domingo, 26 de agosto de 2018

ALEJANDRO FERRANT Y FISCHERMANS

UNA VIDA DEDICADA A LA PINTURA
Madrid 1843 - 1917

Luis Ferrant, Retrato de Alejandro 1856    -  Alejandro Ferrant en su estudio, 1914. La Esfera

Haber nacido en una familia en la que el arte y la cultura constituían el medio natural de la mayoría de sus miembros, predestinó desde niño a Alejandro Ferrant Fischermans a dedicarse a las Bellas Artes y a la pintura. Una vida dedicada al Arte en la que consiguió premios y reconocimientos, una huella pictórica presente en los principales edificios e instituciones estatales, y una bonhomía que recuerdan cuantos le trataron. A pesar de ello resulta difícil a veces seguir el hilo de su historia, pues no es mucho lo que se ha escrito sobre él y su obra. 

Con estos recuerdos del pintor, que no pretenden ser una biografía aunque en ellos afloren detalles poco conocidos de su vida, culmina la serie dedicada a los Ferrant, que comenzó con Los Ferran[t] Una familia de Artistas (I), y continuó con Los Ferrant (II).

Alejandro Ferrant y Fischermans vino al mundo en Madrid el 9 de septiembre de 1843; primer hijo de Alejandro Ferrant Llausás (1810-1852) y de su bella esposa María Fischermans Casano (1820-1887). Dos años después, en 1845, nacerá su hermano Luis. El padre de Alejandro era músico de afición pero se dedica al negocio familiar de la talla y el dorado de molduras, junto a su padre y su hermano mayor Cayetano.

 Luis Ferrant Llausás. Detalles de los Retratos de María Fischermans Casano y Alejandro Ferrant Llausás

La familia que rodea a Alejandro está formada por los abuelos paternos, Luis [Alejandro] y Cayetana; los maternos, Guillermo Fischermans, alemán, de la ciudad de Birgelen y la madrileña María Casano; y  por sus tíos, los tres hermanos de su padre, los pintores Luis y Fernando Ferrant Llausás, y el tallista dorador Cayetano, casado además con su tía Ramona Fischermans, hermana de su madre. 


El Museo Romántico, al que han ido a parar por uno u otro camino la mayor parte de los retratos familiares de los Ferrant, conserva entre ellos una pareja dibujada, datada y firmada por Luis Ferrant a su vuelta de Italia, que llegó al museo formando parte de la importante donación realizada por los familiares en 1940. Esto nos induce a pensar en la posibilidad de que fueran efectivamente retratos de familia, en concreto de los abuelos maternos, María Casano y Guillermo Fischermans en cuya imagen nos parece adivinar las amables facciones de su nieto Alejandro.

Luis Ferrant 1849. Posibles retratos de los abuelos maternos de Alejandro Ferrant Fischermans

Todo parecía ir bien en el hogar de los Ferrant Fischermans cuando en 1847 la prematura muerte del padre, Alejandro, con 33 años recién cumplidos vino a truncar el equilibrio familiar. En ese mismo tiempo y quizás influido por esta situación sobrevenida, tiene lugar la finalización de la estancia del hermano mayor, Luis Ferrant, en Italia, país en el que había pasado los últimos años bajo el patronazgo del infante Sebastián Gabriel de Borbón, al principio en Roma, junto a su hermano Fernando, también pintor paisajista, y los últimos años, ya solo, en Nápoles.

Posiblemente movido por una cierta obligación de lealtad Luis empieza a ocuparse de la familia de su hermano. Le imaginamos como un auténtico padre de sus sobrinos a quienes pinta, al igual que a su cuñada, ya que es una persona con un apego familiar fuera de toda duda si hemos de juzgarlo por su actividad retratística respecto de los miembros de la familia.

1851. Luis Ferrant. Retrato de los hermanos Luis y Alejandro Ferrant Fischermans, MROM

Con el tiempo nacerá entre los cuñados una relación sentimental que desemboca en un nuevo matrimonio, de modo que el tío Luis se convierte en el segundo marido de María Fischermans y en padre de sus hijos Alejandro y Luis, para quienes ello debió suponer el restablecimiento del equilibrio familiar perdido sin que la nueva situación fuera una ruptura sino más bien una continuación con ligeros cambios.
Luis Ferrant,  retrato Mª Fischermans (det.). Alejandro Ferrant,  retrato de su tío Luis (det.)1864

Cuenta Manuel Osorio Bernard que la pareja se había casado en Roma en 1853, pero ese dato no coincide con los que figuran en el padrón madrileño de 1854, que nos indican que el nuevo matrimonio, que había trasladado su domicilio al número 21 de la Calle Aduana, tuvo su primera hija de nombre Pilar, el 21 de Febrero de 1852, de lo que se deduce que la boda probablemente tuvo lugar a principios de  1851.
Actual nº 21 de la Calle Aduana en Madrid

