que su hermana, era experta. El proyecto era que una una vez instalado el negocio, el marido de Tomasa se incorporase al mismo y Adriano podría volver a su vida en Madrid donde había quedado su mujer a cargo de la empresa familiar y de sus dos hijos, Adriana y Augusto, este de apenas cinco años.
Pero las cosas fueron distintas a lo planeado, el marido de su cuñada Tomasa muere en un naufragio y ella, con sus dos hijos, Adelaida y Francisco, decide volverse a España, cambiando su parte de la empresa por una pensión vitalicia que su Ferrán debía pasarle. Pero la ausencia de la cuñada, que conocía la técnica del dorado, debió ser la causa de que el negocio no marchase bien por lo que Adriano decide también volverse, aunque no a Madrid donde está su familia sino a París donde se instalará con una ama de llaves llamada Clotilde Sánchez. Puede que esta mujer no fuera ajena al viraje de su vida ya que contraerá segundas nupcias con ella hacia 1860 tras la muerte de su esposa en Madrid.
Poco más sabemos de su vida que debió finalizar hacia 1866 en París. Clotilde Sánchez, su segunda mujer cuando enviuda, se instala en Tarragona donde se encuentra dirigiendo una Escuela de Maestras en 1886. Más tarde en 1892 ya sexagenaria, según su propia expresión, escribe a Federico Madrazo, director del Museo de Pinturas, para ofrecerle la venta de una miniatura realizada por su marido. (Ver más arriba: Carta de Clotilde Sánchez a Federico Madrazo. 29.1.1892 -Archivo MNP). Por una información publicada en 1893 en la Gaceta de Instrucción pública, sabemos que en esa fecha llevaba veintisiete años trabajando en Tarragona, lo que nos induce a pensar que el fallecimiento de Adriano Ferrán podría haber ocurrido entorno a 1866.
De sus dos hijos, la mayor, Adriana, se casó en Madrid con el escritor, historiador y archivero, Florencio Janer Graells (1831-1877) y el menor, Augusto, seguirá el incierto camino de las letras.
De su relación con los Ferrant (con T) da noticia el escritor Julio Nombela en su obra "Impresiones y recuerdos" escrita en 1910, en la que hablando de Augusto Ferrán Forniés, el poeta, a quien conocía bien, comenta:
Augusto Ferrán Forniés
(Madrid, 1835-1880)
Augusto, hijo menor de Adriano y Rosa, nace en Madrid el 27 de julio de 1835, según consta en su partida bautismal por la que también sabemos que le impusieron los nombres de Augusto Pompeyo Pantaleón. Fue apadrinado por su abuelo Don Adriá el escultor y ebanista que se trasladó desde Barcelona para la ocasión y por su tía materna Tomasa Forniés en representación de su tía Raimunda, hermana de su padre, ausente.
Aunque realiza sus primeros estudios en Madrid en el Instituto de Noviciado, su madre, que se ocupa desde 1839 en solitario de la empresa familiar y de los hijos, preocupada por su educación, le enviará a Alemania. De su estancia alemana volverá impregnado del espíritu del romanticismo germánico y de un conocimiento de la lengua que le permitirá poder traducir a Heine y a otros poetas alemanes y darlos a conocer en España. En 1859 a causa del fallecimiento de su madre, volverá a Madrid.
Augusto Ferrán Forniés
(Madrid, 1835-1880)
Augusto Ferrán Forniés
Det. Fotografía Archivo de Rafael Montesinos.
Augusto, hijo menor de Adriano y Rosa, nace en Madrid el 27 de julio de 1835, según consta en su partida bautismal por la que también sabemos que le impusieron los nombres de Augusto Pompeyo Pantaleón. Fue apadrinado por su abuelo Don Adriá el escultor y ebanista que se trasladó desde Barcelona para la ocasión y por su tía materna Tomasa Forniés en representación de su tía Raimunda, hermana de su padre, ausente.
Aunque realiza sus primeros estudios en Madrid en el Instituto de Noviciado, su madre, que se ocupa desde 1839 en solitario de la empresa familiar y de los hijos, preocupada por su educación, le enviará a Alemania. De su estancia alemana volverá impregnado del espíritu del romanticismo germánico y de un conocimiento de la lengua que le permitirá poder traducir a Heine y a otros poetas alemanes y darlos a conocer en España. En 1859 a causa del fallecimiento de su madre, volverá a Madrid.
