domingo, 19 de mayo de 2013

LAS INFANTAS Y SUS MASCOTAS. LOS REGALOS DE LA TÍA CATALINA

Felipe II tuvo dos hijas de su tercera esposa la francesa Isabel de Valois. Siguiendo la tradición, a la primera de ellas, que nació el 12 de Agosto de 1566, le pusieron el nombre de Isabel por su madre, Clara por la santa del día y Eugenia por San Eugenio, ante cuyas reliquias traídas de Francia se había postrado la reina en Toledo para pedir que le diera un hijo. El nacimiento de Isabel Clara Eugenia, nueve meses después de este hecho, a pesar de no ser un varón, fue celebrado como si lo fuera, ya habría más oportunidades. Poco más de un año después, el 6 de Octubre de 1567, nace la segunda hija a la que llaman Catalina Micaela por su abuela francesa (Catalina de Médicis) y por el  santo más cercano, S. Miguel Arcángel, pero en esta ocasión ya no hubo celebraciones, el rey no oculta su decepción y se marcha de viaje sin esperar siquiera a su bautizo.

En octubre del año siguiente, el aciago 1568, muere Isabel de Valois de un parto prematuro, poco después del fallecimiento en extrañas circunstancias del único heredero varón del rey, Don Carlos (24 de julio), hecho, que por no bien explicado, ha sido la principal fuente de la leyenda negra que ha marcado la historiografía del reinado de Felipe II.


Las dos infantas adquieren a partir de este momento un relieve singular, se colocan en primera línea sucesoria y su “imagen oficial” debida a Sofonisba Anguissola y al pintor de corte Alonso Sánchez Coello, recorre Europa. 

LOS RETRATOS DE LAS HIJAS DE FELIPE II
A. Sánchez Coello (atr) 1568, Descalzas Reales
Sofonisba Anguissola 1570, Palacio de Buckingham
Alonso Sánchez Coello  1575 Museo del Prado

En 1569 se casa por cuarta vez Felipe II con su sobrina Ana de Austria, hija de su hermana María y de su primo el emperador Maximiliano II. Este nuevo matrimonio no cambia la situación de las dos niñas a las que el rey dedica una constante atención y se ocupa personalmente de que tengan la mejor educación, por ello las infantas aprenden idiomas, francés, portugués, latín e italiano, pintura, música y bordado; artes que constituían uno de los dones principales de las damas de la corte (Amezúa y Mayo, 1949).

Los diez años que dura la unión del rey con la bondadosa Ana serán los más bellos de la infancia de las infantas, y cuando la reina fallezca en 1580, las niñas serán un gran consuelo para su padre. Su abuela Catalina de Médicis se preocupa por el nuevo estatus de las infantas y lo hace no solo como abuela de las niñas sino como reina de Francia y proyecta un futuro enlace de una de las infantas con su hijo menor el Duque de Anjou, aunque no tardará en percatarse de que ese posible enlace no entra en los cálculos de Felipe II
Las infantas en el Libro de Horas de Catalina de Medicis

La abuela encarga imágenes de las Infantas en miniatura para incorporar a su famoso Libro de Horas (BNP) en el que conserva los retratos de sus personas más queridas.Es probable que dos retratos en miniatura de estas mismas características que se encuentran en la Galería de los Uffizi fueran enviadas por Catalina a su familia en Florencia. 
Los retratos de las infantas en los Uffizi (Florencia)

Sobre la fuente de estas imágenes en miniatura no cabe duda de que provienen del doble retrato de las infantas de Sánchez Coello del Museo del Prado, sin embargo, la cuestión de la identidad del artista responsable de estas pequeñas imágenes es una cuestión no cerrada, aunque no falta quien afirma que fueron realizadas por Sofonisba Anguissola (D. Bentley Cranch, 2002), lo que no tendría nada de extraño si se tiene en cuenta la estrecha relación de esta pintora con la reina y sus hijas y por su especialización en la técnica de la miniatura aprendida del mejor maestro de la época, el croata Giulio Clovio (del que hablaremos en otra ocasión).

De los muchos retratos que Sofonisba Anguissola realiza de las hijas de Felipe II, siempre he tenido predilección por dos individuales, de pequeño tamaño, en los que aparecen vestidas de luto. Maria Kusche considera que fueron realizados para formar un grupo familiar junto con los retratos del rey y la reina Ana, su cuarta esposa, también con ropas de luto, que en la actualidad se encuentran en la Sala 56 del Museo del Prado, mientras que los de las infantas, se encuentran hoy separados, Isabel Clara Eugenia en la Galería Sabauda de Turín y Catalina Micaela con un tití, en una colección particular en Londres.
Ana de Austria                                             Felipe II
Isabel Clara Eugenia                            Catalina Micaela

Mantengo ciertas reservas en relación con la fecha en que se dice que fueron pintados (1573), ya que en ese tiempo las infantas tendrían siete y seis años respectivamente y en los retratos parecen mayores. Aunque se suele decir que se trata de un efecto del luto. La comparación con las imágenes de aspecto más infantil aunque teóricamente posteriores (1575) del Doble Retrato de Sánchez Coello del Museo del Prado, refuerzan esta sensación.

Es difícil encontrar argumentos para retrasar la fecha de los retratos de las niñas pues todos los detalles parecen conducir, efectivamente, al 1573. El luto de todo el grupo bien podría ser por la muerte en septiembre de ese año de la hermana del rey, la princesa Juana, que es un personaje fundamental en la familia, tanto para el propio Felipe II como para las infantas, con las que la princesa mantuvo una estrecha relación. Por otra parte sabemos que Sofonisba contrajo matrimonio en Madrid en junio de 1573 y, aunque no conocemos con exactitud la fecha de su partida de España, documentos sicilianos la sitúan a principios de 1574 en la isla italiana; cabe suponer que los retratos debieron quedar finalizados antes de su partida.