No tardará mucho en romperse de nuevo la paz familiar por el fallecimiento de Luis, el menor de los hermanos, con siete u ocho años, pues ya no figura en el padrón realizado en enero de 1854, y no mucho después la pérdida de la niña Pilar con tres años cumplidos (todavía aparece en el padrón de Enero de 1855). Desconocemos las circunstancias de ambas muertes que no sorprenden dado el alto índice de mortalidad infantil de la época. En el siguiente boletín de empadronamiento disponible, que se cumplimenta en Enero de 1857, figura el nacimiento de una segunda hija con fecha 19 de noviembre de 1856, a la que ponen el mismo nombre de su hermana fallecida, Pilar; es un nacimiento algo tardío para la época teniendo en cuenta que Luis Ferrant ya había cumplido 50 años y 36 María, su mujer.

Con Luis Ferrant la pintura entra en la casa de la calle Aduana, en la que además del domicilio familiar se encuentra el estudio del pintor, justo detrás de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando que tanta incidencia tendrá en sus vidas. Por los registros del padrón sabemos que en esa época viven en el mismo edificio: Rafael Tegeo, colega de los hermanos Ferrant Llausás como profesor de la Academia y como pintor de cámara; y el músico Urbano Aspa, a quien pudimos identificar en un retrato del Museo del Prado realizado por Alejandro Ferrant, del que dimos cuenta en este blog.

El nacimiento de la segunda niña Pilar, alegra de nuevo el hogar de los Ferrant en el que el ya joven Alejandro ha iniciado sus estudios oficiales de pintura con la atención y el consejo de su tío Luis, a quien considerará siempre como un verdadero padre.
Luis Ferrant. Retratos de Alejandro con 14 años (1858) y Pilar (probable) con 7 años (1863) MROM

El retrato de Alejandro Ferrant,
pintado por su tío en 1858, ya nos muestra a un joven a quien encaja bien la descripción que de él hace su amigo Ángel Barcia, con quien coincide en 1857 en algunas clases de la Academia de San Fernando cuando tenía 14 años: "Casi niño, simpático, juguetón, con chaquetita de terciopelo, cuello grande vuelto, gorra, melena encrespada y sobre todo un bozo de bigote, tan poblado, tan negro, que podía estimarse verdadero bigote". (Alejandro Ferrant en el recuerdo de Barcia y Pavón. 1979. E. Pardo Canalís RIE 145).

El privilegio de disponer de un gran maestro en casa le permite a Alejandro acceder tempranamente a los estudios de la Academia en la que coincide con Raimundo Madrazo, en parecida situación familiar aunque dos años mayor que él. En la famosa fotografía de Martinez Hnos. con los alumnos y profesores del curso 1857-1858 de la Academia de San Fernando, podemos ver a los jóvenes Raimundo y Alejandro cerca de sus profesores.

Detalle de la foto de grupo realizada por Martinez, hnos. 1858. BNE. En ella vemos a Raimundo Madrazo y Alejandro Ferrant, 1º y 3º respectivamente a la izquierda; a continuación Carlos Luis Ribera, Carlos de Haes, Federico Madrazo y Juan Antonio Ribera.

El joven Alejandro  vivirá en esta casa años felices de juventud en la que se irá mostrando como una promesa en el ámbito de la pintura bajo la tutela magistral de su tío, comenzando muy joven su participación en los concursos de pintura que se convocaban en la época.

Los concursos del Ayuntamiento de Cádiz

La Real Academia de Bellas Artes de Cádiz convocó durante algún tiempo un concurso bianual de pintura para promocionar la ciudad, su historia y su arte eligiendo como argumento a desarrollar acontecimientos históricos vinculados al municipio. Alejandro Ferrant se presentará en tres ocasiones a dicho certamen, logrando el primer premio en cada una de ellas. (Aunque ya comenté los detalles de estos concursos en otra entrada del blog, resumo aquí a grandes rasgos sus características).

En la primera convocatoria realizada en 1862 el tema elegido era el suceso de la caída del pintor Murillo en la Iglesia de los Capuchinos de Cádiz cuando estaba realizando su última obra, los Desposorios de Santa Catalina, que sería la causa de su muerte. El primer premio fue otorgado al jovencísimo Alejandro Ferrant que presentó su obra La Caída Mortal de Murillo bajo el lema: ¡Murillo, siempre serás admirado!. El premio consistía en la adquisición de la obra en diez mil reales de vellón para el Museo de Cádiz, donde se encuentra en la actualidad (aunque guardada en su almacén pendiente de restauración) y representa el punto de partida de una carrera plagada premios y reconocimientos.

