sábado, 11 de mayo de 2024

SUBLEYRAS - AUTO-BIOGRAFIA PICTÓRICA

Pierre Subleyras, Detalle de El artista en su estudio. Recto, 1746-1749
Akademie der bildenden Künste, Vienna

Pierre Hubert Subleyras
Saint Gilles-du-Gard, 1699 - Roma, 1749 ) 

La relación de Pierre Subleyras con el mundo de la pintura comienza en su niñez pues era hijo de Mathieu Subleyras, un pintor vidriero establecido en la Place aux Herbes en Uzès, quien fue además su primer maestro. A pesar de haber nacido en Saint Gilles-du-Gard a donde su padre debió trasladarse por motivos de trabajo, Pierre siempre se reconoció de Uzès y firmaba en sus obras 'Subleyras uticense' en recuerdo del lugar donde pasó su infancia. A los quince años (1714) fue enviado a Toulouse donde entró en el taller del pintor de mayor reconocimiento de la región: Antoine Rivalz, director-fundador de l'Ecole des Beaux-Arts de Toulouse, con quien aprendió y fue su colaborador haciendo los bocetos para los frescos decorativos que le encargaban al maestro. En esa situación estuvo hasta los veinticinco años, momento en que decide dar el salto a París (1724) llevando bajo el brazo sus diseños originales. Años después el hijo de Rivalz, Pierre, conocido como “Chevalier Rivalz” será su discípulo en Roma durante más de una década.

En 1727, Subleyras obtiene el Prix de Rome de Pintura de la Real Academia francesa con la obra La serpiente de metal, gracias al cual pudo completar sus estudios como pensionado en la Academia de Francia en Roma.

P. Subleyras. La Serpiente de Metal, 1727, Musée Beaux Arts. Nimes

Subleyras se incorpora en 1728 a la Academia en Roma, que estaba dirigida por el pintor Nicolás Vleughels, junto con su colega el pintor de Lyon Louis-Gabriel Blanchet (1705–1772) que había obtenido el segundo puesto del concurso. Tambien les acompaña en esa ocasión el pintor Pierre-Charles Trémollières (1703-1739), ganador el segundo premio de la Academia gala en el concurso del año anterior. 

Su pensión inicial, que era para tres años, fue ampliada gracias a sus buenas relaciones por lo que permaneció siete años y medio perfeccionando sus estudios con todos los gastos pagados, teniendo modelos a su disposición y ejecutando sus primeros encargos. Al final de ese largo periodo formativo decidió instalarse de forma definitiva en la ciudad eterna pues el clima era favorable a su delicada salud. Para trabajar alquila un estudio en la parroquia de San Salvatore ai Monti con su amigo Blanchet (1705–1772) con quien había compartido pensionado desde su llegada. Ambos pintores se afincaron en Roma y nunca volvieron a Francia. 

En 1739 Subleyras se casa con Maria Felice Tibaldi, (1707-1770), una de las ocho hijas del famoso violinista de Módena Gian Battista Tibaldi de la escuela de Corelli; ella era una pintora reconocida especializada en miniaturas. Se da la circunstancia de que ese mismo año fallece en París su colega Trémolières que se había casado tres años antes con otra de las hermanas Tibaldi, llamada Isabella (1712-1773). Subleyras, de cuarenta años y Maria Felice, de treinta y uno, tuvieron varios hijos. 

P. Subleyras. Retrato de M. Felice Tibaldi, c.1738. Kursk gallery
Marco BenefialRetrato de Pierre Subleyras, c.1735 Turín, Col. privada.

Al principio Subleyras no contaba con el apoyo ni la simpatía de Vleughels, el director de la Academia, quien no le consideraba preparado para realizar la difícil pintura de historia: «Son fort sera le portrait. Il fera bien de s'y appliquer, l'histoire est trop difficile», pero las buenas maneras del pintor y las relaciones que estableció con personajes de la nobleza y de la iglesia hicieron que el director se viera forzado a cambiar positivamente su opinión. 

Antes de iniciarse en la pintura religiosa, siguiendo los dictados del propio Vleughels, realiza una serie de pinturas basadas en cuentos y fábulas de Lafontaine como El Halcón, o la Cortesana amorosa, obras en las que, aunque fueron bien valoradas, no parece encontrar Subleyras el estilo que luego le hará famoso.
P. Subleyras. El halcón (Fábula de La Fontaine) Mº del Louvre

El embajador de Francia, Duque de Saint Agnan que desde su llegada a Roma fue su protector y facilitó la prolongación de su estancia en la Académie, le hace un importante encargo para conmemorar la imposición del Cordón del Espíritu Santo al príncipe Vaini, obra con la que obtuvo un gran éxito. 
P. SubleyrasEl Duque de Saint Agnan, embajador de Francia, entregando la Orden del Espíritu Santo 
al Príncipe Vaini. 1737. Museo de la Legión d'Honneur. París,

También realiza en este tiempo para el refectorio del convento de canónigos lateranenses de Santa Maria Nuova de Asti en el Piamonte una obra de gran tamaño, 2,15 × 6,79 mts., Cristo en Casa de Simón, (1737) que va a consolidar su reputación. 