Es precisamente en el retrato de Catalina Micaela de Austria sosteniendo el monito entre sus manos en el que vamos a fijarnos de modo especial para observar estas exóticas mascotas que acompañan a los personajes de la familia real, que suelen tener su origen en los territorios de ultramar conquistados y colonizados por españoles y portugueses en la primera mitad del S. XVI.

LOS ANTECEDENTES

No era nueva la presencia de este tipo de animales exóticos relacionados con personajes de la Casa de Austria, pues los animalillos llegaban a la península a bordo de los barcos que traían sus cargamentos del nuevo mundo desde principios del siglo XVI. Me refiero exclusivamente a mujeres y niños ya que los varones recibían animales de otra índole, están documentados elefantes, cebras, leones e incluso un pobre rinoceronte que pasó sus malos ratos entre Lisboa y Madrid.

Volviendo a los antecedentes de animales de pequeño formato, más adecuado para manos femeninas e infantiles, citaré solo un par de ejemplos, el de Catalina de Aragón, primera esposa de Enrique VIII de Inglaterra,  o el de  Margarita de Austria,  hija y nuera respectivamente de los Reyes Católicos, que son retratadas con este tipo de mascotas ya en el primer tercio del siglo.

  Catalina de Aragón. L. Hornebout h.1525    
   Margarita de Austria Anónimo h.1525

Podríamos citar muchos otros pero vamos a centrarnos en la segunda mitad del siglo, en el círculo familiar más directo de Felipe II, empezando por las infantas ya que disponemos de diversos retratos que nos permiten ver su evolución en el tiempo.

LAS MASCOTAS DE LAS INFANTAS 

La serie comienza con una obra verdaderamente innovadora, el famoso retrato de las niñas atribuido a Alonso Sánchez Coello, pintado en 1569, que se encuentra en el Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid en el que la pequeña Catalina, de apenas un año, metida en un curioso andador, sujeta con un aro y un cordel, un pequeño pájaro cantor. A la derecha, como eje central del cuadro, Isabel Clara Eugenia un año mayor que su hermana, embutida en un rígido vestido de corte y al fondo una ventana desde la que se ve el alcázar. El nombre de las niñas aparece a la derecha debajo de la ventana. Todo es nuevo en esta composición con respecto a los esquemas de la pintura de corte.

Retrato de las infantas  atribuido a Sánchez Coello. Monasterio de las Descalzas Reales. Madrid 1569

En el siguiente retrato atribuido a Sofonisba Anguissola, (I. S. Perlinguieri, Sofonisba Anguissola. The Firts Great Woman Artist of the Renaissance, N. York, 1992)realizado probablemente un año más tarde, vemos de nuevo a las niñas con sus mascotas, aquí es Isabel Clara Eugenia la que se encuentra a la izquierda sujetando en su mano un pequeño loro; a la derecha la hermana menor, en una disposición prácticamente idéntica a la de Isabel en el cuadro anterior, poniendo su mano derecha sobre la mesa en la que se encuentra sentado un perrillo faldero. Esta obra que está colgada en uno de los salones del Palacio de Buckingham en Londres es un claro antecedente del famoso Doble retrato de las infantas, ya mencionado, de Sánchez Coello que se encuentra en la Sala 56 del Museo del Prado.

Las infantas con mascotas por Sofonisba Anguissola
Palacio de Buckingham. Londres. 1570

Continuando la serie en el tiempo, tenemos el precioso retrato de Catalina Micaela realizado por Sofonisba Anguissola, con el que iniciábamos esta entrada, luciendo en su pelo un narciso, probablemente traído de los jardines de Aranjuez, mientras sujeta entre sus manos un pequeño mono tití de tufos blancos proveniente de la selva amazónica.

 Retrato de Catalina Micaela con tití.
Sofonisba Anguissola. 1573
Colección Rafael Valls. Londres

Sorprende de este retrato que sea Catalina Micaela la que sostiene la curiosa mascota cuando es bien conocido que la hermana que cultiva desde niña y durante toda su vida una gran afición a los animales no es Catalina sino  Isabel Clara Eugenia. Con un parecido tan grande entre ellas, puede caber la duda de que en algún momento se pudieran haber trastocado sus nombres.

Conocemos que   Juan de Austria, según cuenta Van der Hammen, llevaba en la batalla de Lepanto una pequeña mona tití de orejas blancas en la galera real, de la que cuenta un episodio anecdótico:  
“Vagaba este animalejo por la cubierta de la real durante la batalla, sin que pareciese sorprenderle ni asustarle el fragor de ella. De repente vino a clavarse una flecha en la caja que encerraba el Cristo de los moriscos, mandado colgar del estanterol por don Juan de Austria. Irritadísima entonces la mona, trepó al estanterol arriba como pudo, y arrancó con las manos y la boca la flecha; hízola pedazos con gran furia, y desapareció, con gran asombro de todos, una vez terminada su hazaña”.  [Don Juan de Austria, fol. 179 v.]

También sabemos de un retrato de la princesa Juana sosteniendo un mono diminuto de las mismas características que el de su sobrina fue presentado en una Exposición de Maestros Antiguos celebrada en Londres en 1914 donde figuraba como prestado por Louis Raphael, Esq. y se identificaba con la reina Isabel de Portugal, esposa de Carlos I. El paradero de esta obra se desconoce en la actualidad.
Imagen del Illustrated Catalogue of The Exhibition of Spanish Old Masters. 
Londres 1914 en el que figura como "Portrait of The Queen of Charles V."