A. Ferrant Fischermans. La Caída de Murillo. 1862 MBA Cádiz

En la convocatoria del 1864 el tema propuesto era la historia de los jóvenes patronos de la ciudad de Cádiz, Servando y Germán, que fueron martirizados en sus inmediaciones. Ferrant obtuvo de nuevo el primer premio con la obra Martirio de los santos Servando y Germán que según el Catálogo del Museo escrito por César Pemán (1952), "...muestra en el centro uno de los jóvenes arrodillado antes de recibir el golpe de espada del verdugo, mientras a su espalda otro personaje muestra la cabeza de su compañero cuyo cuerpo yace en tierra". También en este caso la obra se encuentra en el almacén del museo y hemos podido obtener una imagen de la misma a través de las redes del propio Museo (2023). 
Alejandro Ferrant, Martirio de los santos Servando y Germán 1864

Al mismo certamen se presentaron Francisco Torras quien posteriormente participó con la misma obra en la Exposición Nacional de ese año, donde fue premiada y adquirida por el Estado y hoy pertenece al Museo del Prado - P05632); Francisco Vera y Muñoz y el sevillano Jose Mª Rodriguez Losada.

En el certamen de 1866 la temática a representar era un episodio sucedido en la playa de Santa María, junto a Torregorda, cuando los vecinos de Cádiz tomaron una galeota de unos piratas berberiscos en el momento en que se disponen a reembarcar con su botín, después de haber saqueado la ciudad. De nuevo el ganador del concurso fue Alejandro Ferrant con la obra "Acción de armas de los gaditanos contra los moros en 1574". En la Agenda de 1866 Federico Madrazo anota que ha ido a verlo, se entiende que en el estudio de su padre, Luis Ferrant29 de julio, domingo. "Por la mañana he salido y he estado en el estudio de Ferrant a ver el cuadro que ha concluido Alejandro para Cádiz". 

La obra se presentó a continuación en la Exposición Nacional de Bellas Artes de ese año, donde obtuvo el reconocimiento de segunda medalla. Es la única obra de Ferrant que se expone en la actualidad en el museo gaditano.
  A. Ferrant Fischermans. Acción de armas de los gaditanos contra los moros en 1574. MBA Cádiz.

Pensionado en Roma 1874-1877

Animado por sus éxitos en Cádiz, Ferrant empieza a participar en Exposiciones Nacionales a partir de 1864, año en que consigue una medalla de tercera clase por el retrato del tío -ya su padrastro-, el pintor Luis Ferrant; y en 1867 una de segunda clase por la obra ganadora ese año en el certamen de Cádiz: Acción de armas de los gaditanos contra los moros en 1574. Al no poder adquirir esta obra por ser propiedad del Ayuntamiento de Cádiz, el gobierno le compra Un Estudio, también presentado en la Exposición que representa la cabeza de un anciano, en la actualidad depositado por el Museo del Prado en el Museo de Arte de Girona.

Alejandro Ferrant, Retrato de su tío Luis (1864) en el MROM y Un Estudio (1866) MNP.

Estos méritos conseguidos formaron parte de la memoria presentada para conseguir la plaza de pensionado de mérito por la Pintura de Historia en la recién creada Academia de Bellas Artes de España en Roma, que le fue concedida en 1874. 

Alejandro partirá hacia Italia y al poco de su llegada  tiene lugar la muerte de Mariano Fortuny, hecho que le impresionó profundamente; de hecho será uno de los dibujantes, junto con su colega Pradilla, que captaron los detalles de su velatorio y entierro enviando sus dibujos para su publicación en La Ilustración Española y Americana.

Roma 1874. Dibujo de Ferrant que recoge la comitiva del entierro de Fortuny. A la izquierda el pintor Pradilla tomando notas

La familia Ferrant Fischermans, compuesta en ese tiempo por Alejandro, su madre -de nuevo viuda desde 1868-, y su hermana Pilar, se instala en Roma en la plaza de Capuchinos en un apartamento que se componía, según cuenta el amigo Barcia, de dos piezas unidas por una tercera que era la cocina; la habitación más grande era ocupada por su madre y su hermana y la menor por Alejandro. Hacían vida de familia, lo que no era habitual entre los pensionados, a la que se unía de forma sistemática el escultor Ricardo Bellver, compañero inseparable de estudios de Alejandro Ferrant y prometido de su hermana, y el pintor Ángel Barcia en el tiempo en que coincidió su estancia en Roma. Además Ferrant disponía de un estudio en la vía Sixtina.

Fotografía conservada en la BNE, entre los papeles de Barcia

El primero de los trabajos realizados en Roma lo hizo Ferrant en colaboración con su compañero Pradilla y consistió en una copia de La Disputa del Sacramento de Rafael de la estancia vaticana de la Signatura. El trabajo fue enviado a España para cumplir con sus obligaciones de primer año de pensión, causando sorpresa y admiración, según los cronistas de la época. Hoy se encuentra en el Ministerio de Asuntos Exteriores.