Escritor, periodista y poeta, Augusto Ferrán Forniés pertenece a la que se ha dado en llamar generación pos-romántica y ha pasado a la historia como uno de los introductores de la lírica germánica y como creador del cantar literario, aunque sea más conocido por su gran amistad con Gustavo Adolfo Bécquer.
Su principal aportación al mundo literario la constituyen dos libros de poemas con los títulos La Soledad y La Pereza que agrupan sus mejores canciones y poemas.
Sabemos de su vida en parte por la noticia que nos da su amigo el escritor Julio Nombela en su obra Impresiones y Recuerdos, (1910) escrita treinta años después de la desaparición del poeta. Nombela, amigo suyo que se había casado con su prima Adelaida Campos Forniés, no nos deja una buena imagen de Ferrán al que tacha de bohemio, despreocupado, dilapidador, acostumbrado a una vida fácil y aficionado en exceso a la bebida. Afortunadamente otros biógrafos como Rafael Montesinos (Bécquer. Biografía e Imagen, 1978) han corregido posteriormente la severa crítica vertida por Nombela, hombre hecho a sí mismo que deja traslucir una cierta envidia ante el joven Ferrán que ha tenido una vida acomodada, sin carencias.
«¡Ay de mí! Por más que busco
la soledad, no la encuentro.
Mientras la voy buscando
mi sombra me va siguiendo».
G. A. Bécquer Foto Hnos. Alonso Martínez. Col. E. Toral Peñaranda
y A.Ferrán, foto Archivo de Rafael Montesinos.
Actualmente tenemos una impresión más favorable del escritor gracias a Jesús Costa y Javier Rubio (El gnomo. Boletín de estudios Becquerianos 1992) que a través de sus investigaciones han dado un vuelco a la imagen que se tenía del poeta.
Consideran estos autores que Nombela "nos legó una idea sesgada de Ferrán, dominada por la opinión negativa que le merecía una persona radicalmente distinta de sí mismo". Ellos, por el contrario, consideran que Ferrán fue un "escritor que no se quedó en el terreno literario, sino que luchó por la democracia radical, por la promoción de las clases populares" señalando como especial valor el mantenimiento de su amistad con Bécquer basada en la literatura y en la bohemia, a pesar de sus ideas políticas antagónicas.
Eduardo Zamacois. Retrato de Julio Nombela, 1861 RABASF
Adriano Ferrán Andrés. Retrato de Adelaida Campos Forniés, h.1860 (RABASF) .
"Leí la última página, cerré el libro y apoyé mi cabeza entre las manos.
Un soplo de la brisa de mi país, una onda de perfumes y armonías lejanas
besó mi frente y acarició mi oído al pasar..."
(G. A. Bécquer)
Hacia 1863 Augusto Ferrán hace un viaje a Veruela para reponerse de una enfermedad. Posteriormente recomendará a Bécquer esa misma estancia que tan fructífera será para el poeta sevillano pues desde allí escribirá sus "Cartas desde mi celda".
En 1865 Ferrán se traslada a Alcoy contratado por su amigo José Martí Casanova como director y redactor único del Diario de Alcoy que se mantuvo por dos años y que le costaron seis meses de prisión por su carácter liberal. En 1868 se encuentra en Zaragoza con su familia materna y de vuelta a Madrid vivirá el proceso revolucionario del 68 y la muerte consecutiva de los hermanos Valeriano y Gustavo Adolfo Bécquer en 1870, con quienes mantenía una relación cuasi familiar, según cuenta Julia, la hija de Valeriano. A partir de entonces se dedicó a la recopilación de la obra dispersa del poeta para su publicación, en 1871, en dos volúmenes. Ese mismo año Ferrán publicará su segundo volumen de cantares con el título "La Pereza".