La presencia de estos pequeños animales de compañía nos muestra el lado infantil y amable de las infantas y otros familiares, lejos de la imagen formal y cortesana, pero al mismo tiempo representan el poderío de la casa de Austria a través de la presencia de lo exótico e inaccesible para quienes no pertenecieran a ese pequeño mundo relacionado con la casa real más poderosa del XVI.

LA ATRIBUCIÓN DE LOS RETRATOS DE LAS INFANTAS 

La atribución de los dobles retratos infantiles de las infantas unos a Alonso Sánchez Coello y los otros a Sofonisba Anguissola, no deja de plantear algunas dudas, aunque por mi parte considero que su adscripción a la pintora italiana parece siempre más segura ya que sus características están más relacionadas con el tipo de sensibilidad y las habilidades de la pintora italiana que gusta de introducir en sus cuadros elementos "humanizadores" suavizando el rígido corsé de normas y reglas entre las que se desarrolla la retratística real. Por otra parte es un hecho constatado que Sofonisba Anguissola nunca firmó las obras que realizó durante su estancia en la corte española, pero Sánchez Coello, sí, y en estas obras no aparece firma alguna.

El primer retrato de las dos infantas de las Descalzas Reales, tradicionalmente atribuido a Sánchez Coello sin que tal adscripción tenga un fundamento indiscutible, constituye además una novedad en la pintura de corte, nunca se había hecho hasta entonces un retrato de hermanos de este estilo que bien pudo ser introducido en España por la pintora cremonesa que, en cambio, sí estaba familiarizada con el retrato infantil que ya había practicado en varias ocasiones en Italia. Pienso por tanto, que este primer retrato de las infantas encaja más con el carácter, el estilo y la personalidad de la pintora italiana que como sabemos se convirtió en su principal retratista.


Antes de llegar a España Sofonisba ha realizado numerosos retratos infantiles, de sus hermanas, de su hermano o de niños pertenecientes a familias acomodadas, a menudo acompañados de sus mascotas, en general perros, como podemos ver en el propio retrato de su hermano Asdrubal, en el del joven Maximiliano Stampa o en el de los Hermanos Gaddi. 

Izq.: Asdrubal Anguissola det. Retrato Familia 1558 Nivaa
Dcha.: M Stampa. 1557 Walters Gallery. Baltimore
Hnos.Gaddi, Corsham Court, (col. Lord Methuen)

En cualquiera de estos casos, siempre estamos ante familias acomodadas en las que el animal de compañía es siempre un perro, generalmente de pequeño tamaño. Sería impensable la presencia de otro tipo de animales raros o exóticos reservados únicamente al más alto nivel de las casas reales.


CATALINA, LA BENEFACTORA
Para comprender la afición a los animales exóticos entre las familias reales europeas de esta segunda mitad del siglo XVI, es imprescindible hablar de Catalina de Austria, puesto que es la verdadera responsable de este trasiego de mascotas que se mueven por toda Europa. Es difícil no sentir simpatía por este personaje, que tantas penalidades pasó en su vida, una mujer de grandes cualidades y generosidad, de una gran cultura e inteligencia práctica, entre otras, de la que la historia, tanto española como lusa, apenas se ha ocupado.

Hija póstuma de Felipe el hermoso y por tanto hermana menor de Carlos VCatalina pasó sus primeros años en Tordesillas junto a su Madre, Juana la Loca, donde padeció privaciones y hasta maltratos de los sucesivos guardianes de la reina. A los 17 años es liberada por su hermano que decide casarla con su primo el rey de Portugal, João III, hermano de Isabel  de Portugal, quien un año más tarde contraerá matrimonio con el propio emperador.

Catarina por Cristovão Lopes. Museu de São Roque 
siguiendo el modelo de Antonio Moro del Museo del Prado

Como reina de Portugal y de sus territorios en África, Asia, Arabia, India y Brasil, Catarina, como sería llamada en la corte portuguesa, con la colaboración de sus embajadores, se convierte en la proveedora de animales exóticos para todos sus parientes de las cortes europeas, especialmente la española y la austriaca, con especial atención a sus sobrinos, Felipe, María y Juana, hijos de su hermano Carlos, hacia el que siempre se mostró agradecida. Para ellos y sus hijos envía todo tipo de animales, juguetes y curiosidades exóticas y ese tráfico continuo de regalos mantenía los lazos y las relaciones de afecto con sus parientes.

Consta que en 1544, envió un cargamento que tuvo que ser transportado por mulas con todo tipo de telas, objetos y animales curiosos, a sus sobrinas Juana y Maria y a su propia hija, Maria Manuela, que se hallaba entonces en España por su reciente matrimonio con el entonces príncipe Felipe.

Catarina mantuvo una relación especial con su sobrina Juana, que en 1552 se convirtió  en su nuera por el matrimonio con su hijo menor el príncipe heredero João Manoel.  Como sabemos, Juana enviuda justo antes del nacimiento de su hijo Sebastián y pocos meses después es llamada a Madrid por su hermano Felipe para hacerse cargo de la regencia española, teniendo que dejar al recién nacido en manos de la abuela Catarina que va a ser la auténtica madre del niño, heredero de la corona portuguesa, que nunca más volverá a estar con su madre. Tía y sobrina, no solo tenían en común la atención a este niño que comparten a pesar de la distancia, sino que coinciden en sus inquietudes religiosas y en su estrecha y admirativa relación con la Compañía de Jesús.