A.Ferrant, Remate superior del conjunto con cuatro ángelotes que sostienen los Evangelios y en el centro el Espíritu Santo. Copia de la de la Disputa del Sacramento de Rafael.
Detalle de la parte derecha del lienzo realizada por Alejandro Ferrant
Visión de conjunto de la Copia de la Disputa del Sacramento de Rafael del Vaticano (alt. 3,08 x anch. 7,95m.).  Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. 

Algunos autores afirman por error que Ferrant solamente había realizado el lienzo correspondiente a la parte superior, lo que resultaría ilógico siendo una obra a realizar en común que el pintor más consolidado realizara únicamente una décima parate de la obra. Lo cierto es que la obra se dividió proporcionalmente y el remate superior fue un añadido generoso que realiza Ferrant para completar la obra.

El director de la Academia, Casado del Alisal, en su informe sobre las obras dice "Pradilla junto a su amigo Ferrant, modificadas por el estudio sus primeras tendencias de elección y dividiéndose proporcionalmente el trabajo, reproducen la parte inferior del gran fresco de Rafael La Disputa del Sacramento .../... A los dos lienzos indicados acompaña un tercero ejecutado por Ferrant, que sirve de complemento al trabajo de ambos artistas y que corresponde a la parte central superior del fresco. En él está representado el Espíritu Santo rodeado por ángeles..." . En el mismo informe también hizo notar que Ferrant había llevado con exceso las obligaciones que le imponía el Reglamento. Hemos de entender que el "exceso" al que se refiere es la composición de la parte superior realizada por Ferrant para rematar de una forma más armónica el conjunto de la obra. 

Dice Miguel Martínez Ginesta en su crónica de El Imparcial: Los señores Ferrant y Pradilla, una copia grande, formando un lienzo apaisado de más de 10 metros de largo por cerca de 4 su altura, (sic) que representa el famoso cuadro de Rafael, conocido por La Disputa sobre el Santísimo Sacramento, y cuyo original existe en el Vaticano. La mitad de la izquierda del cuadro la ha copiado hábilmente el Sr. Ferrant, viéndose las figuras (todas de tamaño natural), muy bien concluidas y con los tonos á la manera de Rafael. El bastidor que completa toda la obra por la derecha es del Sr. Pradilla, con un colorido intencionado y ventajosas dotes también en su autor.  (El Imparcial 3.10.1875).

Pero la gran obra realizada por el pintor en el resto de su estancia romana es la pintura de carácter religioso historicista "San Sebastián hallado en la Cloaca Máxima" que en la actualidad se encuentra expuesta en la Sala 61 del Museo del Prado con el título erróneo de "Entierro de San Sebastián", por la que obtuvo primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1878.

Detalle del Registro Inventario del Museo Nacional de Arte Moderno. 1899. Museo del Prado - "El verdadero título es "San Sebastián hallado en la Cloaca Máxima".
 Alejandro Ferrant. San Sebastián hallado en la Cloaca Máxima de Roma. MNP

El cordobés Ángel Barcia cuenta en sus memorias, a las que denomina "Mamotretos" (BNE)diferentes anécdotas por las que vamos viendo la evolución de esta obra ya que, antiguo compañero de Academia de Ferrant, retomó su relación en Roma y su estancia coincidió plenamente con todo el proceso de ejecución de la obra, desde el paso del dibujo a la cuadrícula del lienzo, hasta la búsqueda de la tela para el manto de santa Lucina que tomó del velo del hábito de unas monjas, o la presencia de la vasija que lleva el niño que aparece de espaldas en primer término, que fue uno de los "Cachivaches italo-etruscos que el pintor recibió del príncipe del Drago (hijo de la reina Cristina y del duque de Riánsares)", como contrapartida por unos dibujos a pluma del pintor.

Barcia acompañaba asiduamente a Ferrant a la basílica de San Sebastián y a veces iban a visitar la Cloaca Máxima, donde se desarrolla la escena del cuadro. Entre sus papeles se encuentra una foto que muestra el exterior de la Cloaca Máxima, en la que anota la fecha y el lugar, que pudiera corresponder a una de esas visitas de ambos amigos.
Fotografía conservada en la BNE entre los papeles de Ángel Barcia

Los Ferrant vivieron en Roma hasta finales de 1877, momento en que Alejandro y su madre tuvieron que volver a Madrid con gran sentimiento pues dejaban en Roma a la que hasta entonces había sido su inseparable hermana Pilar, ya casada con el escultor Ricardo Bellver. 
Retrato de Pilar Ferrant Fischermans por Ricardo Bellver. 
Colección Sanchez-Bellver Valdivieso

Una nueva visita a Roma 1878-1879

Un año después Alejandro y su madre volverán a Roma, aprovechando el viaje a la Exposición de París de 1878, para cuya visita Ferrant ganó por concurso la pensión que convocó el Ayuntamiento de Madrid. Terminada la visita a la Exposición, madre e hijo fueron a Roma a conocer a Luisín, el primer hijo de Pilar y Ricardo y allí pasaron unos meses.