En 1873 decide trasladarse a Chile donde abrirá una Librería Española y Americana en Santiago, en la calle de los Huérfanos y probablemente ese mismo año contrae matrimonio con con una joven chilena de la que hasta ahora se desconoce su identidad. Su amigo Carlos Toribio Robinet en un artículo titulado Charlas y Recuerdos, publicado en 1884 en el diario La Época de Santiago, cuenta que allí dio a conocer la obra de Bécquer que alcanzó gracias a él gran reconocimiento y múltiples adeptos y recuerda con cariño el tiempo que permaneció allí y como se integró en la vida cultural santiagueña:
Probable retrato de Augusto Ferrán Forniés (comercio) Pintado por Augusto Ferrán (su tío) 1861 (Comercio 2019)
Dibujo de Augusto Ferrán por Emilio Ferrer publicado en La Voz el 20-11-1935
En 1873 decide trasladarse a Chile donde abrirá una Librería Española y Americana en Santiago, en la calle de los Huérfanos y probablemente ese mismo año contrae matrimonio con con una joven chilena de la que hasta ahora se desconoce su identidad. Su amigo Carlos Toribio Robinet en un artículo titulado Charlas y Recuerdos, publicado en 1884 en el diario La Época de Santiago, cuenta que allí dio a conocer la obra de Bécquer que alcanzó gracias a él gran reconocimiento y múltiples adeptos y recuerda con cariño el tiempo que permaneció allí y como se integró en la vida cultural santiagueña:
"...Ferrán hizo en la Academia de Bellas Letras varias lecturas en prosa y en verso, dignas de recuerdo hasta la última que fue de tristísima memoria para sus amigos que vieron confirmados por primera vez los augurios de locura que con esa "clairvoyance" propia del afecto había traducido meses atrás la interesante joven con quien Ferrán se había unido en matrimonio al llegar a Chile".
Ante tales síntomas de perturbación mental, los médicos le aconsejan volver a España, donde al poco tiempo de su llegada (1878) fue recluido en el recién creado Sanatorio mental del Dr. Esquerdo, en Carabanchel (Madrid), donde permaneció hasta su muerte dos años después, el 2 de abril de 1880, a los 45 años después de haber tenido una vida intensa, viajera, bohemia y comprometida.
"En cuanto a mis pobres versos, si algún día oigo salir uno solo de ellos de entre un corro de alegres muchachas, acompañado por los tristes tonos de la guitarra, daré por cumplida toda mi ambición de gloria y habré escuchado el mejor juicio crítico de mis humildes composiciones".
Augusto Ferrán, prólogo a "La Soledad". (1861)
La obra de Ferrán, breve pero importante, con sus dos títulos: La Soledad y La Pereza, fue básica para que el romanticismo más almibarado y ampuloso se transformase, a través de Bécquer, en una poesía de carácter íntimo y popular, tendencia que más tarde será continuada por poetas de la talla de Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez.
A pesar del interés que tienen los avatares de la vida de los hermanos Ferrán Andrés con una gran carga romántica y aventurera y la no menos interesante vida del poeta Augusto Ferrán Forniés, cierro aquí este pequeño recorrido por sus biografías para pasar a ocuparme de la línea que constituía mi objetivo inicial que es la generación de los Ferrant Llausás y la de Ferrant Fischermans que serán objeto de próximas entregas.
Me ha interesado mucho toda tu rigurosa investigación sobre la familia Ferrant. Llevo años investigando la obra restauradora de Alejandro Ferrant Vázquez y es una delicia ver reconstruida la historia de su familia. Enhorabuena y gracias por difundirla.
ResponderEliminarMaría Pilar García cuetos
Hola María Pilar, me alegra que te hayan interesado las historias de la familia Ferrant. Por mi parte querría saber algo más sobre Alejandro Ferrant Vázquez y sus intervenciones en edificios prerrománicos. Me gustaría saber si has publicado algo sobre él. Gracias por tu mensaje.
ResponderEliminarPues sí. He publicado sobre sus intervenciones en Asturias. San Pedro de Nora y cómo afrontó la destrucción de la Cámara Santa (El prerrománico Asturiano 1844-1976. Historia de la Arquitectura y Restauración, Sueve, Oviedo 1999). En este libro dí a conocer su trabajo en Asturias y su papel decisivo en el salvamento de la Cámara Santa. Junto con Julián Esteban Chaparía publiqué en 2007 dos volúmenes sobre su actividad en la Primera Zona Monumental (Asturias, Galicia, Zamora, Palencia, León). En ese trabajo se describe el proceso de desmonte y traslado de san Pedro de la Nave. Lego he seguido analizando su trabajo y su relación con Manuel Gómez-Moreno, que fue su maestro. Encontrarás artículos sobre ello en mi página de academia.edu. Pero si quieres alguno puedes dirigirte a mi correo de la Universidad de Oviedo, donde trabajo. Ahora estoy preparando una nueva revisión de su trabajo en la zona de Cataluña, Valencia y Baleares. He publicado ya varios trabajos sobre ello (intervenciones en Gerona, Las iglesia de la Vall de Boí, las catedrales de de Urgell, Lérida, Tarragona, Valencia....) Son muchos años detrás de Alejandro Ferrant.
ResponderEliminarMe gustaría citar estos datos que aportas, y que no conocía, sobre su árbol familiar. Si te parece, podemos contactar por mail. Saludos cordiales