miércoles, 27 de diciembre de 2017

OLVIDADO REY FERNANDO

Coronación de Fernando III "el santo"
UN CENTENARIO OLVIDADO

José Gutiérrez de la Vega Bocanegra. 
Boceto para la Coronación del Rey Fernando III de Castilla. H.1852
MBA Córdoba, de la Colección de Angel Avilés Merino

El 14 de Junio de 1217, tan solo ocho días después de la muerte de Enrique I de Castilla, proclamado rey a los diez años y fallecido  a los trece por una pedrada que recibió mientras jugaba con otros niños, según cuentan los Anales Toledanos, tuvo lugar en la localidad de Autillo de Campos (Palencia), en un único y solemne acto, la abdicación de la reina Berenguela del trono que le correspondía como hermana mayor del difunto monarca y la proclamación, juramento de fidelidad y homenaje a su hijo Fernando III como nuevo rey de Castilla.

Enrique I de Castilla y la reina Berenguela en el Liber genealogiae regum Hispanie. [Manuscrito]
 Alonso de Cartagena 1385?-1456 BDH 

Ochocientos años después la memoria de ese acontecimiento ha pasado desapercibida incluso para aquellas instituciones que se acogen al patronazgo del rey santo. Solamente algunas de las localidades ligadas al acontecimiento han celebrado, como suelen hacerlo anualmente, la efeméride.

La subida al trono de Fernando III gracias a la inteligencia de su madre, Berenguela, constituyó un acontecimiento fundamental para la historia de Castilla y León y de España ya que supuso la posibilidad de la unión de ambos reinos en 1230 tras la muerte de su padre, Alfonso IX de León, y la cesión de sus hermanas, hecho que dio paso a un siglo de progreso económico, social y cultural, y a la más amplia expansión de los reinos occidentales cristianos por la ocupación efectiva de las provincias de Jaén, Córdoba, Sevilla y Murcia, con el consiguiente retroceso musulmán cuyo territorio quedó reducido a los Reinos de Niebla, Tejada y Granada, este último como feudo castellano. 

San Fernando, es el personaje más ilustre de la historia de España; fue llevado a la santidad por sus cualidades, no conoció la derrota ni casi el fracaso. Es el único rey español declarado santo por la Iglesia católica, canonizado en 1671 por Clemente X, es patrón de varias localidades: Sevilla, Aranjuez, San Fernando de Henares, Maspalomas (Gran Canaria) y otras; también está estrechamente ligado a la historia militar por ser patrón del Cuerpo General de las Armas del Ejército de Tierra, especialidades de Ingenieros y Transmisiones y del Cuerpo de Ingenieros Politécnicos así como de diversas instituciones como la Universidad de La Laguna o la Real Academia de Bellas Artes madrileña.

Hace ya un tiempo publiqué en este blog una entrada sobre el cuadro de José Gutiérrez de la Vega y Bocanegra, la Coronación de Fernando III de Castilla, cuyo boceto encabeza la presente entrada, que se encuentra en posesión de un particular que ha realizado múltiples gestiones para hallar un ámbito de exposición al público, dada la naturaleza e importancia de la obra, sin que hasta la fecha haya podido conseguirlo. La pintura historicista de José Gutiérrez de la Vega, parece tocada de un maleficio que le ha impedido desde su primera concepción, vivir una historia pacífica.

José Gutiérrez de la Vega Bocanegra. Coronación de Fernando III 
Detalle de la obra inacabada, iniciada en 1852

La obra representa el momento de la Coronación del rey Fernando III de Castilla; una pintura de gran tamaño (3.20 x 2,10 mts.) que fue encargada en 1852 por la Casa Real a José Gutiérrez de la Vega y Bocanegra, en su calidad de Pintor de Cámara.

De los comentarios que podemos leer en algunos documentos de la época, como la carta del Duque de Riánsares, segundo esposo de la reina gobernadora María Cristina de Borbón, reproducidos por Méndez Casal (El Romanticismo en la Pintura Española: José Gutiérrez de la Vega” ABC 28.5.1922) se intuye que la causa de la demora en la ejecución de la obra y su falta de conclusión devino de la presencia de los dos personajes femeninos que aparecen en la composición. Desde su destierro en París le reprocha el abandono del “cuadro emprendido y mil veces corregido” 

Parece que el pintor se plantea hacer un homenaje a través de la obra a las mujeres que en ese momento rigen los destinos de la Casa Real española, la regente Mª Cristina de Borbón y su hija, la heredera del trono, Isabel II, pero la propia historia de ambas dista mucho de ser pacífica y el pintor parece ir reteniendo la evolución de la pintura a la espera de la solución de los conflictos que se suceden en torno a ellas.
Detalle de los dos personajes femeninos presentes en la obra


Decía Riánsares en su carta: ¿Conque nuestra grande obra la abandonó usted? Nunca hubiese estado de más concluirla, aunque hubiese habido que cubrir luego la cabeza principal con un lienzo..." 