En 1566 la reina Catarina obsequia a Juana con cuatro perros falderos, haciéndoselos llegar junto con una serie de consejos sobre su cuidado y alimentación. Uno de ellos, de nombre Así-como-vos, es representado en el conocido cuadro de Alonso Sánchez Coello del Convento de las Descalzas Reales de Madrid.

En relación con estos regalos de perrillos falderos que la reina le hacía a su nuera y sobrina preferida, probablemente para aliviar su soledad, he encontrado una curiosa anécdota en un artículo de la especialista Anne Marie Jordan Gschwend que ha publicado un gran número de trabajos relacionados con la corte portuguesa del siglo XVI. 

Con el título "El patronazgo religioso de Catalina de Austria" el artículo trata otra de las aficiones de la reina que era la de conseguir reliquias de santos que luego donaba a conventos y monasterios portugueses. En él la señora Jordan escribe: "Los monjes del convento de Nossa Senhora da Luz de Pedrógão Grande, cerca de Leiria,  .../..., enviaban a la reina cada año un número de pequeños perros falderos, codornos, los cuales eran criados especialmente para ella."

Sorprendida por esta historia sobre frailes que criaban perros, busqué la fuente de información que creo haber encontrado en el libro de Miguel Leitão de Andrada: «Miscellânea do sitio de Nª Srª da Luz de Pedrógão Grande», de 1629, en cuyo Dialogo Primeiro hablando de los árboles frutales del huerto del convento, el autor dice:
       "Tem este Pomar muitas outras ruas de arvores, de frutas singuralissimas, de peros & peras de toda a sorte, a camoeza, o verdeal, o pero de Rey, a cainha, & outras mil, & os codornos tão gabados da Rainha Dona Catarina, a quem os Padres mandavao cada ano cargas deles...” 

Resultando por tanto que, los "codornos" tan alabados por la reina, de los que cada año le enviaban "una carga", no eran perros, como la autora entendió por un error de traducción al confundir "peros" por "perros", sino una  de las variedades de esa fruta que se producía en el convento. [Un interesante artículo sobre codornos: Codorneiro que dá codornos en  http://saberescruzados.wordpress.com]

Cuando la reina Catarina queda viuda, su nieto Sebastián, heredero de la corona, solo tiene tres años. Ella asume la regencia y con ella la educación del nieto que a pesar de su intento se le va de las manos pues tiene que ceder a las imposiciones que su cuñado, el cardenal D. Henrique establece para su educación en general y en especial la religiosa. En 1562  Catarina renuncia definitivamente a la regencia en favor del Cardenal. Sus reiterados intentos de casar al rey para garantizar la sucesión dinástica no dieron fruto. D. Sebastián se oponía sistemáticamente al matrimonio, entre otras razones porque creía «que su padre avia vivido tan poco por casarse tan temprano.».

En 1570 Catarina intenta, como antes habían hecho sus hermanas, retirarse a un convento en España. Apoyada por su sobrino Felipe II buscan el lugar idóneo, eligiendo finalmente un convento en Ocaña, pero estos planes pronto se desvanecen por la resistencia que opusieron los dirigentes eclesiásticos y de la corte portuguesa por lo que Catarina se retira al convento de la Madre de Deus en Xabregas, (Actual Museo del Azulejo) en Lisboa, donde pasa sus últimos años del mismo modo que los primeros, encerrada contra su voluntad,  hasta su muerte en 1578.


Volviendo a las mascotas y a las infantas, como comentábamos al principio, no hay noticia de que Catalina Micaela continuara cultivando la afición por los animales de compañía. Recordemos que en 1585, con diecisiete años, se casó con el duque de Saboya y se fue a vivir a Turín. En ninguno de los muchos retratos que se realizan de ella vemos que aparezca animal alguno que nos permita suponer lo contrario. No será hasta 1590 en el retrato de su cuarta hija, Margarita, cuando tenía alrededor de un año, que volvamos a ver una mascota exótica; la imagen no puede por menos que recordarnos la del primer retrato de la madre.

Sofonisba Anguissola. Margarita de Saboya

En cambio su hermana, Isabel Clara Eugenia, como sabemos por los documentos y las imágenes que nos han llegado de ella, mantendrá durante toda su vida esta afición a rodearse de animales de compañía, como podemos ver en algunas de las muchas obras que se conservan de ella, y que recogen escenas pintorescas en las que aparece rodeada de todo tipo de animales, realizadas durante el periodo de su gobierno en Flandes.
H. Francken II  J. Brueghel El viejo.
Los archiduques Alberto e Isabel visitan el estudio de un coleccionista. det.

Un ejemplo digno de mención es la sorprendente imagen de su azafata Juana de Lunar de San Martín de Valdeiglesias, que tenía como única misión la de atender a los animales de compañía de la archiduquesa, actividad por la que ha pasado a la historia al ser retratada junto con ellos en el cuadro de autor anónimo que se conserva en el castillo de Fontainebleau.

