domingo, 11 de julio de 2021

CUATRO NUEVAS PINTORAS EN EL MUSEO DEL PRADO

LA REORDENACIÓN DE LAS SALAS DEL XIX 

Vista parcial de la nueva Sala de retratos del Museo del Prado

En el contexto de la revisión que ha realizado el Museo del Prado de las Salas del siglo XIX  doce años después de su incorporación al edificio de Villanueva en 2009, se intenta ofrecer una nueva perspectiva de las múltiples y variadas manifestaciones artísticas decimonónicas, Para ello se ha ampliado en más de 100 el número de obras expuestas hasta ahora, de más de 130 artistas diferentes, incluyendo veinticinco esculturas, hasta llegar a 275 obras de las que 57 nunca habían estado expuestas en las salas. De ellas 37 son de artistas extranjeros y 13 son de pintoras. 

Se ha incluido por primera vez una pequeña muestra de pintura de finales del XIX realizada por artistas de la entonces colonia filipina, constituida por tres obras de dos pintores de muy diferente nivel: una que puede ser considerada la ópera prima del principal pintor de las Islas, Juan Luna Novicio, titulada La muerte de Cleopatra (1881) y las otras dos obras,  que se exponen son academias, muy lejos de la importancia de la primera. Se trata de dos Estudios de figura (1875) realizados por Esteban Villanueva Vinarau cuando era alumno de la Escuela de Pintura de Manila. 

Si nos referimos a las trece pintoras, hay que mencionar en primer lugar a las miniaturistas. El Museo ha recuperado parte de la muestra de miniaturas que se exponía hasta hace unos años, entre las que se encuentran cuatro de las pintoras incorporadas ahora a las Salas del siglo XIX: Antoinette Brunet, Teresa Nicolau, Sophie Liénard Marcela de Valencia. Es novedad una obra de esta última de muy reciente adquisición (2021), titulada La Amabilidad, que aparece firmada y fechada en 1775, algo por debajo de los límites del siglo que ahora se presenta. También se ha incorporado un retrato al pastel de Anton Mengs realizado por su hija Ana María Mengs, probablemente el único de esa técnica que cuelga en el Museo. La información sobre este grupo de pintoras puede verse en este blog en el artículo MINIATURISTAS Y DIBUJANTES.

Dos de las pintoras ahora expuestas en estas salas, Rosa Bonheur y Angélica Kauffmann, ya fueron incorporadas a la exposición permanente en 2019. La información sobre ellas, junto con la reciente recuperación de Fernanda Francés y su precioso Jarrón de lilaspuede verse en la entrada de este blog dedicada a las PINTORAS EXPUESTAS

La información sobre Mª Luisa de la Riva, de la que se expone la obra Uvas de España, depositada hasta ahora en otra institución, se ha mantenido entre las PINTORAS CON OBRA DISPERSA, por estar en esa situación el resto de sus obras pertenecientes al Museo.

Finalmente, las últimas cuatro pintoras de las trece que comentamos, constituyen la principal novedad que aporta esta reordenación, ya que se trata en concreto de tres nuevas obras adquiridas, de Carlota Rosales,  Aurelia Navarro y  María Blanchard, y de una obra cedida en depósito por el Museo Reina Sofía de la pintora María Roësset.  

LAS CUATRO NUEVAS PINTORAS Y SUS OBRAS
 
Carlota Rosales
(Madrid, 1872 - 1958)
Retrato de Carlota por el pintor Vicente Palmaroli. Colección familiar
La obra ha sido recientemente adquirida por la Asociación de Amigos del Museo del Prado para ser instalada en la sala de retratos del S.XIX antes mencionada, según la información publicada por Peio H. Riaño (El Diario.es, 3 de junio de 2022)

Carlota Sofía Rosales Martínez de Pedrosa (De quien ya hablamos en este blog en el artículo que dedicamos en 2014 a su nieta Elena Santonja) era la segunda hija de Eduardo Rosales Gallinas (1836-1873) y de su prima Maximina Martínez de Pedrosa Blanco (1839-1937). Poco después de su nacimiento la familia se trasladó a Murcia por el encargo que le habían hecho a su padre de pintar el grupo de los evangelistas, de los que solamente llegó a realizar dos, San Juan y San Mateo -obras que han tenido diversos destinos y que se encuentran desde 2018 en la Iglesia de San Jerónimo el Real-. Parece que esa estancia en Murcia le permitió alejarse de Madrid acuciado por sus problemas de salud e incómodo por la desigual crítica que había tenido su última obra, La muerte de Lucrecia
 
Eduardo Rosales muere cuando Carlota apenas tenía un año, a pesar de lo cual, o quizás por ello, ella seguirá sus pasos en la pintura gracias al apoyo de su padrino, el pintor Vicente Palmaroli, que será su mentor y con su apoyo, en 1887 consiguió una pensión extraordinaria de ocho mil reales para estudiar durante dos años en la Academia de España en Roma que Palmaroli dirigía en ese momento, a donde viajó en compañía de su madre. 