P. Subleyras, Cristo en casa de Simón. Firmado: Subleyras uticiensis1734-7 Museo del Louvre

La obra del convento fue requisada a los monjes por los ejércitos napoleónicos y en la actualidad se conserva en el Museo del Louvre donde también existe un boceto autógrafo de Subleyras, que probablemente perteneció al pintor Charles Natoire, que fue director de la Academia Francesa en Roma, a cuya muerte fue enviado a Paris y que se diferencia del original por el cambio de posición del criado arrodillado de espaldas en primer término, que se vuelve mirando al espectador. También hizo una copia que se encuentra en la Gemäldegalerie de Dresde para el príncipe heredero Federico Cristián de Sajonia, a quien también retrató con ocasión de su viaje a Italia en 1738 .

Un estudio parcial de esta obra fue su regalo de recepción a la Academia de S. Luca cuando fue admitido en 1740. Del boceto, que presenta al servidor que se encuentra arrodillado de espaldas en primer término, suele decirse que es una obra tan acabada como el original. 
P. Subleyras. Cristo en casa del Fariseo. Galería Palazzo Carpegna (Academia de San Luca) 1740 

La segunda versión de la pintura que hemos comentado, en la que el criado que está en el centro en primer término mira al espectador, fue copiada en miniatura sobre pergamino por su esposa, Maria Felice Tibaldi, causando gran asombro por su perfección. El Papa Benedicto XIV la compró en 1752 por mil escudos y en la actualidad se conserva en la Pinacoteca Capitolina de Roma.
M. Felice Tibaldi, Magdalena a los pies de Jesús en casa de Simón el fariseo, 27,2 × 63,8 cm.
Museos del Capitolio. Roma.

Subleyras fue recibido entre los Arcades de Roma con el nombre de Protógenes; al igual que su mujer, Felice Tibaldi, que se incorpora dos años después con el nombre de Asteria Aretusa, el mismo año que entró como académica en la de San Luca.

En Toulouse Subleyras se había ganado buena fama de retratista, pero es en Roma donde encuentra modelos más famosos, cardenales, príncipes y princesas romanos y el propio PapaEn 1740, Subleyras entra en contacto con el Secretario de Estado del papa, el cardenal mantuano Silvio Valentí Gonzaga, quien lo recomendó a Benedicto XIV, cuyo retrato oficial pintó al año siguiente, del que hizo al menos cinco versiones. Esta relación con el pontífice le valió en 1743 el encargo de realizar la Misa de San Basilio, para la Basílica de San Pedro. Poco después de iniciarla los médicos le aconsejaron un cambio de aires a causa de su delicada salud, por lo que hizo un viaje a Nápoles donde estuvo siete meses tras los cuales volvió a Roma y concluyó la pintura. La Misa de San Basilio, una de las obras que más fama le ha dado, fue reproducida en mosaico pues la humedad de la basílica de San Pedro no permitía su conservación, por lo que el original, junto con otras importantes obras, fue trasladado a la basílica de Santa María de los Ángeles y de los Mártires de Roma, donde se encuentra en la actualidad. La obra fue aclamada tras su presentación pública en 1748 aunque el pintor apenas pudo disfrutar el éxito obtenido pues tras largos sufrimientos la muerte le llegó en Roma al año siguiente.

P. Subleyras Modello para La Misa de San Basilio (137 x 79 cm) 1746. The Met. N.York 
P. Subleyras Retrato de Benedicto XIV.  (1741) Musée Condé - Chantilly y
Retrato del Cardenal Silvio Valenti Gonzaga, circa 1745 Museos Capitolinos. Roma

Sus restos fueron llevados a la Iglesia de Sant'Andrea delle Fratte, acompañado por la Academia de San Luca, la de Francia y por la Arcadia. Dejó una ajustada herencia, viuda y cuatro niños aun pequeños.