De izq. a dcha.: María Fischermans, Alejandro Ferrant, Ricardo Bellver y Pilar Ferrant en Roma en 1879. En el centro su hijo Luisín que es sostenido por una niñera. 

De esa misma época son los retratos de la abuela María, realizados por Bellver y Ferrant que parecen haber sido captados al mismo tiempo desde distintos ángulos.

 
Dos retratos de María Fischermans "La Nona de Luisín" (sic) 5 abril/79 / A. Ferrant (comercio) y "Besos de tu abuelita" por Ricardo Bellver (A. Hernández. Tesis Ricardo Bellver UCM -2012)

En agradecimiento por la pensión concedida, Ferrant envió al Ayuntamiento de Madrid una pintura que representa un Desfile ante el pabellón español en la Exposición de París que en la actualidad se encuentra expuesta en el Museo de Historia de Madrid.
Alejandro Ferrant. Un desfile ante el pabellón español de la Exposición de París de 1878

Ricardo Bellver y Pilar Ferrant tuvieron un segundo hijo, al que pusieron de nombre Alejandro, pero su madre no sobrevivió al parto. La fatalidad fue doble para Bellver, que poco después de un año perdió también a su primer hijo Luis. (La mala suerte parece perseguir al nombre de Luis en esta familia que pierde tres niños de ese nombre en distintos momentos: el propio hermano de Alejandro, el hijo de tres años de su tío Cayetano y el primer hijo de Bellver. De hecho Alejandro Ferrant, a pesar del cariño que profesa a su tío Luis, a quien quiso como a un padre, no pone ese nombre a ninguno de sus hijos). 

En ese tiempo se encontraba en Roma pensionado por la Diputación de Granada Manuel Gómez-Moreno, gran amigo de Ferrant, y su mujer Adela se hizo cargo de la crianza del hijo de Bellver, el pequeño Alejandro, el tiempo que duró su estancia en Roma. A su vuelta a España Bellver contraerá nuevas nupcias con la sevillana Luisa Barrio Aguinaco (1883), con la que tendrá  nueve hijos que dieron continuidad a la línea Bellver. Poco sabemos en cambio de este joven Alejandro Bellver Ferrant. En el testamento Bellver nombra a Alejandro Ferrant como tutor del sobrino.

Primer amor, primer fracaso...

En las memorias ya comentadas de Ángel Barcia encontramos la historia del primer amor de Alejandro Ferrant:
                          "En su juventud se enamoró de Ángela Botella, hermana de otro muchacho pintor, destinado después a la Academia de Cádiz. Ella era guapísima, arrogante figura, de carácter varonil y más resuelta de lo que era menester. Parecía corresponderle, pero al fin le hizo la mala partida y cambiando de objetivo tendió las redes y pescó a mi íntimo amigo Isidoro Rosell con el que se casó. Alejandro, que la amaba con toda el alma, sufrió una grave enfermedad y aunque salió de ella, quedó sin la antigua alegría que solo reaparece en él de vez en cuando, como el sol en los países brumosos. En el fondo ama siempre a Ángela, la recuerda y a veces habla de ella conmigo, única persona con quien probablemente podrá hacerlo."

Todas las personas relacionadas con esta historia se movían en un estrecho círculo artístico-cultural. La familia de Ángela (1839) guardaba grandes similitudes con la de Ferrant: su padre era el pianista alcoyano Rafael Botella Serra, su hermano mayor Rafael (1837) era compañero de Ferrant en la escuela de pintura (podemos verlo retratado en la famosa foto de los hermanos Martinez antes mencionada, del curso 1857-1858), y el otro hermano Baldomero (1844), un año menor que Alejandro, estudió arquitectura.

Por su parte Isidoro Rosell (1845), el agraciado con el amor de Ángela, también se movía en el mismo ambiente. Su padre era el famoso archivero Cayetano Rosell que llegó a ser director de la Biblioteca Nacional (a quien recordamos por su presencia en el cuadro de Los Poetas de Esquivel, cogiendo un libro de la estantería). Isidoro era licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Central pero es conocido por su actividad como grabador. Precisamente recibió una medalla de tercera clase por sus grabados al aguafuerte presentados a la exposición de 1876, la misma en la que Ferrant ganó la primera medalla de Pintura de Historia por su obra San Sebastián hallado en la cloaca Máxima. Isidoro fue contratado como ayudante en la Sección de Estampas de la Biblioteca Nacional, puesto en el que le sucedería precisamente Ángel Barcia a su vuelta de Roma.
Detalle de los retratos de Ángela Botella (Procedente de la familia)
e Isidoro Rosell (Album Hartzenbusch, BNE)
Izq. Rafael Botella Coloma, pintor, hermano de Ángela. Dcha. Ángel Barcia Pavón
Detalles de la foto del grupo de alumnos de Madrazo y Ribera, vista anteriormente.
 Realizada por Martinez, hnos. 1858. BNE