El Director de la Academia tuvo que justificar en diversas ocasiones las razones para la concesión de una beca sin haber pasado por la correspondiente oposición, saliendo al paso de las críticas de otros pintores. Las críticas finalmente consiguieron la finalización de la beca en Roma antes de que hubieran transcurrido los dos años que se habían establecido, y Carlota recibió los últimos pagos de su pensión estando ya en Madrid.

          "Queriendo el Sr. Moret, entonces ministro de Estado, de cuyo ministerio depende la Academia de España en Roma, honrar la memoria del insigne autor del Testamento de Isabel la Católica, concedió a la entonces muy niña Carlota, una pensión extraordinaria en el citado establecimiento, cabiéndome la satisfacción de dirigir los estudios de la hija de mi querido amigo, como director que era de la Academia." (Vicente Palmaroli. El Liberal 25 de Junio de 1894).

Sobre los problemas de su presencia en Roma por ser la primera mujer pensionada de la Academia sin haber accedido mediante concurso, es de gran interés la investigación realizada por Isabel Tejeda Martín recogida en las actas del XII Congreso Nacional del Comité Español de Historia del Arte, CEHA. (Oviedo, 1998). 
Carlota a los 17 años con los pensionados de la Academia española en Roma entre los que se encuentra el que será su futuro marido, Miguel Santonja (4º con sombrero por la izquierda en la línea de fondo) y su director, Palmaroli (4º por la derecha). Sentadas en primer término a la izquierda, Sofía Reboulet, esposa de Palmaroli y a su lado, Maximina Martínez, la madre de Carlota mirando a su hija de pie a la derecha. 1889.
(Catálogo de la Exposición Rosales y sus descendientes. Mº de Cultura 1984) 

En su estancia romana Carlota Rosales conoció al músico alcoyano Miguel Santonja Cantó, (1859-1940) de quien recibe lecciones de canto y del que se enamora a pesar de su diferencia de edad (17 - 30); pasados unos años se convertirá en su marido. Miguel, que también se encontraba en Roma gracias a la pensión de la Academia para el estudio de la música, pertenecía a una saga familiar artística musical, era compositor y fue catedrático de Armonía en el Conservatorio de Madrid.
Miguel Santonja y Cantó retratado por  Cesar Álvarez Dumont, en Roma, 1889 
(Asoc. Amics de la Música d'Alcoi en FB)

A su vuelta de Roma Carlota Rosales continuó sus estudios haciendo copias de maestros en el Museo del Prado, aunque solo hemos podido constatar su presencia en 1889 copiando el San Bartolomé de Ribera (11 oct.) y la Sacra Familia de Rubens (27 nov.). También se conoce alguna copia que realiza de pinturas de Sebastián Gesa especialista en bodegones de flores y frutas y maestro de muchas pintoras, de quien copia un Jarrón de flores del Museo del Prado. 
Carlota Rosales, copia de Sebastián Gesa del MNP Colección familiar

En 1980 participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes con una tabla titulada En el estudio. En la de 1892 presentó Retrato de la viuda de R., título que consta en el Catálogo de la Exposición en referencia a su madre, Maximina Martinez de Pedrosa, viuda de Rosales. Esta es la obra que ha sido adquirida recientemente a la familia Lagarón Comba por el Museo del Prado para incorporar a la sala del siglo XIX dedicada al pintor Rosales. En la imagen del retrato podemos observar el carácter intimo y personal de su pintura con una buena base de dibujo a pesar de la falta de naturalidad en la posición de las manos y la búsqueda de efectividad a través del color. 

Carlota Rosales. Retrato de Maximina Martínez de Pedrosa, la madre de la artista. 1,28 x 86cm. 1892

Poco antes ya había pintado el Retrato de su padre realizando el bosquejo del Testamento de Isabel la Católica. 
Carlota Rosales. Retrato del Pintor Rosales esbozando el Testamento de Isabel la Católica, 1890

Volvió a participar en la Exposición de 1895, en la que consigue una Mención de Honor por Cabeza de muchacha, que es el retrato de su prima Martínez de Pedrosa. Pero su matrimonio en 1896 va a suponer el final de su carrera pública de pintora, aunque siguió haciendo retratos o escenas en su ámbito privado que hoy se encuentran en colecciones familiares. 
Carlota Rosales 1945 Retratada por el pintor canario Gregorio Toledo. 
Museo Casa de Colón. Las Palmas de Gran Canaria. 