Aunque la calidad de la imagen no permita distinguirlos, al lado de cada uno de los animales figura escrito su nombre: Bruneta, Melisendra, Coquina, Breda, El viudo, Tirlila, Fidela, Píramo, el Blanco, Piramillo, El Caballero, Si-Señor, Ojos negros, Oriana, Polidoro, Lovillo, Petí, Berlina, Bolatín,  Cadet, Patar, Sin-Nombre, Fidellila, Amoroso, Gunca, y Oliva.
Anónimo. Dona Juana de Lunar avec les chiens de l'infante Isabelle. Fontainebleau.

viernes, 26 de abril de 2013

RAFAEL SANZIO - EL CONOCIMIENTO DE LAS CAUSAS

LA ESCUELA DE ATENAS de Rafael Sanzio 
Stanza della Segnatura del Vaticano en Roma
(Del Cuaderno Recuperado)


INTRODUCCIÓN

Tras asumir el cargo, el Papa Julio II expresó su deseo de no utilizar los aposentos de su predecesor, Pío III, y eligió otras habitaciones de la planta superior, construidas a mediados del siglo XV y decoradas por artistas ilustres como Piero della Francesca. Julio II, sin embargo, quiso redecorarlas y convocó a un grupo heterogéneo de artistas para trabajar en ellas, a quienes se sumó Rafael Sanzio en los últimos meses de 1508, a quien el Papa confió la decoración completa de los aposentos, destruyendo todo lo realizado anteriormente. Vasari informa que Rafael lamentó mucho tener que destruir las partes pintadas por Piero della Francesca, pero no tenemos constancia del tema que trataran.

La decoración de la Stanza della Segnatura Vaticana es, por tanto, la primera gran obra que  Rafael realiza en Roma por encargo del Papa. El deseo de satisfacer no solo el gusto artístico del pontífice sino sus inquietudes religiosas y filosóficas hacen que el artista desarrolle en esta Sala un conjunto iconográfico que representa la evolución del conocimiento a lo largo de la historia visto desde la perspectiva renacentista y a través de su estética.

El presente trabajo pretende esbozar una primera visión de conjunto de la Sala poniendo de relieve la importante significación que la visión unitaria aporta a la comprensión de esta obra maestra, a menudo analizada y estudiada de forma parcial perdiendo gran parte de la información que atesora. Como dice Gombrich, no es posible fragmentar la Estancia sin destruir por completo su significación simbólica y artística.


LOS FRESCOS DE LA SALA

Este conjunto de frescos pintados entre 1508 y 1511 por Rafael (a los 26 años) se encuentran en la sala conocida como "Stanza della Segnatura" o Estancia de la Firma o del Sello, así llamada porque en ella se reunía el alto tribunal de la Santa Sede, la "Segnatura Gratiae et Iustitiae". No es una sala muy amplia y está llena de puertas y ventanas, a pesar de ello Rafael sabe encajar en ese espacio un conjunto iconográfico que reviste toda la sala desde el suelo hasta la bóveda, obedeciendo a un plan iconográfico asesorado por humanistas y teólogos relacionados con la corte papal; entre los religiosos, suelen citarse los Cardenales Alidosi, Bibiena y Trivulzio, entre los hombres de letras, principalmente Pietro Bembo y Baldasare Castiglione.

La sala es cuadrada con ventanas en el centro de dos de sus lados, mientras que los otros dos, a pesar de tener sendas puertas, tienen un amplio lienzo de pared a propósito para su decoración. Y es precisamente en estas dos paredes donde Rafael pintó los dos frescos principales: en una el titulado CAVSARUM COGNITIO, conocido como “ESCUELA DE ATENAS”, título posterior a la época de ejecución que no refleja las intenciones del encargo ni de la obra, que fue propuesto ya en el siglo XVIII por algunos eruditos protestantes ; mientras en la pared de enfrente pinta el fresco de LA EXALTACIÓN DE LA EUCARISTÍA que también es conocido con el título impropio de "LA DISPUTA DEL SACRAMENTO". 

El sentido del conjunto temático es la capacidad del alma para conocer la verdad a través de la ciencia y la filosofía, solo legible en relación la pared opuesta, donde se exaltan la fe y la teología, confrontando la complejidad de la relación entre la cultura clásica y la cristiana, fundamental en el desarrollo de la cultura occidental y su visión a principios del siglo XVI.

Así pues, los frescos no pueden ser contemplados de forma aislada ya que de ese modo, pese a su indudable interés singular, se perdería buena parte del mensaje que transmite el conjunto. Las pinturas, por tanto, tienen un orden previamente establecido que se comprende mejor si se va recorriendo  toda la estancia de arriba abajo, de las bóvedas a las paredes. No conseguiremos entender el mensaje si no miramos hacia arriba para buscar la correspondencia de los objetos de abajo. Si procedemos de este modo las claves las paredes podrán interpretarse como una ampliación de las ideas alegóricas del techo abovedado. Tampoco hay que olvidar el aspecto horizontal, como hemos comentado, por el modo que tiene el pintor de confrontar las imágenes de unas paredes en relación con las que le rodean.

LA BÓVEDA

Decoración del techo y esquema

Si comenzamos mirando la bóveda, vemos en la clave el escudo papal en torno al cual se encuentra la representación alegórica de cuatro disciplinas: Teología, Filosofía, Justicia y Poesía. Se dice que el  techo de esta sala ya había sido empezado por el Sodoma a quien se atribuye el sistema de división del techo y la pintura del panel octogonal central.
Escudo papal en la bóveda

Para entender la relación que existe entre las alegorías podemos partir de los mensajes que portan en sus respectivos carteles los ángeles y amorcillos que acompañan a cada uno de los personajes femeninos que las representan. El tema, vinculado al ordenamiento ideal de la cultura humanística, divide la bóveda en cuatro partes: teología, filosofía, justicia y poesía, a cada una de las cuales está dedicada el muro inferior que le corresponde. 