Entre tanto circunstancias ajenas relacionadas con la situación de los edificios obligan a un continuo peregrinaje de la obra que implica la confluencia de otros actores y otras voluntades. Las vicisitudes de la obra pueden recomponerse con el apoyo de la documentación que se conserva en los archivos tanto del Museo del Prado como en el Archivo Histórico Nacional. (AG_LEG_39_118)

1852. La reina Isabel II pide al pintor que haga un cuadro sobre el tema expresado. Por las grandes dimensiones del lienzo, (tres metros y veinte centímetros de ancho por dos con diez de altura) el artista arguye que no puede realizarlo en su estudio particular, y entonces la Reina ordena que se le facilite el llamado Salón de Próceres del Palacio del Buen Retiro. (En el edificio del actual Casón del Buen Retiro)

1854. La madre de la reina que había vuelto de su primer  exilio en 1844 inició junto a su marido negocios relacionados con la sal, el ferrocarril y el comercio negrero​ con lo que fue aumentado la antipatía del pueblo hacia ella. Este año fue expulsada definitivamente de España y le fue retirada la pensión vitalicia que le habían concedido las Cortes. Esta pudo ser la verdadera causa del gran parón que se produce en la ejecución del cuadro.

1863. Han transcurrido algo más de diez años, el inicio de unas obras en el Salón de Próceres hace necesario desalojar el cuadro de Gutiérrez que es trasladado al convento de los Jerónimos. El pintor, visita el lugar y considera que no reúne condiciones, especialmente de luz para poder realizar su trabajo. Se dirige al director de Real Museo de Pintura y escultura, D. Federico Madrazo, y solicita poder instalarse en el denominado Salón de Descanso de los Reyes que se encuentra en el extremo oriental del Museo en lo que hoy es la Sala 39, con una magnífica luz y vista al Real Jardín Botánico. Suponemos que Madrazo no quiere oponerse a los deseos de pintor por la protección real de que este goza.
A la derecha con el nº 39 se encuentra el Salón de Descanso de los reyes.

Museo del Prado. Puerta de Murillo
Vista del balcón exterior de la Sala de Descanso Real

1863. El 17 de noviembre de  el vicesecretario de la  Real Casa y Patrimonio comunica al Museo la orden de  de traslado de la obra al mencionado Salón de Descanso Real. El director del Museo, Federico Madrazo, responde a vuelta de correo informando que ya se ha instalado la obra aunque pone de manifiesto los inconvenientes que puede producir la duración de su estancia en el Museo ya que se perjudica la visita de los interesados a esa sala donde se encuentran colgadas obras de Goya y de van Loo.

1863 Pocos días después (23 nov.) Federico de Madrazo solicita del administrador de la Real Casa que sería conveniente fijar un plazo al pintor para la terminación de la obra. El administrador anota en su respuesta dos días después:
                    "Si el director del Real Museo siendo tan artista no puede fijar el tiempo que ha de tardar el Sr. Gutiérrez en concluir su cuadro, medidas sus dimensiones y conocido el asunto que representa, menos puede hacerlo el que suscribe..."

1864 Las comunicaciones entre la administración de la Real Casa y Patrimonio, y el Real Museo de pinturas continúan. En Febrero el director del Museo ofrece la posibilidad de trasladar el cuadro para su conclusión a la Sala de Restauraciones "donde podrá estar el tiempo que precise para su terminación, en la seguridad de que quedará allí muchos años y sin concluirse" y podría presentar menos inconvenientes para el funcionamiento de la Institución.

El expediente del Archivo Histórico Nacional se cierra aquí con una nota que dice: "En despacho de 29 de abril de 1864 quedó sin resolución"; no obstante, en un escrito del Museo de Pintura de 2 de Mayo de 1865 se informa haber trasladado la obra a la Sala de Restauración aunque no conocemos la fecha precisa, sabemos que el director del Museo obtuvo el permiso para trasladar a su incómodo huésped a la Sala de Restauraciones viéndose por fin liberado de esta obra de gran tamaño que perjudicaba sus planes de remodelación de las salas del museo, y así lo expresa en una carta que escribe a su amigo Carderera:

         "Habiendo podido conseguir, después de mil trabajos... que el bueno del Sr. Gutierrez deje libre la Sala de Descanso del Museo que tenía obstruida con su eterno cuadrote y feroz castillejo- voy a hacer que quede arreglada como corresponde..." (Carta nº 570 del Epistolario de Federico de Madrazo, II tomo; publicado por el Museo del Prado en 1994).

1865 Muere el pintor en el mes de diciembre de 1865. A partir de ese momento se pierde la pista del cuadro. Los cambios políticos que se suceden después del destronamiento y exilio de Isabel II, (1868) hacen que sobre el cuadro descienda el olvido.

Fernando III en un libro Tumbo de la Catedral de Santiago de Compostela

Habrá que esperar a  2030 para poder conmemorar la unión de los reinos de León y Castilla en la persona de Fernando III y quien sabe cuantos años para que la pintura de su Coronación, de Gutiérrez de la Vega salga por fin a la luz y pueda ser contemplada por todos.

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