Barcia hace comentarios en sus Memorias sobre este amor frustrado asegurando que Alejandro no olvida a pesar del paso del tiempo. En una ocasión comenta cómo Ferrant se suele fijar en una mujer que le recuerda a su amor perdido: ...a veces [mira] a una que suele pasar por la vía Sixtina y me dice: ¿No cree vd. que así por detrás recuerda mucho ésa a Ángela...? Amor loco, yo por vos y vos por otro..." (Domingo 10 de mayo de 1876).

Ángela era cuatro años mayor que Ferrant, diferencia que pudo influir en su elección ya que en cambio Isidoro Rosell era dos años mayor que ella. Cuenta Barcia que ella enviuda muy pronto pues su marido fallece a los 34 años y que ella intentó acercarse de nuevo a Ferrant,  pero éste la ignoró.

Matrimonio y familia

De nuevo Ángel Barcia, que mantendrá la relación con Ferrant a lo largo de su vida, comenta la fortuna de Ferrant para conocer a su esposa: "La Providencia lo favoreció como él no imaginaba. Encontró Alejandro su media naranja, tan buena, de tan excelentes cualidades, tan ad hoc para él como nunca pensó. Por casi treinta años ha disfrutado el amor, la paz, el bienestar del hogar cristiano." 

A decir de un discípulo de Ferrant, el pintor Ramón Pulido, "la providencia" no fue otra que su propia madre que le acompaña durante toda su vida y que al parecer antes de morir dejó elegida a la mujer con la que el pintor debía casarse. Así lo cuenta Pulido en un amplio y elogioso artículo publicado el 20 de Diciembre de 1914 en el diario El norte de Madrid:

               "....Hijo amantísimo, mientras vivió su madre tuvo para ella tan extraordinarias ternuras que nos edificaba a sus discípulos; hasta que falleció esta virtuosa señora no se quiso casar, y cuando lo hizo fue bastante tiempo después de esta desgracia, con doña Blanca Vázquez, distinguida discípula de Ferrant a quien había escogido la madre del artista como dignísima compañera de su hijo por sus extraordinarias cualidades morales". 

Efectivamente, en Julio de 1887 fallece María Fischermans, su madre, dejando a Alejandro sumido en una gran desolación. En una carta que dirige al músico Jesús de Monasterio para agradecerle el pésame enviado, le dice: "...es tan grande, tan fuerte la impresión que produce en mi alma el ver que en veinte y seis horas y media, que fue el tiempo que mi pobrecita mamá tuvo la pulmonía fulminante, viéndola por momentos perder la vida, que solamente a fuerza de reflexiones y resignación me puedo consolar y no entregarme a la desesperación."

Un año después, habiendo cumplido ya los 45, Alejandro se casa con la mujer elegida por su madre, su discípula de 32 años, Blanca Vázquez López-Amor, de una notable familia de Betanzos. La  familia sigue viviendo  por un tiempo en la casa de la calle Aduana, pero la llegada de sus seis hijos probablemente les obliga a buscar una vivienda de mayor tamaño, por lo que se trasladan a la que será su nueva residencia en la calle Recoletos nº 5, siempre cerca de la parroquia de San José que había sido la habitual de la familia, en la que Alejandro fue bautizado.

La elección del lugar no podía ser más acertada, poco después Ferrant sería nombrado Director del Museo de Arte Moderno, ubicado entonces en el edificio de la Biblioteca Nacional, en el mismo Paseo de Recoletos desde donde volvía a casa dando un agradable paseo en el que a veces coincidía con su amigo Barcia. En el Padrón de 1910 figuran viviendo en el nº 7 del mismo Paseo en lugar del 5. No sabemos si se mudaron o si pudo haber un cambio en la numeración de la calle.

Actual nº 5 del Paseo de Recoletos, único edificio de la zona que conserva su antigua estructura a pesar de haber sido recientemente restaurado. Sobre el número 5 de la puerta figura el año de 1883

Alejandro y Blanca tendrán tres hijas y tres hijos, casi todos artistas, las hijas, María y Blanca, se dedicarán a la música, la primera al piano y la segunda al violín, y de ellas leemos en la prensa de la época comentarios de elogio a su virtuosismo. Sabemos que la tercera, Carmen, muere joven pero desconocemos si habría seguido el mismo camino de la música que sus hermanas.