El Taller del Artista - Autobiografía pictórica

En 1746, Pierre Subleyras, que vivió con continuos problemas de salud, ante su agravamiento decide volver a Nápoles en un último intento de mejora, pero poco antes emprende una obra retrospectiva con la intención de realizar un recorrido por su vida y por su arte. A la vuelta de Nápoles, consciente de su final, continúa con la obra empezada que puede ser considerada como sus Memorias o su autobiografía pictórica que titula 'Taller del Artista' o 'El artista en su estudio'. La obra actualmente se encuentra en la Academia de Bellas Artes de Viena, donde es considerada su legado artístico y sin duda una de sus obras más interesantes.
Pierre Subleyras, El artista en su estudio. Recto, 1746-1749. 
Óleo sobre lienzo, 126,5 x 99 cm. Akademie der bildenden Künste, Vienna

La representación de su Estudio o Atelier considerado por muchos especialistas su obra maestra merece ser visto con detenimiento. El análisis del conjunto de la obra y el estudio de sus detalles, permite ir reconstruyendo su trayectoria artística y personal a través de las obras y objetos que aparecen en ella.

Uno de los aspectos más singulares es que representa el paso del tiempo a través de la incorporación de su propia imagen en cuatro momentos de su vida; la primera, cronológicamente hablando, está representada por el niño que vemos de espaldas trajinando sobre una mesa cubierta por un tapete verde, en recuerdo de su primer aprendizaje junto a su padre en el taller de  Uzès; a su lado también de espaldas, vemos a un joven Subleyras sentado frente al caballete reflejando la época de su aprendizaje en la Academia francesa, mientras pinta, apoyado en un tiento, una figura femenina de perfil.  Aparece tocado con el clásico tricornio y el peinado en coleta de los alumnos de las academias de la época (recuérdese el grupo de alumnos de la Academia de Dibujo de Michel Ange Houasse del Palacio Real de Madrid),

En la parte inferior a la izquierda del lienzo aparece retratado dos veces más, esta vez de frente. Subleyras se autorretrata mirando al espectador en el momento presente, sentado en un asiento de poca altura sosteniendo su propio retrato con un aspecto más juvenil, probablemente queriendo representar la época de su llegada a Roma y que nos recuerda al retrato que entonces le hizo su colega Marco Benefial. Al fondo en la penumbra, el retrato de un hombre de edad que podría ser su propio padre, Mathieu Subleyras, lo que completaría el círculo biográfico del artista. Con su presencia parece querer mostrar al espectador no solo su visión del espacio sino los diferentes momentos en los que hubo desarrollado su trabajo y su vida.
P. Subleyras, Detalle del Autorretrato en 'El artista en su estudio'. Recto, 1746-1749
Retrato de Subleyras por M. Benefial y 
Autorretrato que Subleyras sostiene en sus manos en 'El artista en su estudio'

Las pinturas en el taller
Todas las pinturas que muestra en su taller son de su propia creación y la mayor parte de ellas se encuentran localizadas en distintos museos destacando algunas de las que más fama le dieron. 

Podemos ver de izquierda a derecha: El Martirio de San Pedro del Louvre, (6) Hércules liberando a Prometeo (7) de h.1730;  el Duque de Saint Agnan, entregando la Orden del Espíritu Santo al Príncipe Vaini (8); el Retrato del papa Benedicto XIV (9) del que realizó al menos cinco variantes que se encuentran en distintos museos como el Condé o la Galleria Estense; o su obra más emblemática la Misa de San Basilio (10) de la Basílica de Santa Mª de los Ángeles y los Mártires en Roma; todo ello junto a una serie de pequeños retratos masculinos y femeninos que abundan en las paredes y sobre los muebles.
'El artista en su estudio' (Objetos y pinturas numerados)
Las esculturas
Las reproducciones escultóricas que se encuentran dispersas por el estudio son figuras a escala de las obras que formaron parte de su aprendizaje académico, tales como el jabalí conocido como "Il porcelino” (1) famoso por su naturalismo; sobre una pequeña repisa en la pared de la derecha El rapto de la sabina de Giambologna (2) de la Loggia dei Lanzi en Florencia; un dibujo enmarcado en la pared reproduce la escultura de Los luchadores (3). copia romana de una escultura griega helenística del siglo III a. C., que formaba parte del aprendizaje de las Academias de Bellas Artes. (En España hay varias copias de calidad como la realizada en serpentina del S.XVIII donada por Federico de Madrazo al Museo del Prado; también fue uno de los primeros vaciados que Mengs hizo que le enviaran de Roma que más tarde formaron parte del material pedagógico  de la Academia de San Fernando); o el Hércules Farnese (5), que aparece en primer término, copia obligada en todas las Academias de Bellas Artes.
Il porcellino y Los luchadores de la Galería Uffizi
   
El Rapto de la sabina de Giambologna y el Hércules Farnese 
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La sorpresa del 'Estudio del pintor'

Además de realizar el recorrido por los hitos que habían constituido el recorrido artístico de su vida, la pintura guardaba una sorpresa en su interior que permaneció durante muchos años oculta en su parte trasera. Se trata un lienzo con otro Autorretrato muy diferente y singular que se descubrió por sorpresa cuando se quitó el antiguo revestimiento de lona en el proceso de limpieza y reentelado que el Museo de Viena realizó en 1968, completando el legado que el artista dejó a la posteridad. 