La Teología

La imagen de la Teología lleva un libro en la mano izquierda y con la derecha señala hacia abajo. A ambos lados dos angelitos muestran el mensaje: Divinarum rerum notitia: el conocimiento de las cosas divinas.
Teología. Divinarum rerum notitia

Para definir la teología Rafael utiliza parte de una frase de Ulpiano (1 reg., D.1.1.10.2) que había definido la jurisprudencia como el conocimiento de las cosas divinas y humanas aunque  el pintor la circunscribe la definición exclusivamente al ámbito de lo divino.

La Filosofía

La representación de la Filosofía es una mujer que sostiene dos libros que llevan por título: Moralis y Naturalis y los angelotes muestran en sus cartelas el mensaje Cavsarum cognitio: el Conocimiento de las causas.

Filosofía. "Cavsarum cognitio"

La Justicia

Con una espada en su mano derecha y en su izquierda, una balanza la Justicia coronada muestra el mensaje Ius suum unicuique tribuit: Justicia es dar a cada uno lo suyo.

Justicia. Ius suum unicuique tribuit

La imagen de la justicia responde al modelo griego tal como es descrita por Hesiodo, con la figura de la diosa Diké hija de Zeus y de Themis, que representaba y administraba la justicia, sosteniendo la espada en su mano derecha y en la izquierda una balanza con los dos platos, pero sin el fiel en medio; y se mantenía con los ojos abiertos. Frente a ésta, la imagen romana del derecho tenía los ojos vendados.


La Poesía

Coronada de laurel y portando un libro en una mano y una lira en la otra, la mujer que representa la Poesía aparece con dos ángeles a los lados cuyas cartelas muestran las palabras Numine aflatur: Inspiración divina.

Poesía. Numine aflatur

En los ángulos entre la Teología y la Justicia está representado el Pecado Original o la Caída del Hombre, con la escena de Adán y Eva en el Paraíso

Adán y Eva

Entre la Justicia y la Filosofía se encuentra la escena del Juicio de Salomón

Juicio de Salomón

Entre la Filosofía y la Poesía, una alegoría de la creación, en la que vemos una mujer que observa la esfera celeste en la que están dibujadas las constelaciones de la noche del 26 de noviembre de 1503, día de la coronación del papa.
Alegoría de la creación

Entre la Poesía y la Teología, la escena de Marsias castigado por Apolo a ser desollado vivo por haberse atrevido a competir con él en talento musical.
Marsias y Apolo


LOS FRESCOS PRINCIPALES DE LA SALA

Volviendo al conjunto de la Sala, observamos como las cuatro figuras de los medallones que hemos visto, se relacionan ante todo con los frescos situados respectivamente debajo de ellos. Son como el título que explica o domina la escena inferior.

La Justicia

Bajo el tondo de la Justicia, que como sabemos es una de las cuatro virtudes cardinales, la pared aparece dividida en dos niveles: en el nivel superior, en el luneto que forma el arco de la pared, se encuentran sus tres virtudes compañeras: Prudencia, Fortaleza y Templanza.

La Justicia
En el nivel inferior, separadas por una gran ventana que ocupa gran parte del lienzo de pared, podemos ver dos escenas relativas a la Justicia: En el lado de la izquierda del muro se representa al jurista bizantino Triboniano, de rodillas, que entrega al emperador Justiniano el Digesto o Pandectas, una de las principales obras que componen el Corpus Iuris Civilis, la principal recopilación del Derecho Civil Romano promovida por ese emperador. En la derecha se sienta el Papa Gregorio IX, que bendice con una mano y con la otra recibe el libro de las Decretales que integran el Corpus Iuris Canonici. o leyes canónicas, de manos del eximio maestro de derecho canónico Raimundo de Peñafort, de rodillas con hábito rojo de abogado. La imagen del Papa es el retrato de Julio II a cuyos lados están retratados los cardenales Giovanni de Medici, (que fue después de León X), Antonio del Monte, y Alessandro Farnese, (que también sería Papa con el nombre de Pablo III).

El Parnaso

Bajo el tondo de la  Poesía se encuentra la escena del Parnaso en el que se muestra el mitológico Monte, la montaña sagrada donde reside el dios Apolo y las musas de la mitología griega. En el centro mana la fuente Castalia, que estaba consagrada a las musas cuyas aguas inspiraban espíritu poético a quienes las bebían y por encima de ella Apolo toca un instrumento de cuerda, probablemente una viola de brazo. Parece que en homenaje al papa Julio II, que era intérprete de ese instrumento. A su alrededor, las nueve musas, repartidas a ambos lados de Apolo. Al lado izquierdo, cuatro: Melpómene, Terpsícore, Polimnia y Calíope, mientras al lado derecho están representadas  Euterpe, Clío, Talía, Urania y Erato.

El Parnaso

Rafael representa a ambos lados y en la parte inferior del fresco a nueve poetas de la Antigüedad y otros nueve contemporáneos. Estos literatos conversan entre sí sin atender al concierto ofrecido por Apolo. Entre los poetas contemporáneos, algunos se reconocen claramente, como Dante, Petrarca, Ariosto o Sannazaro; entre los clásicos, Homero, Virgilio y la poeta Safo que muestra su nombre en un pequeño cartel.

La Disputa del Sacramento

Bajo el tondo de la Teología se encuentra el fresco de La Disputa del Sacramento. Éste fue el primer fresco realizado por Rafael en la decoración de la Sala. Como hemos señalado, el título no se corresponde exactamente con el tema de la obra, fue Giorgio Vasari quien le dio este nombre, un poco impropiamente ya que parece aludir a un conflicto teológico, cuando no existe discusión alguna sino más bien se representa el Triunfo de la Eucaristía para simbolizar la Teología

La Disputa del Sacramento

El fresco pretende por tanto representar la Verdad teológica simbolizada por la Eucaristía que Jesucristo lega a sus discípulos para que sea realizada en su memoria. Esta realidad teológica compleja basada en el misterio de la transustanciación es la que Rafael pretende representar en este fresco que tiene una estructura muy ordenada y simétrica  tomando como centro la sagrada forma colocada sobre el altar como centro hacia el que convergen todas las líneas de la obra.