Árbol Familiar de Alejandro Ferrant (Realizado por Concha Cano)

De los chicos, el mayor, competirá en fama artística con su padre, llegando a ser el famoso escultor Ángel Ferrant. El segundo, Alejandro, arquitecto, fue, junto a su mentor y gran amigo de la familia, Manuel Gómez Moreno, el artífice de innumerables restauraciones arquitectónicas entre las que merece destacarse por su interés el traslado y restauración de la iglesia visigoda de San Pedro de la Nave para salvarla de la inundación por la construcción de un embalse; y la reconstrucción de la Cámara santa de la Catedral de Oviedo tras su voladura durante la Revolución de Octubre de 1934. El menor de los hijos, Antonio, se dedicará a la abogacía.
Velada musical en el domicilio de los Ferrant
A la izquierda, Blanca al violín María y al piano. En el centro Blanca Vázquez sentada, tras ella su hermana María que vivía con ellos y los hijos mayor y menor, Ángel y Antonio. Alejandro Ferrant a la derecha con su hija Carmen sentada en el brazo del sillón. 

Evolución profesional. La Dirección del Museo de Arte Moderno.

En 1880 la Academia de Bellas Artes de San Fernando le eligió Académico de número para la plaza que había ocupado Valentín Carderera. Ferrant toma posesión cinco años después y regala para la ocasión dos retratos para la colección de la Academia, que constituyen sendos homenajes a su tío Luis, de quien dice en su discurso "a quien, después de Dios, debo, con ser poco, cuanto soy y valgo"; y a su predecesor en el puesto, el mencionado Carderera. En su discurso Reflexiones sobre la pintura decorativa, hace un recorrido histórico sobre la pintura al fresco utilizada en la decoración de templos y edificios, resaltando su importancia y mostrando un amplio conocimiento del periodo renacentista italiano donde sitúa la cumbre de dicha modalidad artística.
Alejandro Ferrant. Retratos de Valentín Carderera y Luis Ferrant. 1880 RABASF

Es la época en que su actividad se concentra precisamente en participar en diversas decoraciones murales, como las del Palacio de Linares, el Ministerio de Fomento, la Iglesia de San Francisco el Grande, o el casino de Zaragoza,  por citar solo las principales.
A. Ferrant. Alegoría de las artes del Palacio de Fomento. Madrid 

A. Ferrant, Alegoría de la ciudad de Zaragoza. Palacio de Sástago

A pesar del cambio estilístico que se produce a finales de siglo, que supuso el paulatino abandono de la pintura de historia, Alejandro Ferrant consigue por segunda vez el máximo galardón en la Exposición Nacional de 1892 con la obra Cisneros, fundador del Hospital de Illescas que se puede ver en el santuario de Nuestra Señora de la Caridad de la localidad toledana, para donde también realizó las dos deliciosas figuras de San Joaquín y Santa Ana.
Alejandro Ferrant. Cisneros, visitando las obras del Hospital de Illescas. Det. 1892
Alejandro Ferrant. San Joaquín y Santa Ana  Hospital de Illescas.1892

Además de la pintura mural que realiza por encargo, la acuarela es su medio de expresión más habitual de esta época. Es una técnica que usará desde su estancia en Roma aunque generalmente para el ámbito familiar. Muchas de sus acuarelas fueron presentadas por sus hijos en la Exposición de Acuarelas de 1946 organizada por la Sociedad española de Amigos del Arte. Se trata de obras que se encuentran sobre todo en colecciones privadas y a menudo vemos alguna de ellas en el comercio. Algunos críticos del momento consideran que en acuarela era el mejor pintor del momento, después de Fortuny.
A. Ferrant,  Tocando el violín en el cenador y Paisaje del Escorial . Acuarelas 

En 1903 fue nombrado director del Museo de Arte Moderno. Mantiene además sus actividades como profesor, tanto en la Academia de San Fernando como en la Escuela de Artes y Oficios de la calle Marqués de Cubas.

Ya entrado el nuevo siglo todavía produce un cuadro de historia para el palacio del Senado, el Viático de Fernando III el Santo, por el que cobró 50.000 pesetas, finalizando la obra que le fue encargada por el Infante Sebastián Gabriel y que abandonó a causa de su muerte en 1875.
Alejandro Ferrant. La última comunión de San Fernando. 1914 Senado

Su terminación en 1914 la convierte en la última de las grandes obras del pintor y del género, en la que se puede estudiar su evolución. En él nos parece adivinar su autorretrato en el personaje que se encuentra a la espalda del rey, apoyado en el respaldo de una silla.