En todo caso a partir de entonces se volcará en la formación de su hijo Eduardo y de sus cuatro hijas Elena, Concepción, Josefina y Trinidad, aunando en ellos las influencias artísticas, pictóricas y musicales de ambas familiasViuda desde 1940, Carlota vivió en Madrid hasta  su muerte en 1958. 


Aurelia Navarro Moreno
(Granada, 1882 - Córdoba, 1968)

Nacida en Pulianas (Granada), su infancia transcurrió en la casa familiar que se encontraba a la entrada del Generalife, en donde empezó a dibujar desde niña. Asistió a la Escuela local de Artes y Oficios con José Larrocha completando su formación pictórica con el también granadino Tomás Muñoz Lucena, maestro de pintores, el mejor que podía encontrar en su tierra. 

A los 22 años consigue su primera mención honorífica en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1904 con la obra titulada “Sueño tranquilo” y a partir de entonces su carrera fue evolucionando jalonada de reconocimientos.

En la Exposición de 1906 presentó “Retrato de señorita”, con el que obtuvo tercera medalla, al igual que en la de 1908  que volvió a obtener una tercera medalla por su obra "Desnudo de mujer", que, a pesar de ser una obra premiada, pudieron leerse críticas en la época que consideraban que debería haber obtenido mayor merecimiento que una tercera medalla. La Diputación de Granada propuso de inmediato la adquisición de la obra por la que se acordó un pago de 2.000 pesetas. 

Fue una de las primeras pintoras españolas en retratar un desnudo inspirado en la Venus del espejo de Velázquez, obra que pudimos ver en la Exposición Invitadas del Museo del Prado (2021). 
Aurelia Navarro, Desnudo, 1908

Detalle de la crónica aparecida en La Alhambra (Granada) 30.5.1908
Aurelia pintando en la Alhambra, 1908. Foto Arturo Cerdá (Santos Moreno, 2022)

Participa en la Exposición de caricaturas y tarjetas postales organizada por el Centro Artístico de Granada en 1908. En 1913 realiza una gran pintura para el santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de la Orden Redentorista de Granada. Algo parecía estar cambiando en la vida de Aurelia aunque sigue participando en diversas exposiciones con obras que van evidenciando un nuevo rumbo en su pintura. En 1914 presenta una obra titulada La oración y en en la colectiva de la misma entidad en 1916, una titulada Éxtasis y será la última que presente a un certamen público. (Según Magdalena Illán, biógrafa de la pintora, el lienzo fue recortado por sus familiares tras la entrada de Aurelia en el convento - El Independiente de Granada, 19.2.2022)

Detalle de la obra "Éxtasis", Exposición de 1916

La presentación en 1916 de esta obra, en la que vemos de nuevo un sugerente desnudo, a pesar de su mutilación, con gran carga erótica, viene a contradecir las versiones de aquellos que gustan de reinterpretar las vidas ajenas, simplificándolas, achacando a la pintora un cierto sentimiento culpable de puritanismo condicionado por sus familiares a partir de su primer desnudo. Ella es libre y se siente libre de hacer aquello que le interesa sin más límites que los de su propia voluntad; esa misma voluntad que la llevará, con cuarenta años cumplidos y en plena madurez vital, a tomar la decisión de seguir una nueva vocación, ingresando en la orden religiosa de las Adoratrices. 

Su última obra conocida que pinta en 1921 antes de su incorporación a la orden religiosa se titula "Muchachas con ramos de flores" en la que aparecen tres jóvenes componiendo un jarrón de flores.
Muchachas con flores, 1921 Colección familia artista. (Santos Moreno, 2022) 

El Museo del Prado, que mostró temporalmente su Autorretrato en la Exposición Invitadas, ha recibido de su propietario la donación de la obra para su incorporación a la recién instalada Sala de Retratos de Artistas del siglo XIX de la Exposición permanente.
Aurelia Navarro "Retrato de Señorita" (Autorretrato) 1906 MNP. Donación P. Navarro

A partir de su ingreso en la orden religiosa de las Adoratrices (1923) Aurelia fue desapareciendo de la vida pública, aunque continuará realizando algunas obras dentro de la congregación como el retrato de la fundadora de la orden, la Madre Sacramento —Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, con motivo de su canonización en 1934, para lo que, según la profesora Sanchez Moreno, no tuvo que desplazarse a Roma, como suele decirse, sino que debió inspirarse en el retrato de la religiosa realizado en 1865 por Luis de Madrazo. Aurelia murió a los 86 años en el convento que la congregación tiene en Córdoba, en el que pasó la práctica totalidad del resto de su vida.