Se trata de un autorretrato del pintor de cuerpo entero que ocupa toda la superficie de la tela, sentado sobre una silla de madera torneada, en el que se muestra al público de medio lado, de forma natural, como alguien que se vuelve hacia quien le observa o le hace una pregunta. La obra, que quedó inacabada, muestra al pintor con orgullo de su oficio vestido con la clásica prenda de abrigo marrón con amplios faldones, adornada con grandes botones de latón que hacen juego con otros menores que adornan el final del pantalón por debajo de la rodilla; tocado con el clásico sombrero de tres picos o tricornio, sentado frente a un caballete verde en el que se apoya una de sus obras que presenta a un hombre con turbante, El elemento más sorprendente viene dado por su actitud sujetando el crayón atravesado entre los labios cerrados, pues tiene las manos ocupadas con unos dibujos o bocetos que parece estar revisando.

La presencia de un crayón o porta-lápiz en retratos de artista fue muy frecuente durante los siglos XVII y XVIII, especialmente en los de cabeza y hombros o de medio cuerpo porque era una manera de indicar el oficio en poco espacio, aunque también a menudo se utilizaban para ese fin pinceles y paleta. El caso de Subleyras puede ser considerado singular, pues la presencia del crayón no era necesaria para indicar su actividad a la vista del conjunto de elementos de pintura reproducidos en la obra, por lo que más bien parece haber querido mostrar un aspecto informal, pensando más en sus personas cercanas que en su exposición al público. Quizás sea esa apariencia de intimidad la que explique el hecho de el autorretrato hubiera sido 'escondido', situación en la que se mantuvo durante tantos años.

Se trata de un autorretrato sincero que no parece buscar el adorno sino más bien una manera de presentarse con humor, tal como era, como si se tratase de una instantánea tomada por sorpresa con un punto de ironía; temperamento que coincide con la descripción que de él hace Jacques-Antoine de Lironcourt en una carta al duque de Nivernais, (10 de agosto de 1748, BNF): "Subleyras tenía un carácter amable, tranquilo y alegre por naturaleza...". 
Pierre Subleyras, "Autorretrato al caballete". c.1749 
Reverso de "El artista en su estudio" Akademie der bildenden Künste, Vienna

¿Casualidad, coincidencia?
En todo caso no se puede dudar de que estamos ante una obra meditada y diseñada para producir esa impresión de momento fugaz que pretende. A pesar de su singularidad he buscado otros ejemplos que pudieran reflejar esta misma actitud y solamente he encontrado un ejemplo en el Museo del Prado donde se conserva un dibujo procedente de la Colección de Valentín Carderera, con características de autorretrato, que podría guardar relación con el de Pierre Subleyras, lo que nos lleva a pensar en la posibilidad de que pudiera tratarse de un boceto o estudio previo del rostro del pintor para su autorretrato. Puede tratarse de una casualidad o una mera coincidencia, pero la existencia de un retrato que muestra el rostro de un artista con el singular gesto que supone la presencia del crayón atravesado en su boca, hace pensar en la posible relación entre ambas obras. 
Anónimo. Autorretrato de un dibujante. Lápiz negro sobre papel verjurado
Último cuarto del siglo XVIII. MNP [D009569]

Por otra parte, si nos fijamos en la técnica del dibujo podemos observar que existen coincidencias notables entre la que puede observarse en el retrato del Prado con la utilizada por Subleyras en sus bocetos donde vemos con frecuencia la presencia del lápiz negro, con sombreados a base de trazos con el mismo lápiz en diferentes direcciones y toques para realzar a base de tiza blanca. 
Pierre Subleyras. Hombre arrodillado, tonelero*. Museum Kunstpalast Düsseldorf

*El dibujo pertenece a una colección formada por Lambert Krahe que fue discípulo de Subleyras  en Roma, que volvió a su tierra con más de 10.000 dibujos de los principales pintores de los siglos XV al XVIII y que hoy constituye una de las colecciones de dibujos barrocos más importantes del mundo en el Museo Kunstpalast de Düsseldorf.

No es la primera vez que en este blog comentamos uno de los dibujos que en su día formaron parte de la colección del artista polifacético Valentín Carderera y Solano, (1796 - 1880) de quien el Museo del Prado conserva una magnífica colección de sus grabados y dibujos cuyo estudio resulta siempre interesante y lleno de sorpresas.

El autorretrato 'oculto' de Subleyras (1749) también nos recuerda al de Goya (1790) de la Colección Lehman de Nueva York. 
Goya, perteneciente a la siguiente generación, coincidió en Roma con discípulos de Subleyras,  Benefial o Maratti y sin duda pudo conocer y admirar sus obras. 

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