Alejandro Ferrant. La última comunión de San Fernando. Detalle. 1914 Senado

La curiosa historia del Mozo de café
A. Ferrant Fischermans. Mozo de café. MBA Santa Cruz de Tenerife

Siendo Alejandro Ferrant  director del Museo de Arte Moderno ocurre un hecho relacionado con el Museo de Bellas Artes de Tenerife, que resulta curioso. Cuentan los anales del museo tinerfeño, que desde 1900 era depositario de una serie de obras del Museo Nacional, que en 1903 Ferrant, recién nombrado director, propone al de Tenerife, Eduardo Tarquis, un trato que consistía en que a cambio de proceder a la devolución de uno de los cuadros del depósito inicial, recibirían una nueva remesa de obras. Según las mismas fuentes, el cuadro a devolver era una obra de Luis Ferrant, tío y padrastro del director del Museo de Arte Moderno, y no hubo problema para llegar enseguida a un acuerdo. Ello supuso para el Museo de Tenerife la obtención de un segundo depósito de obras del museo nacional  premiadas en exposiciones nacionales, que incrementó la presencia de la pintura del XIX en la colección tinerfeña; obras como La Guerra de Manuel Villegas Brieva, el magnífico Retrato de Antonio Medrano de Ulpiano Checa; La venganza de Fulvia de Francisco Maura; Burlado y vencido de Saint Aubín y así hasta una docena de obras. Para rematar el trato y en agradecimiento por el acuerdo realizado, Alejandro Ferrant dona al museo una obra propia: El mozo de café, óleo sobre lienzo, 62 x 50,5 cm., interesante obra apenas conocida que se encuentra en la actualidad en el almacén visitable del museo.

Lo curioso de esta historia es que la presunta obra de Luis Ferrant que su sobrino deseaba retornar al Museo Nacional, en realidad era la pintura de historia del barcelonés Manuel Ferrán Bajona (1830–1896) titulada Felipe III de Francia, moribundo, bendice a sus hijos,  premiada con 3ª medalla en la Exposición Nacional de Pintura de 1862.
Manuel Ferrán Bajona. "Felipe III de Francia , moribundo, bendice a sus hijos". 1860 
MNP, en depósito en el Ayuntamiento de Alcalá de Henares.

¿Desconocería Ferrant la verdadera autoría de esta obra?  

La referencia recogida en el inventario del MAM no deja lugar a dudas sobre el título y el autor de esta pintura, por lo que cuesta creer que el director del museo incurriera en un error tan evidente. La única explicación plausible es que entre ambos pintores existiera realmente algún vínculo de parentesco (posibilidad que ya apuntaba Marta de la Fuente en sus Aportaciones documentales sobre una familia de artistas: Los Ferrant. Goya. 2001) y fuera a ese posible lazo familiar al que aludiera Alejandro Ferrant en el momento de solicitar la devolución de la obra. De ser así habría que reconsiderar la posibilidad de incorporar la rama "Ferrán sin t" a este amplio árbol familiar de los Ferrant, en la que habría que incluir a Manuel Ferrán Bajona y a su padre Antonio Ferrán Satayol. En todo caso habría que esperar a obtener algún vínculo documental o alguna prueba fehaciente de la existencia de tal relación. Hay que decir que la obra en cuestión poco después de la muerte de Ferrant fue de nuevo enviada, en calidad de depósito, al Ayuntamiento de Alcalá de Henares por R.O. de 25 de septiembre de 1919, donde continúa hasta hoy.

Concluyo con esta anécdota el recorrido por la vida personal y profesional de uno de los grandes pintores del siglo XIX, deseando que mi contribución a su estudio aportando detalles de su vida no conocidos hasta ahora, sirva para consolidar su memoria y animar nuevos trabajos que completen una biografía que la Historia del Arte le adeuda.
Alejandro Ferrant.  La familia en el jardín. Tablita 17,3 x 28cm. H.1900
Instituto Gómez Moreno. Fundación Rodriguez Acosta, Granada

4 comentarios:

  1. Es una artículo muy interesante. Me ha sorprendido la historia de Alejandro Ferrant con Ángela Botella. Yo soy biznieto del pintor Rafael Botella y Coloma y he hecho una investigación sobre su vida y la de su padre y familiares. Conocía el matrimonio de Ángela con Isidoro Rosell y su temprana viudedad pero nada de su historia con este pintor. Tengo algunos cuadros algo estropeados de motivos religiosos (copias del museo del Prado) de Rafael Botella, cartas con dibujos y alguna fotografía de él. He hecho la entrada que en wikipedia hay sobre él y de su padre y hermano Baldomero. No sé si tiene usted la fotografía completa de la promoción de 1857 de la Academia de San Fernando donde aparece Rafael Botella pero me gustaría saber cómo conseguirla

    ResponderEliminar
  2. Es una curiosa historia la del primer amor frustrado de Ferrant... Si me envías una dirección de correo electrónico te puedo mandar la foto que yo tengo del grupo. Mi dirección @ aparece al inicio del blog, arriba a la derecha.

    ResponderEliminar
  3. Interesante artículo, saludos cordiales desde Panamá

    ResponderEliminar
  4. Un artista genial. 🎨

    ResponderEliminar