(Información revisada tras la lectura de la biografía de la pintora escrita por la doctora 
Mª Dolores Santos Moreno de la Universidad de Granada, con el título 
"Aurelia Navarro Moreno, Una pintora granadina por descubrir"- 2022)


María Roësset Mosquera - MaRo
(Espinho, Portugal, 1882 — Manila, Filipinas, 1921) 
María Roësset. Fotografía y Autorretrato (1911)

Hija de la gallega Margarita Mosquera y de Eugenio Roësset Liot, ingeniero civil de origen francés de ferrocarriles que vino a España y Portugal para instalar  la red ferroviaria. Cuando nació María, la familia se encontraba en Espinho (Portugal) a causa del trabajo de su padre. Después se trasladaron a Madrid, donde nacieron sus dos hermanos y donde se desarrolló la vida familiar en cuyo seno los tres hijos recibieron una educación esmerada. 

En 1904 se casó con el ya maduro Manuel Soriano Berrueta-Aldana, hijo del pintor Benito Soriano Murillo, de familia acomodada y cosmopolita, bien relacionado en los medios políticos y artísticos, que la introdujo en la sociedad culta madrileña, donde tuvo contacto con Ricardo Madrazo y Pérez Galdós, entre otros. Con su marido visitará los más importantes museos de Europa y también será quien la introduzca en la ópera y el ballet y le presente a los artistas Darío de Regoyos Eduardo Chicharro, quien llegará a ser su mentor artístico. 

María se verá alentada por su marido a dibujar y pintar pero no fue hasta después de fallecer este (1910) cuando se dedicó con entusiasmo al arte. Comenzó copiando obras del Museo del Prado y fue especializándose en escenas de género y sobre todo en retratos, en los que predomina el color sobre el dibujo debido a la influencia de pintores como Cecilio Pla Joaquín Sorolla. La muerte de su marido  hace que ella se dedique más intensamente a la pintura, desarrollando la parte más interesante de su carrera entre 1911 y 1914 época en la que realizó una serie de retratos y autorretratos de gran  expresividad. Participó en pocas exposiciones, como la Anglo-Latina de Londres a la que el Ministerio de Instrucción Pública envió su obra "La gitana" (La Correspondencia de España. 8/5/1912,p.4)  la de Múnich y la del Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1912. 
MaRo, La Gitana, 1912
MaRo, Sus hijas Consuelo y Marga en la terraza. 1912

María Roësset estudió las obras de El Greco, por entonces redescubierto y realizó alguna copia, como el retrato de Fray Hortensio Félix Paravicino. La  influencia de este pintor se deja ver en el retrato de su hermana Margot
Retrato de Margot (hermana de la pintora) 1913

En 1914 ante el deterioro de su salud deja de pintar pero en 1921, algo recuperada decide hacer un gran viaje alrededor del mundo que no llega a terminar pues el 3 de octubre 1921 fallece en Manila sin haber cumplido los treinta y nueve años.

En 1927 se realizó una exposición individual retrospectiva de unas veinte obras de MaRo en el recién creado Lyceum Club, asociación cultural de mujeres promovida por María de Maeztu que funcionó en Madrid entre los años 1926 y 1939. (España y América Enero-Marzo,1927) Terminada la guerra civil el Club fue desmantelado y transformado en el "Club Medina" regido por la Sección Femenina. 

La obra de MaRo que se expone en la nueva Sala de Retratos del siglo XIX es un Autorretrato de cuerpo entero donado al Museo por Eugenia Soriano Roësset en 1985, en memoria de su abuelo el pintor Soriano Murillo que había sido Subdirector del Museo. Fue incorporada por su fecha al Museo Reina Sofía, que lo ha cedido ahora al Museo del Prado para su exposición.
MaRo - Autorretrato de cuerpo entero, 1912 [P7642]

María Blanchard
(Santander, 1881 - Paris, 1932)
«Menudita, con su pelo castaño despeinado en flotantes vuelos, con su mirada de niña, mirada susurrante de pájaro con triste alegría» (Ramón Gómez de la Serna)

María Gutiérrez-Cueto Blanchard fue la tercera hija de Enrique Gutiérrez-Cueto y la francesa Concepción Blanchard. Según su biógrafa Gloria Crespo MacLennan, María sufría de cifoscoliosis con doble desviación de columna, enfermedad de nacimiento originada por una alteración cromosómica y no, como solía decirse, provocada por una caída de su madre durante el embarazo. Además era miope. La enfermedad le fue encorvando la espalda y fue causa de gran sufrimiento durante toda su vida. 