La composición se organiza en dos niveles: el celestial y el terrenal. En la parte superior  se representa la Iglesia triunfante, presidida por la Trinidad y las imágenes de la Virgen y San Juan Bautista a ambos lados de Cristo; en un nivel ligeramente inferior aparecen santos, apóstoles y evangelistas. En el plano terrestre se encuentra la Iglesia militante en la que podemos ver a teólogos, doctores, papas, filántropos y literatos. Entre ellos han sido identificados algunos personajes como Bramante, en primera línea apoyado en la balaustrada, Francesco Maria della Rovere -el joven que a su lado se dirige al espectador-, San Gregorio Magno con el rostro de Julio II, San Jerónimo, San Ambrosio, San Agustín, San Buenaventura, el poeta Dante -coronado con hojas de laurel- o Savonarola, semioculto al fondo con un capuchón negro.

La Escuela de Atenas

Bajo el tondo de la Filosofía ocupando el muro oeste de la Stanza se encuentra el fresco propiamente denominado Causarum Cognitio (El conocimiento de las causas) al que conocemos por su tardía denominación como La  Escuela de Atenas. Frente a la Verdad Teológica -el Triunfo de la Eucaristía- Rafael sitúa justo la Verdad filosófica que personifica el conocimiento.

El Conocimiento de las causas "La Escuela de Atenas"

Enmarcado en una grandiosa arquitectura renacentista en perfecta perspectiva, inspirada en el proyecto de Bramante para la innovación de la basílica paleocristiana de San Pedro, se presentan cincuenta y ocho figuras, las más famosas de la filosofía y las matemáticas de la antigüedad. En el centro de la composición los dos personajes principales: Platón que representa la Filosofía natural que lleva en su mano el Timeo, el diálogo que trata de la creación y la naturaleza del universo, y a su lado Aristóteles, representando la Filosofía moral, que lleva en su mano izquierda su Ética. De modo que estas dos obras filosóficas nos deben permitir llegar al "conocimiento de las causas" de todo lo real y lo moral que han de ser vistas como complementarias.
Detalle de los libros de Platón, el Timeo y de Aristóteles, la Ética

Si se observa la pintura en su conjunto vemos que se distinguen diferentes grupos de filósofos en distintos planos que se ordenan tanto por la perspectiva como por la escalera, estando el centro del plano más alto y alejado ocupado por Platón y Aristóteles, a cuyos lados los filósofos se ubican de manera simétrica dejando el espacio central casi vacío para contemplar mejor a los protagonistas. Todo ello logra una armonía sobre todo gracias a la perspectiva, que es la otra protagonista de la obra y nos conduce la mirada hacia el infinito, justo en el centro del cielo de la composición.

LOS PERSONAJES DE LA ESCUELA

Rafael intenta plasmar la línea de pensamiento y doctrina de cada personaje a través del gesto y la compostura en gestos sencillos y elocuentes. Esta es una de las características de su arte; a esto probablemente se refería Vasari cuando escribió que Sanzio «era tan hábil y diestro en la composición de historias que rivalizaba con la eficacia de la palabra escrita». Hagamos un recorrido por los personajes. 

Platón y Aristóteles

Como se ha comentado son las dos figuras centrales que aparecen majestuosas, serenas, como si ya hubiesen llegado a establecer las únicas verdades posibles. Todos los demás parecen estar ocupados en una interminable búsqueda. Se recortan sobre un fondo celeste  e iluminados por un foco de luz que les resalta frente a los demás. Platón levanta su mano derecha con su dedo índice señalando hacia algún lugar del cielo en el que se encuentran la Ideas. De este modo parece representar el idealismo filosófico. Aristóteles, por el contrario, vuelve la palma de la mano derecha hacia el suelo, intentando de nuevo recoger con un gesto la complejidad del sistema aristotélico.


De este modo los dos filósofos representan dos sistemas filosóficos diferentes y contrapuestos, y dos disciplinas de la filosofía, la natural y la moral, que son entre sí complementarias.


Personajes al lado de PLATÓN

Sócrates

El filósofo Sócrates vestido de verde  conversa con un grupo entre los que se encuentran Alcibíades (o Alejandro Magno), con casco y Jenofonte, con un extraño gorro.
Grupo de Sócrates

Epicuro

Con cara de felicidad y coronado de hiedra, apoyado en una pilastra, en la que podemos ver un niño y un anciano alegóricos del principio y fin de la vida. 
Epicuro

Pitágoras

El grupo de Pitágoras también se encuentra situado a la izquierda en primer plano, escribiendo sobre un libro y rodeado de discípulos, uno de ellos, un Joven sostiene una pizarra con la "tetractys" pitagórica, el número perfecto, que resulta de la  suma de los cuatro primeros números: 1 + 2 + 3 + 4 = 10. Detrás de él se encuentra Averroes con turbante blanco, con la mano en el pecho. A su espalda y mirando al espectador se encuentra el jovencísimo Federico Gonzaga.