Aficionada desde niña al dibujo, su familia la anima para ir a estudiar a Madrid a donde llega en 1903 para formarse en pintura con Emilio Sala, y al año siguiente toda la familia se traslada a Madrid. En 1906 pasó al estudió de Fernando Álvarez de Sotomayor y en 1908 al de Manuel Benedito.

En 1906 se presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes con la obra Los primeros pasos, consiguiendo una tercera medalla. El Ayuntamiento y la Diputación de Santander le conceden  becas de estudio que utiliza para ir a París en 1909. Allí Acude a la Academia Vitti donde su aprendizaje va a dar un giro hacia el color y la expresividad con Anglada Camarasa y Van Dongen como colegas. En 1910 acude a la Academia de María Vassilief, pintora rusa que le da a conocer el cubismo y presenta en la Exposición de Bellas Artes su obra Ninfas encadenando a Sileno, con la que obtiene una segunda medalla. 

Finalizado el periodo de su beca vuelve a España y la solicita de nuevo siéndole concedida por la Diputación para dos años más, por lo que vuelve a París en 1912, donde contacta con el círculo de la vanguardia cubista, especialmente con Juan Gris y Jacques Lipchitz. Aunque recibe la influencia cubista ella la adapta a su propio modo de hacer y la enriquece de color. Ella, en contra de Braque que decía amar «la norma que es capaz de corregir la emoción», sostenía que «la emoción es capaz de corregir la norma». 

Después de una estancia como profesora en la Escuela Normal de Salamanca donde siente que la enseñanza está desfasada y que sus método y su pintura no son comprendidos, decide instalarse definitivamente en París de donde ya no regresaría. Expone en varias ocasiones en el Salón de los Independientes de París, en exposiciones dedicadas al cubismo y en diversas galerías de Bruselas. La presencia de familiares, como su hermana con sus tres hijos que se van a vivir con ella, la llevan a una situación de sobrecarga por las estrecheces económicas que le sobrevienen. 
María Blanchard, Les deux soeurs / Dos hermanas. 1921. Col.Abanca

Trabajó incansablemente pese a encontrarse ya enferma, y -según sus amigos- en un grave estado depresivo y de abandono físico. Busca consuelo en el misticismo y en cierto modo se obsesiona con la práctica religiosa. Pero en medio de esa crisis física y moral siguió pintando sin descanso. Murió en 1932. Según su biógrafo, Manuel Arce, «la sorprendente muerte» de María, a los 51 años, no fue de tuberculosis, sino de puro agotamiento físico. 

En la exposición permanente del Museo Reina Sofía pueden verse cinco obras de María Blanchard, sobre todo de  su época cubista, de las 15 obras que tiene el Museo.
María Blanchard, Mujer con guitarra. 1817 Sala 210 MNCARS

Cuando García Lorca conoció la noticia de su muerte le dedicó una conferencia en el Ateneo de Madrid, con el título: Elegía a María Blanchard. Curiosamente se deduce de su lectura que Lorca creía que la deformidad de María era debida a un accidente fatal que sufrió ella misma al ser empujada por una escalera cuando era niña.
Fragmento final de la Elegía a María Blanchard (1932) / Federico García Lorca. BNE

El cuadro que se expone actualmente en el Museo, Joven con cofia - La Boulonnaise (1922-23), adquirido en 2021 con los fondos del legado de Carmen Sánchez (2017), representa a una pescadora con las ropas de fiesta típicas de las mujeres de la región del Boulonnais en el departamento francés de Nord-Pas de Calais. 
Carte-postal, Matelote de la región del Boulonnais. h.1906

El uso del intenso colorido del mantón que cubre el vestido negro muestra la tendencia a introducir en sus obras elementos de cromatismo variado que incorpora en esa época. Es una obra apenas vista hasta ahora pues solamente se incluyó en una exposición de la pintora en la Galería Centaure de Bruselas en abril de 1923.  
María Blanchard, Joven con cofia - La boulonnaise 
100 x 65cm. (1922-23) [P8371]

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