Grupo de Pitágoras

Parménides

Delante  de Pitágoras se encuentra Parménides, el filósofo de Elea, de pie mostrando un escrito y entre ambos filósofos podemos ver a Francesco María de la Rovere, sobrino del papa, con manto blanco. Se dice que esta imagen representaba a Hipatia de Alejandría pero el Papa no estuvo de acuerdo en que hubiera mujeres en el fresco, por lo que  Rafael adaptó la figura a la del sobrino del Papa.

Diógenes

En medio, tirado en las escaleras se encuentra Diógenes el cínico, con su escudilla.

Diógenes


Personajes al lado de ARISTÓTELES

Homero

Ciego, con bastón, vestido de verde, Homero entra por la parte derecha de la escena.
Homero

Estrabón y Ptolomeo

Son los personajes que portan sendos globos, Estrabón lleva la esfera celeste y Ptolomeo, de espaldas, la terrestre. Forman grupo con otros dos personajes a la derecha que son Protógenes y Apelles, pintores rivales de la Antigua Grecia.
              Astrónomos y pintores   
                   
Euclides

En primera línea a la derecha, Euclides enseña geometría con un compás y una pizarra y en torno a él se reúne un grupo de seguidores que le escucha atentamente.

Grupo de Euclides


PERSONAJES COETÁNEOS RETRATADOS

Era tal la identificación de los personajes del renacimiento con los clásicos, que Rafael quiso inmortalizar los rostros de sus coetáneos más emblemáticos en personajes clásicos de similares características. De esta manera logra Rafael unir la representación de  la actividad de los filósofos a lo largo de la historia con la de los grandes artistas del Renacimiento. Algunos personajes se reconocen por el gesto otros por la compañía; seguramente por esta razón  Rafael pintó separados de los demás a Parménides, Heráclito o Diógenes "el cínico" ya que, bien por su filosofía o por su carácter, eran individuos inclinados a la soledad.  

Pero Rafael aprovecha para representar a los filósofos con la imagen algunos de sus contemporáneos, de entre los que podemos citar como principales:

Platón representado con el rostro de Leonardo da Vinci o de su padre, según sigamos la teoría de quien cree que el retrato dibujado que se conoce del maestro sea de sí mismo o de su padre.
 Imágenes de Platón: a la izq. en el Cartón preparatorio; al centro, en el fresco. ambos de Rafael. 
A la dcha. Leonardo da Vinci. Autorretrato o Retrato de su padre.

Aristóteles, muestra el rostro de un amigo de Rafael, probablemente Bastiano da Sangallo, también pintor, a quien sus contemporáneos apodaban El Aristóteles
Aristóteles. Imagen del Cartón y del fresco

Heráclito,  sentado pensativo en primer término, tiene la imagen de Miguel Ángel.
(La imagen de Heráclito no aparece en el cartón preparatorio)

Epicuro,  coronado de laurel, cuyo rostro corresponde al del Cardenal Inghirami.
Epicuro en el cartón y en el fresco

Estrabón,  está representado por su amigo y mentor  Baldasare Castiglione.
Estrabón en el cartón preparatorio y en el fresco

Euclides, agachado, a la derecha, tiene el aspecto de Bramante 
mostrando su característica calva, protector de Rafael. Las letras que se ven en la cenefa que le rodea el cuello RVSM (Rafael Vrbinas Sua Manu) parecen ser la firma del pintor.
Euclides en el cartón y en el fresco. 

Protógenes, está representado en el extremo de la derecha por el pintor Antonio Bazzi, el Sodoma junto al pintor Apelles que está representado por el propio Rafael, único personaje que mira al espectador.
Apelles y Protógenes

De entre todas estas identificaciones merece un comentario por su singularidad la presencia de Miguel Ángel en representación de Heráclito que es el personaje más cercano al espectador, que se muestra escribiendo en un papel sobre un bloque de piedra. Sabemos que fue incorporado al final del proceso, ya que no aparece en los cartones preparatorios. 

El cartón preparatorio

La Biblioteca Ambrosiana de Milán conserva en su pinacoteca el cartón preparatorio de la Escuela de Atenas realizado por Rafael a tamaño natural, y es el cartón renacentista de mayor tamaño que ha llegado hasta nosotros (2,85 x 8.04 m.). En él no aparecen algunas de las figuras incorporadas a la obra durante su ejecución como los pintores Apelles y Protógenes, situados en el extremo derecho del fresco y la figura de Heráclito en primer término al centro de la obra.

Cartón preparatorio de la Pinacoteca Ambrosiana

Es conocida la anécdota de que mientras Rafael pintaba los Frescos de las Estancias Vaticanas, Miguel Ángel se ocupaba de la Capilla Sixtina y era muy celoso de su obra y no consentía que nadie pudiera atisbar nada de lo que estaba haciendo. No obstante Rafael, gracias a su amistad con Bramante, natural como él de Urbino, que era el encargado de las obras de la basílica de San Pedro, consigue echar un vistazo a la Sixtina aprovechando una ausencia del Maestro.

A pesar de la rivalidad que existía entre ambos pintores, Rafael reconoce y admira la genialidad de Miguel Ángel, por lo que quiso rendirle homenaje. Para ello utilizó los rasgos de Buonarroti para representar al filósofo Heráclito añadiéndolo de un modo un tanto forzado, en primera línea, retratándolo “a su propia manera” pensativo, solitario y como ausente de lo que le rodea, tal como dicen que era el carácter del retratado: huraño y con pocos amigos.

No fue la última vez que Rafael mostró su admiración por Miguel Ángel utilizando su imagen  o sus diseños, cosa que al Maestro le daba el argumento para afirmar maliciosamente que Rafael en el imitar era maravilloso. (Ascanio Condivi, Vida de Miguel Ángel Buonarroti)